Después de apurar la copa de vino que la criada me había servido hice una breve inclinación de cabeza al rey y me dispuse a pasear por el salón. Quería felicitar personalmente a la bailarina por su maravillosa danza. La vi hablando divertida con la sirvienta por lo que decidí quedarme de pie, a un lado a la espera de una oportunidad para hablarle sin importunarla.
Miré sonriente a mis primos y les pregunté:
- ¿Y cuanto tiempo pensáis quedaros aquí?. Ya sabéis que sois bienvenidos todo el tiempo que deseéis...
Bebí un trago de mi copa, mientras esperaba su respuesta, confiando en que fuera un tiempo largo, ya que quería ponerme al día con mis parientes y disfrutar de su compañía.
- Y aun así todos les envidian. - Dijo en un tono algo más serio mirando hacia la mesa de los reyes, sin poder ocultar que en cierto modo hablaba por sí misma.
De nuevo miró a Ailara, y su gesto se volvió amable de nuevo. Curioso, más bien, aunque su siguiente frase fuera tan seria como la primera, antes de volver a hablar más relajada. - Lo que dices es muy cierto. Sin embargo tú pareces satisfecha con lo que haces. Más libre. Debes haber llevado una vida emocionante. - Supuso mientras miraba sus exóticos tatuajes, sin pasar por alto la provocativa vestimenta de la muchacha. - Debe ser gratificante, sí. - Opinó, envidiándola también de alguna forma, pues su aspecto y profesión la hacían parecer más libres que los mismísimos reyes.
Tras sus últimas palabras la miró curiosa, y luego al resto de la sala, como escrutándola con la mirada. - ¿Tenéis interés por algo o alguien en particular? - Preguntó con cierta intriga.
Ailara emitió una carcajada
-Si, Bennett, soy libre, ¿Pero a qué precio?, si hubiese tenido opción de elegir, jamás hubiese escogido esta vida que me han deparado los hados, quizás sea una historia que te cuente más tarde, sobre el precio de la libertad, a veces, es demasiado caro-
Miró a Raymond, esperando seguramente a hablar con alguna de las dos, y tuvo la certeza de que seguramente sería ella.
Le mostró la mano a la sirvienta
-En realidad son dibujos, a la técnica se le llama mehandi en el este, en los reinos de las junglas, y apenas duran 15 dias, si quieres, podría hacerte algún dibujo-
Aunque lo dijese en serio, también era para rebajar un poco la tensión.
-Veo tus anhelos- dijo justo cuando Bennett miró con cierta envidia a la mesa real
-Y solo puedo decirte, que los sueños siempre pueden conseguirse, solo necesitas estar preparada para pagar su precio, ¿Tu lo estás? si jugamos juntas al mismo juego, obtendríamos ventaja-
-Y perdóname, no quiero entretenerte más de tus obligaciones-
- No te preocupes, no las desatenderé. - La tranquiliza cuando se refiere a sus ocupaciones, y levanta la mirada de sus dibujos para reparar en el rubio. - Sin embargo él sí parece buscar atención, y no creo que sea precisamente la mía. - Le sonrió al ver a Raymond.
- Ve. Podremos dibujar, dialogar o... Jugar, en otro momento. - Se despidió de ella haciendo referencia a sus palabras, medio bromista.
Tras beber un par de copas de vino rojo y marearlo un rato en su copa, girándolo al principio con la muñeca y más tarde simplemente moviendo el dedo sobre la copa, el mago se pone en pie y se dirige brevemente al rey.
- Mi buen rey, este pobre hechicero ha bebido más vino de la cuenta y se ve en la necesidad de airear su cabeza. Nada bueno sale nunca de un hechicero embriagado. Me retiro por el momento mi señor - hace breve reverencia de cintura al rey y se dirige al resto del elenco real - Mis nobles señores... Mi reina... - Hace una leve reverencia de cabeza a los primos del rey y una más pronunciada a Szvesta.
Y tras esto sale del salón de camino a los Jardines Reales.
Hago una seña al hechicero, dándole permiso para que se marche, lo último que quiero es que le salga mal un conjuro, a causa de la bebida, en una sala llena de mis súbditos:
- Podéis retiraros, no os preocupéis...
Supongo que ahora ya no marcaremos a Galfen.
-Famélica- Dije a mi hermano. -Siempre tan atento.
Justo entonces, llegó la bailarina, aplaudí cuando terminó. Había sido de lo más exótico. Dejé escapar una risilla traviesa ante los comentarios secretos de mi hermano. Pero no dije nada.
¿Y cuanto tiempo pensáis quedaros aquí?. Ya sabéis que sois bienvenidos todo el tiempo que deseéis...
-Una temporada, probablemente o hasta que os aburráis de nuestra presencia. - dije con elocuencia. - La verdad, estábamos deseando pasar en familia un tiempo. Y James, no os lo va a decir, pero estaba esperando la oportunidad para ir de casería con vos. -Hice una pequeña pausa para luego dirigirme hacia la reina. -Por mi parte, me emociona poder conoceros más y poder llegar a ser buenas amigas. -Sonrío.
Te abro escena en los jardines reales ¿Te acompañará alguien?
Diría que la Reina por el gesto que me hizo, pero aún no se ha levantado, asi que no se a ciencia cierta.
Esperamos antes a ver qué hace la reina y os doy paso
Ailara quedó de nuevo sola, sin prestar atención al caballero que estaba a su lado.
Se limitaba a saborear muy despacio la copa de vino que tenía en sus manos. Por supuesto no era la que le habían regalado, esa estaba cerca de ella, y ya vacía, sería un bonito recuerdo.
Después observó a la chica noble, la última en hablar de todos.
Al poco, continuó en su pequeña burbuja.
La reina había decidido tomarse un momentod e asueto, y tras comunicarselo al rey en voz baja al oido, se levantó de su asiento y se fue caminando hasta la bailarina. Se sentó a su lado y habló con ella unos instantes antes de volver a levantarse y salir por una puerta lateral.
La reina se sentó al lado de la bailarina haciendo a un lado al antiguo ocupante del asiento.
-Espero que no te importe compartir un par de palabras conmigo, Ailara.- Comenzó la reina.- He disfrutado mucho con tu danza y me preguntaba si te gustaría acompañarme a dar un paseo por los jardines. Aqui dentro hace demasiado calor para mi gusto y necesito un poco de aire, y debo añadir que siento curiosidad por tus tatuajes.
La reina sonrió amablemente un instante antes de levantarse y marchar por el pasillo.
Miro a mi hermana y tomo su mano. Me acompañas querida? Quiero ir a recorrer el castillo y de paso te comento de nuevo su historia. Espero que no les moleste. Mientras me levanto y espero la respuesta de mi hermana, esto se ponía emocionante.
Ailara, tras la visita de la reina, permaneció en su sitio, sin inmutar sus quehaceres.
Tras unos minutos más, se levantó y se fue, dedicándole una mirada a Raymond
Al escuchar la propuesta, mis ojos brillaron. -Si a nadie más le molesta...-Dije emocionada. -.....amo explorar. - La idea de ir a tomar algo de aire no me venía nada mal tampoco. -De pequeños recorrimos nuestra casa de punta a punta. ¿Verdad James? - Dije con notoria picardía.
-Aunque él siempre se perdía - Comente entre risitas.
Marque a quienes aún no han anunciado su retirada.
Les dediqué a mis primos una sonrisa comprensiva:
- Podéis retiraros, sin duda. Imagino que estaréis cansados, de todas formas, después del largo viaje, y querréis ir a descansar pronto.
Luego me dirigí a Raymond Lestraigh y le dije, con una sonrisa amistosa:
- Si me disculpáis, a sido un día largo y duro, quisiera retirarme pronto, si no os importa. Deseo que os quedéis y disfrutéis de la fiesta, por favor.
A continuación me levanté de mi asiento y salí del salón.
Mi objetivo era salir a buscar a mi reina y a la bailarina. Con suerte las encontraría juntas, al recordar la sensual promesa que Szvesta me había hecho durante la cena...
A partir de ahora no seleccionaremos ni Ailara, ni a Galfen ni a Szvesta, ni a Alina ni a James.
Los que se quedan en esta sala son: Benett, Tavern (posiblemente) y Raymond (Junto con los PNjs)