Partida Rol por web

Empezaste a caminar por la aldea, que estaba atestada de gente. Tenías que abrirte paso casi a empujones entre las personas que ahora invadían el pueblo. Jorunn no parecía estar en ningún sitio, hasta que te diste cuenta de que era lo mas probable. Ella estaba esperando a que llegase su hermana y seguramente habría salido disparada al escuchar los cuernos por lo que tu también te dirigiste a la entrada del pueblo.

Y alli en la entrada estaba, como casi podías haber predicho sin ningún hechizo ni nada especial. Tambien estaban allí el jarl que estrechaba la mano de dos hombres. Uno de ellos lo conocías, era Herjolf Tryggverson el noble danés marido de Gudrid. El de al lado seguramente sería familiar suyo. Y Gudrid estaba allí montada a caballo hablando con su hermana que estaba junto a ella. Además de eso había al menos una veintena de personas que iban con ellos, guardias y esclavos de Herjolf.

-¡Padre!-exclamo la muchacha con alegría mientras le hacía un gesto a dos esclavos que la ayudaron a bajar del caballo. Abrzó a su hermana y acto seguido a su padre- ¡Que alegría volver a Rohald! ¡Y cuanta gente!

Además de los hombres y mujeres que habían venido con ellos la aldea estaba llena y una gran multituz rodeaba al grupo observando a los recien llegados con alegría y gozos propios del ambiente festivo que corría por las calles de la aldea.

Feliz de estar de nuevo con Gudrid, despues de que la abrazara a ella y a su padre se acerco a ella y sonriendo comentó:

— Teneís que contarnos todo, como estaís y hermanita... ya me dirás como es estar casada— bromeo mientras la tocaba la tripa con suavidad. —Es varón ¿no? ¿Cómo se llamará?

La mujer se sonrojó y miró a su marido quien asintió con la cabeza.

-Bueno, no pensábamos decirlo todavía pero... se llamará Hrolf, como padre-dijo con una sonrisa mientras lo miraba para ver su reacción.

El jarl dio una risotada y le dio una palmada en la espalda al marido de su hija.

-Vaya, vaya entonces está destinado a ser un gran danés, como pocos los ha habido-bromeó- Hrolf Herjolfsson... suena bien. ¡Me gusta!

Situado un poco alejado Thorgrím asistió a la conversación de la familia del jarl.

Se alegró por Knudsson, si Gudrid le daba un varón a su esposo, el jarl podría descansar tranquilo al tener por fin un heredero varón al que dejar el mando.

Un nombre digno para un señor con un gran futuro. El mejor nombre posible para el futuro lider del jarl— repuso la chica, pues aunque ella se casase y concibiese un varón, los derechos de primogenitura serían para el hijo de la hermana mayor. Algo que por supuesto no preocupaba a la joven Jorunn ya que estaba rebosante de felicidad. Se sentía completamente satisfecha y feliz de ver a su hermana, a quien no había visto desde poco tiempo despues de la muerte de su hermano.

-Ejem-tosió ronco el jarl. Las palabras de Jorunn hablaban sobre lo que ocurriría si todo seguía como hasta ahora pero era normal entre las tribus danesas que se eligiera al jarl y quizás, si el pueblo así lo decidía cuando Hrolf faltase sería otro jarl, de otra familia quien gobernase. Por supuesto Hrolf tenía otros planes que no incluían que su familia perder el liderazgo del clan Kjari pero aquel momento no era el apropiado para hablar de ello- En efecto, un gran nombre para un gran líder-repitió- pero no nos quedemos aquí, decid a vuestros hombres y mujeres que entren y vayamos a la gran casa, os acompañaré a vuestro cuarto en la propia casa. Vuestro hermano, por supuesto, también será acogido en otra habitación-les dijo a sus honorables invitados.

Jorunn miró a su padre con cierto recelo ¿Esquivaba el tema o lo había imaginado? Jorunn confiaba siempre en sus intuiciones y en su corazón y en aquel momento ambos latían con fuerza la misma orden: "Labios sellados" aunque no sabía el motivo. Pero como siempre obedeció a la voz interior que todos los humanos poseen y solo algunos escuchan.

Con una sonrisa de oreja a oreja apretó suavemente la mano a su hermana mientras bromeaba con ella entrando en la casa tras su padrae

— Es tremenda...a ver si van a ser dos....

Varios metros por detrás de los nobles, el berserker se acercó casualmente a uno de los miembros de la comitiva que acanzaba. Desoyendo los consejos de Yngwe empezó a hablar solo, pero pronto incluyó al estranjero en su propia conversación.

¡Se prepara una gran fiesta! Está noche comeremos y disfrutaremos de la famosa cerveza del clan Kjari, - en ese momento lo cogía del hombro como si se conocieran desde niños.- Tenemos uno de los mejores scalda de toda Scandia, ya lo conoceras.

Por cierto, soy Thorgrím- le dijo mientras le saludaba estrechandole el antebrazo y mostraba una enorme sonrisa-¿Habéis tenido un buen viaje? ¿Y las cosechas? ¿Qué noticias se mueven por el continente?

El hombre, un tipo alto y fornido con una barba casi tan roja como la de Thorgím sonrió y siguió caminando. Varios brazaletes de plata cubrían sus antebrazos lo que indicaban que era un buen guerrero y que había conseguido los favores de su jarl.

- ¿El continente? Ja, ja deberíais salir mas de la isla, embarcaros una temporada-bromeó- Mi nombre es Kjartan, venimos de un puesto comercial del rey Halfdan. Las cosas ahora están tranquilas y con el embarazo de la dama Gudrid hemos vuelto a Fynn. Nos vendrá bien un poco de descanso y estar en casa durante el invierno, sobretodo si vuestro amigo sabe contar buenas sagas-sonrió mirando al escalda- ¡y mas aun si tenéis buena hidromiel!.

Caminaba entre la gente buscando alguna cara lo suficientemente conocida como para confiar en ella. Pero tanto Jorunn como su padre debían estar en la entrada de la aldea recibiendo a los invitados que aún seguían llegando, entre ellos Gudrid y su esposo. Su mente seguía puesta en lo que los huesos le habían dicho y prestaba poca atención a los que caminaban junto a ella.

Cuando se acercó a la entrada comprobó que su intuición había sido acertada. Allí estaban el jarl con sus hijas, su yerno y el resto de la comitiva, una reunión alegre y familiar por lo que era un mal momento para preocuparlos con malos augurios. Hild observó desde la distancia como entraban en la casa con un gesto de preocupación al no encontrar el momento oportuno de poder hablar sobre el mensaje que los dioses le habían enviado.

Yngwe se mantenía en una tercera fila, algo discreto pero a la vez con una buena perspectiva de todos los rostros y otros detalles anatómicos menos relevantes pero de igual o mayor interés. Vió al guerrero con el que se codeaba Thorgrím ataviado con brazaletes, coincidió con Jorunn en que la barriga de Gudrid era suficiente grande como para llevar a dos criaturas en él, y mientras los líderes se agasajaban uno al otro, Yngwe buscó en la comitiva algun... ¿mago? Tal vez algun consejero que pudiera llevar alguna runa de Sejdr....

Yngwe tenía la intuición, que quien lanzara la maldición, bailaría esta noche en la fiesta, así que... si la fiesta se alargaba y las mozas eran muy estrechas... le encontraría

Un fugaz y conocido destello pelirrojo llamó la atención de la joven. Hild acababa de acercarse a la entrada, como gran parte del pueblo para ver a Gudrid y a su marido. Claro, que Gudrid no sabía que era la nueva völva y además tampoco conocía a Strigandi y podía presentarlos.El hombre era atractivo y Hild podía querer conocerlo.

—Hild... amiga...ven—

La chica desaparecío unos segundos para llevar a su amiga consigo y presentarla, al fín y al cabo era practicamente una hermana para ella. Habían jugado juntas de pequeñas y la había apoyado cuando Gudrid se fue y cuando murió Hermod la ayudó a superarlo. Sin reparar en la expresión de la chica la llevó ante la comitiva y dijo a Gudrid y a su esposo.

— Gudrid, Herjolf... Hild es ahora la nueva völva. Hild ¿Recuerdas a Herjolf Tryggversson?. Este es su hermano, Strigandi...—dijo presentandoles educada pero alegremente.

Herjolf y Strigandi hicieron una leve reverencia con la cabeza en señal de respeto. Las völvas eran tratadas con respeto en todas las tierras de Scandia donde la magia era algo muy poderoso y el contacto con los dioses, aunque infrecuente, algo muy venerado.

Empezaste a caminar fijándote en el grupo de recién llegados. Había guerreros y también hombres y mujeres que sin armadura los seguían portando las cosas necesarias para el viaje, asi como presentes y regalos para la fiesta.

-Hild, cuanto tiempo-dijo Gudrid acercándose a ella y dándola un leve abrazo- lamento la muerte de tu madre...

Sigurd se ríe para sus adentros viendo cómo Jorunn intenta enganchar a Strigandi para la völva. No presta demasiada atención a los recién llegados, aunque está impaciente por que empiece a correr la cerveza y pueda liberarse un poco de su labor de guardaespaldas. 

"¿Y cómo están las cosas en Dinamarca, extranjeros?" dice dirigiéndose a los dos hermanos. "No solemos tener demasiadas noticias de lo que ocurre en el sur"

-¡Extranjeros! Ja, pasa uno una temporada en un puesto comercial y lo llaman extranjero-rió el jarl sin darle importancia- He estado en un puesto comercial que pertenecía al difunto rey Halfdan. Ocupándome de mantener las cosas bajo control desde que subió al trono el Rey Frodi-dijo algo incómodo- mi hermano ha estado en Hleidra ocupándose de nuestras tierras en mi lugar. Las cosas están tranquilas, a excepción de los piratas que navegan en el Skagerrak. Por suerte, para ellos, al regresar a Fynn no nos topamos con ninguno.