Partida Rol por web

Los caballeros levantan el presente a la altura de los hombros y tiran cada uno hacia un lado desplegando una bandera grande, espléndida. Puede verse la magnificencia de su acabado y su belleza. Es de un azul cielo que parece brillar cuando el viento solpa ondeando como las olas del mar. Tres coronas de oro, una encima de otra, adornan el fondo azulado despidiendo  destellos dorados acompañando en su baile al ondear del viento. Unos flecos de plata ribetean toda la bandera produciendo una sensación de bienestar con su jugeteo en el viento. Es la bandera del Alto rey.

-Aquél que gane el torneo, recibirá este premio.-dice la reina señalando la bandera.-Será quién portará la bandera del alto rey en mi escolta hacia Camelot.- La gente está impresionada, ni un murmullo se oye en toda la arena. Ser portador de la bandera del rey Arturo es el honor más grande jamás ofrecido a un escudero, pues solo un caballero de la tabla redonda puede ser merecedor de llevar el estandarte real.

De repente una voz atruena desde lgún punto indeterminado:-¡¡VIVA EL REY ARTURO, VIVA LA REINA GINEBRA!!.-

¡VIVA!- grita Egar. Desde luego, el premio era perfecto: una bella bandera que sería portada como escolta de la reina, todo un gran honor. Desgraciadamente, él no sería el portador de la misma, puesto que quedó eliminado del torneo. Además, tenían otro asunto que resolver. 

Edgar espera a que la celebración termine para poder hablar con sus compañeros con mas tranquilidad y decidir que hacer a continuación. 

Al ver la bandera, no puedo evitar emocionarme y comienzan a  caerme las lágrimas.

-¡Viva el rey! ¡Viva la Reina!

Ojalá pudiese yo llevar esa bandera, aunque realmente ya la he transportado, sin lucirla, pero ya lo he hecho.

Habían escoltado el presente, sin saber lo que guardaba en su interior. Cuando la bandera se alzó sobre el palco, abrió los ojos todo cuanto pudo, impresionado. Ser escolta de la reina, un privilegio que había perdido cuando fue desmontado en la justa.

-¡Viva el Rey Arturo! ¡Viva la Reina Ginebra! -se unió a los vítores-.

No quedaba demasiado tiempo para lamentarse, el asesino de Sir Duain seguía libre y no podían seguir así. Lamentablemente solo Gallowain conocía con detalle el siguiente paso a dar. Pues era la dama la única que podría arrojar algo de luz a este asunto.

-Viva el rey Arturo,-coreaba vuestro compañero. -Viva la reina Ginebra.-

-¡Larga vida al rey Arturo y a la reina Ginebra!- Grito a pleno pulmón con la esperanza de que la multitud imite mi consigna.

Los vítores continuaban mientras la majestuosa bandera fué izada sobre las demás en un poste blanco, que sobrepasaba en altura a cinco hombres.
El torneo continuó participando hoy, tan solo los veinte escuderos que llegaron al final. Poco tiempo queda para terminar el torneo y que la desgracia caiga sobre el duque y la reina, pues el asesino debe ser apresado delante de todos los presentes. Mientras comienzan a prepararse para la liza, debatís apartados los pormenores de vuestra propia búsqueda.

Todavía de pie en la formación, le digo a los otros escuderos:

-Vale, lo que podemos hacer es esta tarde mismo, yo voy a entrevistarme con la chica, y vosotros con el centinela, que se deja sobornar a ver si vio algo, así estaremos todos un poco liados y no tendremos problemas, bueno, si alguno de vosotros quiere hacer alguna otra cosa, que lo comente ahora.

Espero a escuchar las respuestas.

Creo que no podemos hacer mucho mas, al menos de momento: tu a interrogar a la chica, y nosotros con el centinela. En función de lo que saquemos de la información que nos den, podremos actuar en consecuencia.

-No tenemos mucho más que hacer. La chica y el centinela son nuestras únicas pistas. Como dice Edgar, según lo que nos digan podremos seguir. Mientras tanto no podemos hacer más.

-Realmente estoy intrigado por esa dama, pero si no podemos conocer su identidad no insistiremos.-Eliott se encoge de hombros.-¿Como sabremos que guardia es el que deja pasar a Daelon?.-

-Saber quién era el guardia es muy fácil, ya que es el que anoche estuvo haciendo guardia, y la chica, pues bueno, jeje, yo he jurado no revelar su identidad, lo que vosotros hagáis realmente no es mi problema.

Quedo de pie esperando un momento:

-En cuanto finalice este gran acontecimiento, yo no perdería ni un segundo mas. Recordad que nosotros hemos dormido, y estas dos personas no deben haber dormido demasiado. No estaría de mas tener un poco localizado a Sir Daoleon, si podemos, ya que nos podría ahorrar algún que otro quebradero de cabeza.

-Entonces yo vigilaré su tienda y seguiré sus pasos si este se moviera.-

-Sería mejor hablar con ellos mientras tengan la guardia baja, y el cansancio de haber estado toda la noche despierto nos favorecerá a todos. Además, tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados, el torneo no tardará en proclamar a un ganador y el tiempo se nos habrá acabado cuando eso ocurra.

Miró nuevamente hacia el balcón donde se encontraba la reina Ginebra.

Viendo la predisposición de mis compañeros, me despido de ellos, y salgo directo a buscar a la chica:

-Buena suerte tengáis, ya intercambiaremos información luego.

Salgo disparado en busca de la chica.

Sabiendo que, la que por nombre tenido Magdalena es doncella de la hija de Sir Frederic, os dirijís hacia el palco donde la nobleza y realeza se asientan para ver el torneo. Al llegar podeis ver muchas damas y doncellas hablando, por la boca unas y con la mirada otras, buscando a sus amores y disimulando por igual.
Entre ellas se encuentran la hija de Sir Frederic y su doncella, pero como encontrarlas y hacerles llegar un mensaje?. Piensas mientras, como bien predijo Waldon, el tiempo se agota pues ya han derribado a otro competidor.

Os dirigís hacia el castillo en busca del guardia. Sabeis que estuvo ayer guardando la puerta del patio y que le iba a sobornar con una libra.
Los barracones de los guardias están a la derecha nada más entrar al patio principal del castillo. La puerta está sin vigilancia.
Entrais decididos a encontrar al guardia cuando veis como 4 soldados sentados en una mesa os miran entrar un poco sorprendidos. Al parecer están jugando a los dados apostando sus honorarios, el resto de la estancia son jergones de paja seca en los cuales cinco hay gente durmiendo.
-Que buscais?.- Os pregunta uno de los guardias a punto de tirar los dados.

Mirando a los soldados que jugaban a los dados, se humedeció los labios.

-Venimos buscando a aquel que hizo guardia en la puerta del patio la pasada noche. Hay un asunto que tenemos que tratar con él y no puede esperar -dijo con semblante serio, de pocos amigos, como siempre-. ¿Podéis decirnos quién es?

Dio un rápido vistazo a Edgar y a Jerrod, teniéndolos en cuenta. No esperaba que los soldados se pusieran a la defensiva ni que hiciera ninguna locura. Pero a saber.

El guardia se dá la vuelta mirando a los jergones.-Pues no seré yo quién le despierte.- Y os señala con el dedo el jergón donde dormita un soldado bastante viejo.