Partida Rol por web

La expresión facial de Vanielle se relaja al oír a Nayle. -¿Cuidas de huérfanos entonces? Es encomiable, Nayle. La verdad, no me importaría ir contigo. Soy la mayor de siete, se bien lo que es cuidar de otros. Fue la principal razón por la que entré al servicio del templo, tenía que ayudar a la familia. - La clériga pone la mano en el hombro de la chica, agarrando con fuerza y dando una expresión de ánimo con sus ojos. Hamakok se había referido a ella como "famosa"... ahora, era fama por cuidar a otros, o infamia por acciones... esa era la cuestión.

Ante la pregunta "negocios o placer", Vanielle deja de mirar a la gata y pasa a mirar al diablo, esta vez con una expresión bastante seria. -Espero que con esa pregunta no estuvieses insinuando nada... Y en cuanto a la ayuda, si es verdad que ayudo a quien puedo, tengo que saber bien de lo que se trata. Puedes decirme que se trata de algo no criminal o inmoral, pero nos acabamos de conocer - dejando libre el hombro de Nyale, usa ése brazo para señalar a Hamakok -Y no tengo ninguna garantía de que tú me digas la verdad.

El rostro felino de Nayle no se alteró lo más mínimo al oír la referencia a que fuese legal o moral. Probablemente tampoco se habría alterado si no fuese ni lo uno ni lo otro. Tampoco era algo que fuera a decir en voz alta. Al fin y al cabo, los seguidores de Ilmater tendían a ser "ligeramente" moralistas, demasiado blanco y negro cuando ella sabía que todo era gris.
Pero la sugerencia de ir con a ella al orfanato si la pilló con la guardia baja. Sinceramente, no se le había pasado por la cabeza.
- Oh, creo... yo... si mañana seguís en la ciudad con gusto os lo enseñaré pero esta noche... bueno... el barrio del orfanato hace que el barrio norte parezca refinado y seguro por comparación... y alguien... alguien debe vigilar un poco las calles... para que... bueno... ya sabeís... - mejor dejarlo en si imaginación, sospechaba que el eufemismo "para que las bolsas acaben en su debido lugar" no iba a colar con una servidora de Ilmater; demasiado "rectos". Así que regresó la atención al simpático diablillo que les ofrecía trabajo. Unas buenas monedas ganadas de forma más o menos honrada no eran para ser ignoradas.
- Claro. ¿Me cuentas un poco más de qué habría que hacer y de cuanto sería la paga? - estaba claro una vez más que la sutileza lingüistica no era su fuerte.

Gaidar, observa todo el espectáculo desde su perspectiva particular, veía como los diferentes entes se acercaban y separaban, aunque su bebida estaba particularmente buena por lo que se la acabo bastante más rápido de lo normal…

Para luego gritar a todo pulmón y levantando la jarra vacía… Camarero tráeme otra y algo caliente de comer, que en la mar la comida caliento no es común…

Finalmente se volteó hacia el bardo… venga gnomo alegra la velada que la mayoría estamos cansados del camino como para escuchar historias de héroes, o ¿quieres dormir a toda la sala? La verdad no es que le importara mucho, pero tenía ganas de fiesta, no de relatos históricos…

Mi permanente sonrisa se desvaneció momentáneamente ante la advertencia de la clérigo, enarcando una ceja con extrañeza. ¿Insinuación? ¿Por preguntar si su visita al templo se debía a negocios o placer? ¡Hayase visto! Creía que alguien cultivado entendería las sutilezas del lenguaje y a qué me refería exactamente.

Claro que...

Alterné mi mirada entre la clérigo y la... clérigo, fijándome durante un instante en el atuendo de la exuberante tabaxi. Desde luego, si la sierva de Ilmater hubiera sido un hombre, más de uno de los presentes podría haberlas confundido con un cliente contratando los servicios de una prostituta. La gente era así, tenía tendencia a dejar volar la parte más calenturienta de su imaginación. ¿Acaso la susceptibilidad de la rubia se debía a una atracción por las mujeres posiblemente mal vista por algunos?

Estaba seguro de que, de tratarse de un mero malentendido, podía perfectamente componer la relación nuevamente y continuar conversando de negocios. Sin embargo, el modo en que dejó tajantemente clara su desconfianza hacia mí me disuadió de ello. Ya tenía bastantes problemas cargando con el hombre de hierro como para sumar algo como aquello.

¡Cuánta desconfianza y hostilidad! -Exclamé, llevándome una mano al pecho con un gesto afectado- No pasa nada, lo entiendo. -Reconocí, recuperando mi sonrisa más carismática- Son los cuernos, estoy acostumbrado a que me confundan con un simple tiflin y derramen sobre mi persona la misma desconfianza que sobre esa raza. Al menos en esta ocasión nadie trata de espantarme con horcas y antorchas... -Bromeé, riendo ligeramente entre dientes- Hace mucho que no me ofendo por tales confusiones, aunque si mi abuelo levantase la cabeza reduciría está taberna a cenizas con su aliento. Son cuernos de dragón, por todos los dioses, no de demonio. De ahí la textura escamosa de mi piel, en la que curiosamente nadie se fija... -Expuse encogiéndome de hombros- En cualquier caso, no os preocupéis. Entiendo que no sea trabajo adecuado que ofreceros, dada vuestra... desconfianza hacia mí. Os deseo la mayor de las fortunas, dama Vanielle.

Al menos, parecía que no saldría de aquella "incursión" con las manos vacías. Nayle sí que demostraba interés en el encargo, queriendo saber más acerca de ello. No obstante, aquellas eran explicaciones que tendrían que aguardar.

Pero por supuestísimo que sí, Nayle, te contaré cuanto se acerca del encargo. No obstante, quizás serían más recomendable mantener esa conversación en privado, ¿no te parece? -Propuse guiñándole un ojo- Dejaré que continuéis con los asuntos que tan descortesmente he interrumpido, y puedes venir más tarde a buscarme. Estaré por allí... -Informé a la tabaxi, señalando por encima del gentío la zona en que se encontraba Guinzo- ¿Ves al hombre de metal que conversa con la mujer azul? Bueno, quizás conversar sea un tanto exagerado... Es un asociado mío, probablemente no me encuentres lejos de él. -Realicé una exagerada reverencia de despedida- Mis señoras...

Me alejé alegremente entre la concurrencia, evitando chocar con el bardo en el último instante, cuando el minotauro le pedía un poco de alegría en su actuación. Tomé nota de cómo el hombre toro mencionaba el mar, y me pregunté si formaría parte de la misma tripulación que los semiorcos. Eso le marcaría como un ser discriminado, lo que ya de por sí le haría ganarse mis simpatías. Podía empatizar fácilmente con ese problema.

Guinzo, estaré ahí mismo si te interesa. -Indiqué al guerrero al pasar frente a él, señalando la mesa que ocupaba el minotauro. Sin embargo, me detuve en el último instante, mirando a la dama de arriba a abajo. ¿Cuál sería su interés en el hombre de metal? El atuendo de la mujer, si bien dejaba suficiente carne a la vista para dejar volar la imaginación, no ocultaba la profesionalidad que parecían mostrar sus armas. ¿Estaría buscando trabajo?- Puedes considerar extensiva a ti la invitación, si sabes usar eso que portas y quieres ganar algo de dinero...

Dejé que se lo pensara y me dirigí directamente a la mesa del minotauro, tomando asiento frente a él con desparpajo.

Hoy es tu día de suerte... -Le dije rápidamente, tratando de adelantarme a sus posibles quejas- Bonitos cuernos, por cierto. Tienes pinta de no andarte por las ramas, así que te haré una pregunta y, si no te interesa, puedes mandarme a tomar vientos: ¿Quieres ganar dinero? Dinero de verdad, no la miseria que pagan a la tripulación de esos barcos por jornadas extenuantes de sol a sol...

Ginzo no estaba acstumbrado aquel tipo de sitio ... el preferia la tranquilidad del doyo, la calpa de un hermoso lago , y recordando y recordando moemntos mas felices a los que estaban dirigiendole al lado del cornudo se perdio en sus poensamientos ... hasta que de repente se desperto de forma brusca de su ensoñacion .... 

Buenos días. ¿Estáis buscando compañeros por un casual? – pregunté directamente al guerrero, echando una mirada hacia el tiflin, la tabaxi y la mujer de cabello rubio, antes de volver a mirar en dirección hacia donde debía encontrarse el rostro de aquella criatura. – Busco trabajo.

- Perdon ... - no supe que responder no habia enterado de la primera parte para nada, sin embargo la nueva expresion de su cara lo decia claro..., "busco trabajo" 

-Perdone señorita no queria ser descorte con usted, estaba eprdido en mis pensmaientos -  hago una leve reverencia en forma de disculpa ... - bueno la verdad es que si ... sin embargo es un trabajo dificil y no podemos aceptar a cualquiera ... cuales son sus habilidades señorita - aunque fuera un forhado, sabia que esa chica era aractiva, y aunque los de mi raza no tenian sexo definido yo era un samura hombre que gozaba como caulquiera de las curvas de una mujer, de sus carnosos labios o incluso de su tacto 

Observé pacientemente lo que parecía ser el rostro de aquel ser con armadura, sin poder adivinar siquiera dónde tenía la boca, pues no salía palabra alguna de esta. En seguida mi mirada se desviaba en otras direcciones, observando cuanto había a mi alrededor, no tardando en volver a aquel rostro que no me decía nada.

Había pasado demasiado tiempo sin obtener una respuesta cuando escuché una voz a mi lado. Me giré repentinamente, dándome cuenta de que se trataba del tiflin indicándole a su compañero dónde se encontraría. Mi mirada se fijó en seguida en los tatuajes de su pecho y brazos, dándome cuenta al volver a mirar su rostro que él también me observaba. Me invitó entonces a sentarme con ellos, si es que sabía usar el arco y quería ganar dinero.

Se marchó antes de que le diera una respuesta, viendo cómo se sentaba en la mesa que ocupaba el minotauro, y me volví de nuevo hacia el guerrero. Este parecía haber vuelto en sí, y se disculpaba por la falta de cortesía, haciendo una reverencia incluso. Observé en silencio tal alarde de buenas maneras, sintiéndome algo incómoda incluso. No era la primera vez que me hablaban y trataban de ese modo, pero no era lo habitual en el entorno en el que movía, y realmente veía innecesaria tanta floritura. Aun así, Rayden me había enseñado que aquel tipo de cosas eran importantes para algunas personas, por lo que no debía despreciarlas. Así, callé hasta que el guerrero que parecía llamarse Guinzo terminó de hablar, preguntándome por mis habilidades; tratándose del encargo de un trabajo difícil.

- Si no te importa, me gustaría no tener que repetirme, ¿y si os cuento qué sé hacer cuando nos reunamos todos? – dije mirando brevemente hacia la mesa en la que estaba sentado su compañero con el minotauro. - Aunque si me dices en qué consiste el trabajo puedo decirte ya si me interesa o no. Me dijeron que un mercader buscaba gente, pero no sé exactamente para qué. Malk'Evar me dijeron que se llama. Dicen que paga bien y a tiempo, ¿es así? – pregunté, girándome hacia la mesa. - ¿Nos sentamos con ellos? – añadí, encaminándome hacia la mesa en cuestión y sentándome en silencio.

Escucho a la señorita, la cual tenia toda la razon de incomodarse por haber pasado de ella, sin emabrgo creia que habia conseguio agraviar mi falta ...

- Claro, podemos acercarnos a la mesa para tratar todos juntos el tema ... , soy un hombre mas de accion y parece que mi amigo de los cuernos es mas ... de  ... tratos ... asi que posiblemente el sea el mas adecuado para hablar de paga y demas elementos ... - digo mientras le indico con mi mano cortesmente par que vayamos a la mesa

Pues si, todo día que se llegue a buen puerto y se reciba la paga es un día con suerte... ante la mención de los cuernos Gaidar simplemente levanto una ceja...

Las ramas normalmente no me soportan así que me mantengo alejado de ellas... y ahí aparecía el humor particular del bobino...

Ante la mención del dinero se incorporo un poco y apoyo sus grandes codos sobre la mesa, la paga en los barcos va acorde a las habilidades, si te pagan poco has de ser malo, pero te escucho, el dinero nunca viene mal, a ver que traes entre tus cuernos de adorno... fue la respuesta dada con una sonrisa asomando en los labios...

Vanielle se fijó más de cerca en aquel hombre, ciertamente su piel tenía otra... textura, pero uno debía fijarse mucho, y no daba pie ni desmentía sus frases. -Lamento haber sido tan brusca Hamakok, pero tampoco era una negación total. - Su bebida al menos ya estaba allí en la barra, así que la cogió y dio un pequeño sorbo, cogiendo la jarra con la izquierda, mientras la derecha estaba en su pierna, ella sentada de lado en la silla para mirar a su tertuliano.

-Estoy de todas formas dispuesta a escucharte, son las acciones de los demás a lo que debemos hacer caso, no a lo que aparenten. - Tras decir esto, su cara cambia a una sonrisa torpe, de estas que uno pone cuando sus madre les pilla intentando coger las galletas del tarro sin permiso. -Admitiré que lo malo de la primera vez conociendo a alguien es que es muy fácil irse directamente al prejuicio por apariencia.

Una vez Hamakok se había retirado, y Vanielle había dado otro trago a su jarra, se volvió a Nayle. -Lo lamento si también he podido ofenderte a ti, bien entonces, ¿Por dónde nos habíamos quedado? ¿O prefieres hablar con Hamakok primero? Parecía que os conocíais... ¿Viejo amigo, tal vez? Para finiquitar la frase, la rubia decidió hacer un pequeño guiño de ojo como una broma.

Mis ojos siguieron la marcha de Hamakok. La posibilidad de trabajo no era algo que quisiera perder de vista.
La voz de Vanielle me trajo de vuelta a ella.
- Oh, no, no, ninguna ofensa, que tontería... - volviendo a mirar al diablillo o dragoncillo, si le creiamos - ¿Te importa si vamos con ellos? ¿O si seguimos después? No puedo dejar pasar las oportunidades de ganar unas monedas honradas, ¿sabes? - comentó con preocupación mordiéndose el labio inferior - Y parece que van a hablar ya del plan - con la mirada clavada en la mesa donde se estaban reuniendo - ¿Vienes? - preguntó con una mirada fugaz antes de encaminarse a la mesa. Estaba claro que por bien que le pareciera hacer un buen gesto con una "colega" la llamada del oro pesaba más en su corazón.

Terminando la jarra, hizo un gesto al tabernero para indicar dónde iba a estar y entonces se volvió a Nayle. -Justo detrás de ti, Nayle. Cogió sus cosas y procedió a seguir a la gata. Si había de ser sincera, ayudar a la gente estaba muy bien... pero unas monedas extras nunca vienen mal, y viajar de aquí a allá tiende a salir caro.

Asentí con una sonrisa a Vanielle y me dirigí directa a la mesa donde se estaba reuniendo Hamakok con los demás. Una vez allí tomé asiento en el banco que parecía lo único que quedaba libre. Miré a todos un poco tímida.
- Nayle - dije brevemente a modo de presentación, tras lo que esperé las explicaciones de Hamakok y quizás el extraño en la armadura que había indicado como su compañero.

Observando como se acercan otros individuos, una extraña armadura ambulante, acompañada de una mujer azul, una mujer gato junto a una chica con armadura, el minotauro yergue su espalda y son esperar respuesta a su pregunta anterior formula una segunda pregunta...

Y toda esta peña viene contigo solo para proponer un negocio? Apretando visiblemente el mango de la jarra como si de un arma se tratara...

Las respuestas del minotauro fueron tan simples que enarqué una ceja tratando de determinar si hablaba desde la más sencilla sinceridad -y falta de habilidad social- o me tomaba el pelo. No obstante, sus capacidades durante una sofisticada conversación no me interesaban en absoluto. De hecho, era una sola cosa, o más bien dos, las que me interesaban de aquel hombre toro: la fuerza de sus brazos, y su disposición a usarlos para ganarse el precio que mi patrón estaba dispuesto a pagar.

Sin duda, las ramas suelen ser un incordio, amigo mío. -Concordé cruzando las piernas y apoyando perezosamente un brazo en el respaldo del asiento- Por eso acostumbro a evitar los bosques en la medida de lo posible. Menudo brazo tienes... -Comenté soltando un silbido, divertido- Me pregunto si podrías ganarle un pulso a mi amigo, el de metal. Ese que se acerca...

De reojo, había visto ya cómo Guinzo acudía a la mesa, siguiendo a la mujer de piel azulada. Pasé mi mano sobre el asiento a mi lado, sin siquiera mirarlo, como quien pasaba el plumero por un mueble, ya mirándola de reojo le hice un gesto invitándola a tomar asiento, sonriendo con suficiencia.

Veo que habéis decidido reuniros con nosotros... Y que no seréis los únicos...

Mientras hablaba veía cómo Nayle y su rubia amiga se abrían paso entre la muchedumbre para llegar hasta nosotros. Con un gesto galante, ofrecí mi mano a la tabaxi mientras se sentaba, ofreciéndole el asiento libre a mi otro lado, de modo que disponía las piezas sobre el imaginario tablero de un juego cuyas reglas tan sólo yo conocía. No dudé en aguardar a que la clérigo de Ilmater cruzase su clara mirada con la mía para inclinar mi cabeza a modo de reverencia agradecida por la oportunidad que me brindaba de cambiar sus primeras impresiones acerca de mí. Ya había dado muestras de ello al despedirme, y era eso precisamente lo que me ofrecía esperanzas de que pudiéramos colaborar en buenos términos.

Bien, si ya estamos todos... Comenzaré pidiendo disculpas a nuestro anfitrión. Parece que hemos oupado tu mesa para tratar de negocios, amigo. -Me disculpé ante el minotauro, llevándome una mano al pecho- No obstante, confío en que no te arrepentirás. Bueno, no conozco los nombres de todos, pero tampoco todos conocéis el mío. Mi nombre es Hamakok, hombre de múltiples oficios, aunque principalmente acostumbro a dedicarme al... comercio. -Dediqué a Guinzo una amplia sonrisa, pues estaba manteniendo la versión de mis actividades que le había contado su... ¿Cómo lo llamaba? ¿Sensei?- Ahora mismo, sin embargo, me encuentro representando los intereses de un eminente hombre de negocios de esta ciudad, cuyo nombre preferiría reservar con la discreción debida de momento, por motivos que seguramente comprenderéis. El caso es que tiene un encargo para un grupo de valerosos hombres... y mujeres... -Añadí con un gesto galante- ...de fortuna. Se trata, en esencia de ir a un cierto lugar, y buscar allí algo en concreto. No os voy a engañar, si fuera ir al mercado y buscar algo de fruta no precisaría mis servicios ni pagaría tan generosamente. -Expuse con una brillante sonrisa de orgullo- Será peligroso. Puede ser encontrar un cargamento perdido y recuperarlo del fondo del mar, o un cargamento robado que arrebatar a los truhanes que han osado sustraerlo, o explorar antiguas ruinas en busca de un antiguo objeto de incalculable valor, a saber. Pero hablamos de cien monedas de oro y el equipo necesario a modo de adelanto, y una paga aún más generosa al regresar, exitosamente o no. -Aquella era la piedra de toque de mi pequeño e improvisado discurso. El dinero, eso abría todas las puertas- Llegados a este punto, creo que las preguntas son obligadas. ¿Alguien no está interesado? Porque, de ser así, éste sería buen momento para levantarse de la mesa y permitir a los demás continuar. Salvo que se trate de nuestro buen minotauro, entonces deberíamos irnos el resto... -Me corregí riendo entre dientes- Quienes continuéis interesados, podéis presentaros al resto y exponer por qué creéis que sois adecuados para la tarea, qué podéis ofrecer, y mi compañero Guinzo y yo os llevaremos ante nuestro patrón esta misma noche para obtener mayores detalles sobre el trabajo, y sellar el acuerdo en su caso.

Concluí alzando mi rostro y mostrando mis brillantes dientes en una sonrisa llena de satisfacción y expectación, aguardando a que uno a uno fueran mostrando sus diversos pareceres y se presentasen, tanto a sí mismo como sus habilidades para la tarea.

Un fulgor amarillo imaginario apareció en mis ojos al mencionar el oro. Era mucho dinero. No era una oportunidad que desperdiciar. Daría quizás incluso para terminar de reformar todo el orfanato. Comida para mucho tiempo para todos los chicos y chicas.
Había aceptado gustosamente el asiento que me había cedido Hamakok. Con una sonrisa incluso. Me gustaba la verborrea del dragoncillo. Era un truhan, estaba claro, pero uno encantador. Desde luego estaba claro cuales eran sus habilidades. No les valdrían en caso de combate, pero bien podrían evitar algunas confrontaciones gracias a esa lengua de oro. Grrrrrr….
Quizás un poco demasiado apresurada me dispuse a comenzar la ronda de respuestas. Tenía claro que me interesaba.
- Nayle, ejem, como ya dije… - hice un pausa, ¿mis habilidades?, ¿por donde comenzar? – Ehm… pues… soy sigilosa… ya sabéis, jeje, miau – hice un maullido un poco cómico tratando de romper el hielo – Se abrir cerraduras que están cerradas… Se me da bien encontrar cosas… Cómo clérigo de Gond aprendí como curar heridas… aunque, bueno, ya sabía bastante antes porque en mi Orden nos guiamos por la paz y la armonía por lo que somos capaces de curar algunas heridas canalizando nuestro chi – comenzó a acelerarse al hablar – Claro, también tuve un entrenamiento intenso en la Orden para moverme por sitios inestables, ya sabéis, cuerdas, ramas, paredes, ese tipo de cosas, y claro, - saca las garras hacia arriba sin intención de ser amenazante, lo cuál logra gracias a la tranquilidad y paz que parece irradiar de ella – estas ayudan mucho a moverse por las paredes jejeje Oh, - y puso cara de “y me he olvidado de lo más obvio” – y soy rápida. Muy. Rápida. – poniendo un énfasis especial en el “muy” indicando que va muy en serio y está 100% exento de impuestos y de falsa humildad.

Vanielle no puede evitar que la verborrea del supuesto descendiente de dragón subiese las comisuras de sus labios, y con la habilidad para presentarse de Nyale casi sale a carcajadas. ¡Parecía que la hubiesen pillado con las manos en la masa haciendo algo que no debía! Y la forma en como recalcaba su velocidad le hacía parecer un a niña, lo que a la aasimar le hacía reverterse un poco al modo "hemana mayor" cuando aún vivía con sus hermanos. Le chirriaba que un siervo de dios tuviese necesidad de saber abrir cerraduras... pero bueno, ahí estaban los siervos de Olmidammara, así que todo es posible.

Una vez la gata terminó con la presentación, levantó la mano para proceder a presentarse. -Encantada de conoceros y que las bendiciones de Ilmater estén con vosotros, me llamo Vanielle, clériga errante al servicio de Ilmater, ayudando aquí y allá por algunas monedas y por cumplir mi deber, bien sea sanando heridos o pate...-cough- convenciendo a gentes problemáticas de cambiar su modo de vida. Su cara había cogido un poco de color en los carrillos, era vergonzoso volver sin intención (o incluso con intención) a la forma de hablar más dura que le salía cuando estaba enfadada, cuando empieza un sermón, o simplemente cuando pierde la concentración en hablar educadamente, como un buen clérigo debe. Una razón de más por la que no bebe mas de una jarra de cerveza, si es que la toca.

Gaidar... dijo el minotauro casi en un bramido... si han de saber algo de mi, sepan que vivo por la venganza y esas monedas de oro, venga que me ponen unos cuantos pasos mas cerca de ella...

En sus ojos se podía ver como aquellas ganas de fiesta abandonaban su mirada y surgía la sed de sangre cuando menciono la venganza...

Mis habilidades creo que quedan claras, ademas fuiste tu cuernos de adorno quien se sentó aquí a proponer un negocio... aquellas palabras no fueron con todo agresivo sino mas bien en tono burlón...

Negocio que por cierto se ve bastante interesante... solo me reservo el derecho a aceptar cuando conozco a mi verdadero empleador... culmino el minotauro mientras ladeaba ligeramente la cabeza...

Miro a cada uno de aquel grupo ... variopinto ... estaba claro que parecian que sus oficios en muchos casos no eran tan honorables como el mio ..., sin emabrgo un samurai no se dejaba llevar por las impresiones solamente ..., asi que escuche y observe a cada uno de ellos describiendo sus habilidades ...

El Minotauro comento sus dudas sobre mi Sensei ..., e incapaz de evitarlo de mis labios surgieron palabras duras y rectas .- El encargo es realizado por mi Sensei ... es un hombre de palabra, y que siempre respeta sus promesas, aunque no sea el hombre mas honorable, es de confianza y si ha prometido un determinado pago ... se os dara, de eso no debeis dudarlo ... asi que si teneis alguna duda sobre el trabajo que podamos resolverlos ... no queremos hacerle perder el tiempo ni a usted ni a mi sensei actual ... - mire directamente al minotauro a los ojos ... de forma de advertencia a traves de mi sobrero de paja se podia ver el color azul relampageante de ellos ... clavados en los syos sin una pizca de temor

Ante las palabras de aquel ensombrerado la poca amabilidad que se podía ver en el rostro del bovino desapareció del todo…

Así que tenemos aquí a un perro faldero del empleador… poniéndose de pie y luego inclinándose y apoyando las manos sobre la mesa, para continuar hablando lo más cerca del samurái que fuera posible sin mover los pies prosiguió mirándolo directamente a los ojos devolviendo aquella mirada y por un instante mostrando los dientes…

Me da igual si el encargo lo está pidiendo un rey, la vieja loca del pueblo o un niño, sea quien sea mi empleador no aceptare trabajos de terceros (viendo rápidamente al Tiefling) y mucho menos de perritos falderos que creen llevar la voz de su amo, así que como dije acepto ir y escuchar a tu ¿Sensei? Pero me reservo el derecho de aceptar el trabajo una vez conozca a tu amo.

Sin ganas de buscar pelea aun, el minotauro se levanta y grita a todo pulmón al camarero que tenga más cerca Eh camarero, una ronda para esta mesa!!

Luego volviendo a su posición inclinada, dudas hay muchas pero estoy seguro que muchas se aclararan entre copas y comida, esta primera ronda la pago yo pero sin importar cuantos detalles den ustedes dos en este momento sigo manteniendo mis condiciones… ¿te gustan? Bien, ¿no te gustan? pues ve buscando otra mesa y aprovechas de decirle a ese tal ¿sensei? tuyo que perdiste el mejor brazo armado presente en la taberna …

El samurai escucha al violento minotauro sin alterar un poco su semblante ... sin dejar un solo centimetro a su merce ... y dispuesto a acabar con el si osaba despreciar su honor.

- Si es solo porque desea tomar los contratos directamente ... no veo problema entonces ... - en ese momento tengo las manos en la empuñadura de ambas armas, listas para desembainar en el momento deseado ...

- Sin embargo ... no soy el perro faldero de nadie ... ni su siervo ... soy un Samurai que sirve a quien quiere ... y que pone como condición la vida de su sensei ... para ajusticiarla si considera inadecuado sus actos ... asi que ... ese AMO que dices ... hace algo que no considero honorable ... tengo el deber y el derecho de tomarla ... - miro intensamente de nuevo al minotauro - ... asi que ... si me parece bien tu parecer a hacer los tratos ... exijo que retires tus palabras por insinuar que soy un siervo o un PERRO, lo cual es una DESONRA para mi ... y si no es así ... salgamos fuera y luchemos a muerte ... - el samura mira sin ningun miedo a la enorme criatura ...