Partida Rol por web

.: Watashi no unmei :.

Prólogo: .: A un lado del camino... :.

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21/05/2011, 01:40
Director
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22/05/2011, 16:12
Director
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Los últimos días habían transcurrido tranquilos para la pareja, que ahora mismo, transitaba por un camino a pocos kilómetros de la frontera que separa Gabriel de Moth. El camino discurría entre unos altos árboles, con unos troncos que se elevaban del suelo unos diez metros y era a esa altura dónde el follaje de las plantas comenzaba a crecer y a cubrir el cielo plomizo de la región.

Moth era una región fría plagada de pantanos y ríos, muchos de los cuales, eran bordeados por espesos bosques como el que rodeaba ahora mismo a los aventureros. Una densa niebla cubría las pantorrillas de los muchachos, que continuaban por el camino como si nada importara. No tenían un destino fijo, eso estaba claro. Su fama de artistas errantes los llevaba de un lugar a otro sin hacer planes. Simplemente un día decidían partir y así lo hacían, para continuar sus actuaciones en otro lugar.

Pero esta vez, su camino los llevó hacia el territorio inexplorado de Moth.

Los ancianos cuentas muchas historias sobre estos parajes, algunos mitos realmente increibles, otros, imposibles de comprobar, pero cada uno más sorprendente que el anterior. No muchos creían en esos mitos, ni en las leyendas que se cuentan sobre esta región, pero los que lo hacían, tenían especial cuidado en no pisar los caminos que transcurren dentro de la sombría Moth.

Era bastante temprano por la mañana, ya que algunos rayos solares de tonos anaranjados perlaban el camino y los troncos de los árboles con raras motas que parecían bailar cuando el suave viento movía las hojas en la altura. Sin embargo, la niebla del suelo era tan densa que muchos de ellos no lograban penetrarla. Los que lo hacían, mostraban una serie de luces que danzaban en el suelo y en algunos casos, esta ilusión óptica parecía crear criaturas que se arrastraban por el suelo neblinado del lugar.

El viento era suave, húmedo y frío, y era tan débil que sólo hacía mover la parte superior de la niebla que cubría los pies de nuestros compañeros.

Ellos continuaron avanzando, mientras el sol se elevaba en el horizonte y calentaba las hojas de los árboles, de las cuales comenzaron a desprenderse gotillas que caían sobre los cuerpos de los aventureros y humedecían sus ropajes. Los pájaros, parecieron despertar de repente y como en un coro, comenzaron a cantarle al amanecer... pero eran cantos apagados, sin alegría, mortecinos. Mortecinos como el paísaje que se mostraba delante de los ojos de Alex y Lyla...

Notas de juego

.: Y así, comienza nuestra historia... :.

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22/05/2011, 17:04
Lyla
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 Tap, tap, tap

Sus pasos resonaban por aquel sombrío lugar como si de gritos desgarrados se tratasen. El silencio, abismal y cortante, les rodeaba como un manto impenetrable que ni Lyla ni su compañero parecían dispuestos a cortar. Los caminos son caprichosos, y el destino había querido llevarles hasta dichos parajes, quién sabe si por mera casualidad o como una retorcida broma malintencionada. Lyla no pudo evitar sentir un escalofrío. Moth no era su nación preferida, desde luego

Alex Murmuró, intentando sacar cualquier tema de conversación para obviar esa molesta sensación de estar siendo observada ¿Te acuerdas de si compramos algún mapa de la región?

Notas de juego

 Apúntate un diez por ese post :)

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22/05/2011, 20:14
Alexander
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Alexander ponía todo su empeño en apartar aquella terrible niebla de ellos. Le ponía nervioso, mucho, y el hecho de que en aquel paraje escasease la actividad no ayudaba a paliar el ambiente gris y mortecino.

En mas de una ocasión el ilusionista había vuelto la cabeza, alarmado, al haber creído vislumbrar un par de sombras que les acechaban, solo para descubrir que eran las ramas de unos árboles, o una piedra mal colocada. Nunca había visitado aquellas tierras, y ahora recordaba con cierta melancolía el día que decidieron adentrarse en ellas, no por los buenos tiempos, sino por no haber propuesto otro plan a tiempo.

Sin embargo, y por contradictorio que aquello fuese, algo bullía con fervor dentro del muchacho. Lyla y él llevaban un tiempo de inactividad, completamente estáticos en lo que a aventuras se refería. Sin embargo, en ese momento había algo que le decía que allí podrían encontrar emociones, justo lo que el muchacho necesitaba.

Alexander se sobresaltó al oír la voz de su compañera, aunque rápidamente lo agradeció.

Creo que no-Respondió, revolviendo su mochila para cerciorarse-Aunque no nos hemos apartado del camino, así que no creo que nos hayamos perdido.

El chico entornó los ojos y se hizo visera con la mano, intentando ver algo que se les pudiera haber pasado por alto.

-¿Crees que la gente de por aquí será amable?-Preguntó, buscando que el calor de las palabras de Lyla (Por vagas que estas fuesen) calmase la sensación de soledad.

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22/05/2011, 22:34
Lyla
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 Lyla esbozó una sonrisa algo sarcástica

No lo sé, pero como su humor esté relacionado con este ambiente... Bah, da igual. No le des más vueltas. Por muy huraños que parezcan, todo el mundo necesita algo de diversión de vez en cuando. Seguro que nos tratan bien

Le guiñó un ojo. A decir verdad, no quería que Alex se preocupara demasiado. La parte de Lyla siempre arrancaba algunos aplausos, pero el ilusionista acaba por ser el centro de atención y el plato fuerte de su pequeña "compañía teatral". Normalmente era la joven quién presentaba a la pareja, pero necesitaba que su compañero estuviera centrado en su magia para que la cosa no se descontrolara. Ni por un lado ni por otro. No en vano, era tan mala idea que su representación no gustase como que se excedieran, y acabaran huyendo del pueblo perseguidos por una multitud enfervorecida. Que no sería la primera vez

Y vale, para que negarlo. También quería que el chico sonriera. Le gustaba su sonrisa

Un bonito amanecer Dijo, con la mirada algo perdida Si no fuera por tanta niebla... Dejó la frase en el aire, mientras cerraba los ojos durante unos segundos

Una silenciosa brisa pareció responder a sus palabras, pasando entre ellos como un espíritu invisible. Lyla tuvo un escalofrío. No hacía mucho calor, a decir verdad. Y no es que ese fresco la hiciera mucha gracia. Pero no debía caer en la paranoia: Respiró profundo, e intentó aislar su mente. Hablar la vendría bien

¿Te acuerdas del borracho del último pueblo al que fuimos? Sonrió Deberíamos haber elegido otro voluntario para el número del triple salto Se llevó inconscientemente la mano al costado, donde aún se perfilaba una mancha amarillenta en el sitio donde se había golpeado, por suerte ya casi imperceptible

Notas de juego

 Seguimos andando, en principio, master. Puedes adelantar cuando quieras ;)

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23/05/2011, 15:44
Alexander
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Alexander entornó los ojos. El gesto de Lyla no le había pasado inadvertido, y dirigió su mirada hacia el costado de la chica.

Recordaba perfectamente aquel día. Recordaba como durante el fervor que le producía estar subido a un escenario había invitado a una persona anónima del público a subir con ellos, sin cerciorarse previamente de cual era su estado (No era con el primer borracho con el que se habían topado, y el chico estaba seguro de que tampoco sería el último). Y recordaba como éste había malinterpretado una de sus indicaciones, produciéndole aquella herida a su compañera. También recordaba lo mucho que se había asustado entonces, y como Lyla se había levantado con una sonrisa, quitandole hierro al asunto y  comentando algo parecido a "estas cosas pasan".

La determinación que poseía era algo que el chico admiraba enormemente en la mentalista.

-Si, parece que fue ayer-Comentó, mientras oteaba el horizonte.

-¿Y de aquella niña que quería viajar con nosotros?-Añadió, con una sonrisa que se heló durante un segundo en su rostro al pasar por su cabeza una fugaz imagen de Anger.

¿Que estaría haciendo en ese momento? ¿Le tratarían bien?...¿Sería feliz?

Alexander buscó inconscientemente la mano de Lyla.

Notas de juego

No pensaba empezar tan pronto con las cargas emocionales, peeeero...

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23/05/2011, 16:10
Director
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El paraje se mostraba bastante desolado, aunque poco a poco, se iba notando el calor del sol que se filtraba por las copas de los árboles. La niebla, en cambio, no parecía querer disiparse y se aferraba al suelo como una garrapata a un perro viejo. Sin embargo, la misma parecía clarear a medida que el sol ascendía en el firmamento y ahora, ya se podían ver la puntera del calzado si se miraba hacia abajo.

Tras un buen rato de caminata, un par de kilómetros más por el camino, el clima estaba bastante más templado.

Una bandada de pájaros pasaron volando en dirección a Gabriel, y sus graznidos retumbaron entre los árboles dejando un eco casi imperceptible, pero que allí estaba, rebotando en los troncos para ir desapareciendo poco a poco.

No se podía ver mucho más allá de la niebla, pero los ojos entrenados de nuestros compañeros, lograron divisar a la lejanía una figura extraña que parecía estar sentada a un lado del camino. En ese instante, una musiquilla muy tranquila llegó a los oídos de la pareja. Era una música que provenía de alguna especie de instrumento de cuerdas, y su sonido era bastante agudo, sin embargo, para nada desafinado.

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23/05/2011, 22:41
Lyla
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 Había cogido la mano de su compañero, con firmeza. Y le había sonreído. El resto del viaje se hizo algo más ameno. Aquellos bosques parecían algo menos oscuros, e incluso los pocos animales que pasaban de vez en cuando ofrecían la sensación de vida y actividad que tan escasa se había mostrado nada más despuntar el alba. Entonces, allí, en la lejanía, una melodía

Sedosa, lenta y al mismo tiempo frenética, una anacronía en aquel onírico tapiz de árboles y niebla. Durante unos segundos se dejó llevar por las notas y acordes sueltos, evocando lejanos lugares y antiguas leyendas. Disfrutó del momento, pero todo lo bueno se acaba, y el resorte que esperaba agazapado en algún rincón de su mente se quejó con insistencia devolviéndola a la realidad

¿Qué hacía alguien así en un lugar como ese? Desde luego, aquella no era música típica de Moth, por lo que sabía, y tampoco es que pararse al lado del camino a tocar una melodía fuera lo más normal del mundo. Cierto sentido de la prudencia, si no bien desconfianza, se afianzó en su mente, y no pudo evitar tensar ligeramente los músculos, como un gato agazapado preparado para saltar. Aún así, no se detuvo. Podría ser un viajero, o un simple artista ambulante, como ellos. Quién sabe, puede que incluso pudieran gozar de unos minutos de compañía e historias de otras personas y otros lugares. No debería suponer ningún peligro, en principio

En principio

No bajó la guardia

Notas de juego

 Pues eso, sigo andando "p'alante" ;)

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23/05/2011, 23:01
Alexander
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Alexander notó como su compañera se tensaba, y no le extrañó. ¿Que clase de persona se paraba a tocar una melodía en un lugar como aquel, casi apartada del camino?

Forzó un momento la vista, intentando vislumbrar una leve silueta, o cualquier cosa que le indicase quien se hallaba frente a ellos. Sin embargo, aquella niebla hizo su tarea inútil. No es que esperase un resultado distinto, simplemente se había acostumbrado a dudar de todo, y a comprobarlo todo.

La situación, a ojos del muchacho, era completamente bucólica, irreal, casi maravillosa...si no fuera porque algo dentro de el le gritaba que aquellas tierras estaban malditas, y que debía andarse con ojo.

Suspiró, gesto que no pretendía sino apartar aquellas elucubraciones de su mente, fruto sin duda de los cuentos escuchados durante alguna de sus actuaciones. A la gente mayor le encantaba asustar así a los niños. Era un bosque, solo eso.

Un bosque donde ni los animales se atreven a alborotar.

Pese a todo, apretó la mano de Lyla, y continuó andando.

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24/05/2011, 17:31
Director
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Os acercastéis un poco más, siguiendo la dulce melodía que continuaba sonando desde un poco más adelante. A medida que os acercabáis, la silueta de la persona que estaba tocando esa canción que resonaba por todo el mortecino bosque, parecía tomar más forma. Cuando os encontrabáis a unos veinte metros de dónde estaba aquella figura, ya podiais distinguir una forma humanoide, con la espalda encorvada y cuyos brazos se movían sobre el Koto de manera armoniosa.

El anciano no pareció veros llegar.

El continuaba tocando su instrumento, como si no existiera otra cosa en el mundo, mientras vosotros, de la mano, continuastéis caminando hacia delante.

El hombre no parecía peligroso, pero ya sabéis que en estos bosques, las apariencias suelen engañar.

Y mucho.

En el momento que os quedastéis a un par de metros del anciano, pudistéis ver bastante bien sus facciones. Era un anciano, de eso no cabía duda. Su rostro estaba surcado por muchas arrugas, que se resaltaban al tener los ojos cerrados, concentrado en continuar con la melodía. Llevaba una larga barba gris, que caía hasta su abdomen e iba vestido con un kimono completamente blanco, con un obi dorado. Tenía las piernas cruzadas sobre la roca en la que estaba sentado y sobre ellas, tenía depositado el instrumento que estaba tocando.

Cuando terminó la melodía, ni siquiera levantó la mirada. Aún así, habló.

- Konnichi wa, viajeros. - Dijo con la voz cascada.

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24/05/2011, 20:55
Alexander
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-Hola-Respondió Alexander, con un tono que rozaba lo divertido. Aquel bosque, además de siniestro, era subrealista.

Lanzó una mirada dubitativa a su compañera. Posiblemente ella estaría tan confundido como el.

-¿Disfrutando de las vistas?-Preguntó, lanzando una mirada inquisitiva al anciano, en un intento por entender sus acciones, y abandonando toda precaución. Total, ¿Que daño podía hacerles alguien así?

Algo dentro de él se reveló, como un niño pequeño que patalea porque es ignorado. Recuerda a Dranías, le gritaba, y ese grito hizo que todo su ser se estremeciese. No, no era buena idea juzgar una persona por la fachada, siempre podrías llevarte malas impresiones.

Unas malas impresiones que podrían llegar a costarte la vida.

Alexander sacudió la cabeza. ¿Por que simplemente no podía dejar a un lado todo aquello? ¿Por que no podía empezar desde cero, sin olvidar, pero sin que aquello marcase su vida?

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24/05/2011, 21:33
Lyla
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 Cuando estaban a un par de metros de aquel hombre, y antes de que este dijera nada, Lyla soltó con suavidad la mano de Alexander. No es que estuviera cansada del contacto con el joven, no siendo tan cariñosa como era, si no más bien como una medida de seguridad. Si aquel extraño resultaba ser alguien peligroso, su mano estaría en la espada mucho antes de lo que nadie pudiese decir "Emboscada". A decir verdad, no tenía razón lógica para dudar de aquella manera. El anciano no tenía pinta de ser un enemigo potencial, ni tampoco de resultar especialmente dañino en un posible combate ficticio. Pero, tras tantos años de cazarrecompensas, y más aún tras lo ocurrido en Cornes, Lyla había acabado por desarrollar ciertas rutinas de seguridad que, hasta la fecha, le habían ahorrado ya unos cuantos disgustos

Buenos días Murmuró en latín, dudando de si interpretar las primeras palabras del anciano como un saludo en yamato o como alguna otra clase de advertencia, comentario o petición

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24/05/2011, 21:44
Anciano Wu
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El anciano dejó su instrumento a un lado de su pierna derecha y metió sus manos dentro de las mangas de su kimono, cruzando las manos sobre el pecho y pasó su mirada sobre vuestros ojos, como escrutándolos pero sin signos de violencia, por lo menos por ahora. El hombre inclinó la cabeza hacia un lado, como extrañado por verlos allí.

La verdad es que parecía tan receloso como vosotros.

Después de todo, los bosques oscuros de Moth no era lugar para viajeros ni gente común y corriente.

Pero eso no pareció importarle al anciano.

El anciano abrió la tapa de un pesado cofre que tiene a su lado y extrae una pequeña estera, que depositó en el suelo. Mientras de la estera emana unligero olor a moho, sus imágenes azul cielo llaman vuestra atención, el mural representa la vida de un hombre heroico. Antes de que podáis mirarla mas, el anciano se arrodilla en el centro de la estera y alisa los pliegues.

- Bella dama, podríais alcanzarme esa cajita que se encuentra dentro del cofre. - Dijo señalando una cajita de madera con algunas letras extrañas.

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24/05/2011, 22:21
Lyla
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 "No aceptes regalos de los extraños", le había dicho su madre adoptiva cuando era pequeña. Un sabio consejo, probablemente común denominador de la enseñanza habitual en los niños de esa edad, que podría aplicarse a muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, ese. Si obviabas los detalles superfluos y te quedabas con la esencia de aquella frase, la moraleja estaba clara: "Cuidado con fiarte de cualquiera". Aquel hombre no parecía arisco, ni tampoco se le ocurría pensar en él como una amenaza. Por desgracia, muchas veces las apariencias engañan

Pero una cosa era guardar cierto recelo, y otra muy distinta caer en la paranoia gratuita. Lo que no implicaba que la idea de ver a un hombre tan aparentemente indefenso confiando sus pertenencias a una joven que acaba de aparecer en el camino le resultara extraña. Muy extraña, a decir verdad. Pero en fin, no iba a negarse a una petición tan educada. Lyla podría ser desconfiada en algunos aspectos, pero no era muy dada a ofender a nadie demostrándolo abiertamente

Sí, claro

Con la cautela propia de un felino, hizo lo propio. Se agachó frente al cofre, manteniendo una distancia prudencial con el anciano, y echó un vistazo al interior antes de meter la mano para coger lo que allí hubiese

¿Que contiene, si no es mucha indiscreción preguntar?

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25/05/2011, 14:12
Anciano Wu
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- Es mi juego de té, bella dama. - Respondió el anciano con una sonrisa que hacía que sus arrugas se tornaran más profundas, por lo menos, las de sus mejillas. - He pensado que podriáis acompañar a un anciano a tomar el té, y por supuesto, seguro que venís caminando desde muy lejos. No os he visto por aquí y como era de esperar, tampoco es que pasen muchas personas por este camino. -

Señaló con la mirada en la dirección en la que veniáis caminando y su sonrisa se borró completamente.

- Y los que siguen por allí, normalmente no regresan. -

El hombre se arremangó las mangas del kimono hasta dejarlas sobre sus codos y extendió sus manos en dirección al cofre, esperando que le entregues la cajita en sus manos.

- ¿Serías tan amable de pasarme mis cosas? -

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25/05/2011, 14:36
Lyla
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Las palabras del anciano fueron precedidas de un incómodo silencio, mientras a lo lejos el camino parecía distorsionarse. A Lyla casi se le antojaba como unas horrendas fauces camufladas entre la espesura, preparadas para dar buena cuenta de ellos cuando llegaran a su altura ¿A qué se había referido con lo de que nadie volvía? Cuentos de fantasmas, advertencias encubiertas en palabras susurradas al viento. No, aquello no acababa de gustarla

Claro Tendió el juego de té al anciano, mientras dirigía una breve mirada de incomodidad a Alexander, que probablemente no le pasó desapercibida al anciano. Lyla nunca había sido muy buena disimulando

Pero no iba a rechazar una oferta tan generosa. Y la verdad es que estaba algo cansada después de andar toda la mañana

Supongo que un breve descanso no nos vendrá mal. Gracias por la invitación, es usted muy amable

A pesar de todo, dejó el final de su frase en el aire, sin llegar a sentarse, más por dar la oportunidad a su compañero de pronunciarse que como un verdadero mensaje no verbal

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25/05/2011, 15:07
Alexander
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Alexander retrocedió medio paso, mientras asimilaba lo ocurrido. Las palabras del anciano retumbaban en su cabeza. Y los que siguen por allí, normalmente no regresan. Eso era lo que había dicho.

La frontera que separaba la cautela de la paranoia comenzaba a difuminarse, de manera lenta, pero inexorable, y el chico no podía hacer nada por evitarlo.

¡Oh, vamos! No es mas que un camino.

El chico sacudió la cabeza para ahuyentar aquellos pensamientos, en un gesto que comenzaba a ser muy típico en el. Correspondió a la mirada de Lyla con otra de naturaleza similar, y casi pudo adivinar lo que se le pasaba por la cabeza. Después de tanto tiempo juntos, el chico había aprendido a reconocer ciertos aspectos muy sutiles del carácter de la mentalista, y eso no pocas veces le había sido de ayuda. Sin embargo, ya había aceptado la oferta, y, como su propia compañera había dicho, un descanso no les vendría mal. Llevaban caminando desde el amanecer, y el rocío había marcado sus ropas con una desagradable sensación de pesadez.

-Si, creo que podemos permitirnos hacer un alto-Comentó, con cierta dejadez-Al fin y al cabo, la ciudad no se moverá de su sitio.

Acompañó sus palabras sentándose en frente del anciano. No conocía muy bien las tradiciones, ni el protocolo a seguir, pero en aquel momento le pareció lo mas correcto.

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25/05/2011, 15:47
Lyla
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 Acompañó a Alexander, sentándose frente al extraño personaje. Una antigua costumbre, probablemente procedente de su infancia, cuando la etiqueta realmente importaba, surgió a la superficie, impulsándola a abrir la boca de nuevo

¿Quiere que le ayude?

No es que fuera una experta preparando té, pero bueno, un par de manos más nunca estaban de más. Lo que no quitaba que siguiera sin gustarle del todo aquella situación

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25/05/2011, 19:34
Anciano Wu
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- No, bella viajera, no es necesario. - Dijo el anciano al mismo tiempo que abría su caja de madera y extraía de ella los elementos necesarios para hacer el te.

Primero, sacó tres pequeñas tacitas de porcelana blanca, grabadas con unos ribetes dorados y unas grullas azules que las rodeaban. Después, cogió una tetera de porcelana, la cual rellenó de agua de un odre de piel que también se encontraba en la caja y por último, mezcló dos sobrecitos de hierbas en el agua, con ayuda de una cuchara de madera.

Automaticamente, el agua comenzó a hervir en la tetera, por lo que la dejó a un lado, esperando que el té repose un poco.

Mientras tanto, el anciano levantó la mirada de lo que estaba haciando, ya que había terminado por ahora, y os volvió a mirar con una sonrisa.

- ¿Qué os trae por este camino, viajeros? Las tierras de Moth no son para jóvenes como vosotros. Aquí hay muchos peligros y misterios. -

 

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25/05/2011, 19:50
Alexander
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-Somos artistas ambulantes-Respondió Alexander, tras un brebe silencio. Debía medir bien sus palabras, pero no quería parecer demasiado arisco. Las relaciones sociales nunca se le habían dado demasiado bien, muy a su pesar-Tenemos una pequeña compañía teatral.

Observó un instante el te, recordando que aquella iba a ser la primera vez que lo iba a probar. Era curioso, en toda su vida no había salido del agua, la cerveza y, en raras ocasiones, alguna bebida alcohólica algo mas fuerte.

-¿Y usted?-Se aventuró a preguntar. Al fin y al cabo, el anciano ya lo había hecho, y puestos ha hablar con desconocidos...¿Que podían perder?