Partida Rol por web

Stone y Kilkenny aparcan su vehículo en la calle. Miran a su alrededor, expectantes. Lo ocurrido en el local los mantiene aún en una actitud alerta: no terminan de entender que está ocurriendo.

Cuando se acercan a la puerta del edificio, la encuentran abierta: sin duda un golpe de suerte. O tal vez una mala señal.

Con precaución y sigilo, entran. En la planta baja no ven nada extraño, sólo una casa normal de clase media. Tal vez demasiado cara para una corista, pero nada que no cuadre con lo que han averiguado sobre los contactos de la chica.

Entonces, un ruido en la planta superior, dónde deben estar las habitaciones.

Los detectives se miran. No están solos.

Ruido de pasos. Alguien baja por las escaleras. Un hombre, por como suenan los pasos. Los investigadores se ocultan sin perder de vista la escalera. Aparece a la vista. Aspecto de hampón, sin duda: gabardina, sombrero y un sospechoso bulto junto a la solapa. Barba de tres o cuatro días. Rasgos orientales.

El ambiente en Hell's cabaret, en honor a una ironía sin gracia alguna, se caldeó como el nombre del local. Lograron salir del infierno a golpe y porrazo, dejando que los gansters se patearan el culo ellos solos.

Del local obtuvieron alguna que otra pista. La chica que fueron a buscar trabajaba evidentemente allí pero no apareció. Además, su compañera Jenn les puso sobre la pista en una fiesta, y para postre, uno de los matones más grandes de la ciudad, Torelli, estaba encaprichado con Elisa, a la que al parecer no le faltaban pretendientes o al menos habían varios hombres interesados en ella. Torelli, Jerry Ming (que seguramente trabajaba para alguien) y el hombre de pocos modales que les contrató.

Así que Stone no se podía quitar de la cabeza que estaban en terreno cenagoso y que si gente con curriculums tan prometedores como los hombres que hasta ahora han mostrado interés en ella la buscaban, el peligro les perseguía, eso para ser suaves y no decir que estaban con la mierda hasta el mismísimo cuello.

Y pronto se demostró que Jack no estaba equivocado, un ruido en el piso de arriba les alertó, y cuando se escondieron pudieron ver bajar al hombre. Con solo echarle un ligero vistazo, Stone supo que este hombre no valía, al igual que a todos los indeseables que han visto hasta ahora, para relaciones públicas. Pinta de matón por los cuatro costados, vamos, una eminencia.

El detective pasó detrás del hampón sin que éste le escuchara, pues no debía ser muy observador, y le apuntó con su revólver a la cabeza, el cual apretó para que el otro lo notara.

-Me parece que has entrado sin invitación, guapito- cuando el hombretón quiso darse la vuelta se oyó un rápido chasquido, el que se produjo cuando Stone apretó el martillo de su arma dejándola lista para disparar- No, no, no, mal. Aquí para no desayunar plomo por la nuca hay que hablar.

Jack miró a su compañero por si su compañero quería tener el honor de hacer las preguntas pertinentes.