Partida Rol por web

La vida en Brolia es más dura de lo que os habíais imaginado. Han pasado casi dos años desde que devolvisteis a la pequeña Ahrrya a su pueblo y todavía no os habeis adaptado completamente a la vida de los bárbaros. Ellos son personas duras, acostumbradas al trabajo duro y a los fríos inviernos. Además, aunque oficialmente son habitantes de Carmania. y por lo tanto viven bajo las leyes del imperio lunar, ellos jamás han reconocido la autoridad de unos ni otros y han dedicado sus vidas a la lucha contra los invasores; Su profundo conocimiento del terreno así como su naturaleza indómita ha hecho que jamás puedan ser doblegados, y su completa devoción a los dioses de las tormentas afianzan su actitud rebelde
El clan de los Cuervos Rojos, del cual ahora formáis parte, es el mas norteño de todos los clanes; apenas supera la cincuentena de miembros y por su localización ha sido tradicionalmente un clan guerrero. Es el más próximo a la muralla y por ello ha tenido que soportar (y llevar a cobo) más ataques que cualquier otro clan. Vosotros formáis parte de él por decreto de Garnath, líder del mismo en agradecimiento por devolverle a su hija, aunque no todos los aldeanos os ven con los mismos ojos. Son gentes desconfiadas por naturaleza y ello, sumado a que venís de la civilización, les hacen renegar en ocasiones de vuestra compañía.
Kenvent, hermano menor de Garnath y tío de la niña ha sido durante este tiempo vuestro guía y mentor. Él ha estado a vuestro lado desde el principio y os ha ayudado en todo lo posible. Adora a Ahrya y éste es u modo de demostrar su amor hacia ella.

Garnath, tu hermano te ha convocado para hablar con él en privado. Resulta que vuestras relaciones con el clan del Valle Sombrío se han deteriorado mucho últimamente. En origen erais clanes hermanos, ya que vuestro bisabuelo, fundador de los Cuervos Rojos era hermano del fundador de Valle Sombrío. Fueron héroes en su juventud y compartieron el “Cuerno Tormenta” un artefacto sagrado que debía custodiar cada pueblo durante cinco años. Pero pequeñas disputas y rencillas han acabado con la confianza entre los clanes y ahora que la reliquia debería regresar, parece que no va  a hacerlo. Debes elegir a un grupo de hombres para que te acompañen a hablar con Thormund, líder actual de valle Sombrío y convencerle (o lo que sea) para que la reliquia regrese al pueblo y continuar con la tradición.

Kenvent interrumpe tus tareas diarias a media mañana. Ves que tiene el ceño más fruncido de lo habitual y una expresión decidida en el rostro. Te pide que dejes lo que estás haciendo y le sigas para reunir a los demás sin especificar a quién se refiere. Uno a uno, va reuniendo a Aldar, Kilder, Crixus, Erikand y Loranda, y entonces os mira fijamente antes de hablar.

-Amigos, mi hermano Garnath debe odiarme intensamente, porque me ha pedido que lleve a cabo una misión muy importante y peligrosa para el clan. Desde hace muchos años, el clan vecino, los Valle Sombrío, y el nuestro compartimos una reliquia mágica llamada el "Cuerno Tormenta", que cada uno custodia por plazos de cinco años. Nosotros se lo dimos hace cinco años como manda el acuerdo, y por eso este año les toca devolvérnoslo. Sin embargo, ya deberían haberlo hecho hace dos meses y nuestra paciencia se agota. Ya habréis oído que últimamente los Valle Sombrío, han estado insultando nuestro honor una y otra vez, como cuando aquel maldito mercader, Darnurg, que Orlanth le meta un rayo por el culo, -exclama Kenvent escupiendo al suelo-, nos vendió aquellas vacas que parecían muy sanas pero que murieron al cabo de una semana. O cuando nos enteramos de que su skald había compuesto una canción en la que se reía claramente de los "Pollos Rojos", tal vez por orden de Thormund, el líder de los Valle Sombrío-. Kenvent vuelve la mirada a un lado-. Cómo me gustaría romperle todos sus blancos dientes a ese gusano -murmura con odio-. Y si os estáis preguntando por qué os cuento todo esto es porque he decidido que seáis vosotros quienes me acompañéis en esta misión.

Kenvent hace una pausa y entonces se vuelve para miraros uno a uno tratando de valorar vuestra reacción.

-Cuando os conocí hace dos años, no hubiera apostado ni una jarra de cerveza porque acabárais logrando vivir como Cuervos Rojos y, aunque aún estáis un poco verdes, incluso los que parecían más blandengues de vosotros han demostrado tener lo necesario para sobrevivir -dice dirigiendo una media sonrisa a Kilder- y eso os honra. Sin embargo, -prosigue Kenvent volviendo a fruncir el ceño-, muchos de los miembros del clan no comparten mi opinión y siguen considerándoos débiles y extraños. Incluso he oído que corre la voz que me estoy ablandando por haberos acompañado durante este tiempo. Que Orlanth les pudra la lengua. Pues bien, mi hermano me ha pedido que reúna un grupo de buenos orlanthis para ir a las tierras de los Valle Sombrío y volvamos con el Cuerno Tormenta... sea como sea. Y yo he decidido que seáis vosotros para que, cuando volvamos con la reliquia, todos los que han dudado de mí y de vosotros tengan que comerse sus cuchicheos. Ya tengo ganas de ver la cara que ponen. Partimos mañana al alba.

Disimulo una sonrisa ante las expresiones de Kevent. Dos años entre estos brolianos y sigo sin acostumbrarme del todo, aunque nunca he sido tan feliz. Entre los carmanianos era poco menos que un marginado, e incluso con el rechazo de algunos Cuervos Rojos, me siento mejor que allí. Y ahora tenemos la oportunidad de convencer a los reticentes... No podemos dudar.

- Cuenta conmigo, amigo -digo, con voz segura- Ardo en deseos de devolveros lo que me habéis proporcionado durante todo este tiempo. Todavía me estoy acostumbrando a mis nuevas armas y no valgo demasiado como cazador, pero haré lo que esté en mi mano por recuperar vuestra reliquia.

El joven Crixus parece muy feliz, ya que tenía una nueva espada y un escudo, lo cual jamás hubiera podido conseguir en su antigua vida

-Un placer conocerte Kenvent,ya verás que la pasaremos bien dice mientras acaricia su espada con la mano izquierda -Que buena decisión tomamos después de todo, quien sabe dónde estaríamos si le hubiéramos echo caso a esa del clan lunar reflexiona mientras deja de acariciar su espada y empieza a practicar lanzando cortes al aire mientras se dirige a Aldar- No te preocupes Aldar,yo también soy nuevo en esto del arte de la espada.Hace una pequeña pausa y sigue hablando Ahora somos Cuervos Rojos...Estoy de acuerdo contigo Kenvent, nadie hubiera imaginado esto antes.

Me quedo sentado en la reunión, y pienso para mi:

¿Por que todos se cachondean de mi?, vale que soy pequeño y feo, pero no es para tanto, bueno, aqui si que es para tanto, hay niñas adolescentes que apoyan el codo en mi cabeza durante los festejos, vaya manias mas feas tienen estos salvajes.

Esta es mi ocasión para poder acallar esas lenguas bífidas que hablan de mi.

-Muy bien Kenvent, te toca ser nuestra niñera. Mañana al alba te esperamos.

Si imito un graznido igual se lo toman a mal, mejor me estoy callado, aun no me he eacostumbrado a los manotazos en la espalda quellevo sufriendo hace dos años.

La vida entre los barbaros era muy distinta a lo que habia conocido antes. Despues de dos años aun echaba de menos lo que deje atras, libros, pergaminos y todo el material con el que ampliar mis conocimientos, aqui brillaban por su ausencia. Pero no tenia derecho a lamentarme, habia decidido quedarme alli y acabaria por habituarme a ellos. Ahora formaba parte de la tribu y  Kenvent nos daba la oportunidad de demostrar que estabamos con los Cuervos Rojos. 

-LLevo aqui dos años y he sobrevivido. Sinceramente, pense que acabaria consumiendome lejos de mi pueblo, pero no ha sido asi. He aprendido cosas nuevas y es hora de ponerlas en practica. Si puedo ayudar en algo, cuenta conmigo Kenvent, no soy muy diestra a la hora de luchar pero tal vez no sea necesario- tratandose de barbaros se que las palabras no serviran de mucho pero no me desanimo- Si ese cuerno debe volver a nuestro clan iremos por el. Mañana al alba, estare lista. 

Kenvent fiija la mirada en Loranda y, antes de dar tiempo a Erikand de responder, se dirige a la emisaria:

-¿"Tal vez no sea necesario"? -comenta Kenvent mientras apoya el pie en una piedra alta y el antebrazo en la rodilla. Al principio pensáis que su tono es burlón, pero veis que no esboza su característica sonrisa irónica-. ¿Acaso piensas que no tendrás que luchar porque los demás te protegeremos o lo que quieres decir es que podemos conseguirlo sin que ninguno de nosotros tenga que luchar?

-Yo...- la actitud del barbaro consigue intimidarme, tal vez hubiera sido mejor estar callada- ... quiero decir que..., tal vez no sea necesario luchar, a veces la palabra tiene mas poder que un arma, saben que el cuerno debe volver a vuestra tribu tal y como manda la tradicion, solo es cuestion de que lo vean si les damos razones para hacerlo. 

Tratandose de gente como aquella tengo mis dudas acerca del poder de la palabra, pero montañas mas altas han caido. 

Kenvent escucha con atención las palabras de Loranda.

-"A veces la palabra tiene mas poder que un arma"... -repite en tono pensativo-. Sin duda sería una gran hazaña conseguir que nos devuelvan el Cuerno Tormenta con ese poder que dices. Y confío plenamente en vosotros para que volváis a usar ese poder, como ya hicisteis contra la vexilla lunar. Ningún Cuervo Rojo ha logrado nunca salir con vida de un encuentro con esos guerreros lunares tan poderosos tan solo con las palabras...

Si funcionó contra ellos, tal vez funcione contra los Valle Sombrío -piensa Kenvent.

No puedo evitar sonreír. Son dos visiones del mundo tan distintas... y yo me siento a caballo entre ambas.

- Siempre es mejor vencer sin luchar, amigo, evitas la posibilidad de perder. Pero eso no significa que no recurrir a la violencia como primera opción sea algo de cobardes. Solo denota inteligencia, y estrategia. Los cazadores no cogemos a nuestras presas a garrotazos, sino poniendo trampas y acechando. Algo similar se puede hacer con las palabras, o con otras muchas cosas. Tal vez algún día seas un jefe, y entonces estoy seguro de que ver las cosas así te ahorrará más de un problema.

Pienso en lo que me enseñó mi padre sobre la nobleza, y cómo conservarla incluso en medio de la miseria. Puede que haya llegado el momento de sacarle partido a sus lecciones.

Me quedo atónito de la discusión que está comenzando, y les digo a mis compañeros.

-Tampoco creo yo que sea necesaria la violencia, ni el parlamento, si nos escabullimos y la robamos qsinq ue se enteren, podria llegar a ser una humillación mayor, eso si, si intentan pararnos, vamos a tener que dar mamporros

De forma jocosa, le digo a Loranda

-Tu si quieres, convenceles de que no nos peguen mientras corremos, que esta gente es muy bruta.

Las discusiones se prosponen hasta el dia siguiente; Ahora teneis cosas que preparar y mañana, al reuniros con Garnath conocereis más detalles sobre vuestro objetivo. Sin tener muy claro qué hareis ni cómo os vais a vuestras casas para reuniros al alba en el centro de la aldea.

Al salir el Sol llegais puntuales a la cita y allí os espera garnath, con su semblante serio habitual y su porte  imponente. Cuando estais ya reunidos se dirige a Kenvent directamente, para después hablaros a todos.

-Veo que has reunido a los forasteros, hermano. Espero que sepas qué estás haciendo. Supongo que ya conoceis todos la historia, pero por si acaso os lo explico de nuevo: Desde hace generaciones hemos compartido con el clan de Valle Sombrío una valiosa reliquia familiar: El Cuerno Tormenta. Según nuestro trato el cuerno debe permanecer cinco años en cada clan para ser custodiado y celebrar con él nuestro dia sabrado. Pero las relaciones con Valle Sombrío se han deteriorado últimamente hasta el punto de perder el contacto con ellos. Ahora el dia sagrado se acerca y el Cuerno Tormenta que debería estar aquí ya, no llega. Me da igual cómo lo hagais. Esos bastardos Culos Sombríos deben cumplir su parte del trato, les guste o no.

Sin más que decir y nada por oír, Garnath se retira.

Con cierta incertidumbre partís todos juntos dirección al clan Valle Sombrío. Llevais todo vuestro equipo basico con vosotros y algunas provisiones por si surgen imprevistos. Es la primera vez en casi dos años que os alejais de la seguridad de vuestro pueblo adoptivo y una extraña sensación recorre vuestros cuerpos.

Pronto las suaves llanuras cubiertas de prados y pequeñas granjas aisladas dejan paso a terrenos más escabrosos y descuidados. El prado verde se convierte en maleza y el terreno desciende cada vez más. A mediodía estais fuera de las tierras de los Cuervos Rojos y ya podeis ver cómo el terreno comienza a descender de golpe y la senda que seguís se pierde en un oscuro y profundo valle. Os estais acercando a vuestro objetivo.

Miro a mis compañeros, y les comento:

-Tenemos que trazar un plan, y si puede ser el mas seguro, yo a mi parecer, iria campo a travez, que es la forma mas oculta en la que podemos ir hacia alli, ya que si vamos por la senda, se nos verá a leguas.

Toso un poco, ya que no estoy acostumbradi a hablar tanto

-Posiblemente haya trampas por el camino para cazar, por eso los cazadores o exploradores, deberian ir los primeros, para que las localicen y las desactiven, o como mínimo nos avisen de que estan.

Me quedo pensativo un momento, y les comento mientras me observan:

-El armamento, yo llevaría lo imprescindible sacado por si nos tienden una emboscada, en tal caso, segun cuantos sean podremos luchar, posiblemente tengamos que salir por patas, o que alguien les convenza para que no nos maten.

-Si yo luchase, intentaria no crear muertes en el enemigo contrario, ya que eso significaria la guerra, y ya es lo que nos faltaba.

-Y si conseguimos el cuerno, ya pensaremos como salir de alli, ya que posiblemente tengamos que improvisar un plan de huida.

Kenvent inicia el camino con el arco cruzado sobre el pecho, la espada colgada del cinto y el escudo a la espalda. Se muestra pensativo y silencioso, con el ceño más fruncido de lo habitual y expresión decidida.

"Espero que sepas qué estás haciendo"... -se dice repitiendo las palabras de su hermano mayor-. Ya lo verás Garnath, los carmanianos lograron sortear nada menos que a una vexilla lunar, vamos a conseguirlo, y cuando volvamos con el Cuerno vas a tener que tragarte tus dudas.

Más tarde, durante el camino por las tierras de los Cuervos Rojos, Kenvent se muestra más animado y os cuenta que la tradición de compartir el Cuerno Tormenta con los Valle Sombrío se remonta a los tiempos en que su bisabuelo era joven. Él y el fundador del clan de los Valle Sombrío, también un gran héroe, eran hermanos y, al encontrar la reliquia, decidieron compartirla amistosamente. Ese es el origen del acuerdo.

Cuando el grupo empieza a adentrarse por las tierras más áridas de los Valle Sombrío, Kenvent vuelve a mostrarse silencioso, pero avanza con paso decidido y se detiene periódicamente junto a Aldar para esperar a los rezagados. En uno de estos altos del camino, Kilder es el primero en proponer un plan de avance y luego habla Kenvent:

-Tienes una mente de lince, Kilder. Llevaba un rato pensando en lo que ya propusiste anoche. Estoy de acuerdo en que podríamos tratar de acercarnos a la aldea de los Valle Sombrío sin ser vistos y que los más sigilosos del grupo podrían avanzarse al resto para explorar y tratar de ver a los Valle Sombrío antes de que ellos nos vean a nosotros -dice mirando a Aldar-. Sin embargo, será difícil, porque los Valle Sombrío son buenos cazadores y ellos conocen su terreno mejor que nosotros. Además, si nos descubren tratando de acercarnos sigilosamente, puede que ya no tengan muchas ganas de hablar cuando lleguemos ante Thormund. Tampoco sabemos cómo van a reaccionar ante nuestra llegada. Como bien dice Kilder, puede que esos perros traidores nos saluden disparándonos flechas desde cualquier escondite... -comenta Kenvent aferrando el puño de su espada envainada-. Tal vez Orlanth pueda ayudarnos en esto -dice mostrándoos el colgante que lleva al cuello-. El dios del trueno me recompensó hace poco con un espíritu del viento que habita en este colgante y que señala dónde está el enemigo más cercano. Tal vez podríamos pedirle ayuda, aunque a veces me cuesta invocarlo. ¿Qué opináis vosotros?

Por lo demás, estoy de acuerdo con Kilder -concluye, y asiente en dirección a su compañero, en señal de aprobación.

Sonrío ante las palabras de mis compañeros.

- Intentaré resumir... el problema que tenemos es que no sabemos lo que ha ocurrido con el cuerno. De hecho, podrían estar todos muertos y nosotros no habernos enterado. O podrían haberlo perdido, o habérselo robado, y estar intentando recuperarlo para dárselo a nuestro clan.

Miro de reojo a Loranda.

-No creo que tengamos muchas posibilidades intentando pasar campo a través. Como dice Kevent, ellos conocen bien su territorio, y nosotros no. Y nos tomarían por ladrones, les digamos lo que les digamos. Sin embargo, entre nosotros tenemos una emisaria, así que yo optaría por una acercamiento directo: nos han enviado a preguntar amablemente por qué no nos han devuelto el cuerno. Y si se niegan, podemos fingir que nos marchamos y luego regresar a por él. Si son como los de nuestro clan, ni se les pasará por la cabeza que seamos capaces de quitárselo, ya que nos tomarán por civilizados inútiles.

Suelto una risilla, mirando a Kenvent.

Le replico a nuestro compay:

-Aldar, tienes razón excepto en un par de cosillas.

Tomo un poco de aire para poder explicarme

-Si vamos de incognito, podemos estar de paso hacia cualquier lado, y claro, como somos los mas patanes de la aldea, nos podemos haber perdido por el bosque tranquilamente, y gracias a nuestra guapa diplomática, puede llegar a colar.

Cuando ya he captado toda la atención, les comento

-Y la otra cosilla, es que si vamos directamente a decirles que queremos la reliquia, saben que vamos a por la reliquia, y eso es lo que yo intenta¡taria evitar.

-Lo suyo es entrar y salir sin que se den cuenta, y si puede ser sin matar a nadie, y de esa manera, podemos escribir una canción para reirno de ellos, jejejeje