Partida Rol por web

¿Hay algo mejor que disfrutar de las noches de verano en Vodacce?

La Compañía del Toisón ha disfrutado de unas reparadoras semanas al servicio de il cardinale con leves deberes de guardia y escolta por las calles y palazzos de esta ciudad surcada de canales. Nadie se engaña tampoco, es obvio que el personaje al que serviis no ha venido de vacaciones y que entre las mascaradas y las cenas se traman traiciones y golpes de mano. Pero por el momento vuestros oficiales han decidido ignorarlo. La intriga no es una mercancía en la que trafique la Compañía. Vuestro negocio es el honrado sudor y acero y si las cosas llegaran a torcerse sabríais despachar con eficacia vuestro oficio. Además por si fuera poco contáis con el apoyo de “Los Perros de la Guerra” en la costa del continente, listos para llegar y reforzaros. La Compañía está acuartelada en un elegante edificio de piedra con patio interior típico de las casas vodaccias.

Como nuevos miembros de la compañía os ha tocado la parte más dura de las guardias y rigurosos entrenamientos. Pero entre vuestros camaradas habéis encontrado fraternidad y amistad. De hecho los cuatro, por dispares que sean vuestros orígenes habéis congeniado estrechamente.

Así pues esta noche vuestros oficiales os han dado licencia y habéis salido a disfrutar de los placeres de la noche de Bernoulli. Habéis encontrado una mancebía donde corre el vino y abundan las cortesanas y os habéis aposentado en una de las habitaciones de la planta superior que da al patio interior de la casa. Encargáis ricas viandas y empieza a correr el vino mientras salen los naipes y los dados y las risas llenan el cuarto. Las criadas llenan vuestros vasos mientras la cortesana que actuará como maestra de ceremonias hace su entrada.

Abanicandose y vestida con un atrevido pero elegante vestido de fina seda rosa la cortesana entra en la sala que habeis reservado para vuestra fiesta. Como "maestra de ceremonias" se encargará de que disfruteis de la noche mientras esta empieza con vino y juegos, sigue con el ágape y termina en otros placeres para los sentidos.

Se trata de una mujer alta tocada con una elaborada peluca rubia a la última moda y que cubre su rostro con una mascara roja tras la que se adivinan unos inteligentes ojos verdes. Os saluda con una juguetona reverencia, burla de los austeros modales de una mujer vodaccia, y tiende su mano para que la beseis.

Signori, es un verdadero piacere para mi humilde establecimiento recibir a tan bravos soldati. Espero que disfruten de los placeres de mi casa y para cuando salga el sol seamos todos buenos amici. Suelta una risita Pero diganme ¿forman parte de la guardia de il cardinale vero?

La mujer me pone nervioso. No me gustan las mujeres que llaman tanto la atención, y menos las putas. Las cortesanas deberían llegar, hacer el trabajo y marcharse, sin mediar más palabra que el precio. Aquella señora era para él demasiado: demasiado vestida para ser puta, demasiado poco vestida para ser una señora noble, demasiado llamativa, demasiado decorada, demasiado color y lujo en ella. Cuando me tiende la mano, deposito un beso veloz en él, pero no le presto más atención. Me giro a la mesa, mientras barajo los naipes.

- Señores.- Digo, con fuerte acento eiseno.- ¿Quieren jugar una mano más o voy a por una jarra de vino?

por fin una noche para salir de la monotonia, hay que decir que entre entrenamientos guardias y estudios de anatomia, me estaba volviendo loco, asi que salir de la rutina no esta mal,

eso si me veo arrastrado por mis compañeros a una taberna un poco ruidosa y con muchas mujeres, aunque cuando entro veo que la ropa que llevan no son de camareras, es una casa de citas, mon dieu est incroyable, si me viese mi santa madre se caeria redonda al suelo

pero bueno no esta, asi que ya que tenemos la noche libre habra que aprovecharla

en la sala dispuesta para nosotros fluyen la conversacion, las risas, el vino, las mujeres, las mujeres y en especial una que se acerca a nosotros e intenta amablemente, entablar una conversacion aunque no sobre un tema muy adecuado

demoiselle no hablemos de trabajo hemos venido a descansar, a reir, beber y algunos (señalando al resto) a passer la nuit con bellas damas, disfrutemos del momento,

hans secundo lo de la partida, aunque lo del vino tambien

Rodrigo necesitaba una noche como aquella. La última vez que había estado en Vodacce no había podido disfrutar de la ciudad tanto como le habría gustado. Pero su padre tenían negocios, y él era de entrar y salir rápido en los sitios. Y la verdad es que no esperaba volver al haber entrado en la compañia mercenaria. Al menos no en un lugar así de respetable.

La noche prometia. Estaba con buenos compañeros, había bebida y mujeres bonitas. Poco más se podía pedir. La cosa sólo podía mejorar. Seguro.

Pudo notar un poco la tirantez de Hans ante todo el asunto de la cortesana. Tenía que soltarse más, seguro que lo disfrutaria. Al menos Pierre sí que estaba algo más cortes.

Rodrigo también se acercó a la maestra de ceremonias, y cogiendole delicadamente de la mano le depositó un largo beso mientras la miraba a los ojos.

Mia signorina. Es un placer para nosotros estar en su casa. Pero comprenderá que hemos venido a divertirnos, pasarlo bien y dejar un poco de lado nuestro agotador y, sobretodo, peligroso trabajo.

Guardias, entrenamientos, arriba, abajo, un sin parar… Al fin una noche libre. Todos los hombres lo celebran como debía ser. A pesar de mi aire taciturno participo de la bebida con moderación, no quería ahogar mis penas en el alcohol, tan sólo descansar un rato y congraciarme con mis compañeros.

Pronto intenta la signora sonsacarnos información que luego poder vender o a saber. Se comienza tirando de un hilito y al final se acaba sacando el ovillo entero, y tu lengua te ha perdido antes de que te puedas dar cuenta de que has abierto la boca. 

“Bien, Pierre ha sabido manejar bien el envite. Esperemos que no insista.”

No obstante, plante un beso educado en su mano cuando la ofreció.

Sonrió a Hans.

- Yo creo que me apuntaré a una jarra más, amigo, y si os falta uno para la partida, con gusto también participaré, aunque en principio prefiero observar el juego en estos momentos.

Vuelvo mí mirada a la madame, esperando que haya entendido que no somos de lengua fácil.

La cortesana mantiene imperterrita la sonrisa ante el desplante del eiseno. Su cordialidad se mantiene con el resto de los hombres quienes uno por uno presentan sus respetos a su anfitriona.

-Veramente son todos ustedes uomini dedicados al deber y un orgullo para la sua compagna. Dice con voz melindrosa Solamente espero que olviden por unas horas sus preocupaciones. Sencillamente permitan recordarles que en questo palazzo di piacere no se permiten las herramientas de su oficio Hace un gesto señalando las espadas y pistolas que cargais todos. Dejen que se las recojamos y las guardemos en lugar seguro el vino y las armas forman una amistad troppo pericolosa.

A una seña suya dos de las criadas se acercan a recoger vuestras armas mientras otra dispone vasos y una jarra de vino tinto en una mesa junto a la ventana.

Me levanto con calma.

- Voy a por el vino. El juego habrá que dejarlo para otro momento, más dispuesto. Signora.- Digo, en su dirección.- Me temo que las armas que tenemos se quedarán con nosotros. No vamos a dispararnos entre nosotros, se lo aseguro. No somos pendencieros. Ni siquiera los castellanos.- La miro fijamente.- ¿Le parecemos gente peligrosa?

Rodrigo se lleva la mano al pecho compungido cuando Hans hace el comentario sobre los castellanos. Pero sonrie y no dice nada más.
A él no le importaba dejar sus armas a buen recaudo. Mientras no le quitaran la que tenía pensado usar esa noche no habría ningún problema. Además, su compañia era bien conocida. No iban a querer involucrarse con la Compañia del Toison.

Signora. Como dice mi compañero, hemos venido a pasarlo bien. No ha crear problemas.
No obstante.

El espadachín se desabrochó el cinto donde portaba su espada y la cartuchera de su pistola. Y la dejó en una mesita en un rincón del cuarto mientras mantenía su sonrisa.

Tranquilo Hans. Y relajate hombre. Que estás muy tenso. La signora sólo está haciendo su labor.
Signora. No tendrá por casualidad alguna delicada criatura que pueda calmar la tensión de mi grandote amigo. Creo que necesita desfogarse.

Antes preferiría cortarme el meñique que separarme de mis espadas, algo a lo que no me acostumbraba en aquellos lugares, por más que fuera una norma razonable.

Por suerte Hans salió con una oratoria que casi hizo que me planteara yo mismo sus palabras gracias al embrujo de las mismas. Con esa labia bien podría llegar a capitán con el tiempo.

Decidí guardar silencio mejor, pues toda la habilidad que me correspondía para la lengua por nacimiento, Dios había tenido a bien añadirla a mi habilidad con la espada. Así pues, si abría la boca lo único que podía lograr era estropear la magia que había conjurado el eiseno. 

La fiera mirada del eiseno y el convencimiento con el que dijo sus palabras hicieron que la cortesana por instinto diese un paso hacia atrás. Por suerte el compromiso sugerido por el gesto de Rodrigo relajó la tensión en la sala y la cortesana acepta que conserveis las armas en la habitación pero no encima vuestro.

Murmura algo sobre "porco straniero"  y sale de la habitación con aire ofendido. 

Después de marchar la cortesana os traen viandas y más jarras de vino. Rapidamente la mesa es cubierta con un manel y hace su aparición el primer plato de la velada. Spaghetti alla vongole, pasta servida con almejas y una salsa en la que detectais trazas de guindillas y otras especies. El sabor especiado aviva la sed y las muchachas sirven vino con liberalidad entre risas y chistes en en vodaccio que resultan ser casi más picantes que los spaghetti.

Retirados los platos aparecen cinco muchachas junto a la cortesana de antes quienes se acomodan a vuestro alrededor mientras otra rasguea una guitarra y os deleita con su canto.

Alvaro sonríe para sí mismo cuando la cortesana accede a dejarles las armas con ellos. Pone sus espadas, cuchillos y pistolas en un sitio donde pueda observarlas y lo más cerca de él que pueda. Cada palmo lejos de sus espadas sienta como un abismo entre él y su alma.

Parece animarse un poco cuando las cortesanas sirven las viandas, incluso contesta a alguna de sus chanzas en un Vodaccio con marcado acento de Soldano. El vino sigue tocándolo poco, tan sólo lo que lo obliga el picante de los espaguetis, que ya es más de lo que a él le gustaría, y su mirada vuelve cada poco a sus armas.

Parece incomodarse un tanto ante la cercanía de la cortesana, más no la espanta de su lado por no ser descortés.

Mientras come y bebe trata de entablar algo de conversación con sus amigos, ajeno a cualquier peligro que les aceche.

- Bien rica está la comida en esta casa. ¿Qué os parece? – dando otra pinchada del plato y tuteándolos por la confianza del lazo que se ha forjado entre ellos  – ¿Es la primera vez que venís a parar en Vodacce?

la velada se ha tensado un poco, pero al final las aguas no se han desbordado y seguimos con la bebida, la comida y la conversacion,

en el momento que la cortesana abandona la sala miro Hans y con mi mejor sonrisa le pregunto

mon ami relajaos que estamos entre colegas y si hubiese problemas estamos los cuatro compagnons para solucionarlo, yo estoy inquieto como vos en un lugar desconocido y sin saber las intenciones de la gente de alrededor, pero aveces hay que disfrutar de los momentos de paz.

ah y yo tampoco pensaba dejar mi armas ahi estoy contigo

me sirvo otro vaso de vino y disfruto con la musica y mis compañeros

no, no he estado antes en Vodacce he pasado demasiado tiempo en mi tierra con mi abuelo, que era mi tutor y pasaba todo el tiempo con la espada y las clases de medicina

es importante entrenar tanto el cuerpo como la mente

Permaneces charlando en la mesa con tus compañeros atento a poco más que al calido aire de la noche que entra por la ventana y al rasgueo de la guitarra. Sin motivo alguno para la alarma notas como las preocupaciones quedan atrás.

Permaneces charlando en la mesa con tus compañeros atento a poco más que al calido aire de la noche que entra por la ventana y al rasgueo de la guitarra. Sin motivo alguno para la alarma notas como las preocupaciones quedan atrás.

Rodrigo no hizo hincapié en el insulto de la madame, e hizo como si no la hubiese entendido a pesar de que conocía el idioma. Las mujeres vodaccias podían llegar a ser muy vengativas. Por lo que mientras comían y hablaban se lo comentó a los demás.

He tenido la fortuna de viajar bastante en mi juventud. Una juventud algo alocada la verdad, como bien se quejaba mi señor padre. Pero siempre lograba aprender alguna cosa. Y sí, ya había estado en la capital de Vodacce. Debo advertidos que aquí las "cortesanas" son muy diferentes a las de cualquier otro lugar. Es un negocio muy lucrativo y está protegido y respetado. La fama es muy importante, por lo que sed gentiles con las damas.

Bebió y disfrutó de la comida, y más aún de la compañía femenina que llegó. E incluso bailó un poco con su "acompañante" mientras escuchaban la música.

Permaneces charlando en la mesa con tus compañeros atento a poco más que al calido aire de la noche que entra por la ventana y al rasgueo de la guitarra. Sin motivo alguno para la alarma notas como las preocupaciones quedan atrás.

Me siento un poco culpable por como le he hablado a la puta. Debería haber sido más cortés, pero reaccioné antes de pensar. "La próxima vez que la vea, me disculparé", pienso mientras me dispongo a comer. Nunca había probado algo así. Durante unos segundos me quedo callado, saboreando los spaghettis. Miro el plato, como si nunca hubiera visto una comida así. Y empiezo a comer deprisa, solo parando cuando me preguntan si he estado alguna vez en Vodacce.

- No. Nunca he salido de Eisen.