¿Dónde está el límite de nuestras convicciones? ¿Qué nos lleva a dejar a un lado nuestra humanidad, qué es necesario para que el instinto se imponga a la razón y la bestia salga a flote? Sultünge, apenas un puñado de casas olvidadas en uno de los muchos páramos helados de los Yermos Gélidos. Allí es donde empieza la historia que llevara a un grupo variopinto de distintos personajes a hacerse estas preguntas... Y a desenterrar un secreto que siempre debió permanecer oculto.
Primera parte de una crónica de tres capítulos, ambientada en los Yermos Gélidos.
Partida privada, las plazas ya están asignadas, aunque si alguien está especialmente interesado que me mande un MP.
Partida +18
Una voz vieja baila entre el crepitar de las llamas.
Drunfo y Thorir se preparan para lo peor.
Resmit acompaña a los heridos.
Saga encuentra un nuevo aliado.
Bedelia trasmite sus inquietudes a los Yormef.
Ante situaciones críticas, la entereza de una comunidad empieza a tambalearse.
Resmit se enfrenta a los demonios de su pasado.
Saga confiesa sus secretos.
He cambiado; creo que los dos lo hemos hecho.
Cinco personas se adentran en el bosque.
Thaldein se pronuncia.
Resmit y Ashe evalúan la situación actual.
Las viejas cicatrices entre Solvgilftanden y Yormef resurgen a la luz.
Bedelia se encuentra con un rostro amigo.
La ironía del destino, o como alguien que debería odiar acaba por ofrecer su apoyo.
Un personaje bastante extraño visita a Thorir y Drunfo.
Cinco personas se reúnen en privado.
Saga y Bedelia son sorprendidas por la visita de un individuo singular.
Los Yormef son llevados a Sultünge