Partida Rol por web

El grito de Elsa pone a Gerard en acción, que con el hacha entre manos se envalentona y se dirige a los vestuarios.

-¡¿Lucy?! - No escuchais si hay respuesta del interior, pero si veis como un tipo viejo y regordete de ojos vidriosos y mirada vacía, un puto mutante o zombie o infectado o lo que quiera que sea, se abalanza contra Gerard en cuanto pasa por la puerta del vestuario. Gerard intenta levantar el hacha para forcejear pero el viejo científico se agarra al hacha tratando de pasar por encima de ésta comenzando un forcejeo con Gerard mientras le araña la cara.

- E-espera - Stan va junto a Gerard levantando la porra por encima de su cabeza buscando aplastarle la cabeza a aquel mutante con la mano del walkie por delante como si de un crucifijo se tratara.

La Dra Capunta abraza fuerte a Elsa, ambas mujeres contemplan consternadas el violento espectáculo sin ver que, tras ellas, un científico lleno de sangre y de tripas reventadas y ojos negros de la sangre coagulada se levanta por las escaleras dirigiéndose a ellas lentamente.

Johny por su parte encuentra un enorme manojo de llaves en el cinturón de Fred, no hay gran cosa, un destornillador, un pase magnético de seguridad, una cinta métrica y su cartera. Al girarse observa la violenta situación, estos americanos siempre buscaban una excusa para pelearse.

Ya tenier llavies, Stan...

El destornillador podría servirle a Johnny para desmontar la rueda chirriante del carrito y limpiarla para que volviese a rodar bien. La cartera de Fred seguro que tenía muchos Abraham Lincoln, y puede que un carné con el que justificar una nacionalidad americana tapando la foto con el pulgar. Y aunque no necesitase ni una cinta métrica ni un pase de seguridad, los metió con la cartera en la riñonera. El destornillador lo guardó en el bolsillo, para tenerlo más a mano.

Johnny volvió al pasillo, con la vista puesta en el juego de llaves, pasándolas entre los dedos una a una para buscar la mejor candidata a cerrar el vestuario. Tan ensimismado estaba, que no vió en el límite de su ángulo de visión a la madre, la hija, y el peligro que se les aproximaba por detrás. Simplemente llegó hasta la puerta abierta del vestuario y empezó a probar las llaves en la cerradura mientras Gerard y Stan se ocupaban del otro americano obeso de mal humor.

No. No. No. Estia no. Tampioco. No. Ssss-no. No. Ya casi, Stan. Ya casi. No. No. ¡Seniorita camariera! ¡Seniorita camariera, si escuchiar a Johnny, mejior venirse antes de que yio cerriar piuerta! No. No. Pariece que sí, piero no...

En cuanto Stan y Gerard sacasen a Lucy y al gordo agresivo fuera de los vestuarios, ya podrían encerrar dentro al peligroso hombre con las anguilas en el brazo.

¡Sí!

La última de las llaves encajó en la cerradura, y Johnny dejó el llavero allí colgando a espera de que los demás decidieran cuando cerrar los vestuarios. Después salió corriendo como un poseso, cuchillo en alto, hacia la chicas Capunta.

¡ILILILILILILIH...!-el grito de guerra zaghareet de los nómadas bereberes era completamente racista, geográficamente incorrecto y bastante ofensivo, pero entre las películas que Johnny había visto también estaba Lawrence de Arabia (que no todo va a ser cine americano), así que lo realizó a pesar de no pertenecer al legado cultural de su país natal.

Pasó de largo, y no las agredió. A quién sí agredió era al violador que se les acercaba por detrás sin declarar su buena voluntad de no violación saludando en voz alta para que las chicas supiesen su ubicación. Si te acercas por detrás y no avisas, malas intenciones tendrás, amigo.

En Turquía las violaciones son un asunto muy serio. La cabra de la tía de Johnny tuvo un abortó por culpa de un vecino que quiso sacar su pajarito de excursión. Una de las gallinas de Mamá Urtu dejó de poner huevos a raíz de otra violación. Y las violaciones a personas en vez de a animales también son una cosa fea, solo que en menor escala.

Stan lanza un porrazo al zombie mutante con toda la fuerza que puede y el cráneo se hace astillas con un ruido muy característico que solo oyen los que están ahí con él, el doctor zombie cae derrumbado frente al guardia de seguridad que abre bien los ojos triunfante de su éxito aún con la porra en alto por si el monstruo decide volver a levantarse.

Elsa se llevó los pompones a la cabeza y giró la cara para no mirar la escena cuando su madre le abrazó. Con la cara en el cuello de su madre Elsa observó a un zombi levantarse e ir lentamente hacia ella. 

-Ma...¡Mamá!.- le gritó alejándola del zombi, el científico comenzó a avanzar hacia ellas, con una mirada oscura que regalimaba alguna clase de putrefacción. Elsa comenzó a retroceder cada paso que el zombi daba  dejando a su madre detrás de ella, cuando Jhonny Kebab apareció corriendo como un negro en África detrás de una gallina. 

El grito de puro éxtasis del guardia Stan y el canto de batalla anacrónico del inmigrante la animaron a intentar golpear al cientifico y molerle a palos justamente como lo hacían en el recreo; un grupo contra uno. Se situó al lado del pakistaní -o lo que sea- y con los pompones intentó darle un puñetazo. Los colores de su Hight School ; azul y rosa,bailaron al ritmo de sus caderas y los pompones brillaron al ser blandidas como cometas dorados, Elsa no le dió al Zombi, pero quedó muy resultón.

Elsa y Johnny hacen frente al doctor zombificado que se dirigía hacia ambas mujeres. El enorme cuchillo de carnicero de Johnny se clava certeramente bajo las costillas en varias puñaladas que sangran generosamente empapando la mano de Johnny. El muy condenado debería estar en el suelo retorciéndose de dolor, sujetándose la herida mortal impidiendo el desangramiento si quería sobrevivir pero no, ni de lejos. Elsa llega agitando sus pompones y el doctor zombi se aparta de ella para lanzarse contra Johnny y sujetarle de los hombros mientras le muerde directamente sobre el pecho.

La ropa se empapa de la sangre del médico, se arruga bajo los dientes del científico pero no llega a alcanzar a Johnny que se deshace de él de un poco meditado empujón, Dr Doffensmith se alcanza a ver en una pequeña targeta identificativa que cae al suelo durante el forcejeo.

Gerard da una palmada a Stan - Buen trabajo Stan - Con el hacha enarbolada entra en los vestuarios -

¡Lucy! ¡Lucy sal de ahí cagando leches!

Johnny, que seguramente llegó a este puto país flotando sobre una caja o quizá escondido en el poliespán que rodeaba algun cargamento de figuritas de la estatua de la libertad Made in China, se lanza a la defensa de las mujeres con la mayor bravura que es posible imaginar. Ese vendedor que siempre agradecido cargaba más y más los desayunos de Stan y Dennis, deseándoles su mejor voluntad ahora arriesgaba su vida y quizá su libertad tratando de matar a aquellos médicos enloquecidos y mutados, sangrantes de ojos desorbitados.

Stan pensó en todo esto viendo el forcejeo del inmigrante con el doctor, frunciendo los labios echó a correr junto a Johnny, dejando las llaves de la puerta que había preparado en las puertas del vestuario y corriendo junto a su amigo - Ya voy amigo

Colocándose junto a Johnny interpuso su porra por delante de los dientes del doctor echandole la cabeza atrás y zafándose también del insistente agarre del muy maldito - Dale Johnny, dale

¡Vale!-debió pensar Mahmed-Son todo tuyas. Adelante. Viólalas.

Iiiih... eseoese. Eseoese. Eseoese, Stan.

No debió hacerse el héroe. Total... no era como si fuese a violar a ganado. Pudo haber hecho la vista gorda. Quizás se excedió un poco con la segunda cuchillada, es normal que ahora Doffensmith le guarde resquemor. Siendo razonables, no hay porqué sacar las cosas de quic...

Miuere-zaca-, tú-zaca, zaca-, grandísimio...

Tarantino hace mucho daño, y los Motherfuckers, o como Johnny los llamaba, Modernfakers, iban acompañando cada cuchillada en el torso. Alguien debería decirle que está tratando con un zombi, y que a esos lo de las vísceras rajadas les da un poco igual. Aprovechando que Stan le sujetaba la cabeza, una cuchillada alta le dibujó accidentalmente una segunda sonrisa a la altura de la nuez. Dejando ese golpe de suerte a parte, Johnny siguió centrándose en el tórax. Era un blanco grande y más intuitivo.

- KYYYYAAAAAAA!!!.- Elsa gritó cuando el zombi mordió al inmigrante. ¡Qué expectaculo tan repulsivo! ¡Eso debía de doler!

Pobre inmigrante... seguramente llegó desde mexico en alguna patera o camión de melones a través de texas, Elsa había visto muchos reportajes de lo que les pasaba, ellos solamente venían a éste país de libertad embarazadas y tenían el hijo aquí y luego seguramente le dejaban trabajar limpiando algo o recogiendo fruta, seguramente ése tal jhony tenia que mantener 5 hijos. Elsa estaba a favor de los inmigrantes, bueno, siempre y cuando no estuvieran en su barrio, porque era un buen barrio. Al fin y al cabo los inmigrantes también podían ser personas, como quien tenia un perro o un gato o un negro, también tenían sus derechos ¿no? 

La rubia comenzó a pegarle al zombi con los pompones de forma enérgica, ella no sabía luchar pero intenciones le ponía. Tenía que ayudar a Jhony, parecía un buen hombre, había venido a su rescate, y era lo más parecido a un héroe que tenía a mano.

- Vaaaaamoooos, Jho-ny, daaaaaaaaleeeeee fueeeerteeeeeeeeeeee.- Elsa comenzó a animarle hablandole muy despacio, al fin y al cabo un inmigrante no sabía hablar bien y no sabía si podía entenderla. -Gerard, Ayuda! -pidió finalmente

El corte de Johnny cruzando la garganta hace que al hombre le caiga la cabeza a cámara lenta hacia atrás mientras aún alza las manos contra Johnny, su segunda puñalada en el pecho hace que el cuerpo caiga hacia atrás por las escaleras rodando hasta la pila de cadáveres que se amontonan

Stan se lleva el comunicador de la mano a los labios y comunica - Planta menos tres, bajamos - Con la porra aún en la mano la pasa por la espalda a Johnny que mira aún el cuerpo que ha caído. - No te preocupes Johnny, tenías que hacerlo, no va a pasar nada, eres un buen americano, venga bajamos antes de que sigan apareciendo más.

¡Gerard! Cierra la puerta del vestuario

La doctora se acerca a la trifulca que acaba de  terminar y tira hacia atrás a Elsa - ¡Mi niña- mi niña! Ten cuidado cariño, que no te muerdan, se contagia por la sangre no lo olvides ¡Gerard! ¡Vamos! - La doctora mantiene sujeta a Elsa por los hombros y se prepara para dirigirla como un muñeco, no quiere que su hija vuelva a intentar ir a atacar a ninguno de esos infectados.

De los vestuarios no se oye nada, la alarma hace enmudecer cualquier sonido a más de cuatro metros, os acercais un poco a las puertas del vestuario y sí podeis oír los gruñidos de Gerard en un forcejeo nervioso mientras se golpea una puerta ahí dentro, al sentir vuestra presencia acercarse alcanza a gritar: ¡Ayuda!

Sus manos sangran, el hacha está limpia en el suelo a sus pies y aguanta una de las puertas interiores del vestuario, la que separa el vestuario de chicas mientras algo, presumiblemente Lucy grita y empuja la puerta desesperadamente entre aullidos espantosos. Esa puerta no tiene llave y en principio no veis aquí nada que os pueda servir de más ayuda.

Buen amariquiano...-y repitió, con la mirada perdida-Buen amariquiano.

Se agachó y trató de poner la cabeza del doctor Doffensmith en su sitiio, pero la convexidad del cráneo la hizo rodar hasta topar con otro de los cuerpos del pasillo. Stan se mostró muy comprensivo, casi era para lamentar la cantidad de veces que le había escupido en sus kebabs, pero Johnny sabía que a los inmigrantes que matan a un estadounidense les espera un jurado popular racista y un mal abogado. Y la pena de muerte, dependiendo del estado. Ejecución Inminente... La Milla Verde... Philadelphia (bueno, en esa no trataban el tema, pero Denzel Washington merecía una silla eléctrica por lo parada que es esa película)... Había filmografía al respecto. Y eso es solo lo que le hacen a los negros, imagínate con un morenito de raza indefinida.

A paso rítmico, arrastrando los pies, entró en el vestuario. Cuando todo parecía que iba a ayudar a Gerard con la puerta, recogió el hacha del suelo, dió media vuelta y volvió a salir al pasillo. Necesitaba el hacha... Había que ocultar el cadáver de algún modo, trocearlo para que fuese más fácil de transportar y esconder... Luego vió la cantidad de cadáveres que había en la zona y pensó en agujas y pajares... Una vez tocó una teta a una prima suya en un pajar. Pero eso no le iba a servir ahora. Tampoco el hacha. Lo tiró al suelo del pasillo, ya que necesitaba una mano libre para agarrar el pomo de la puerta de los vestuarios, y en la otra tenía su cuchillo. Ahora, entre destrucción de la propiedad y asesinato, más que nunca necesitaba darle al botón que apagaba la alarma y abría la puerta. Iría a Idaho. No hacen películas sobre Idaho, nadie buscará a un fugitivo allí. Pero tenía que poner en marcha a toda esa panda de americanos perezosos que no se estaban jugando nada.

Tiú dejiar a camariera-las mujeres, cómo son... se meten en el baño y entre cremas, maquillajes y depilaciones varias, se les pasa la hora y se hace tardísimo-. ¡Corrie, Forrest, corrie!

Como no estaba seguro de que el leñador hubiese visto la película, soltó un momento el mango para llamarlo con la mano. El hombre de las anguilas no parecía estar allí. Tan solo tendrían que encerrar a Lucy en los vestuarios y estaría a salvo. Volvió a sujetar la puerta para cerrarla en cuanto Gerard hubiese cruzado el umbral.

Elsa miró a todas partes, a éstas alturas no le importaba la camarera -que había dejado morir a su padre-. Simplemente miró, buscando algo que pudiera usar como arma, como vendaje, algo más de alcohol, de hecho hasta agua  o lo que fuese para echarla a los altavoces que la dejaban ensordecida. 

La cheerleader entró brevemente al vestuario y cogió alguna toalla o prenda que pareciera estar limpia, quizás la necesitarían. Arrastró un banco del vestuario y lo colocó entrede las piernas de Gerard y la puerta, de tal manera que él pudiera salir corriendo y consiguiera unos segundos vitales para que Lucy al menos se tropezara o le molestara al salir. Se quedó en la puerta, con el brazo estirado, lista para sacarle de ahí de un empujón.

-Vamos, Gerard...- le animó.- tú puedes...

  Gerard mira a Johnny y asiente, pega un salto casi tropezándose con el banco que Elsa ha cruzado. Lucy sale a toda pastilla casi derribando la puerta, ella, sin tropezarse con la banca y pasando por sobre ésta. Gerard da una zancada más y sale del vestuario dandoos el segundo necesario para cerrar la puerta tras él. Lucy la embiste con fuerza y echais la llave sin dificultad. El picaporte intenta girar pero no puede salir, Johnny la tiene atrapada ahí dentro.

Gerard respira agitadamente, su mano sangra mucho y él está temblando de rodillas en el suelo, con la cara observando las baldosas, parece que le va a costar recuperarse pero está bien

¿Ha-habeis visto a Lucy? ¿Y al tipo de la escalera? Dios mio con esas heridas no deberían estar aún vivos

El virus les ha enloquecido... les hace recuperar fuerzas.... - Observa la escalera llena de cadáveres... -

Será mejor que nos demos prisa en bajar.  - Se acerca a Gerard y le examina preguntándole en un tono bajo y confidencial pero audible- ¿Estás bien? ¿Te han mordido?

Vamos a bajar al laboratorio, allí hay vacunas. - Intenta poner en pie a Gerard pero éste no responde, se mantiene nervioso en el suelo

Elsa le cogió de las manos a Gerard y se las miró, luego elevó los brazos y le abrazó por el cuello. Estaba muy asustada, no sabía qué habia pasado con su padre y casi perdía de nuevo un amigo. Le acarició su pelo rizado y le soltó para volver al lado de su madre.

-¿Mamá? ¿Estás bien?.- le preguntó mirándola intensamente a los ojos. Lo que vio la asustó. Mucho. Comenzó a temblar y casi al borde de un colapso nervioso metió la mano en su mochila y sacó un cigarrillo, con la mano temblando encendió su zippo y dió una fuerte calada.

-No quiero ni escucharte, ¿Vale, mamá? Ya soy mayorcita y ahora CREO QUE TENEMOS OTROS PROBLEMAS MÁS IMPORTANTES.- dijo elevando la voz cada vez más.

Johnny jamás había visto a un hombre blanco correr tanto. Se nota que era leñador, porque su estado físico es excepcional. Se lo imaginaba cargando troncos de secuoya en el hombro. Ahí, de tres en tres, como un machote. Lucy no. Seguro que esa sangre es porque estaba herida. Estará más segura en el vestuario, pero con eso aún está por ver dónde está el hombre anguila.

¡¿Camariera?! Tiu esperiar dentrio. Estar más seguiura ahí.

Quitó las llaves y las guardó en el bolsillo de su vaquero. Todo iba a mejor. Iban a bajar a la planta menos "rima fácil" y la madre de la animadora le iba a dar una vacuna al leñador. Una de esas vacunas tan fiables que habían usado en reos sin mayor consecuencia. Todo irá bien. Johnny tenía un presentimiento.

Recogió el hacha del suelo y se la ofreció de nuevo a Gerard. No sabía hasta qué punto sus manos estaban heridas. Quizás aún podría sujetar el hacha.

Recibido

Se escucha del walkie justo tras el mensaje de Stan