Partida Rol por web

La alarma sonaba un día más, con la pequeña diferencia de que hoy David se despertaría sabiendo que en unas horas tendría su entrevista de trabajo... Aunque quitando eso, aquello era un día como otro cualquiera. Fuera como fuera aquella entrevista, no cambiaría demasiado su vida, pues aún teniendo un salario suculento, tenía mucho apego a aquella casa tan grande que recibió como herencia, además de ser la casa en la que se crió.

Era una casa bastante grande, con dos pisos y sótano. En el piso superior se encontraba la habitación en la que ahora dormía David, un baño y una habitación de invitados. En la planta baja se encontraban la cocina, dos baños, un comedor, una sala de estar y un recibidor. Por último el sótano lo usaba de trastero... Aunque aún habían algunos trastos que había dejado su padre.

El día empezaba y era el momento de decidir que hacer a continuación.

 David despierta. Sin embargo, de una forma un tanto diferente. Este David tiene recuerdos... un tanto contradictorios con el funcionamiento común de la vida. Este David... recordaba cosas que ya habían pasado ese mismo día. Pero que por la hora del día y el hecho de que estaba vivo, todavía no habían sucedido. O sí. Era todo muy confuso... pero este David sabía que aquel día no era un simple día de entrevista de trabajo. Y que pronto en aquel día las cosas iban a cambiar.

 Pero como en el día anterior que recordaba aquel David (aquel día con el ex-amigo traidor que buscaba poder y dinero), sabía que tenía un poco de tiempo para prepararse para "la entrevista". Si es que siquiera iba a tener una en realidad. Posiblemente, el escritor del cual era fan fuese a aparecer en la puerta de su casa dentro de poco. Por lo que David se dispuso a prepararse para otro extraño y repetitivo día en el cual iba a tener una vida diferente.

 David se mira en el espejo y luego se dispone a bañarse, siguiendo el ritual de siempre. Esta vez pone una canción diferente de los Beatles. Una que represente mejor sus sentimientos sobre toda esa experiencia que estaba viviendo: Nowhere Man. Una canción que, al igual que Norwegian Wood, mostraban el gusto de David por las canciones menos conocidas de aquel grupo británico.

He's a real nowhere man
Sitting in his nowhere land...

David se levantó con tranquilidad hoy. No habían rusos entrando por la puerta a gritos y a tiros, la música expresaba paz... ¿Aunque en algún momento había vivido tener rusos entrando por su puerta? No, que él recordara.

Como fuera, David recordaba que debía mirarse al espejo y que Malcom se había hecho con casi infinito dinero. ¿Qué le contaría ahora su reflejo?

 El espejo revelaba algunos mensajes más, como si hubieran pasado un par de vidas entre la que él recordaba y la que estaba viviendo ahora. Eso, si es que en cada "vida" se dejaba un mensaje. Difícil saberlo. Lo único que sabía es que su mensaje le pedía quedarse cerca de Banes. Y ese era un buen consejo, dado que su muerte se dió cuando se separó del escritor.

 Terminando el baño, David saca la música. Solo podía imaginarse la música que escuchaban los otros Davids que no conocía... ¿Heavy metal, clásica, pop? ¿Acaso serían tan desquiciados de bañarse sin música?

 Baja a la cocina y comienza a desayunar. Si sus cálculos no daban, Banes tocaría su puerta en cualquier momento.

David desayunaba tranquilo allí, hoy había una paz especial en el aire... Pero el esperado Banes, no llegó. Cosa que se le hizo bastante rara a David.

Entonces su móvil empezó a sonar, era Sally, su exnovia. ¿Lo cogería David?

 David no quería ser paranoico, pero el hecho de que Banes no llegara marcaba una diferencia importa con el día anterior que recordaba. Suponía que iba a haber cambios, pero le gustaba pensar que Banes iba a ser el "invariante" en toda aquella locura que estaba viviendo. Aparentemente no era así.

 El teléfono sonó y David pudo ver qué su exnovia le llamaba. Recordaba habrá visto a Sally ser sometida por Malcom en la azotea del edificio y se le revolvía el estómago. Aquel bastardo le había engañado cruelmente.

 Levanta el teléfono y le atiende. Solo esperaba que no fuese nada malo.

- ¿Hola? ¿Sally?

¡Hola David! Quería ir a verte porque Malcom me dijo que hoy tenías una entrevista muy importante ¡pero he visto en las noticias que se lo han llevado a la cárcel por psicopatía! O algo así, que estaba loco y no se medicaba o algo... - comentó muy sorprendida. - Así que te pregunto ¿es real lo de la entrevista? A lo mejor se lo ha inventado porque estaba loco.

 ¿A la cárcel por psicopatía? No entendía bien lo que eso significaba. O Sally estaba siendo imprecisa sobre lo que le había sucedido a Malcom, o su ex-amigo guardaba muchos más misterios de los que él podría conocer (en parte por la pobre relación de amistad que los dos tuvieron durante los años). Todo ello significaba que la entrevista de trabajo era más segura sin la presencia de aquel hombre.

- ¿Malcom, en la cárcel? Nunca me lo hubiera imaginado. Tendría que ir a visitarlo para asegurarme de que esté bien, pero... creo que él y yo no estamos en tan buenos términos. Tal vez luego... Lo de la entrevista de trabajo es real; o por lo menos eso quiero creer. Como sea, tengo un poco de tiempo antes de la entrevista... ¿Que te parece si nos encontramos en algún bar cerca de las oficinas?

 Más allá de ver a Sally o no, David quería asegurarse de que la chica estuviera a salvo. En la última vida que recordaba ella lo paso muy mal por su culpa. No quería que se volviera a repetir.

¡Claro David! Nos podemos ver en la cafetería de la propia empresa, ya estaba en camino, Malcom me dio la dirección anoche. - se la notaba realmente contenta a través del audífono. Y eso que supuestamente ahora debería estar en un concierto, con otro chico. ¡Alguna travesura tramaba! Pero bueno, una travesura dentro de la normalidad de una ex-novia ciertamente posesiva. Nada que ver con libros que dan la inmortalidad, ni brujas, ni amigos traicioneros... Venía bien un poco de tranquilidad.

¿Sigues ahí? - preguntó la chica ante tanto silencio. - ¡Venga dí si nos vemos ahí!

- Eh... sí, ¡Sí, claro! ¡Nos vemos allí en media hora! Seguro que serás el amuleto de la suerte para mi entrevista, Sally... ¡nos vemos!

 Y con esas palabras, David se despidió de la chica y cortó la llamada... ¿"amuleto de la suerte"? Genial, David; eres un experto con las palabras. Lo último que quería el muchacho era enredarse nuevamente en una trama amorosa con Sally, y esa clase de comentarios siempre tenían un sabor a "indirectas". Solamente esperaba que su ex-novia no analizara mucho lo que había dicho. Y también esperaba que no hubiese cancelado su cita en el concierto por él, porque eso demostraría que Sally no había cambiado después de tanto tiempo separados.

 Viendo que Banes finalmente no iba a aparecer, David se preparó y salió de la casa con el auto. Esperaba que la ausencia del escritor no significase nada malo; pero así como el encarcelamiento de Malcom... a Banes le podría haber pasado cualquier cosa. Y el único que iniciaba cada día en el mismo lugar parecía ser él.

David, cogió su propio coche, uno no de muy alta gama, pero lo suficientemente confiable como para llevarle hasta la empresa. Una vez llegó allí, Sally estaba ya en la puerta, por lo visto se había dado un poco más de prisa. - ¡Hola David! - dijo mientras se acercaba a darle un quizá muy tierno beso en la mejilla. - ¿Entramos entonces? - comentó con una sonrisa.

 David saluda a Sally intentando mantener la distancia, aunque el beso en la mejilla no evitó que se formara un poco de rubor en sus mejillas. Aquella chica seguía siendo la persona que le movía el corazón. Pero él era un chico maduro; podía confrontar a su ex-novia y seguir manteniendo una amistad con ella.

-Hola, Sally... ¿todo bien? Por supuesto, entremos.

 El muchacho se acercó a la puerta para mantenerla abierta y que Sally pasara.

Sally se pidió un café cortito y miró a David con ojos melosos. - Bueno David... Entonces ¿qué tal crees que llevarás la entrevista? ¿Crees que tienes posibilidades de conseguir el puesto? - meneaba la cucharilla de lado a lado, mientras devoraba a David con la mirada.

 David miraba a Sally con mucha atención. Solía verla de vez en cuando, pero pocas veces se podía parar a apreciarla: la joven pelirroja era realmente una preciosura. Eso no podía negarlo, más allá de las razones de su separación. La mirada intensa de Sally apoyada en él y la forma en la que movía esa condenada cucharita.. ¿cómo era que una persona, con movimientos tan simples, lograba tenerlo encantado?

- Pues... creo que sí. He estado sin empleo durante un tiempo, y realmente quiero volver a trabajar... así que vengo con toda la determinación de conseguir el puesto. Pero bueno, el destino dirá si lo consigo o no...

 No había mucho que decir sobre la entrevista. Después de todo, ni siquiera sabía si estaba mintiendo. Tal vez ya no tenía una entrevista en aquel día. Que uno de sus reflejos le hubiese dicho "Empresa de Malcom, mueres" era una alerta suficientemente escandalosa como para pensar que todo había cambiado. Todo excepto Sally, que tenía la misma historia que la del otro día.

- ¿Y tú que tal? ¿Todo bien? Tenía entendido de que hoy ibas a estar en un concierto o algo así... ¡No es que-! ¡No es que no me agrade que estés aquí! ¡Me agrada mucho! Solo que... ya sabes... ¿pasó algo?

 La cara del muchacho se puso roja de un momento a otro, producto del momento de nerviosismo. La frase "no aclares que oscureces" nunca hubiera estado tan acertada como en este momento.

¿Aquí? Bueno, ya sabes... Había ido con Samuel, pero es que uf, al final nuestra relación se resumía solo a sexo, drogas y algo de rock. Y a pesar de lo bien que lo pasaba con él, no se puede ganar la vida alguien así. - sonrió y se quitó una zapatilla, empezando a pasar el pie en la entrepierna de David. - Y a mi ahora me interesan cosas más adultas, como celebrar salvajemente que mi novio ha conseguido un trabajo. - le guiño un ojo. - ¿Me entiendes?

Entones Banes hizo aparición en escena. - ¡David! ¡Aquí estás! Es la hora de la entrevista, te estamos esperando. - dio un par de toques a su reloj. - Venga, ya tendrás tiempo de comer luego con la encantadora señorita, pero ahora debemos irnos para arriba.

 Esperaba que hubiera algún intento de avance por parte de Sally (que, al igual que él, no podía olvidarse de su expareja tan fácilmente); pero nada preparó a David para aquel acercamiento tan sexual. En medio de una jodida cafetería, como si a la chica no le importará nada. El muchacho se vió claramente incómodo, mostrando un gran sobresalto y corriendo su silla para atrás. Haciendo que el pie de la chica cayese al suelo.

- ¡S-s-sally! ¡¿Pero qué-

 Antes de que el muchacho pudiera formular quejas y volverse el centro de atención por gritarle a su exnovia, Vincent Banes finalmente hace su aparición en el día. Dejando a David en una mezcla de alivio y estupefacción.

- ¡Vinc-... ¡Sr. Banes! P-por supuesto, estoy listo. Va-vamonos para allá... Eh, después... _{después hablamos, Sally...}

 Sin sonrisa ni enojo en su cara, David se despide rápidamente mientras sigue a Vincent a "la entrevista". La situación en la que le había puesto su exnovia le había incomodado mucho. Y en parte, le había recordado algunas razones por las cuales la había dejado.

 Una vez solos los dos hombres, David pudo tranquilizarse y enfocarse en su compañero.

- ¿En dónde estabas? Tendríamos que habernos encontrado hace mucho...

Tsk, tsk. - gesticuló de forma sonora haciendo un gesto con el dedo de su mano diestra mientras. - No soy tu criado David, no voy a ir a tu casa a despertarte con un beso de princesa y el desayuno en la cama. Pero... - volvió ha hacer el sonidito. - Parece que voy a tener que hacerlo ¿qué es eso de estar con esa pelirroja, justo antes de la entrevista y al borde del clímax sexual, en mitad de la cafetería? Hay mujeres más decentes, David, te presentaré alguna si realmente quieres. Aunque si lo que te van son estas movidas, entonces me callo.

Finalmente llegaron al piso doceavo, se abrieron las puertas y pararon frente al despacho en el que ponía en la puerta "Señor McWagon". - ¿Listo para la entrevista?

 El regaño de Banes le venía como anillo al dedo. David ya tenía suficiente con los avances de Sally y con no entender la mayoría de las cosas que pasaban a su alrededor como para que Vincent le recriminara juntarse con su ex-novia. Y encima le echaba la culpa del clima sexual a él. Aunque David tenía la ligera sensación de que las cosas terminarían así si le daba mucha atención a Sally.

 Finalmente llegaron al despacho de la entrevista, en donde un tal "Sr. McWagon" sería el que evaluaría a David... ¿acaso será él el primer David en llegar a la entrevista? Quién sabe. Por lo menos no era el primer David es desnudarse en una guardería: ese David sí que era un demente.

- Está bien: entremos.

Al entrar en la habitación, la silla del despacho estaba de espaldas, mirando hacia la calle y no hacia David, por lo que no podía ver quien estaba sentado allí. Por otra parte, justo al lado de la silla, de pie, estaba una mujer que pronto David reconoció ya que después de todo, la última vez que la vio, le degolló. Era la bruja.

Encima de la mesa estaba el libro, el ansiado libro que tantísimo llevaba buscando y a pesar de que no lo había visto en su vida, estaba seguro de que era ese.