Partida Rol por web

Yngwe paseó entre los presentes, una mujer tenia en sus faldas un flautín, Gilsursson cogió a la mujer de una de sus blancas y finas manos y deslizó ambas hasta la flauta para cogérsela repentinamente. La mujer aún le miraba cuando Yngwe empezó a tocar, una música tranquila que al menos uno de los forasteros reconoció y con voz grave y ronca empezó a cantar en aquél idioma ronco que provenía de las gargantas resecas del viento helado.

Pronto otros presentes se unieron al canto, sacando sus propios instrumentos y añadiendo su voz, Yngwe devolvió la flauta a la mujer que ya se añadía a un coro de voces y sujetó su propia lira uniéndose al canto mientras las cuerdas del instrumento añadían el tono agudo y fino que hacían famoso a Gilsursson

~Cantad, reíd, Bailad que hoy es un día de fieeesta~

Un par de de nórdicos pronto empezaron a brincar tras el scalda que ya paseaba por el lugar animando a la gente a levantarse y formar los corrillos de baile. Dos barriles se abrieron al unisono y un tipo vertió una jarra de cerveza en la cara de Yngwe que apenas llegó a echar un trago mientras seguía cantando

Cuando la canción ya terminaba, otro scalda ya empezaba la suya a la que Yngwe no tardaría en añadirse

Los platos de venado iban por las mesas, la grasa y la carne corría por las manos y barbas de los comensales. Los scaldas empezaban a cantar. Pero uno de ellos, rubio y con la melena trenzada, se adelanta y se pone en el centro de la sala y empieza a cantar con voz potente llamando la atención de los asistentes. La canción que cantaba la conocíais todos pero no por ello dejaba de estremeceros.

Primero tendrán lugar los presagios. La muerte de Baldr, las tormentas que se desembocarán con furia, el bosque de hierro al este que alimentará la bastardía de Fenrir, el afluente Péril que arrastrará las espadas.

Después, tres gallos darán la alarma: Fjalarr el Vigilante, un gallo rojo que cantará en los bosques de la horca; en lugar de los Aesir, Gullinkimbi, el de la cresta de oro, que levantará a los guerreros de Odhin en el Valhöll. Por último, un gallo negro lanzará su cacareo victorioso desde la residencia de Hel.

Entonces los hermanos se matarán los unos a los otros, los valores desaparecerán y el incesto y el crimen reinarán.

Heimdallr hará sonar su cuerno Gjallarhorn. Yggdrasill temblará y se lamentará. Los eniherjar, los formidables guerreros de Odhinn, se pondrán sus armaduras y saldrán del Valhöll para reunirse con su jefe. Odhinn consultará la cabeza de Mímir sin resultado alguno. Los lobos Sköll y Hati se tragará la luna y el sol que desde siempre han estado persiguiendo. 

Y Fenrir se liberará.

La tierra se sacudirá y las montañas se vendrán abajo.

Los gigantes se sumarán al asalto. Hrymr llegará del este con el escudo en alto y los gigantes de fuego, los hijos de Muspell, navegarán en el barco naglfar con Loki al timón.

Odhinn, con su brunia y armado con Grungmir, se enfrentará al lobo Fenrir que acabará matándolo. Uno de sus hijos, Vidharr, le arrancará las fauces y vengará así a su padre. Thorr golpeará con su martillo a la serpiente de Midgar que retrocederá nueve pasos y caerá muerta. Freyr será asesinado al enfrentarse a Surtr, el jefe de los gigantes de fuego. Heimdallr y Loki se matarán el uno al otro.

El sol se oscurece,
la tierra se ensombrece en el mar,
las estrellas brillantes se desvanecen en el cielo.
El humo se arremolina,
las llamas rugen,
una llamarada ardiente
se eleva hasta el cielo.

Es el fin.

Sin embargo, una nueva tierra surgirá de las olas.

Ella vio emerger
por segunda vez
una tierra en las olas,
eternamente verde;
por la que fluyen las cascadas,
sobre las montañas
planea el águila
que atrapa a los peces.

Los Aesir supervivientes se reunirán una vez en el Ídavöllr, "la luna brillante". Allí rememorarán los sucesos del pasado y las antiguas runas de Odhinn.

De repente, la renovación llegará. Baldr volverá con Hödr, su hermano; una sala de oro, Gimlé, ,más bella que el sol, estará preparada para acoger a los dioses.

Y Alfödr, el Altísimo descendiente del cielo, Odhinn, padre de los dioses.

Yggdrasill, que sobrevivirá a la catástrofe, extenderá su follaje.

El antiguo mundo morirá y una nueva época de oro se dará a conocer.

Tras un breve silencio provocado por la narración del Ragnarök el jarl se levanta en su sitio y tiende ante el su cuerno tallado y grita:

-¡Por Odhinn!¡Por los dioses! ¡Sköll!

-¡Sköll!, grita el thurl, alzando su jarra repleta de hidromiel y chocándola con las de sus compañeros con fuerza, derramando gran parte. Sin embargo, no se levanta de su asiento ni deja de observar, con mirada tosca y cara de preocupación, hacia el interior de las habitaciones, allí donde se encontraban las dos hechiceras que le causarían pesadillas.

No le gustaban demasiado los extranjeros, puesto que llenaban de variables los avatares del destino, pero lo ocurrido durante la caza le hacía pensar mal de cualquiera. Intercambió una mirada con la volva y dedujo que compartían la misma preocupación. Sin embargo, había que seguir la fiesta.

Con un gesto de desdén, arrancó otra pierna de cordero y la modisqueó con la cabeza gacha y los ojos fijos.

"¡¡¡Sköll!!!" grita Sigurd. Como todos los de su clase, intenta que su voz sea la que más se oye en toda la gran sala. Se distrae durante buen rato con sus hermanos de clan, centrándose especialmente en sus colegas hirdmen con los que ha podido pasar poco tiempo en los últimos días. Bravuconean, se levantan para contar sus hazañas, se golpean amistosamente en el hombro y en el estómago, y arman todo el jaleo posible. Cuando toda la sala comienza con los cánticos, los hirdmen y Sigurd se levantan y se agarran de los hombros, cantando poderosamente todos a la vez. Con una jarra de hidromiel en la mano y con ya síntomas de ebriedad, Sigurd se acerca al Jarl y le dice al oído.

"Jarl Knudsson, me gustaría hablar con sus nuevas esclavas, si no le importa. No se preocupe, no me acercaré más a ellas que lo que me acercaría a un azadón."

¡Sköll!- brama el berserker, quien tras entrechocar su jarra con la del resto de compañeros de mesa la vacía de un solo trago y la deja con un sonoro golpe sobre la mesa, con tiempo aún de levantar otra y vaciarla antes de que muchos hayan podido dar cuenta de la primera.

La música y los bailes continúan, animando por fin el ambiente general, y despejando las preocupaciones de la cabeza de Thorgrím.

¡Por Odhinn!¡Esto si que es una auténtica fiesta!- dice cogiendo por el hombro a su compañero con el brazo izquierdo mientras con el derecho sostiene nuevamente el hueso de la deliciosa pata de ciervo que se ha comido y repela parte de carne que aún quedaba.

- ¡Parece que los regalos del marido de tu hija han encandilado a mas de uno!-dijo un hombre orondo y con poco pelo, con una voz alegre y gran acento noruego. Era Sigr Gunarsson, un primo del jarl Knudsson que estaba cerca de éste cuando el hirdmand le pidió permiso.

¡Jajaja! Eso parece. Está bien Sigurd, pero no hagas nada que ellas no quieran. Recuerda que estamos en el Jöll y no quiero que nuestros invitados se lleven la impresión de que somos unos bárbaros. Tratalas bien-rió el jarl mientras daba un mordisco arrancando la carne de un hueso.

¡¡Skoll!!—la voz de Jorunn, destacó por su feminidad mientras alzaba elcuerno lleno de hidromiel. El delicioso brebaje la gustaba, pero en aquellos momentos no puedo apreciarlo debido a multiples factores. En primer lugar, aquella canción siempre la ponía los vellos de punta y estaba el asunto de las hechiceras. Ni mas que menos que gemelas. Ambas hermosas y capaces de hacer hablar a un hombre sin recurrir a la magia. Ademas...Tenían a Hild, la völva, que era de total confianza ¿para que necesitar mas? Aquello tenía que ver con la maldición, seguro. Pero...¿por qué el marido de su hermana iba a hacer algo en contra de Hrolf? Claro, que si su padre muriese repentinamente, el siguiente en la linea de sucesión sería el marido de su hermana...  Los ojos entrecerrados de Hild, parecían indicar que tambien ella sospechaba. No así Yngwe, que fiel a su caracter parecía perder los ojos por las hermosas gemelas.

Jorunn bebió de su copa y, al igual que los nobles, arrancó con las manos un trozo de carne para comerlo, solo que de forma un tanto más delicada, manchandose menos que los hombres. Muchas gracias por tu obsequio Herjolf, extraño es el nacimiento de gemelos, que además sean conocedores de la hechicería las hace aún más valiosas. Aúnque también tenemos grandes conocedores de la magia, nunca viene mal tener mas.— comentó la chica animadamente. El juego de los grandes salones era realmente agotador.

¡Jajajaja! Creo que tenéis a vuestro lado a la Völva del clan Kjari, no se para que querríais tener tres. Parece que este hombre-dijo señalando a Sigurd- sabe que uso darlas mejor y como bien has dicho que sean como dos gotas de agua las hace aún más valiosas. Me alegra que sean de vuestro agrado-dijo alzando el cuerno antes de dar un trago.

-Quizás, mi buen señor-dijo un hombre que se sentaba junto al hermano de Herjolf en la mesa. Un tipo de cara alargada y parpados caídos- la hija del jarl no piense en los mismos placeres que los guerreros del clan. Aunque si no me equivoco vuestra hija es toda una dama de armas-le dijo al jarl Knudsson.

Cuando iba a responder Hrolf habló su hermana que se adelantó con una melodiosa risa.

-Mi hermana es capaz de blandir su espada al igual que yo soy capaz de tejer una red de pesca. Es muy habilidosa-dijo sonriendo, cargando de cumplidos a su hermana- su marido, cuando desee tenerlo, podrá irse a hacer el vikingo sabiendo que sus tierras están a salvo al igual que su familia.

Precisamente a la völva y al thurl me refería. Y desde luego no pensaba en los mismos placeres que los hombres aquí presentes— rió Jorunn lanzando una sonrisa complice a su hermana. Afortunadamente el vestido que había escogido tapaba por completo la reciente herida— Y si, de momento estoy entrenandome como una skjaldmö, pero solo las nornas saben el destino que me espera, pero también os digo—añadió en tono desenfadado acercandose a la mesa para coger una de las frutas que acompañaban a carne y aprovechando— yo jamás haría enfadar a una hechicera. No es lo más sensato del mundo. Jajajajajaja

Especialmente si son esclavas sin nada que perder

Las mesas pronto se llenaron de bandejas repletas de comida y los cuernos rebosantes de bebida no dejaban de rellenarse una y otra vez. La música comenzó a sonar acompañando el banquete, animando a todos los presentes que poco más necesitaban después de varios tragos.

La völva comió despacio y frugalmente, hablando de vez en cuando con los que tenía más cerca, pero cuando escuchó a uno de los scaldas entonar aquella canción el temor cruzó su cuerpo haciéndola enmudecer. Era un hermoso poema pero después de haber visto los restos de una maldición, de que dos hembras gemelas y hechiceras fueran entregadas como regalo al jarl y ahora las palabras sobre el fin de una era... todo ello consiguió que por la mente de Hild sólo cruzaran malos presagios. ¿Acaso todo aquello no eran indicios de lo que estaba por venir? La völva no podía rechazar las señales que se le mostraban pero... ¿y si se equivocaba? Al fin y al cabo ella no era su madre, aún era joven y tenía mucho que aprender, y cualquier error que pudiera cometer podía conllevar caer en desgracia en el clan, y si eso pasaba ¿qué sería de ella?

El alcohol empezaba a hacer efecto, sobre todo en los hombres, y cuando todos levantaron sus cuernos o sus copas la völva hizo lo propio, más el brindis que brotó de su boca fue débil y casi inaudible.

- Sköll

Sigurd rió la observación de Herjolf y se marchó hacia fuera. No fue el único pues el scalda, que no había quitado los ojos a las dos muchachas, salió tras él. Al fin y al cabo había una para cada uno.

Mientras salían uno de los hombres de Herjolf que se sentaba junto a Thorgrím, al otro lado de la mesa,empezó a hablar en voz alta lo suficiente para que lo escucharan todos a su alrededor.

-Dicen que los hombres y mujeres del clan Kjari son grandes luchadores. ¡Queremos oir alguna de sus historias!-dijo alzando el cuerno que derramó el liquido sobre la mesa y el resto de los hombres que había allí lo corearon.

El pueblo estaba lleno de gente y desde fuera del gran salón se escuchaban los gritos y carcajadas de júbilo de los asistentes. Había varias hogueras con gente alrededor festejando a su vez, bondis* que no había tenido su sitio en la casa comunal comían y bebían y reian y cantaban de igual manera que los de dentro. La luna se asomaba en lo alto entre las nubes y comenzasteis a andar hacia la choza donde se habían llevado a las esclavas para adecentarlas.

Cuando Sigurd se levantó y marchó de la fiesta con permiso del Jarl el sonido de la lira de Yngwe se apagó poco a poco mientras éste se escabullía hábilmente entre la gente. El guerrero caminaba con paso apresurado y el scalda le alcanzó por detrás dándole un manotazo en la espalda - Vaya vaya, ¿También te pica la curiosidad por el regalo finés? ¿Va a ser una noche ardiente o es que sientes el deseo de proteger la ciudad? - Antes de que respondiera Yngwe abanicaba el aire, obviamente ya sabía que Yngwe conocía la respuesta- Te recuerdo que ni mucho menos son las únicas usuarias de magia que han llegado esta noche a la fiesta, y que siendo esclavas no han debido hacer nada por sí mismas en ese bosque... y que si alguien les ha mandado hacer algo... no nos las regalarían... tal vez sepan algo, pero creo que hará falta algo de suavidad Sigurd, y ... machote eres un rato además de saber hacer bien la corte, pero tal vez te venga bien algo de ayuda

No soy demasiado buena contando historias pero precisamente estaís sentado junto a uno de los más portentosos guerreros de nuestro clan.— dijo Jorunn señalando con un hueso a Thorgrím— Su ferocidad en la batalla de Slögga fue legendaría y abatió tantos enemigos como 4 de nuestros rivales juntos mandaron al salón de Odín a los nuestros. Sin armadura, tan solo con su hacha y la piel de un oso que él mismo había matado con sus propias manos arrancó de un golpe de hacha la cabeza de un desgraciado, haciendola volar por lo menos 50 pies del impulso... y todo eso antes de que Thor se manifestase a través de él.

Levanta el cuerno en dirección a Jorunn en señal de agradecimiento y escucha lo que dice mientras da un trago largo.

- Esas palabras en boca de una encantadora joven casí aseguran al bueno de Thorgrim un taburete en el Valhala. Jo jo jo- una profunda y sincera risa inunda la sala.- Una buena historia la del oso, sí señor. Lástima que no haya un buen skalda cuando es realmente necesario...Podría resumirse en que el oso se empeñó en quedarse con un alce que acabábamos de cazar. - Con un muslo de oca en la mano apunta al resto de los invitados - Y nada ni nadie le quita un trozo de carne a este vikingo si quiere permanecer con vida.- Termina su historia dándole un bocado al muslo y vuelve a sentarse.

Traicíon...traición...Las palabras de Hild resonaban en la cabeza y llenaban su pensamiento con las gemelas hechiceras, y  de reojo miraba al marido de su hermana intentando discernir el porqué de aquel regalo. Mientras Thorgrimm deleitaba a los presentes con su magnifica y abreviada historia del oso, la joven trataba de buscar alguna historia que incluyese a algún traidor, para ver si lograba alguna reacción, por leve que fuera de alguno de los presentes.

Tambien recuerdo la historia de Berlofv hace ya ¿cinco años? Aún vivía nuestro hermano —dijo mirando a Gudrid como para confirmarlo— El maldito bastardo...intento engañar a los nuestros durante una batalla en las tierras de Sami a cambio de oro, oro que podía haber conseguido con dignidad. El campamento que habían montado se vio asediado por toda una tribu de samis... y nuestros hombres, sin sus armas en la mano, puesto que Berlofv hacía guardia por la noche y las había escondido, se vieron rodeado por aquellos hombres. Ninguno de nuestros hombres se rindió y lucharon  utilizando como arma todo aquello que encontraban, piedras, palos y si hacemos caso a las historias incluso una olla rompió el craneo de un enemigo...aunque obviamente eso no fue nada comparado con lo que le ocurrió a Berlofv. Tras sonsacar su traición a uno de los caidos, le encontraron escondiendo oro bajo una roca y...bueno. Como dije antes. En nuestro clan no hay lugar para la traición concluyo con una sonrisa