Partida Rol por web

El invierno ya pasó, y a la primavera le quedan pocos días, pues el verano parece querer asomar ya. El tiempo va pasando,y vosotros ya os habéis acostumbrado a la rutina del castillo.

Lleváis más de 8 meses en esta zona, y os parece ciertamente una vida. Lejos en el tiempo parece quedar vuestra vida anterior a la de caballeros, y vuestros viajes en busca de gloria y fortuna. Afortunadamente, el compromiso con Logres en general y con los Pendragon en particular noha abandonado vuestra mente. Os habéis instalado en el castillo de Dimilog, habéis tratado a sus caballeros, y tanteado a sus tropas, y además de todo esto, habéis conocido al señor Conde de Tintagel, y a algunos de los caballeros del castillo de Tintagel.

Si el propio Uther se os apareciese en persona, no seríais capaces de darle razón negativa alguna sobre la lealtad de la gente de Dimilog.

En cambiolos caballeros del castillo de Tintagel, os parecieron arrogantes y ásperos, y bien que pudisteis apreciar tirantezy ruindad entre ellos y los soldados de vuestro castillo. Considerar al conde de Tintagel o a sus caballeros poco leales, os parece un exceso.

Amanecéis en vuestra torre solitaria, mandáis a los escuderos a que os traigan un quitahambres mañanero, mientras os vestís. No soléis tirar de armadura dentro del castillo, salvo si practicáis con armas, romas o no, cosa habitual, pero rutina no diaria.

Una vez comidos y vestidos, mientras mandáis trabajo a los escuderos, pues siempre hay algo que remendar, pulir o enderezar, coméis un poco de eso traído por ellos, a modo de frugal desayuno, pues no es cosa de andar en ayunas ya de parte mañana.

Una vez comidos y bien bebidos, ya que nunca nadie oyó decir que fuera prudente encomendarse a las tareas sin dar un buen tiento a un buen vino, los caballeros os dispersais por el castillo. Hay días que toca adiestrar a la soldadesca del castillo, otra lo mismo pero con los aldeanos de la aldea, otros revisar las caballerías propias y ajenos, otro revisar los puestos de vigías y echar un rato en ellos.

No faltan las salidas a patrullar. Ahí sí que tiráis de armadura. A veces patrulláis los tres juntos y otras uno o dos de vosotros, pero siempre con un grupo de soldados a caballo. Con su ayuda y vuestras salidas, ya os vais haciendo una idea de los contornos de vuestro propio señorío y losdel ducado.

Cuando no se labora, también os acercáis hasta la aldea más cercana al castillo. Allí aprovecháis el viaje, y el descanso que todo viajero merece,para beber vino, si es que la taberna está abierta, y de paso os dejáis ver por esas latitudes mostrando interés por la aldea y sus parroquianos.

Sin haber perdido de vista que tenían órdenes de espiar a estas gentes, hacerse a la rutina del castillo no le había costado a Sir Cadwallon. Después de todo, la vida que llevaba aquí junto a sus dos amigos no era muy distinta de la que habría llevado en Du Plain o algún otro castillo de Salisbury. Le satisfacía, y más aún al darse cuenta de que no tendría que traicionar la confianza del señor de Dimilog, pues podría decir con sinceridad que era un hombre leal a Uther. No parecía ser igual con el señor de Tintagel, al decir de sus compañeros, que habían visitado el castillo mientras él aún se recuperaba de sus heridas.

En cualquier caso, con el paso de los meses, Cadwallon no dejó de estar atento a lo que se decía en Dimilog. El de Catterick era un hombre por lo general poco hablador, pero eso mismo hacía que mucha gente se soltara de la lengua en su presencia. Algo que sin duda él aprovechaba.

Los días pasan y se hacen rutina. Levantarse, alimentar a los caballos, entrenar a mis nuevos reclutas. Dada mi habilidad natural para tratar con plebeyos, en general me llevo bien con ellos. Saben que soy duro cuando tengo que serlo, pero también les recompenso cuando lo merecen, y eso es algo que no todos hacen. Con eso me he ganado fama de justo.

Respecto al castillo, en general me mantengo un poco al margen de las intrigas y cotilleos que hay en él, pero siempre con el oído atento. Por eso igual la gente empieza a confiar más en mi. Siempre escucho, y doy una respuesta lo más neutral que pueda.

Finalmente, mi actitud tiene premio y consigo algo de información extra.

Era curioso que la misión que tenían fuese espiar, y que a priori me parecía demasiado sencilla y peligrosa a partes iguales. Pero cual fue mi sorpresa, que después de la visita al Castillo de Tintagel, había descubierto mi verdadero objetivo. Allí es donde tenía que estar orientadas nuestras acciones. Pero sería difícil, ya que tanto el Señor de Tintagel como nuestro señor, no se llevaban bien y las visitas eran cortas y espaciadas. 

Me ceñí a las labores encomendadas para mi con total entusiasmo, bebí con la soldadesca y mis compañeros siempre que pude, y visité el pueblo en busca de alguna campesina que por un par de monedas estaba dispuesta a pasar una noche conmigo. La vida era tranquila y me gustaba.

• Las cosechas no han ido mal últimamente, y tampoco ha habido saqueos ni incendios por parte de bandidos. Parecen que los campesinos, saben reconocer la labor defensiva del señor castellano vuestro. No parece tampoco que le tengan desprecio. Obviamente, estas palabras quedan un tanto en el aire, puesto que tampoco parece prudente hablarle mal a los caballeros del señor, sobre el propio señor.

• Hay quien asegura, haber visto movimiento de jinetes entrando y saliendo del castillo, muy de amanecida, muy de atardecida y en mitad de la noche. Bien es sabido, el ruido de los cascos de un caballo apresurado, en el silencio de la noche, si el escuchante en vez de estar dormido, no acierta a conciliar el sueño.

No parece cosa rara, pues bien es sabido por vosotros, que el castellano gasta de espías y escuchantes, fuentes a menudo ciertas y buenas, para asegurar la defensa y protección de futuros peligros.

• Rumorean las malas y lascivas lenguas, que algún caballero del castillo, ha tomado gusto por las visitas carnales a cierta moza de la aldea, con fama de golfa y puta.

Tendreis que insistir para que se sueltan mas detalles.

¿seguimos adelante o queréis hacer algo?

Las idas y venidas de mensajeros a horas intempestivas habían despertado la curiosidad de Cadwallon. Aunque no era nada realmente extraordinario, al caballero le extrañaba que hubiera un trasiego tan frecuente de jinetes, incluso en mitad de la noche, si el dominio no se encontraba en guerra.

Resuelto a averiguar más del asunto, Cadwallon comenzó a hacer preguntas discretas a ciertos habitantes del castillo (el portero, el jefe de los soldados de la guardia y hasta el heraldo del castello), ora haciéndose el sorprendido por estas cuestiones, ora dejando entrever que sabía más de lo que sabía, para ganarse la complicidad de sus interlocutores. 

Así que le gustan las mozas campesinas, ¿hum? Intento averiguar más de esa moza, nombre, sitio donde vive. Luego, quizá gracias a unos chelines, intento saber si sabe algo interesante del caballero. Y ya puestos su nombre.

Estaba claro que lo más fácil que tenía era averiguar a esa moza que estaba beneficiando al caballero. Acostumbrado a escaparme de vez en cuando para disfrutar de las pasiones carnales que ofrece el sexo femenino, intento indagar si las mozas que yo frecuento, conocen a esa tal mujer que se acuesta con el caballero. Y si la localizo, tener una breve charla con ella, intentar averiguar el nombre del caballero, frecuencia con la cual la visita, etc.

¿Podría hacer una tirada de Intriga para averiguar algo más sobre estos mensajeros? Sus visitas se han repetido desde que llegamos al castillo, y me parece raro que haya tantísimo trasiego de información, incluso de noche, cuando es peligroso cabalgar por los caminos.

 Vuestro castellano, es un tipo que da mucha importancia a la seguridad. Hay quien diria, sobre todo en el castillo del Tintagel, que excesiva. Desde que habeis llegado  ha sido habitual la entrada y salida de jinetes( heraldos, correos..), si que es verdad que últimamente la cosa se anda intensificando.

Comentando los hechos con algun soldado de la guardia, ellos timidamente te responden que los jinetes que más se ven ahora son correos ( puede que de informantes, aunque es dficil que ellos sepan más).

Y en verdad que es peligroso cabalgar de noche, pero tambien es osado pasar la noche fuera, teniendo la proteccción del castillo.

Algunos correros han preguntado por sir Portius, en vez de por el señor castellano, destinatario habitual.

Hago lo mismo que Sir Flain, pero es que como supongo que no estamos hablando y bueno, mi personaje antes había dicho que frecuenta ciertas mujeres, por lo que he visto lógico esta salida.

¿Qué tiro?

Intrigar va bien.

En el pueblo hay una moza, que junto a su recien llegada prima, ejerce la prostitución. Algo muy bien valorado entre los soldados del castillo.

Hay rumores, que la prima nueva, más agraciada que la prostituta habitual, se entiende más de la cuenta con algun personaje rico.( para esta gente rico es cualquiera que no sea campesino como ellos). 

En el pueblo hay una moza, que junto a su recien llegada prima, ejerce la prostitución. Algo muy bien valorado entre los soldados del castillo.

Hay rumores, que la prima nueva, más agraciada que la prostituta habitual, se entiende más de la cuenta con algun personaje rico.( para esta gente rico es cualquiera que no sea campesino como ellos).