Partida Rol por web

Solomon, Mundo-Colmena. 

+++ TRANSMISIÓN INQUISITORIAL AA#F3348-ALFA +++
 +++ REF: MARR, INQ-SUP -- OP: BLCK_RBBN +++
 +++ GLORIANA - SOLOMON MC -- 817.M41 +++

Reconoceis a la mujer que los espera en el muelle, y los saluda. Se acerca a ustedes, inclinando la cabeza, mientras hace un gesto con la mano. Una docena de PDF locales rodean al hereje y lo alzan por los sobacos, marchando con él. 

- Muchas gracias. Quedan liberados de la escolta del condenado, por orden de la Inquisición.

Su nombre es Lorelii Dekanta, y es un Acólito de confianza de Annika. En veces anteriores ya ha hecho de enlace, comunicándoles objetivos.
 

- Por aquí, les indica mientras se dirige a un vehículo terrestre que los espera. Una vez todos a bordo en la cabina trasera, el transporte se pone en movimiento.

- Por autoridad de Annika, dice Lorelii, mostrando una hoja con el sello de la inquisidora, les transmito la siguiente directiva: han sido re-asignados, a las órdenes de otro miembro del Sagrado Ordos, aquí en Solomon.  

Caminando al lado de sus compañeros siguiendo a la Acolita, Malek escucha las noticias con una ceja levantada en sorpresa.

-¿Otro miembro, dices? ¿Podemos saber su nombre?- pregunta el granuja

Jhon frunce el ceño y levanta la cabeza, en símbolo de sorpresa, le parecia raro que la Inquisidora cediera sus servicios.
-Ya no estaremos al servicio de la Inquisidora Annika, pero es temporal o definitivo. -para Jhon era agradable servir a la Inquisidora, era una persona cabal y consecuente con sus actos, o por lo menos hasta el momento eso le había parecido.

Contento con haber dejado atrás al cautivo y sabiendo que estaba en buenas manos, Eisen siguió a su enlace hasta el vehiculo, allí les trasnmitieron las nuevas ordenes.

- mmm... - musitó el Sacerdote - si es orden de Annika, que así sea - dijo mirando el papel con detalle.  

     Vaya, una vez mas nos movemos envueltos en misterios... Típico de la Inquisición. Daga se acomoda en el asiento del transporte. Permanece en silencio, muy atenta a la explicación de Lorelii. Otro inquisidor, o quizás un interrogador. Interesante... Aunque no le gustan las sorpresas, no puede evitar sentir curiosidad. De todos modos está de acuerdo con Eisen. Si es una orden, se ha de cumplir.

     Espera pacientemente a ver lo que la acólito tiene que decir. Es casi seguro que preguntar fuera del guion recibirá una negativa o la callada por respuesta. La Inquisición funciona así. Nunca contar mas que lo necesario.

Me quedo extrañada al escuchar lo que nos dice Dekanta, Levanto la vista de mi rifle largo, al que admiraba y pasaba la mano suavemente por su caño negro mate. La miro a los ojos, intentando vislumbrar si es cierto lo que dice o nos está llevando a una trampa.

En principio, no noto nada fuera de lo normal en su mirada  ni en su tono de voz. Sus gestos no me resultan especialmente llamativos así que escucho sus órdenes cortesmente esperando con impaciencia que diga rápido nuestra labor para ponernos en camino.

El paisaje de Gloriana pasa rápido por las ventanillas del vehículo. Los acólitos alternan en observar las vistas de la ciudad con escuchar las palabras de Lorelii. 

Eisen toma la orden inquisitorial. A sus ojos tanto el sello como las palabras de Annika parecen verdaderas.

- Estarán temporalmente bajo el servicio del Inquisidor Silas Marr, dice la mujer contestando las preguntas que le han hecho. Los detalles de su misión, sin embargo, me son desconocidos.

Lorelii es una mujer severa, en una aparente media edad. Ha servido de enlace al grupo en ocasiones anteriores; siendo según sus propias palabras "emisario y traductora al servicio de Annika". Alguna vez mencionó su entrenamiento a cargo de las Sororitas, particularmente las Adeptas Dialogous. 

     - Silas Marr... la asesina parece pensativa y al poco tiempo niega con la cabeza - No lo conozco. Mira a Lorelii con curiosidad. - ¿Puedes contarnos algo mas sobre el? Al menos a que Ordo pertenece. Nos gusta hacer nuestro trabajo lo mejor posible, y volar a ciegas no ayuda. Le dedica una sonrisa de complicidad. - Ya sabes a que me refiero, tu lo habrás padecido alguna vez.

     Con suerte, eso podría darme una pista de lo que nos espera aquí...

Eisen comprobó la hoja y relacionó los datos que les estaba dando, todo parecía en orden, así que se acomodó y disfruto del resto del viaje, preguntandose, que motivos tendría Annika, para hacer la re-asignación.

Bueno, no era su deber preguntar, solo obedecer. Si Annika, creía que era lo acertado, no pondría en juicio su voluntad.  

Jhon esta pensativo, sabe que alguna vez escucho el nombre de ese Inquisidor, exactamente no sabe de que, intenta hacer memoria, pero no se acuerda. En busca de pistas pregunta a Lorelii.
-¿A ti no te han dado detalles de la mision?, ¿Donde nos van a enviar?

La expresión de la mujer no cambia.

- La verdad, Daga... no conozco si tiene siquiera una afiliación clara. Muchos inquisidores simplemente siguen las órdenes o indicaciones del Ordo Calixis, erradicando a los Enemigos del Emperador allí donde se encuentre...

Jhon tampoco consigue recordar de qué le suena el nombre del Inquisidor. Lorelii continúa, mientras observa el paisaje. Sí puedo decirles que todo esto es... irregular, al menos. No es nada usual que un Inquisidor requiera ayudantes de otro; cada uno de nosotros somos piezas en las cuales la señora Annika confía, y que los cediera así... debe haber una cuestión de peso. Pero cual, lo lamento, no lo sé.

Un enorme edificio comienza a ensombrecer el horizonte. Esas son las Salas de la Cancillería. El Inquisidor Marr actúa bajo la fachada de un notario y escriba, en la cámara 13 del nivel treinta-y-nueve. En pocos minutos más los dejaré allí; yo debo supervisar el traslado final del hereje capturado.

Los observa con algo que podría pasar por pesar. Es su primera vez en Solomon?

     Lastima. Aunque parece que al menos su apariencia será humana, si es que puede pasar por un escriba. Lo cual no puede decirse de todos los inquisidores que he conocido...

     - Pues la verdad es que si. Al menos en mi caso es la primera visita a Solomon. No parece un sitio a escoger para pasar unas vacaciones. ¿Me equivoco?. Miró por una de las ventanillas del vehículo. Gloriana parecía la típica ciudad colmena. Contaminada, sucia... y seguramente llena de corrupción. Como todas.

     - Quizás tu puedas iluminarnos un poco sobre lo que podemos esperar aquí. ¿Algo de interés? Me gusta leer los informes antes de empezar una nueva asignación, pero esta vez me temo que me he quedado con las ganas... a estas alturas y vista la parquedad de Lorelii, cualquier información sería bienvenida.

El viaje no habia sido facil. Las perturbaciones habian azotado mi mente como las olas de un mar revuelto golpean a un naufrago agarrado a un listón de su reciente hundido barco. Aun notaba cierta pesadez en la cabeza, producto de los cambios de posicion entre las realidades. Un duro proceso para quienes se encuentran abiertos a la disformidad, aunque sea de forma controlada.

Gracias al Trono pudimos perder a ese hereje que bastantes horas malas, y bien ganadas todo hay que decirlo, le quedaban por pasar aun antes de que las llamas purificaran su alma diez veces corrupta. Los poderosos arbitres se lo llevaron en volandas agarrado por los socabos, y teniendo en cuenta la masa corporal del sujeto, era todo un logro. El modo que tenian de llevarlo llamó mi atención, al dejar los pies desnudos del hereje colgando a escasos centimetros del suelo. Bueno... todavia nadie se habia dado cuenta, o si lo habian hecho les importaba lo más minimo, de que el sujeto se encontraba descalzo, obra de uno de mis rapidos compañeros.

Aquello me dejó una vaga sonrrisa en los labios, dejando un poco más lejos las tormentas que en mi mente poco a poco hiban mitigandose, alejando la migraña punzante que laceraba mi sesera con crudos y frios pinchazos.

Lo que acabó por alejar todas aquellas sensaciones de una vez por todas fue la frase que restalló como un latigo en el ligeramente tenso ambiente. "Ser Transferidos a otro inquisidor". Joder... habia oido bastantes casos similares, bien, asi que no era nada raro, pero todos ellos eran casos individuales. Sujetos de gran valor que eran cedidos para ciertas tareas especiales. Casi podia verse reflejado el hecho de que se prestaban acolitos como quien presta un buel rifle, siendo la diferencia que al arma se encontraba aderido un sujeto. Lo que me estrañaba terriblemente era el suceso de ceder todo un grupo de 7 miembros. ¿Que sucedería para que nuestra loada Maese Inquisidora decidiera prescindir del que sin animo de echarnos flores, era con mucha seguridad su equipo de intervención mas eficaz?

Todo ello sin duda seria aclarado en poco tiempo, por lo que me recosté en mi asiento y esperé a llegar a nuesto destino y conocer a nuestro temporalmente nuevo Maese.

Servir era servir, y en nombre de quien no era tan relevante como en Para quien se realizaba el servicio, y con que finalidad.

La acólita rebusca entre sus ropas. Saca de entre ellas una tablilla de datos, que tiende a Daga. Aquí tienes la información pertinente a Solomon. El coche se detiene suavemente frente a unas imponentes escalinatas. Me temo que este es el final del viaje. Su rostro no expresa ninguna emoción ante las palabras, que parecen solo una cortesía estudiada.

- Por favor, preséntese ante el inquisidor. Recuerden que actúa bajo una fachada.

La puerta se abre y los deja frente al impresionante edificio de la Cancillería de Solomon. Sus paredes se elevan hasta perderse en la bruma que hace de nubes, allí arriba... seguramente rastros de vapor de los sistemas de control de temperatura de la masiva colmena.

Varios centenares de personas entran, salen, o simplemente están allí, en las amplias puertas a las que llevan las escalinatas.

Con mi larga gabardina de cuero abierta y los faldones de la misma ondeando levemente mientras comienzo a subir las escaleras, enfilo el camino hacia nuestro proximo superior. El lugar es de proporciones desmesuradas, sin ninguna relación con las medidas humanistas de otros edificios institucionales. Quizas se trate de eso, tan solo un intento de intimidar a quienes entran en esos muros mediante figuraciones arquitectonicas que transmiten la personalidad de la sagrada inquisición.

Fijandome en los detalles que me rodean tomo la delantera del grupo y me dirijo sin prisa pero sin entretenerme hacia el imponente edificio.

Eisen observó la fachada, estudió con atención los gestos de las personas que entraban y salian del edificio. Cruzo el umbral fijandose en cada detalle, en cada columna, en las conversaciones tribiales... en definitiva, en todo.