Partida Rol por web

Klemet avanzaba junto al grupo, refunfuñando para sí en lo que parecía ser un monólgo aunque a vez parecía hacerse preguntas y responderse.

La larga vara de madera tallada le servía para ayudarse a avanzar en las zonas más húmedas y así estaba cuando se dio cuenta que tenían frente a sí a varios soldados y que no parecían tener las mejores intenciones.

Desde luego aquellos hombres no parecían lugareños en busca de leña sino más bien experimentados guerreros o simples asaltantes y ladrones.

No hizo falta que Jorunn le dijera nada, la völva sabía perfectamente que en esas circunstancias debía dejar actuar a los expertos en las armas así que, agarrando con fuerza el cuchillo que siempre llevaba encima se quedó por detrás del resto esperando a pie firme lo que fuera a suceder.

Sigurd se ve sorprendido por el movimiento de Jorunn. Cuando se repone de la impresión y de la temeridad de la joven, se prepara para el combate

La nieve saltaba formando una polvareda a los pies de los guerreros que se lanzaron cuesta arriba a por el grupo de cazadores. El sonido de los hombres resonaba entre los arboles y el aliento salía en forma de humo de sus bocas. El grupo se preparó para recibir la embestida desenvainando sus armas y preparándose para el inevitable combate...

La völva poco podía hacer ante el ataque de aquellos hombres así que, reculando hacia la retaguardia del grupo, dejó el camino libre a sus compañeros para que, llegado el momento, puedan plantar cara a los extraños. De todas formas sujetó con fuerza el cuchillo por si tuviera que utilizarlo contra cualquiera de ellos.

La Völva decidió esperar preparada para cuando los guerreros estuviesen más cerca. Cuatro de ellos no tardaron en llegar a los pies de la depresión atacando al grupo con sus espadas y hachas. La nieve hacía que fuera difícil el ataque y el movimiento de los hombres y, al estar en lo alto de la depresión, el grupo contaba con ventaja. Ventaja de la que sacaron provecho cuando se defendieron bajo las ramas de los arboles. Dos de ellos trataron de alcanzar al hirdman pero este los esquivó con facilidad, el otro no llegó siquiera a golpear al mago. Solo uno de ellos llegó a rozar con el filo de su espada a la hija del Jarl aunque por suerte para la joven el golpe no era demasiado potente.

Klemet al igual que la Völva se retiró a un segundo plano y empezó a concentrarse.

El golpe venía con poca fuerza pero los enemigos eran muchos y cada vez sería más y más dificil mantenerlos a raya. La joven era consciente de que atacar en aquel momento significaba tener que encajar el golpe de su rival y, sin embargo, no pareció importarla. Ella era la hija del jarl, no se echaba atrás. Seguía adelante, como su antepasado, Kjari Espada de Rayo... aunque a ella se la diese mejor manejar la lanza que la espada.

En el momento en el que el filo de la espada se movió con velocidad hacia ella, Jorunn aprovecho el hueco que había quedado libre en el pecho del guerrero al alzar su espada para atacarla. Dirigiendo su ataque hacia la axila, como los hirdmans la habían enseñado, la joven lanzó un fuerte grito de guerra. Sin embargo, la inexperiencia de la noble con la espada, jugó en su contra, haciendo que el acero pasase a unos centimetros de su objetivo.

Si hubiese sido una lanza...

El guerrero más rezagado se unió a la contienda tratando de atacar al hirdman. El crujido de las ramas mientras los hombres combatían inundaba el silencio que había en el bosque. Sigurd logró mantenerse firme y esquivar el ataque del guerrero sin dificultad.

Sigurd se abalanza sobre el guerrero que ha atacado a Jorunn, gritando el nombre de uno de sus ancestros, y salta mientras hunde su espada en el casco del asaltante.

El golpe del Sigurd atravesó en un punto la coraza del hirdman enemigo haciéndole un corte cerca del hombro aunque no fue, por suerte para vuestro enemigo, lo suficientemente profundo. El hombre gritó mientras se retiraba un paso hacia atrás para seguir combatiendo.

Nunca he sido demasiado bueno en combate, no es un secreto. Miro como mis compañeros tratan de hacer algo mientras otros sí que aciertan sus golpes y busco algún sitio dónde poder hondar con mi espada, pero no lo encuentro. Así que opto por lo que mejor sé hacer. Comienzo un suave cántico mientras me concentro para dejar a alguno de esos guerreros fuera de combate durante un tiempo.

Miro a los guerreros, y enfoco mi vista en uno de ellos mientras mentalmente me preparo para echar mi hechizo.

Klemet, conocedor de los hilos de magia y realidad que que cruzaban el telar del mundo, vio lo que Yngwe estaba tratando de hacer.

Por ello, se colocó delante suyo, con el bastón cruzado por delante, tratando de proteger al miembro del grupo que menos podía protegerse y que quizá resultase de gran utilidad.

Al ver el ataque de los guerreros la völva prefirió guardar el cuchillo y coger el arco que llevaba para cazar. Mientras daba un par de pasos lo levantó y, tensando la cuerda esperó el momento adecuado para soltar la flecha. Cuando lo hizo, un ligero siseo se oyó al salir la flecha disparada buscando su objetivo.

La flecha pasó por encima de las cabezas de los guerreros y se perdió al otro lado del bosque...

En aquel momento apareció Thorgrím Olavsson que rezagado de la cacería había tratado de reunirse con el resto pero atraído por los ruidos del combate dio con vosotros. Lo conocíais sobradamente por ser uno de los pocos berserkrs que había en el Clan Kjari. Era un fiero guerrero y era respetado por ello dentro del clan aunque todavía era joven y aspiraba a conseguir el suficiente renombre como para que los scaldes cantasen sagas sobre él y los dioses se complacieran con sus matanzas.

A lo lejos oyó ruido de combate, era fácil seguirlos, solo había que seguir los ruidos e insultos.

Cuando estuvieron cerca vió como cinco hombres armados atacaban a los hombres y mujeres del clan Kjari. Echó a correr hacia el combate a la vez que preparaba su hacha a dos manos.

Mientras lo hacía sintió los primeros temblores que le indicaban que Ohdinn reclamaba su cuerpo, pensó por un instante en resistirse a la llamada, pero que diablos los miembros del clan estaban en peligro.

Al llegar al primero de ellos con un rugido de furia le descargó un hachazo que entrando por el hombro salió por la ingle de aquel tipo, dejandolo en el suelo¹

El soldado cayó destrozado al suelo. Pocas veces eran las que habíais visto el ataque de un berserkr y desde luego os sorprendió a vosotros casi tanto como a ellos. Los compañeros gritaron y uno de ellos se giró tratando de proteger el flanco del grupo, parecía decidido pero miraba con ojos asustados  al guerrero cubierto de sangre.

-¡Que no quede ninguno con vida!-bramó el que parecía el lider mientras combatía en aquella pendiente.

Volvió a colocar una flecha intentando que sus manos dejaran de temblar, dio un paso hacia atrás sin perder la concentración en su objetivo y, estirando la cuerda todo lo que pudo, esperó pacientemente hasta que consideró que era el momento de soltar la flecha. Ésta silbó por el aire dispuesta a morder la carde de su enemigo.