Partida Rol por web

Llevas el tiempo suficiente en la Sociedad Arcana para saber que, las cosas, rara vez son lo que parecen.

Sin darte demasiadas explicaciones, te han metido en un avión con destino a Filadelfia con un sobre como única información. Al verlo, descubres que se trata de una carta.

"Querido sobrino.

Espero que tus andanzas y tus viajes te estén gustando y disfrutes de las nuevas experiencias y los nuevos lugares que estás conociendo. Sabiendo esto, me puse en contacto con una antigua amiga de la Universidad, la Señorita Green. Tiene una modesta casa de estudiantes en Filadelfia y se ha ofrecido a dejarte una habitación el tiempo que haga falta. Puede parecer un poco dificil al principio, pero estoy segura que te llevarás estupendamente con ella. A parte, también me ha dicho que hay varios jóvenes viviendo ya en la casa, de manera que estoy segura de que haréis muy buenas migas entre todos.

Filadelfia está preciosa en esta época del año. Espero que te guste. A parte de tener un ambiente muy joven y alegre, dispone de su propia arcología de la Fundación Ashcroft y la Corporación Chrysalis. Es probable que en esta segunda tengan algún tipo de actividad o voluntariado que te resultará entretenido. Aunque si tienes alguna pregunta,  la Señorita Green o cualquiera de los otros chicos te pueden ayudar a encontrar algo que hacer.

Espero que encuentres las nuevas experiencias que buscas.

Un beso.

Tu querida tía Pruddens."

Hace aproximadamente una media hora que habías subido al avión destino Filadelfia.

Y hace una media hora que estás dando vueltas a la carta que tienes en la mano.

La Sociedad Arcana nunca ha sobresalido por su transparencia o por sus completos informes de misión, pero incluso para ellos, esto es peculiar. En aquella carta apenas había información relevante y tus superiores tampoco habían añadido mucho más... 

La única información con la que contabas era la que sabía todo el mundo: que Filadelfia se había convertido en el centro de todo practicamente. De manera que no te ibas a poder aburrir.

Por suerte, no te habían mandado solo.

- ¿Nervioso? 

Te pregunta Menace al ver, por decimotercera vez, como re-lees la carta que os habían enviado. 

Si os preguntaban, él era tu padre y, junto a tu hermana, ibais a pasar unos días en Filadelfia por vacaciones. 

- No te preocupes. Es una ciudad más. - El que fue tu mentor mira la carta y alza una ceja. - La "señorita Green" es una mujer... Agradable... - Aunque no suena demasiado convencido. - Crea una fuerte primera impresión, pero en el fondo se trabaja bien con ella.

Lia, por su parte, no tiene demasiado que añadir: había caído dormida en los primeros cinco minutos de vuelo.

Hace aproximadamente una media hora que habías subido al avión destino Filadelfia.

Y hace una media hora que estás dando vueltas a la carta que tienes en la mano.

La Sociedad Arcana nunca ha sobresalido por su transparencia o por sus completos informes de misión, pero incluso para ellos, esto es peculiar. En aquella carta apenas había información relevante y tus superiores tampoco habían añadido mucho más... 

La única información con la que contabas era la que sabía todo el mundo: que Filadelfia se había convertido en el centro de todo practicamente. De manera que no te ibas a poder aburrir.

Por suerte, no te habían mandado sola:

- ¿Nerviosa? - Pregunta tu padre sentado justo a su lado.

A él también lo habían destinado a Filadelfia. No era un Tager, pero aún así sis dotes en el campo de la ciencia eran muy apreciados en la Sociedad. 

- Si te soy sincero yo sí, solo un poco claro. Hace mucho tiempo que no viajo a Filadelfia y encontrarse con...

Al decir esto último mira la carta.

- La señorita Green siempre es toda una experiencia.

-No recuerdo que me hayas hablado mucho de la señorita Green ni de Filadelfia... ¿Como es ella? Y Filadelfia... Según Tim, un amigo, hay movimiento últimamente en la zona. ¿Qué tiene de especial? ¿Cuando habías estado allí? La verdad es que tengo curiosidad por conocer el lugar. No he salido mucho de casa hace tiempo... - Mientras digo esto, le miro a los ojos.

Ante tu curiosidad, tu padre sonríe, aunque después mira a su alrededor un momento. Al fin y al cabo, estáis en un avión, quién sabe los oídos que podrían estar atentos a la conversación.

- Chicago, desde hace algunos años, se ha convertido en una de las ciudades más importantes del planeta. Antes era Nueva York pero esta quedo reducida a ruinas en uno de los ataques de los Migou, de manera que todo lo que había en la ciudad se trasladó a aquí.

Tras decir esto, en la pequeña pantalla que hay en el asiento delantero, comienza a teclear para que aparezca un plano de la ciudad.

- Por esta razón, toda empresa, organización o fundación importante, tiene una sede en la ciudad. La Fundación Ashcroft y la Corporación Chrysalis tienen varias Arcologías en la ciudad, al igual que alguna empresa más que también dispone de una. A parte de esto hay muchas más que funcionan simplemente como viviendas ocupando las zonas centrales de la ciudad.

Al decir esto, suspira.

- Esto, sin pretenderlo, ha conseguido que las partes más periféricas de la ciudad empiecen a empobrecerse.. Causando todos los problemas que esto conlleva...

No lo dice, aunque tampoco hace falta: bandalismo, robos, atracos... 

- También tiene varias academias de formación de soldados, así como agencias de Inteligencia y ese tipo de cosas...

El chico torció el morro al leer la carta, no tenía ningún sentido pero eso importaba poco, si su deber consistía en hacerse pasar por un puto adolescente de intercambio, así lo haría. Con cosas peores se había enfrentado en la vida. Buscó su asiento y lo ocupó sin vacilación. Llevaba unos supraurales con música, pero había un par de críos que no dejaban de dar la tabarra, así que se limitó a subir el volumen, ponerse la capucha y unas gafas de sol muy oscuras que llevaba. Echaría una cabezadita durante el viaje, más le valía estar descansado cuando llegase. Después de haber soportado la intensidad de la intrucción durante meses, no se quería imaginar como sería su primera misión.

A pesar de la poca información, desde luego el avión era bastante moderno y cómodo.

Había bastante gente aunque, por suerte para ti, el asiento tenía el espacio suficiente para poder estar a tus anchas.

Y mientras te pones las gafas e intentas que el vuelo se te pase rápido, una pregunta surge en tu mente...

¿Habrá más Tagers en el avión?

Parte de tus nuevos poderes es detectar tanto a los que son como tú como a los Dhoanoides, vuestros enemigos. Para ello tienes que mirar a una persona durante un minuto...

Desde luego hay mucha gente allí, así que tardarías bastante en mirarlos a todos... 

Al parecer, esos niños del demonio no se iban a callar nunca y tampoco la dejaban dormir, así que decidió darse un paseo por el avión para estirar las piernas. Se le ocurrió que tal vez hubiese otros como él en el avión, usaría su intuición para ver si pudiera ser como pensaba y después los miraría fijamente durante un rato para cerciorarse de que sus sospechas no eran infundadas.

Mientras le voy haciendo preguntas a mi padre, voy observando con el disimulo que me es posible a la gente del avión por si veo algo que me llame la atención. Una de las lecciones básicas de la asociación es estar siempre alerta...

-Hacía mucho tiempo que no subía a un avión, la última vez fue para aquellas vacaciones en Philadelphia :D. ¿Te acuerdas? Fue donde probaste aquella pizza tan extraña.

Me levanto con la excusa típica en voz alta:

-Voy un momento al baño

Aprovecho para "escanearlos" para ver si alguno es Tager o Dohanoide, y me fijo especialmente en si alguien nos está mirando, se fija en mí especialmente o trata de escuchar mientras hablamos.

Una vez en el baño trato de notar Tagers, solo por saber si hay más cerca, por lógica en el avión.

Cuando salgo le pregunto a una azafata:

-¿cuanto durará el vuelo?
vuelvo a mi sitio, discretamente. Si alguien me ha mirado antes de forma extraña me hago la loca. Tras sentarme, le pregunto a mi padre:

-¿En qué parte de la ciudad estaremos? Y ya de paso, ¿estaremos en alguna sección concreta?

Aprovecho para trastear y buscar información en la pantallita que sin duda tengo delante, o en su defecto, en los papeles publicitarios. A menudo las compañías aéreas ponen publicidad y/o ofertas de ocio de la ciudad de destino.

Aburrido y cansado de escuchar aquellos gritos y llantos, decides darte una vuelta por el avión.

Este es bastante grande y amplio, por no hablar de que está lleno de personas. Chicago no deja de ser el centro de todo ahora mismo, por lo que mucha gente cree que es el mejor lugar al que dirigirse en este momento...

Así que entre que el espacio es amplio y hay mucha gente, aunque dedicas un vistazo a todo lo que hay a tu alrededor, estando de pie y mirando tanto tiempo a la gente... Puede resultar sospechoso.

La única opción que te queda para detectar a algún enemigo es ir más despacio, aunque esto haría que la gente sospechara de ti.

La otra opción, claro está, era volver a tu asiento y ver desde allí. Tu campo visual se reduciría pero te sería mucho más sencillo pasar desapercibido mientras echas ese vistazo.

- Sí. - Contesta tu padre con una sonrisa. - Tienes toda la razón.

En ese momento se lleva una mano a la barbilla pensativo.

- Llevaba patatas fritas de bolsa por encima si no recuerdo mal... - Se vuelve a reír. - Fue un gran viaje.

Tras esto, te retiras al baño, o al menos esa es la excusa.

Echas un vistazo a tu alrededor.

No hay nadie que te llame especialmente la atención porque se esté comportando de una forma rara.

En cuanto a detectar a más aliados o enemigos... Es más complicado... Necesitas estar bastante tiempo mirando fijamente a una persona para saberlo, y el echo de estar de pie mirando de esa forma... Llama bastante la atención. Eso te haría mucho más visible... 

Mientras piensas en esto, vas a hablar con una de las azafatas.

- queda menos de una hora señorita.

Te contesta con una sonrisa.

Ahora bien, puedes volver a tu asiento, intentando desde  allí detectar a la gente desde una posición más discreta, aunque sabiendo que tu radio de acción se reduciría bastante. O seguir de pie mirando a la gente, exponiendote a que te vieran. 

Dado que el volumen del avión es bastante grande y parece que no queda ni un asiento libre, me vuelvo al mío rezando para que el crío haya dejado ya de llorar. Una vez sentado, me fijo un poco más en la gente con la que comparto zona.

Vuelvo a mi asiento, normalmente intento no llamar mucho la atención, pero es que ha sido recordar la pizzpatatafrita y me han dado ganas de ir al lavabo...

Desde el asiento y con el ángulo reducido que tengo, y dado que no tengo nada mejor que hacer, escaneo a la gente que pueda.

-Ya queda poco rato, según la azafata menos de una hora. Suerte que el vuelo es tranquilo. No como aquel otro vuelo a Texas... Aquella tormenta fue horrible, y además la gente se alteró mucho.

-¿Es cierto que hace años en Chicago había musicales y actuaciones referentes en su género? Podríamos intentar ver una.

Por fin de vuelta. Y me fastidiaba de lo lindo no volver directos a la guarida habitual. Me moria por descubrir que habia en ese pendrive. Llevaba el nombre de mi hermana grabado, no solo escrito con tinta, si no ademas tallado en la cubeirta, como para asegurarse de que no se perderia. Me tenia demasiado nervioso. Por eso leia una y otra vez la carta que me habia dado Menace al subir. Entre que era mas criptica de lo habitual, y que estaba nervioso no conseguia entender nada. 

- No, solo cansado. Porque lo hacemos todo tan complicado? - Me quejé de manera fingida cuando Menace me habló. - Que mas me puedes decir de esa mujer, Robert? - No me gustaba llamar a otros Tager por su nombre en clave fuera de las misiones. Me hacia sentir demasiado "ajeno"... Miré a Lia dormida. - No se como puede estar tan calmada despues de una mision. 

Echas un vistazo a tu alrededor desde el asiento, de forma mucho más discreta.

Es cierto que tu campo visual se ha disminuido tremendamente, pero has ganado mucha más sutileza y sigilo, habilidades muy bien valoradas en la Sociedad Arcana.

Por suerte o por desgracia, de un vistazo no encuentras a ningún enemigo ni a ningún aliado en el avión. No sabes si es algo que te alegra o te apena en verdad... 

Y mientras sigues ese hilo de pensamiento, puedes escuchar por los altavoces del avión.

- Por favor señores viajeros, vuelvan a sus asientos y ponganse los cinturones. Vamos a comenzar el descenso. 

Una vez vuelves a tu sitio, continúas hablando con tu padre.

- ¿Hace años?

Pregunta con sorpresa.

- Hace años y ahora. Los musicales siguen estando en Chicago. También hay espectáculos de teatro, películas de cine y todo tipo de banalidades y distracciones... Aunque estemos en guerra, la gente sigue disfrutando de sus vidas con normalidad... Podríamos ir en algún momento, siempre que otras obligaciones nos lo permitan...

Y así, entre palabras y preguntas, va pasando el tiempo. Hasta que, pasado un tiempo, escuchas claramente por el altavoz:

- Señores viajeros, por favor vuelvan a sus asientos y ponganse los cinturones. Tomaremos tierra en pocos minutos. 

- Si fuera fácil no sería divertido. Lo complicado está en nuestra naturaleza, nos hace ser quienes somos. 

El hombre se recoloca en su asiento.

- Y te acostumbrarás. Los nervios son normales al principio. Nuestro trabajo ya está terminado, ¿por qué estar nervioso? 

Pero en el fondo tú sabías por qué. Sentías la razón en uno de tus bolsillos, esperando, aguardando el momento oportuno, con tan solo un nombre que lo identificara... Para Robert aquella misión había sido una más, lo mismo que hubiera sido para ti si no hubieras encontrado aquel Pen-drive. 

El contenido que esconde es algo que te mantiene alerta y ansioso.

- Y cualquier palabra que usara para definir a la señorita Green, se quedaría corta.

Dice esto último riéndose.

Tras esto, los altavoces llaman tu atención:

- Señores viajeros, por favor vuelvan a sus asientos y ponganse los cinturones. Tomaremos tierra en pocos minutos. 

No acabó de escuchar del todo lo que decía la azafata por los altavoces, pero al ver que todo el mundo se abrochaba los cinturones, se limitó a imitarlos. Parecía que íbamos a aterrizar y una vez en tierra tendría que improvisar ya que no tenía idea alguna de si estarían esperándole o en cambio habría de buscarse un alojamiento o simil.

-Abróchate el cinturón, lo llevas desabrochado. Por cierto, ¿nos espera alguien en la terminal, o tenemos que ir por nuestros medios?-

Recojo la bandeja, pongo bien el asiento, abrocho mi cinturón y el de mi padre, hago las cosas que indiquen las azafatas y trato de relajarme, que los aterrizajes a veces son molestos. Aprovecho para mirar por la ventanilla en el descenso, por si veo algo llamativo de la ciudad.

Sonreí ante su ocurrencia. Aunque tenia razon, si fuera facil no seria divertido. 

- No me gusta volar, nunca te has dado cuenta, Robert? - Le dije intentando desviar la conversacion. 

No habia mucho mas que hablar, y no parecia dispuesto a contarme nada de la señorita Green. Sospechaba que se reiria de mi cuando la viera. Le gustaba ese tipo de humor. 

Al escuchar que ibamos a aterrizar, fingí aumentar mi nerviosismo para darme coartada y desperté a Lia moviendole suavemente el brazo. - Despierta dormilona, vamos a llegar.