Partida Rol por web

Habíais decidido salir a dar una vuelta por el castillo. Los pasillos eran fríos y sombríos, y tenían múltiples sombras que creaban los puntos ciegos de las antorchas. 

Mientras caminamos intento acordarme por donde había salido la reina. Hermanita vamos a ver que hace la reina porque sino estoy mal debe tener una linda fiesta. Luego iremos a nuestro cuarto, no aguanto mas verte con ese vestido y no hacer nada. Le susurre a su oido mientras caminábamos por ese pasillo de lo mas extraño.

Acaricio suavemente la espalda de mi hermana. Vamos hacer un poco de caos como a ti te gusta.

-Shhhhh-Dije entre risas- Te pueden oír. - Los prospectos que teníamos me entusiasmaban. 

-Espero poder divertirme un poco. Hay muchas víctimas. No tan interesantes como nuestra queridísima prima - Digo con malicia y se puede ver un brillo perverso en mis ojos. 

Me acerco al oído de James para susurrarle - Me gusta el vestido. Prométeme que no lo vas a romper como al resto- Y muerdo levemente el lóbulo de su oreja. 

Niego con la cabeza pero su mordida en mi oreja me hace caer un poco. Hermanita probarte a ti y a la reina seria algo que solo puedo soñar por ahora. Recorro con mi mano su cuerpo intentando ver si tenia el calor necesario para hacerle de todo.

Hermanita sabes que debi comprobar tu condición física... No querrás tirarme contra la pared y hacerme de todo. Sonrei y la bese rápidamente.

Andas por los pasillos, y de repente unos gemidos te sacan de tu ensimismamiento... escuchas besos y rozamiento. Al girar una oscura esquina ves a Alina y James, besándose apasionadamente...

James sale del escondrijo y se pone a buscar por el pasillo, pero justamente se encuentra con el mago, que está a escasos metros de donde estaba James con Alina...

Miro al mago que estaba viniendo y salgo caminando con mi hermana. Como se encuentra ? Perdón no me acuerdo de vuestro nombre. Lo miro a los ojos y sonrio, había intentando ir en busca de una persona pero parece que el destino me tiene otra cosa.

El mago levanta su mirada sobresaltado de un trozo de papel que iba leyendo y que guarda apresuradamente en sus ropajes.

- ¡Ah! Me habéis sorprendido... James, si no me equivoco, pues yo si creo recordar vuestro nombre. - dice el mago con una sonrisa, tras lo cual inclina su cabeza en gesto amable - Maardan es mi apellido y Galfen mi nombre, mi noble señor. ¿puedo hacer algo por vos quizás?

Parece no haber reparado aún en la joven Alina, absorto como iba en sus cosas.

Observo su rostro y luego me quedo esperando un rato. Galfen, es usted un gran mago no? Me quedo pensando en algo que capaz pueda ayudarme. Dígame bien, que sabe hacer? Capaz que puedo ayudarlo como usted a mi. Dije mirando al techo.

Los ojos del hechicero brillan con un punto de diversión a la par que las comisuras de sus labios se alzan por el mismo motivo.

- Bien señor... lo cierto es que con suficiente tiempo y esfuerzo puedo obrar casi cualquier maravilla que podáis imaginar... - pasa su mano sobre las sombras de la pared, que se comienzan a torcer y doblar dibujando lo que dice a continuación - Riquezas, espectáculos, sanaciones, poderosas armas encantadas... - las sombras van adoptando fantásticas formas - Pero claro, lo importante es saber qué se desea con exactitud. La magia es el poder de cambiar la realidad para cumplir los deseos... - un gesto difuso de su mano devuelve las sombras a su estado natural.

Galfen queda esperando la respuesta del chico con una sonrisa interrogante. ¿Qué será lo que este destacado visitante puede querer de él?

Siempre la magia viene con un precio, cual es el suyo? Una sonrisa vuelve aparecer en su rostro cuando dice esas palabras.

Asi que podía hacer bastantes cosas pero la magia exige que sea algo particular. Me gustaría crear un arma encantada, pero no cualquiera sino un látigo. Como dicen es bastante clásico.

El mago asiente a las palabras del joven con interés.

- Un látigo encantado ¿eh? Y me pregunto, ¿que clase de encantamiento buscáis en dicho arma? - el tono de hechicero es inocente, pero su sonrisa y su mirada dejan adivinar que imagina por donde irán los tiros. A continuación responde a la pregunta del visitante mientras mira por la ventana, mesándose la perilla.

- En cuanto al precio... no os preocupéis por eso buen señor, pues no creo que tengáis lo que busco. Lo cierto es que solo una mujer ambiciosa podría serme de alguna ayuda últimamente. - su mano acaricia el papel que leía antes, ahora en su bolsillo.

-Eso se puede arreglar muy fácilmente.- Digo como saliendo de entre las sombras. En realidad me había quedado quieta esperando el desarrollo de la conversación.

-Un látigo encantado ¿eh?- Enarco una ceja mirando a mi hermano, luego vuelvo mi mirada al mago. Una mirada diferente a la "dulce y pequeña Alina" -James siempre gustó de domar fieras. - Digo entre risas, aunque estas son más graves que de costumbre.

De no ser porque llevaba la misma ropa, pudiera ser que me confundieran con otra. No con Lady Alina, la damita prima del rey.

-Aunque no se si sean convenientes tales charlas para un lugar cómo este- Comenté mirando hacia ambos lados, como esperando a que pasara alguien.

- ¡Oh! - Galfen se sobresalta de nuevo un poco al escuchar (pues estaba mirando por la ventana) a Alina, girándose rápidamente para mirarla. - Mi señora, me sorprendéis tanto como vuestro hermano. ¿Será que la afición a vagar en silencio os va en vuestra regia sangre? - sonríe con amabilidad a la rubia princesita, la cual por sus palabras parece de todo menos inocente.

El mago decide explorar esta desconocida faceta de la chica para ver a donde lleva todo este asunto.

- ¿Os consideráis pues ambiciosa, mi señora? Me maravilla saberlo pues, ¿qué puede querer una dama de tan alta alcurnia como vos que no tengáis ya? 

-Digamos que somos de pies ligeros. - Dije sin darle mucha importancia. Ante la pregunta mis ojos brillan con un resplandor de picardía.

-¿Acaso no conoceís la naturaleza humana? Cuánto más se tiene más se quiere. - Respondí simplemente.
 

Lo miro a los ojos. Quiero un látigo capaz de lograr que la persona a la que toque, sienta un gran deseo y sienta mucha calor. Sonrei y luego mire a mi hermana. Muchas veces hay que saber domarlas y para eso necesitas conocer.

Intento pensar en otra cosa. Querido mago, has visto a la prima pasar por aquí?