Partida Rol por web

Dejasteis el coche en un parking vacío que visteis al llegar a la zona turística del pueblo. Seguramente en un día normal esa parte se llenaba de gente y hacía casi inaccesible la entrada a vehículos para circular por las estrechar calles llenas de comercios.

Empezáis a alejaros unos metros, nerviosos y vigilantes. Llegáis a la calle principal, que da a la playa y veis de lejos como varias formas deambulan torpemente por esas calles, así que decidís adentraros un poco mas adentro, entre las callejuelas de ese pueblo, a ver si hay mejor suerte.

Procurando hacer el menor ruido posible para no atraer a los caminantes, camino junto con Marcos, buscando alguna tienda accesible o la entrada al centro comercial, donde poder encontrar más cosas.

Sin embargo, el cansancio de una mala noche, no conocer la zona y estar más pendiente de los muertos que se puedan ir acercando que las tiendas, me impiden orientarme.

Sonrió ante el chiste de Romo, era sorprendente que tuviera buen humor en medio de todo este desastre. Sin duda era una forma de sobrellevar la situación, él por su parte le gustaba mantenerse ocupado, odiaba quedarse de brazos cruzados por lo que agradeció mucho la sugerencia de Isabel.

-Jaja por supuesto- le dijo agarrando a su vez otra palanca. Aun llevaba el palo de sombrilla que, a pesar de no haberlo usado nunca, le había cogido cariño. Recordó la pistola de bengalas y se la colocó en la cintura, no era muy efectiva pero era mejor que nada.

No había señales de vida, como en todos los lugares donde fueron se notaba la actividad zombi por doquier. Era algo imposible imaginar que no haya nadie vivo aparte de ellos. Trato de no pensar en ello y se dedico a vigilar su alrededor, tanto por los muertos como por alguna tienda o lo que sea que les proporcionara suministros.

Miró hacia donde salió el sol, tratando de guiarse con lo que habia visto el mapa.

Avanzáis con cautela por las callejuelas de esa zona, un poco mas arriba del paseo marítimo. Veis algunos zombies deambular por las calles sin rumbo, otros que simplemente están en el suelo como dormidos. Evitáis cualquier enfrentamiento y avanzáis solo por las calles que parecen vacías.

En una de esas esquinas, os parece oír un murmullo que viene de alguna tienda de la calle que sube. Al asomaros veis a un par de zombies algo alterados por el ruido, acercándose a esa tienda. No lográis a escuchar el ruido, pero parece un murmullo metalizado que se repite una y otra vez.

Me aproximo con cautela, procurando pasar inadvertido para los zombis, y no acercaría mucho a ellos, lo justo para intentar averiguar a que se debe el ruido...

Con Romo se había comunicado todo por señas o breves murmullos, evitaban a los zombis los mas que podían. Pero al llegar a una zona y ver que algunos estaban especialmente ansiosos por entrar en una tienda se arriesgaron a identificar el motivo de su agitación.

Tocó le hombro de Romo y señalo las barretas. Haciendo alusión a los ladrones que les habían disparado. Quizás también estaban robando esa tienda. Con un gesto le dijo que tenga cuidado. Luego se quedo cubriéndole la espalda.

También verifico si no había ninguna otra entrada a la tienda.

Os acercáis con cautela. A medida que avanzáis el ruido se va haciendo mas fuerte, por lo que el par de zombis que había por ahí cerca no reparan en vuestra presencia de momento. Cuando os habéis acercado ya a varios metros, veis como se trata de una tienda de productos electrónicos.

La puerta ha sido forzada y los cristales están rotos, la mayoría de los productos parece que han sido saqueados y robados, algunos otros están destrozados. Aunque no quedan muchos televisores en pie y funcionando, podéis ver en algunas repisas como aún quedan unos cuantos.

Algunos muestra por pantalla la carta de ajuste, otros simplemente muestran ruido junto a un sonido molesto.

Pero entre esas hay algunas que muestran una imagen. Se puede ver lo que parece presumiblemente un canal extranjero, seguramente americano. Al parecer muestra una grabación cortada desde los estudios, aunque parecen unas simples noticias, notáis como hay una falta de normalidad en ese corto mensaje.

Aunque el mensaje esta cortado, la presentadora habla sobre un "estado de emergencia en todo el país", "encerrarse en sus casa y esperar ayuda militar" y "evacuación en los puntos designados". Al final de todo empieza una frase con "el virus se ha extendido.." y de repente se corta el mensaje. Al cabo de unos instantes vuelve a empezar la misma grabación una y otra vez.

Retrocedo despacio. La tienda sólo es de electrodoméstico y aparatos eléctricos, algo no imprescindible ahora mismo. Y con varios caminantes alrededor, prefiero alejarme de allí cuanto antes.

Veo a Marcos tras de mí, también sorprendido como yo tras ver las noticias de la televisión. Poniendo una mano sobre su hombro, levanto la palanca con la otra mano para indicar que nos alejemos de allí.

Mientras retrocedemos sobre nuestros pasos, palabras como "estado de emergencia", "encerrarse", evacuación" o "virus" cobrán su verdadera importancia en mi mente en estos momentos, tras haberlas oido en la televisión. Pero procuro centrarme y salir con cuidado de este callejón, que empieza a llenarse de zombis, atraidos por el ruido.

A pesar de que estaba totalmente atento a su alrededor, no pudo evitar quedarse por unos segundos prendado de las noticias. Aun tenia las esperanzas de que todo ese mal fuera únicamente de esa zona, que el resto del mundo este a salvo. Pero ahora había una pregunta muy difícil de contestar: si no existía ningún lugar donde estar a salvo, ¿que probabilidades había de sobrevivir?

La mano de Romo en su hombro lo saco pronto de sus reflexiones. Tenían trabajo que hacer. Se alejaron todo lo que pudieron de allí, tratando de sacar de sus mentes tan perturbadoras imágenes.

Una vez más trabajaban al unísono, teniendo mil ojos para cada rincón y sector oscuro de las calles. Cada esquina era todo un desafió, pues muchas veces encontraban algunos zombis buscando carne fresca. Si no encontraban algo pronto tendrían que volver al auto.

Seguís andando con cuidado por esas calles, algo desconcertados por el extraño y critico mensaje que habíais oído. Aparte del ruido que desprendía la tienda de productos electrónicos, por los televisores prendidos, la cual cada vez teníais mas cerca. Las calles estaban totalmente silenciosas.

Cualquier ruido y pasos se podían oír bien si estabais alerta, lo que os indicaba que algún "caminante" estaba próximo.

Pasasteis por una pequeña tienda de alimentación, de las que abren a todas horas y estaba totalmente saqueada, apenas habían dejado las estanterías. Al parecer se había decretado una especie de estado marcial, y los saqueos estarían a la orden del día. Y las existencias de comida vacías, pues la gente lo primero que hacía ante esos casos era arrasar los supermercados y las gasolineras.

De repente algo os llamó la atención. Algo que seguramente hacía un par de días ni os habríais dado cuenta. Desde que empezó todo y visteis esos helicópteros cruzar el mar, no habíais visto ningún avión, cuando lo normal era que siempre hubiese uno en el cielo, dada la proximidad del Aeropuerto del Prat.

Un avión, comercial, de pasajeros, parecía que estaba dando vueltas en el cielo, por encima vuestro.

Las tiendas saqueadas era algo esperado, pero desilusionante. Esperaba que no todas estuvieran así, pues sino la recolección de suministros les seria mucho mas difícil. ¿En donde podrían encontrar un lugar lleno de comida pero que no haya sido pasto de los oportunistas?

El sonido del avión lo hizo detenerse. Usando las manos como protección para el sol observo como daba vueltas. De seguro estaba buscando donde aterrizar. Marcos no sabia desde hacia cuanto que el virus o lo que sea se había propagada. Ese avión estaba en las últimas reservas de combustible, y no le quedaría otra cosa más que bajar.

-¿Pensas que aterrice?- le preguntó a Romo. Aunque aterrice no creía que les ayudaría en nada, estaban tan perdidos y desamparados como ellos mismos.

Se le ocurrió algo en ese momento, todas las tiendas o lo que sea tenían proveedores. O sea locales que les proporcionaban las mercaderías. No estaban abiertas al público así que de seguro algunas habrían evitado el saqueo. Si conseguía alguna guía telefónica hasta podría encontrar la dirección de alguna. Hasta de algún supermercado o armería. La guía telefónica era una buena idea.

-¡Una guía telefónica!- exclamo lo más bajo que pudo, Romo lo miró como sin entender-. Podemos ver las direcciones de las tiendas o armería. Así no tenemos que andar como idiotas de acá para allá buscando. ¿Entendes?

Estaba muy excitado, seria una ventaja saber donde buscar. Junto con el mapa podrían fácilmente encontrar lo que necesiten.

El ruido del avión sobre nuestras cabezas me hizo despertar de sus pensamientos y levantar la cabeza al cielo. Lo cierto es que con todo lo ocurrido, un silencio sepulcral había cubierto toda la zona, habitualmente ruidosa y bulliciosa. Pero ahora, cualquier ruido fuera de lo corriente, resaltaba sobremanera.

Entonces, oigo a Marcos farfullar algo de "guía de teléfonos". No tengo ni idea de lo que está hablando. Pero desde luego, la situación es desquiciante. Todas las tiendas arrasadas, sin más posibilidad que esperar encontrar restos, pero nada realmente útil.

- Volvamos al coche, Marcos. Creo que conviene cambiar de estrategia.

Esta completamente de acuerdo en volver al auto, después de todo allí solo encontrarían muertos. En la mente de Marcos, aun daba vueltas su idea de la guía. Al parecer Romo no había entendido bien su intención. Por el momento no era necesario explicar nada, ya tendrían tiempo al llegar al auto y estén todos juntos. Quizás así también surgiera un plan mejor.

Con una señal le indica a Romo que continuaran hacia el auto. Hablar se habia vuelto una costumbre olvidada. Caminaban igual que antes, tratando de ser sigilosos y no ser vistos. Estos zombis eran igual a las películas, tontos y lentos, pero numerosos…

En su deambular, Marcos trato de ver si encontraba alguna cabina telefónica, donde de seguro habría una guía. Pero no se atrevía a ir específicamente a buscarla, solo si veía algo de pasada se preocuparía en conseguirla.

Volvéis hacía atrás, lenta y sigilosamente para no encontraros sorpresas. Ya os habíais alejado bastante y no habíais tenido demasiado suerte, también influía que solo ibais por callejones vacíos por vuestra seguridad. Pero algo os llama la atención, por el rabillo de vuestro ojo veis algo colorido en una de las calles contiguas, os detenéis un momento para comprobar que es lo que habíais visto, y os fijáis como a unos 200 metros hay una maquina expendedora.

Es la típica maquina que vende snacks, con un mecanismo de unas espirales metálicas que arrastran la comida.

Hay un par de zombies rondando esa zona, a primera vista, pero alrededor parece despejado.

Marcos y yo nos miramos ante la aparición de una máquina expendedora. Además, parece en buen estado... Me fijo en los dos zombies que deambulan por los alrededores. No parecen haberse fijado en nosotros, pero aún así, no me confio.

Señalo a Marcos la máquina con la palanca, e indico con aspavientos que use la suya para forzar la salida y poder sacar los alimentos. Luego me llevo dos dedos a los ojos y señalo a los zombies, para inicarle que yo vigilaré que no tengamos interrupciones inesperadas.

Confio en que podamos meter en la mochila suficiente cantidad de alimentos, al menos para unas horas...

La visión de la maquina es justo lo que les hace falta. Es pura comida chatarra, pero es mejor que nada. Los zombis alrededor son un problema. Pero son solo dos, si no los veían tal vez podrían forzar rápidamente la puerta y tomar lo que pudieran. Ahora le tocaba a Marcos actuar y a Romo vigilar. Con algo de duda avanzo en dirección a la maquina, no por los zombis sino por si cubriría bien su espalda. Siempre surgía esa desconfianza natural hacia los demás cuando debía depender de ellos.

 Pero aun así, no discutió el plan tan silenciosamente creado. Con movimientos de felino ambos se dirigieron hacia allí. Marcos sabia que ese tipo de maquinas tienen como una puerta en su frente, solo tenía que encontrar la cerradura, meter la barreta y darle un golpe seco. De esta manera confiaba poder abrirla sin necesidad de hacer ruido.

Miro a Romo un segundo. Pensó en que pasaría si se les venían encima, si los atacaban no podían huir, por lo menos no sin dejar atrás la maquina. Señala los zombis, luego sus ojos y después ellos mismos, hace una pausa e indica el arma golpeando el aire con ella. Esperaba que entendiera. Si se les venían encima: ¿atacarían o huirían?

El preferia atacar.

Apenas respirando y centrando toda su concentración en no hacer ni el más leve ruido. Marcos comenzó a acercarse hasta donde estaba la maquina y lo esperaban dos apestosos zombis. A pesar de que estaba aun a varios metros ya podía sentir el terrible hedor que despedían.

-Directo a la cabeza- pensó, siempre era así en las películas. Se detuvo un segundo al escuchar el roce de su zapatilla en la acera. Pero por suerte parecía que no lo habían oído. Tenia que ir con más cuidado.

Justo cuando creyó estar haciéndolo bien, los zombis se voltearon y lo miraron con ansia…

Miro atentamente como Marcos se aproxima a la máquina expendedora de comida. "Vamos chico, tranquilo..." pienso para mis adentros.

Pero de pronto, los zombis giran la cabeza, no se si atraidos por algún ruido o por simple mala suerte. Ambos se mueven torpemente hacia Marcos... lo que aprovecho para, por sorpresa, acercarme al más próximo y, palanca en mano, golpear su cabeza con fuerza.

Golpeáis repetidas veces en la cabeza a esos zombies, que aunque intentan agarraros, no consiguen sino sucumbir ante vuestra arremetida. Por desgracia, el ruido que habéis causado parece que ha atraído a más caminantes, que empiezan a asomarse por la esquina de la calle. Aun están a bastantes metros de distancia, pero se acercan hacía vosotros con determinación.