Partida Rol por web

Cuando la luz ilumina la sala, Darkhar se queda anonadado. Además de los goblins, que incluyen la mas amplia gama de formas y colores, un reluciente aparato se encuentra el centro de la sala. Darkhar mira encandilado el brillante aparato.

- ¿Se puede tocar?- Pregunta, con una sonrisa de ilusión en su rostro.

Tachan! Espero paciente la siguiente tarea que nos asigne el máster.

Ipso Ratio se lleva la mano al mentón en expresión meditabunda, diciendo para sí mismo: ¡Entonces es así como los hacen!

Cojo el papél con cuidado y lo apoyo en algún estante para escribir mejor y empiezo con la descripción de mi goblin:

"Ogonet es un goblin con mucha maña, mucho más que la media. Se le da bien hacer todo tipo de aparatos imposibles que sirven para cualquier cosa, desde lo más útil  hasta lo más inútil pasando por lo absurdo. También se le da bien reparar cosas, cualquiera. Lo curioso de todo es que nunca sabe del todo bien cómo ha construido o reparado algo.

Al verlo cualquiera diría que es un autista adicto a la cafeína (de hecho es adicto a la cafeína),  porque no para de ir de un sitio a otro absorto en sus pensamientos.  Con la de veces que le ha explotado algo en las manos está casi siempre lleno de hollín. Estos, “pequeños accidentes” (más de una vez ha abierto una claraboya en el tejado o en la pared de su “estudio”), le han permitido que desarrolle una gran resistencia a los golpes por las numerosas veces que ha salido proyectado de la sala rebotando de un lado para otro.

Todos los conocimientos que tiene sobre diferentes materias “científicas” como: Química, Física, Geología, Naturaleza  y, sobretodo,  mecánica (mucha mecánica). Los ha adquirido por su propia cuenta y también los interpreta a su propia manera.

Tratar con el resto de la gente no se le da demasiado bien, no es que sea desagradable, ni mucho menos! Simplemente que no suele hacer mucho caso a lo que le dicen. Generalmente adopta la táctica de hacer como que escucha mientras piensa en sus cosas y cuando cree que el interlocutor ha acabado esboza una sonrisa.

Ogonet es el 3 goblin de 5 hermanos: Mifas, Gloing, Demsey y Chofu. A cada cual más loco, al contrario que él son muy sociales. Todos los hermanos se quieren, su manera. También tiene a su mejor amigo, Goflin, goblin con algo de sobrepeso que es muy vago. En más de una ocasión le ha pedido algún inventillo  como el  “pasa paginas automático”, el “pela plátanos eléctrico” , o el “pelusador”.

Desde hace varios meses está embarcado en una tripulación como ingeniero."

Enrollo el papel con cuidado y se lo entrego al máster.

- Bien, empecemos pues.- Darkhar toma el pergamino y la pluma y empieza a rasguear el papel. Al principio duda un poco, pero luego va cogiendo soltura. Al terminar, se puede leer lo siguiente:

"Ktrug era un goblin fondón y enclenque, típico entre los de su raza. Pero desde su nacimiento, tuvo claro su destino en la vida: ¡golpear! Machacaba, destrozaba, sesgaba, espachurraba, taladraba... Todo objeto que caía en sus verdes manos acababa estrellándose contra otro objeto... ¡O contra otro goblin! Era de prever que su destino era llegar lejos. Ya en su tierna y caótica infancia se impuso como caudillo de su grupo de colegas, unos matones tan trastornados como él. ¡SCRASH! ¡ZAM! ¡PUM! El sonido de su porra chocando contra otros goblins era lo que más le divertía. De este modo alcanzó la cima de la comunidad goblin. A base de abrir cráneos llegó a ser un líder sin rival entre los goblin. Y estando en el poder se hizo una pregunta. ¿Por qué goblins? Había cosas que hacían sonidos mucho más divertidos al recibir un golpetazo.

Encaminó a su pueblo hacia el exterior del valle oculto en las montañas donde se habían situado, y se dispuso a encontrar nuevos seres que escalabrar. Mala suerte le llevó a encontrarse con un troll de piedra. ¡CROC! El primer golpe de su porra hizo saltar esquirlas en la cabeza del troll. ¡Pero este se dio la vuelta enfurecido! ¡SCRASH! ¡ZAM! ¡PUM! El sonido de los huesos de los goblins inundó la zona, mientras la mayoría, con Ktrug a la cabeza, dejaba atrás al troll. Ktrug pensó que había sido una mala idea enfrentarse a un ser tan grande y duro. ¡Pero no se había desanimado! El sonido de su porra le había insuflado de ánimos, y siguió junto a sus descontentos compañeros bajando la montaña.

Su siguiente encuentro le enfrento a un grupo de orcos. Escondiéndose entre las rocas, Ktrug fue el primero en saltar, produciendo un delicioso sonido. ¡CRUSH! Sonó su porra contra el grueso cráneo del orco. Pero sus acompañantes se pusieron rápidamente en acción, y se enfrentaron al ya reducido grupo de goblins. ¡SCRASH! ¡ZAM! ¡PUM! Solo Ktrug pudo huir, milagrosamente indemne.

Lamentándose por la pérdida de su pueblo se vio muy desalentado. Pero aun le quedaba ese magnífico sonido que había producido. Aun resonaba en su cabeza. ¡CRUSH! Si, el problema había sido ir en contra de tantos a la vez. La próxima vez se alzaría vencedor, y aplastaría a conciencia. Esa próxima vez no tardó mucho en llegar. Un explorador enano, queriendo investigar el motivo de tanto jaleo y repiqueteo en la superficie, se cruzó con el goblin al salir de su mina. Ktrug no se pudo resistir. ¡THOMP! El sonido del casco del enano fue extraño y novedoso para Ktrug, pero la alegría no le duró mucho. El enano alzó su maza y... ¡PUM!

Ktrug se despertó horas después, en la noche. ¡Oh, que dolor de cabeza! ¡Qué bamboleo incesante en su cabeza! ¿Eso era lo que se sentía al recibir un coscorrón? ¡Cuánto sufrimiento! Al haberse visto victima de su propia medicina, Ktrung juró que nunca volvería a golpear, machacar, sesgar, espachurrar, taladrar, estrellar, chocar, estampar, escalabrar, quebrar, aplastar o destrozar nada en lo que le quedase de vida."

Darkhar da un último repaso a su obra y se la ofrece al Máster.

Ipso coge el pergamino y la pluma, se queda un rato pensativo y luego escribe unas pocas lineas para detenerse otra vez. Añade unas lineas más, y se queda otra vez pensando. Después de un rato comienza a escribir con fluidéz, llenando el pergamino de letras. Esto fue lo que escribió:

Había una vez un goblin que se llamaba Motilón, su madre se llamaba Tumpilosa y su padre Bunkorón. Hijo único, Motilón es de la tribu de los Comefuego. Les llamaban así por su gran resistencia a las quemaduras, lo cual originó el mito de que se alimentaban con fuego. Bunkorón murió en la guerra contra los enanos cuando Motilón era muy jóven, por lo cual no le recuerda. De su madre tiene el recuerdo de que le daba orugas para comer. La tribu era un lugar muy congestionado, un montón de chozas de barro con techo de paja protegidas por una muralla de palos. Motilón se despidió de su madre al entrar en la pubertad, pues la costumbre de la tribu es que los jóvenes pasen un año fuera de la aldea, sin nigún tipo de contacto o ayuda de sus congéneres. Esta es la prueba para demostrar que se es digno de los derechos de un goblin adulto. Tumpilosa estaba triste el día que Motilón abandonó el hogar.

La aldea de los Comefuego se encontraba en un oscuro valle, rodeado de montañas. Al otro lado había un gran bosque, a donde Motilón se dirigió. En el perímetro del bosque había una aldea de humanos leñadores. Motilón hizo de aquel bosque de gruesos pinos su hogar. Había abundante comida allí en aquella época del año. En el río había salmones, los cuales solía pescar con un harpón, nueces caían de los árboles, y cazaba pajarillos con una honda. Cuando llegó el invierno la situación se tornó difícil, porque la comida escaceaba. Un día de invierno Motilón estaba en el bosque rastrojeando, buscando algo qué comer. De pronto escuchó un ruido detrás de sí. Al darse la vuelta quedó petrificado al observar a un hombre alto, cubierto con un grueso abrigo de piel de oso, llevaba a cuestas un ciervo muerto, un arco y un saco. El hombre se le quedó viendo sin decir palabra. La expresión de su rostro era de asombro y pánico. Al parecer nunca había visto a un goblin. El hombre comenzó a caminar hacia atrás lentamente, de pronto tropezó y cayó hacia atrás. Rápidamente se dió la vuelta, se lavantó y echó a correr. Había dejado detrás de sí el ciervo que había cazado y la bolsa de cuero.

Motilón respiró aliviado, y estaba extrañado de que el hombre reaccionase de esa manera. A él le parecía que el aspecto de los humanos era bastante aterrador, mientras que él no se consideraba un goblin mal parecido. se encogió de hombros y se aproximó con curiosidad a lo que había dejado el hombre. En el saco encontró un cuchillo de cazador, algunas flechas, un poco de pescado salado, unas nueces y una bota llena de líquido. Motilón devoró la comida ansiosamente, pues no comía desde el día anterior. Tiró las flechas, y cogió el cuchillo y la bota, de la cual tomó un sorbo. Era vino. Bebió vino hasta emborracharse y quedar dormido.

El ruido de gallinas lo despertó. No recordaba mucho lo que había ocurrido, sólo que había deambulado por el bosque sin rumbo fijo. Se encontraba metido en un lugar oscuro, pero cálido. Al levantarse, su cabeza golpeó con algo duro que se levantó y volvió a caer. Era una una puerta de madera. Luego de recuperarse del golpe, se levantó con cuidado, con el brazo extendido hacia arriba. Abrio la puerta lentamente. Estaba metido en una especie de baúl de madera donde guardaban heno. Afuera había ropa colgada de unas cuerdas amarradas a unos postes. Contiguo al baúl de madera se encontraba una estructura también de madera de donde provenían los ruidos de las gallinas. Salió del baúl para comprobar que afuera hacía más frío que en el interior. El sol estaba por ponerse dando fin a aquel corto día de invierno. Motilón se encaminó hacia la ropa, pues veía prendas que se ajustaban a su tamaño. Si en aquel lugar vivían humanos, probablemente tendrían niños, pues los humanos suelen ser más altos que los goblins. Motilón cogió un pantalón de lana y una caperuza negra. Vistió aquellas prendas para protegerse del frío. Se dió cuenta que detrás del baúl y el gallinero había una cabaña de madera por cuyas ventanas salía luz del interior, y por cuya chimenea de piedra salía humo. Motilón decidió explorar el gallinero. Una portezuela atada con un mecate de cuero, daba acceso a su interior. Al entrar descubrió una media docena de gallinas acurrucadas en unos cajones llenos de paja que se encontraban a cada lado de la pequeña habitación. Sólo una cosa estaba en la cabeza de Motilón: ¡Huevos! Se dirigió hacia la gallina más cercana, la cual empezó a cacarear nerviosamente a medida que el goblin se acercaba. Las otras gallinas se unieron al canto de alarma. La gallina comenzó a aletear, luego se salió del cajón huyendo del goblin. No había huevos allí. Siguió revisando los aposentos de las demás gallinas, a ver si encontraba algo. Las gallinas corrían de un lado para otro, y comenzaron a salirse del gallinero. Finalmente encontró dos huevos y tomó uno entre sus manos. Pensó para sí que ya tenía la cena resuelta.

Estando absorto en sus pensamientos, oyó pasos que se acercaban. Era una criatura bípeda, ¡un hombre! Se asomó a la puerta un tipo fornido con una antorcha en una mano y un garrote en la otra, diciendo mientras se acercaba: "¡se acabaron tus días maldita alimaña!" Pero cuando el hombre vió a aquel pequeño engendro envuelto en una caperuza, con rostro verde y ojos amarillos, se quedó inmóvil, pero alcanzó a decir: "¡qué demonios es esto!" Motilón le lanzó el huevo que tenía en la mano, el cual le reventó en la cara. Rápidamente cogió el otro huevo y corrió hacia la puerta diciéndose a sí mismo que era mejor un huevo que ninguno. El hombre soltó el garrote y se llevó la mano a la cara para quitarse la materia espesa. El goblin le dió un empujón al hombre cuando salió del gallinero, lo cual hizo que perdiera el equilibrio y cayera. Una mujer estaba saliendo de la cabaña, la cual pegó un grito al ver al pequeño espectro corriendo.

Motilón había descubierto la aldea de los humanos. Su problema de alimentación estaba resuelto, los humanos le darían qué comer. Decidió aprovecharse del terror que provocaba en los humanos. Los acechaba en la oscuridad de los caminos del bosque para despojarlos de la comida que pudiesen tener. También hacía incursiones en las casas y pesebres de la aldea para robar comida. Pero un día, en la etapa más cruda del invierno, la suerte se le acabó. Luego de una de sus incursiones en el pueblo, estaba en su lugar predilecto cuando escuchó a unos perros ladrando. Ya el sol se estaba poniendo, y las sombras de la noche estaban emergiendo para adueñarse del paisaje. Motilón escuchaba que los ladridos estaban cada vez más cerca. De pronto, a lo lejos, divisó unas luces danzando. Los ladridos provenían de aquella dirección. Oyó voces que decían: "Por aquí, por aquí". El goblin llegó a la conclusión de que venían a por él. Sin perder tiempo, Motilón echó a correr. Sentía que los perros le pisaban los talones, el pecho le dolía del esfuerzo que tenía que hacer para respirar, estaba exhausto. Llegó un momento en que alcanzó la ribera del río, donde se encontraba una pequeña embarcasión. Motilón no dudó en subirse a ella y remar con las fuerzas que le quedaban. Al alejarse de la orilla, vió como los perros se detenían frente al agua y ladraban nerviosamente, yendo de un lugar a otro, como buscando un camino para atrapar al goblin. Las luces de las antorchas de los hombres emergían del bosque detrás de los perros. Motilón no aguantó el cansanció y se quedó dormido en la piragua.

¡Magníficas historias! -Pájaro aplaude entusiasmado.

Llegamos al siguiente paso, entonces. Pulsa un botón y salen tres pares de guantes de las entrañas de aquel trasto, que parece servir también de máquina expendedora. Luego pulsa otro, y la hormigonera que gira en su elevada posición empieza a vaciarse por un tubo en espiral que culmina en un barreño.

Éste no tarda en llenarse de una masa verde gomosa. Necesitaréis los guantes; esta sustancia es abrasiva hasta que se seca. Moldeadlos como queráis, aunque claro, inspirándoos en las fotos. El milagro de la masa verde que utilizaréis es que es capaz de almacenar emociones y movimientos para reproducirlos posteriormente.

De pronto se despliegan numerosos cajones con una gran variedad de ojos, dentaduras, cabelleras, uñas, etc., todos de plástico, como sacados de una tienda de artículos de broma. Ah, sí... los complementos. Gracias, Máquina De Hacer Goblins Portátil. El master hace una reverencia.

Lo que tenéis que darme es, básicamente, una descripción de su físico, su psicología y su forma de moverse.

Me pongo los guantes y cojo un trozo de esa materia extraña y empiezo mí… ¿creación?

Cojo menos cantidad de la normal, puesto que Ogonet es un goblin bajito,  bajito para ser un goblin. Con uno ojos más bien grandes, para ver bien todo lo que sucede a su alrededor, de un color marrón castaña coronados por una finas cejas negras. Luego moldeo las orejas, unas orejas puntiagudas que están atentas a todo lo que sucede, sobre todo si se tratan de ruidos mecánicos.  Le pongo una amplia boca, para coger buenas bocanadas de aire, y unos pequeños colmillos. Tendrá una voz algo estridente pero sin llegar a doler la cabeza cuando se le escucha. Encima de la cabeza una pequeña mata de pelo negra como el carbón.  Como es muy nervioso el resto del cuerpo es más bien flaco, si un gramo de masa, más bien puro nervio. Sus manos son grandes, y bastante endurecidas pero extremadamente precisas para su trabajo.  Creo que habrá que moldearle también algo de ropa. Un mono, de trabajo sucio pero extremadamente resistente. Un cinturón, a su izquierdas una bolsa donde llevara todo tipo de material de reparación (también algún objeto personal) y a la derecha es donde llevará un martillo de trabajo.  La cabeza la llevará cubierta por una gorra y sobre ella unas gruesas gafas unidad por una tira de cuero que le resguarden los ojos de la luz mientras las lleve. Para cubrirle los pies hago unas buenas botas resistentes a todo tipo de golpes y para finalizar una enorme llave inglesa que lleva siempre consigo.

Miro fijamente a la figura que hay frente a mí y pienso como es por dentro:

Eres un pequeño goblin extremadamente nervioso, siempre moviéndote de aquí para allá y guiado por una tremenda curiosidad. Intentas meterte en cuantos menos líos, mejor. Tienes una especial fijación con las cucarachas y mosquitos, ¡los odias!  Te gusta que te dejen tranquilo haciendo tus cosas y cuando coges cariño a alguien te gusta evitar que le hagan daño. Tozudo, extremadamente tozudo, cuando algo se te pone entre ceja y ceja no cesas en buscar la mejor manera para conseguirlo, si es inventado algo, mejor que mejor. No tienes ningún problema con que te manden, siempre y cuando no abusen de ello y no te estén obligando a hacer algo en contra de tus objetivos.  Pasas más tiempo en “tu mundo” que en el real, así que no eres muy hablador. Menos cuando tienes una idea que te la cuentas a ti mismo para escuchar si es buena o no.

Pues creo que esto ya esta, miro al máster y le digo:

-Creo que no me he dejado nada, ¿no?

Ipso coge los guantes y mira los complementos, como el que sabe lo que está buscando. Empieza apartar los complementos adecuados para luego dirigirse al dispensador de masa verde.

Darkhar se coloca los guantes con cuidado, procurando no dejar nada de piel que se le pueda ver afectada. Una vez hecho esto, toma un buen montón de masa verde y se pone a amasarlo. Poco a poco lo va alzando, haciéndolo cada vez mas alto, hasta una altura poco menor que la suya propia. Coge más masa para hacer una figura gruesa, y se pone con los detalles. Empieza con los pies, peludos, de unas largas, y algo torcidos, aunque gruesos y anchos. Las piernas no las hace muy largas, aunque si gruesas. Le moldea también un taparrabos, de textura de piel, para que no vaya completamente desnudo. Su tripa delata lorzas, y su torso difiere mucho de tener los pectorales ideales. Los brazos los realiza ligeramente más musculados, y algo largos. Las manos tienen dedos rechonchos, y uñas mal cortadas. La cabeza está coronada por un amasijo de pelos revueltos, y se ve adornada por unos ojos grandes y redondos, que no denotan mucha inteligencia. La nariz es chata y está ligeramente torcida, y la boca es de labios gruesos.

Mientras va dando forma a la figura, Darkhar le inculca su pensamiento y comportamiento.
"Lentitud, ignorancia, cobardía. Estos tres valores definen tu vida. Fuiste grande, y caíste. Lo sabes, por eso tienes miedo. Pero aun así, eres traicionero. Fuiste fuerte, y sabes que puedes con los débiles. Aunque en tu comportamiento demuestras fortaleza, tienes miedo de imponerla por la fuerza. Eres como un niño jugando a ser fuerte y mayor, que se asusta cuando ve lo que ha hecho. Buscas nuevos objetivos. Te mueves con cautela, pero fuertemente, y corres como sin fijarte en lo que pasas por debajo. Importa el hacia donde, no le desde, y por ello nunca miras atrás"

Tras ultimar los mínimos detalles, Darkhar mira a su obra, y sonríe.

- De momento no. Ya he puesto la imagen y he aprovechado para poner un resumen del personaje y su nombre. Si he ido demasiado rápido avísame.

- No hay preguntas. Creo que ya está...

El master revisa sus fichas durante largo rato y hace un gesto de aprobación.

Entonces... ya sólo nos quedan las notas, y esas nos meten directamente en las reglas. Lo que debe haber ahí, dado que es una ficha de Goblins y Grutas, es... la ficha de Goblins y Grutas.

Pájaro les enseña la ficha mientras la comenta.

Goblins & Grutas
FICHA DE PERSONAJE

Nombre: Ésto ya lo habéis puesto en su ficha.
Raza: Ésto debe ir en la clase. recordad que es un goblin.
Profesión: Ésto también en la clase.
Puntos de vida (Fuerza x 3):

Características: (16 puntos a repartir. Mínimo 1 punto, máximo 8 puntos).
-Fuerza:
-Agilidad:
-Inteligencia:
-Carisma:

Habilidades: (20 puntos a repartir. Mínimo 1 punto, máximo 8 puntos).
-Combate:
-Ataque:  (pueden bonificarlo las armas)
-Defensa:  (puede bonificarlo la armadura)
-Conocimientos: 
-Sociales: 
-Latrocinio:
-Magia: 

Equipo: Inventadlo todo.

Si tenéis alguna duda sobre el significado de las habilidades o cualquier otra cosa, aquí tenéis el reglamento. El master reparte entre sus jugadores unos libros con tamaño de panfletos. A ver si encontráis en él los modificadores de razas no humanas (concretamente goblins) porque es que a mí me da una pereza...

Goblins & Grutas
FICHA DE PERSONAJE

Nombre: Ogonet
Raza: Goblin.
Profesión: Manitas.
Puntos de vida (Fuerza x 3): 9

Características:
-Fuerza: 3
-Agilidad: 4
-Inteligencia: 7
-Carisma: 2

Habilidades:
-Combate: 4
-Ataque:  5
-Defensa: 4
-Conocimientos: 8
-Sociales: 2
-Latrocinio: 4
-Magia: 2

Equipo: Cinturón, gafas de protección, gorra, mono de trabajo, enorme llave inglesa (se puede usar como arma), herramientas de calidad para reparaciones (incluye un martillo de trabajo), 50 monedas, un pequeño termo con café, botas resistentes.