Irlanda, 1857. Dos familias comparten calle pero absolutamente nada más: una de ellas es católica, la otra es protestante; una, siendo pobre, tiene dificultades para salir adelante y labrarse un futuro, mientras que la otra parte de una posición mucho más acomodada; una quiere cambiar las cosas, la otra está contenta con el mundo como lo encontró.
En el fondo, a pesar de todas sus diferencias, hay algo que las une. Lo único que están buscando es labrarse un lugar bajo el sol.