Partida Rol por web

Como dijo el director Kevin Smith, el Infierno era New Jersey. El paro se había disparado un 247% tras el cierre de la fábrica de Aunt Emma's Cookies. El precio de la lana de calcetar estaba por las nubes y los niños ya no podían jugar tranquilamente al softball en la calle por culpa de los coches, así que ahora se dedicaban a comerciar con cocaína. Se había convertido en una ciudad sin ley. Siete foráneos, Siete Magníficos, habían sido citados en una vieja nave industrial abandonada. Algunos recibieron un email; otros un whatsapp; los más analógicos vieron una avioneta en el cielo llevando un mensaje con la dirección, la fecha y el nombre de a quién iba dirigido, todo muy secreto.

La nave contaba con una mesa octogonal con ocho sillas y ocho monitores de ordenador. También había cajas de galletas tiradas por el suelo, de Aunt Emma's Cookies, seguramente alguna tendría aún unas cuantas galletas reblandecidas por el paso del tiempo. En cuanto los siete invitados tomaron asiento, los monitores se encendieron a la vez mostrando una máscara de Guy Fawkes.

Saludos, Resistencia. Somos Anonymous-dijo una voz adulterada por complicados disruptores electrónicos o, al menos, un filtro de Loquendo-. Seguro que os preguntáis qué hacéis aquí. Equisdé, equisdé, equisdédédédé. Os hemos elegido para una misión de vital importancia. Hemos desencriptado un correo de un asistente de Trump a los rusos en los que se hablaba de una sustancia exótica que Trump utiliza para darse ese característico color naranja. Trump lo usa para desviar la atención de sus arrugas y así parecer un candidato más joven y dinámico de cara al electorado. Vuestra misión consistirá en destruir las reservas de Trump de esa sustancia, que como nombre en clave hemos bautizado como "Agente Naranja", equisdé, y así evitar que Trump pueda volver a ganar las elecciones.

Los candidatos se miraron los unos a los otros. Había muchas preguntas que hacer. Eran completos desconocidos, salvo alguno que más o menos era famoso por internet y la televisión, así que tampoco estaría de más que se presentaran.

Tankman (nombre en clave), había recibido el mensaje para aquella convocatoria del modo tradicional. El mismo modo que llevaba utilizando más de 50 años y que, quienes conocían su identidad, utilizaban para convocarlo. Esto es mediante un mensaje cifrado en los posos de hierbas de té en su taza después del almuerzo.

Aquel mensaje le había llevado en innumerables ocasiones allí donde era necesario combatir el totalitarismo. Desde plazas de renombre, a parlamentos corruptos, palacios de dictadores, invasiones de países vecinos y, sobre todo, a innumerables viviendas conyugales de parejas con más de 5 aniversarios matrimoniales a cuestas... Habìan sido más de 50 años extenuantes...

Sin embargo, allí estaba una vez más Tankman al pie del cañón (o del tanque, o del rodillo de amasar blandido con fiereza). Había rechazado la silla reservada para él y se había sentado en el suelo, en la posición del loto. Mantenía los ojos cerrados en todo momento y, aun así, pareció dirigir la no-mirada a todos los presentes uno a uno.

Chào. Sabaidi. Hai. S̄wạs̄dī. Suostei. Nǐ hǎo... Vamos, que hola.

Muchos llamalme Tankman. Estal aquí polque lebeldía sel fluil natulal pala mi, como vuelo de paloma.

No leconocel a muchos de vosotlos. ¿Sel plimela lebelión? No pleocupal si sel así, hasta más glande elefante aplendel plimelo a sel latón.

La paz inteliol selvil de guía, la exteliol, sin embalgo, estal en Bolivia.

Sus palabras destilaban sabiduría milenaria. O demencia senil. Pero años por doquier, en cualquier caso.

No conocía Nueva Jersey con anterioridad. Esperaba no regresar nunca a aquel infecto lugar. 

Ocho, ocho, siete, treinta y una... iba enumerando conforme contaba los monitores, sillas, personas, cajas de galletas y demás basura que podía alcanzar a ver. En su viaje en globo hasta EEUU, había tenido tiempo de empaparse en la wikipedia acerca de aquel estado, o lo habría tenido si al llegar a la mención de su industria manufacturera no hubiera imaginado lo que no era, y no hubiera visto aquella tierra como un estado de pajilleros. Fuera como fuera y por la razón que fuera, aquello no le gustaba, algo que no era una novedad. Realmente, a Greta nada le gustaba.

Y el mensaje del enmascarado Guy Fawkes tampoco le gustó. Pero estuvo de acuerdo. Había que acabar con aquello.

-Greta Thunberg, sueca, diecisiete años, asperger, TOC, con mutismo selectivo y activista medioambiental -enumeró mirando fijamente a todos y cada uno de los presentes, con excepción hecha del oriental, cuyo gorro apenas asomaba por la mesa-. Y tú, ¿por qué hablas tan raro? No te entiendo nada. ¿Has perdido la dentadura postiza? ¿Y por qué te sientas en el suelo? No te veo -la ansiedad empezaba a crecer en Greta y que el chino hubiera mencionado el glande de un elefante en medio de una serie de incomprensibles frases, no ayudó.

Y aquí se presenta Mantarraya—nótese nombre secreto pese a ser más conocida que la mugre— a la reunión, pues claro estoy recién bajada de mi querida embarcación y con un hambre de sangre que nada me lo puede quitar. Me lo paso discutiendo con estos chinos indomables que se han tomado el maldito privilegio de acechar todo arrecife que esté a su alcance y no olvidemos a las pobres ballenas, ni los delfines. La peor escoria del mundo son esta gente y la lucha es constante, ya quisiera tener yo un par de submarinos a mi merced e ir bajando esas flotas de un solo disparo,  tanto como en la batalla naval que jugaba de niña. ¡Que lindo sería! 

—Buenas días—saludo con una sonrisa y tomo asiento—. ¿Por qué tenemos a una niña en una reunión de adultos?

La pregunta puede chocar un poco, pero no va con mal rollo ya que soy una pacifista innata a no ser que me toquen los océanos y sacan lo peor de mi. No obstante prefiero postergar la suavidad del tono para otro momento, tras escuchar al chino desdentado que justo no tengo una buena relación con sus congéneres y a la muchachita que dice tener no sé cuántos trastornos. Vaya juventud, si viene así tan rota, no nos queda nada. Ya le preguntaré sobre su dieta.

Por lo pronto está en mi labor el querer corregir aquello para no quedar como una pedante de libro. Es verdad que no estoy arriba del barco, debería relajar. 

—A ver, perdona cariño. No eres una niña, pero sí que he visto muchos memes sobre ti. ¿No quieres que les envíe a uno de mis amigos para que no te molesten más?—le pregunto sincera—. Bueno no tengo problema de ir a buscar ese componente naranja, debe tener mucha vitamina E y lo peor, seguro que no es orgánico. De algún animal ha salido y eso me inquieta. Así que cuenta conmigo, todo sea para que ese viejo deje las guerras y no deba verle la cara de nuevo. 

Miró a un lado y a otro, buscando la niña de la que aquella mujer hablaba hasta que cayó en la cuenta de que se refería a ella. Le dedicó una mirada furibunda y desenfundó su cuchillo diálectico. 

-¿Cómo puedes decir a un tiempo que no es orgánico y afirmar que seguro procede de un animal? Es una contradicción. ¿Seguro que eres Carola Rackete o una infiltrada de la CIA? -conocía perfectamente la historia de la alemana que supuestamente tenía ante ella-. La heroína del Sea-Watch jamás hubiera cometido un error así -sentenció-. Ni juzgaría a alguien solo por su edad. 

La mirada cargada de sospecha seguía clavada en la Rackete. No se fiaba un pelo de su sobaco sin depilar de ella. 

—¿Quién sabe niña? También podría preguntarte si eres la cara viviente de un discurso ambientalista forjado por las empresas que te mantienen... Pero no lo cuestiono porque no es mi lema, así que déjame con mis pequeños delirios, intentaré ser más legible en la próxima pequeña héroe—respondo sincera mientras le guiño un ojo divertida—. Me refiero a la explotación animal querida, a ello. 

No obstante le recalco con ese aire tranquilo, bohemio por momentos. 

Nadya, estaba bastante confusa. Estaba planeando mandar un dildo gigante a las entradas del palacio rojo. Em, ¿alguién me explica como llegue de Canadá hasta aquí?. Los personajes que la rodeaban eran un tanto, nuevas. No veo a nadie de Pussy Riot, entre los que conozco. ¡¡¡¿Espera, la KGB me secuestro?!!!. Exclamo parada con nerviosismo, agarrando la silla en la que se encontraba sentada. Es raro, como ocurrió esto. Todo lo que recuerdo era que estaba haciendo el molde, con yeso, y ayudada por Hippies protestantes, de pronto me dio sueño, me fui a acostar, y un cartero entró, me ofreció un mono de peluche con la cara de Putin, y creo que me dormí.

-Buenas gente desconocida, yo soy Christopher David, me pueden llamar Chris, Cristancho, Crispi Cream, Toph, Crizzy o mi favorito el Papi de winnie pooh.-

Digo despues de llegar a una reunión más que interesante, ¿Y COMO NO IBA SERLO? Me enviaron el mensaje de la forma más militar y estratégica posible... Me lanzaron un ladrillo con una nota a mi ventana. Ya habia recibido varios mensajes para unirme a diferentes lados grupos de resistencias, el servicio secreto, el grupo de lectura del barrio, etc. desde que me volvi famoso en jutuberes y indechristegran. Pero este solo tenia las dos palabras más importantes del mundo: DDDEEEESSSTTTRRRUUIR, TTTTTTRRRRRUUUUUUMMMMPPP. Fin del monologo mental que nadie escucho.

-Esas palabras son las únicas que pueden mover montañas, y como ven ahora estoy con ustedes en una nave con televisores y ¡¡¡¡GALLETAS!!!!- Se tira al suelo junto con Tankman en busca de las galletas menos viejas -Ohhh perdón mis modales jovencitos ¿Alguien quiere?- ofrezco las galletas a cada miembro con una sonrisa, comenzando con Greta y le pregunto -Oye Greta ¿Quien soy yo? El de TOC, el de mutismo selectivo o el de asperger- 

-Uhg cerrad el pico todos ya joder!...colega menuda resaca...- el hombre de la cresta perfecta parecía despertar de un desmayo post-jarana desde detrás de uno de los monitores. Era un tipo realmente grande, aunque aún parecía más alto gracias al peinado punk. Vestía como un personaje de documental de la movida madrileña ochentera, mallas rojas y negras marcapaquete, botas negras que parecían robadas a la NASA y chupa de cuera reforzada de parches y tachuelas que se contaban por decenas, y quizás más- menuda restralleta llevo...¿nadie tiene una birrita pa equilibrar el ph? - el tipo tenía voz ronca y cascada como un Sabina por la mañana y se pasaba la mano por la cara despeinándose de la barba de tres días como si tratara de recuperar la sensibilidad de alguna zona- ostia...¿dónde estamos? ¿y mi coche? Ostia....el chapas me va a matar colega...

Yo vel que pelsonas sentilse desubicadas e ilacundas. Dejal fluil la paz inteliol. Esto no sel la aldea de Castloneglo, espelal un poco antes de lialos a toltas.

Terció el asiático respecto a la pelea de Rasta y Rica. Luego, como si de una broma interior se tratara empezó a canturrear alegremente.

They fight. And bite. They fight and bite and fight! Fight, fight, fight. Bite, bite, bite. The Itchy and Sclatchy Show!!

En el caso del Rey Ezekiel, no recibió ningún email citándole en una nave industrial de New Jersey. Bueno, sí, recibió el email pero olvidó inmediatamente el contenido del mismo por estar demasiado fumado. Ese mismo día, tuvo un sueño en el que el mismísimo George Floyd le decía que debía acudir a aquella vieja nave para así seguir luchando por sus hermanos porque Black Lives Matter, bro. Aquel sueño había sido para el Rey Ezekiel pocos menos que semejante a la anunciación de la Virgen María, por lo que, tomando su preciado escudo, acudió a la nave industrial en la que le habían citado.

El afroamericano escuchó la misión que les encargaba aquella persona oculta por una máscara de Guy Fawkes, pero que a ojos del Rey Ezekiel, solo podía ser un hermano.

-Soy el Rey Ezekiel -se presentó, en tono solemne cuando todos los demás lo hicieron. Hablaba con el mismo tono teatral que emplearía un personaje de una obra de Shakespeare-. Si se nos ha reunido aquí en este día es porque nuestras similitudes son aún mayores de lo que son nuestras diferencias. ¡Hoy he tenido un sueño! -exclamó, como décadas atrás lo hiciera Martin Luther King-. ¡Tenemos en nuestras manos la oportunidad de acabar no solo con el Hombre Risketo, sino también con las desigualdades que oprimen a nuestro país, hermanos!

Por alguna razón que no entendía, Nadya se sentía más calmada con las palabras del campesino chino, que parecía soldado del Vietcong. Bueno ya que espero confiar en ustedes, me presento me llamo Nadezhda Tolokónnikova, según wikipedia, pero pueden decirme Nadya. Intentaré buscar seguidores de Putin en este grupo, y de alguna manera los eliminare. Ampliando su vista abarcando a todos los presentes, podía presenciar la mezcla de gente más rara que haya visto. ¿Esto es como X-Forces?, si fuera así falta Tom. Después de votar con total confianza su opinión acerca del grupo, baja la silla que tenía de forma amenazante y la baja, para volver a sentarse.

—Ja, esto será divertido. ¿Cuales son los planes gente de Anonymous?

Ya estamos todos reunidos allí, con ganas de hacer algo bueno y pese a las diferencias que podamos tener, el hambre de sangre está y para qué negar, puede ser muy divertido meterse con le meme rubio de USA. Al margen de ello, confío en esta gente porque básicamente pese a las diferencias tiramos para el mismo lado y eso puede ser peligroso para cualquier estado. 

—Yo confío, hay que unir fuerzas. 

Greta miraba a unos y a otros sin llegar a creer lo que veía y menos aún, lo que oía. Sobreestimulada por aquel grupo de fanáticos drogadictos, que ni siquiera sabían cómo habían llegado allí, que mostraban claros síntomas de delirio y desequilibrio mental, que barbotaban tonterías, que pedían a gritos que se les llamara gilipollas, que hablaban de lugares ficticios propios de una ambientación rolera de un director oscuro, decidió sumirse en un mutismo que pretendía fuera insultante, en vez de dar rienda suelta a su asperger.

Sin embargo, el parpadeo nervioso e inconsciente de su ojo izquierdo no ayudaba gran cosa a conseguir dicho objetivo, pues parecía un gesto de simpática fraternidad dirigido a todos y cada uno de los presentes.

Vale. Ya conocemos vuestro punto débil: sois incapaces de mantener identidades secretas. Salvo por Tankman, Tankman sí que sabe cómo usar un alias.

No se podía decir lo mismo de Peter Pank, porque llevaba su nombre escrito en la chupa de cuero. Tampoco del Rey Ezequiel, tal vez porque Anonymous había asumido que su verdadero nombre de pila era Ezequiel. Ni los demás que habían utilizado sus nombres o, como en el caso de Carola, eran demasiado famosas para que Greta no conociera sus identidades.

Tenía la idea inicial de usar para esta misión los alias de la película Reservoir Dogs. El Rey Ezequiel podría ser el señor Brown. Y el señor Pank podría haber sido el señor Pink. Ya da igual. No es como si hubieseis herido mis sentimientos-pero la voz de Loquendo impedía saber si el hacker estaba compungido o no.

Es igual, volvamos a la misión...

Hemos preparado un vehículo especial de incógnito para la ocasión-Anonymous activó el motorcito del portón remotamente y se empezó a desplazar mostrando los exteriores, la explanada que rodeaba la nave-. Tuneado con un motor eléctrico de ocho cilindros completamente ecológico, 100% híbrido-el motorcito del portón se forzó al máximo y no se abría del todo, añadiendo suspense al vehículo de Anonymous-. Matrícula de Pensylvania PE-ACE-el portón retomó el movimiento y se desplazó del todo, mostrando al fin la furgoneta.

Hay una caja en el interior de la furgoneta que contiene siete relojes de pulsera que nos permitirán comunicarnos con vosotros y seguir vuestras constantes vitales.

Deberéis conducir hasta Baltimore y de allí a Washington D.C., dónde os reuniréis con nuestro enlace a las veintitrés cero cero hora de la costa este. El lugar de la cita es dónde el señor Smith y la señorita Saunders decidieron contraatacar en la película de Capra. Dónde Lisa Simpson entró buscando consejo cuando escribió su redacción sobre los Estados Unidos de América. Dónde no recuerdas haber aparcado tu "Lincoln" porque estás fatal de la "Memorial". Guiño, guiño. Equisdé.

Buena suerte. Y si os ha gustado este video dadme un like, suscribiros y dadle a la campanita para que os lleguen más actualizaciones-fue lo último que dijo Anonymous antes de que los monitores se apagaran.

Solo faltaba que alguien se pidiera conducir (las llaves estaban en el contacto), que otro se pidiera delante para ir en el asiento del conductor y que todos se subieran al coche. Alguien podría estar tentado de ir sobre la baca, también podía.

El interior era como lo habían soñado. Las puertas laterales coincidían con unas cortinas de bolitas, los asientos de cuero eran de cuero falso (no se había matado a ningún animal para la tapicería), había dos dados colgados del retrovisor y un perro en la parte trasera con un cuello de muelle. Allí, en el asiento trasero, estaba la caja con sus relojes de Anonymous, y lo más importante, un intenso olor a naturaleza, a hierba más concretamente.

Al momento que le ofrezco la galleta a la niña Greta noto que comienza a parpadear constantemente el ojo izquierdo. Giro mi cabeza en dirección a Tankman que estaba cantando -oye Tankman, deja de cantar esa tonta canción, y ayudame con ella. No se si está siendo simpática o le dio una ataque. Por cierto, ¿No quieres una galleta?- El ambiente era muy animado, todos eran muy interesante y muy habladores. Entre todo este alboroto logro escuchar algunas palabras que llamaron su atención “acabar...Con el Hombre Risketo” Su animo no se dio a esperar ni tampoco sus gritos -ESO EZEKIEL, ACABAREMOS CON TRUMP, TU HERMANO TE GANASTE DOS GALLETAS- Agarra las galletas de la caja y las lanza en dirección de Ezekiel -ATRAAPPAAA-

Al escuchar hablar de nuevo al televisor se calma y deja de hablar, solo para escuchar al tipo del televisor quejándose de su vida -Pobre hombre del televisor, porque no te nos unes y comes una galleta- Al ver que el tipo del televisor no le respondía y seguía parloteando, fue comiéndose las galletas mientras escuchaba como describía el fabuloso vehículo. En su mente imagina un tanque tipo GI.Joe o un coche con tanta personalidad como KITT.
Todas sus expectativas murieron al momento de ver la furgoneta -Esto es una broma ¿Cierto?- Después de echarle una segunda mirada a la furgoneta y al escuchar acerca de las pulseras decidió darle una oportunidad a esta furgoneta que parecía la anterior casa de Bob Marley - Ok, yo pido ir adelante-

-Vayaaaaa si esto esta lleno de coleguitaaaaas ¡que bueno tronko!- dice Pank cuando todos se han presentado, parece haber olvidado su resaca repentinamente, tal vez ayudado por la petaca de licor que había sacado de algún lugar de su chupa de cuero- eh tío yo a ti te conozco...tu eres el puto marley colega!!! el PUTO MARLEY ESTÁ AQUÍ- dice, obviamente refiriéndose a Ezequiel y los gritos ahora iban apara todos los demás, peter parecía asombrado de la falta de reacción de los demás ante la presencia del grandisimo Bob Marley- fua...no tenéis cultura ni nah...- detiene su fastidioso discurso cuando la voz de loquendo sigue hablando Pank desconecta un poco hasta que habla de las referencias a la televisión y del coche y aparatos tecnológicos- fua colegas ahora vamos a ser como una mezcla toh guapa del cerocerosiete ese y Neo el de matrix. - dice dando unos saltitos y amagando unos pasos de boxeo mientras su cabeza baila de un lado para otro. No teneis muy claro si está entrenando, bailando una canción punk que sólo el oye o demostrando su amplio abanico de habilidades pugilísticas.- bueno...¿nos abrimos troncos?

Parecía que todo aquello había sido una prueba y que la habían suspendido, al menos en cuanto a la cuestión del anonimato, algo por otra parte absurdo, al menos en su caso. Su rostro, aquella expresión de faltarle dos patatas para el kilo, era mundialmente conocido. Solo con una careta de Jennifer López habría podido pasar desapercibida.

Miró el vehículo, a sus compañeros, al vehículo y nuevamente a sus compañeros. No hubo lugar a dudas. Abrió la portezuela del piloto, se montó, le dio al arranque.

-Si vais a venir, subid ya. No pienso esperar a que la sangre os llegue al cerebro para tomar una decisión.

Ella siempre tan simpática. 

Estos tíos enmascarados con sus reseñas de algunas escenas, que odiosos son a veces. Pero no importa hay que ponerle el pecho a la situación y la actitud, esto conlleva a que debamos subirnos al vehículo hippie y dar con el punto de encuentro. Además ya estoy cogiendo el plato de galletas, está claro que me picará un poco el hambre y no hay nada mejor que viajar, comer y conversar sobre el existencialismo. 

Así que con mi mejor cara, no digo demasiado y me encamino hacia el happy flower móvil para subir a la parte trasera, abrir un poco la ventana para evitar los excesos de metano entre mis compañeros y que sea lo que deba ser. Quizás este aire de flores y estilo retro, aligere la tensión de Greta. ¿Quién sabe?

—Oigan... ¿Quién conduce?—digo y continúo—. ¿Eso tiene estéreo?

Lo curioso es que la niña va a conducir, esto será una locura. Habrá que ajustarse el cinturón. ¿No?

Tankman dejó de canturrear. No solo porque se lo habían pedido amablemente, sino también porque se había acabado el Show de Rasta y Rica y ya no tenía sentido prolongarlo más.

Entonces la televisión les dio dos cosas: instrucciones y un vehículo que le recordaba un poco a cierta furgoneta de dibujos animados protagonizados por un perro y su cuadrilla.

No es que Tankman fuese un pro-capitalista, al revés, era nacido y crecido en algún incierto país asiático comunista, pero una cosa es haber nacido y crecido entre comunistas y otra cosa que no pudieras ser un anciano rebelde aficionado a los dibujos animados americanos. No es como si fuesen cosas totalmente incompatibles.

Se levantó del suelo demostrando una agilidad bastante sorprendente para su edad.

Se lo que estal pensando - Le dijo a Christopher - . Y sí. A la talde plobablemente el leuma me machaque pol levantalme así del suelo. Pelo la veldad es que no siento nada ahola mismo glacias a un secleto ancestlal que los monjes Shaolin han estado utilizando dulante siglos. ¿Quieles sabel el secleto?

Se acercó más a Christopher y aproximando su boca a la oreja de este y ocultándose del resto tras una huesuda mano le contó su secreto ancestral.

_Opio.

Tras aquella confesión de su parcela de sabiduría milenaria a las nuevas generaciones, Tankman con una gran sonrisa de oreja a oreja se encaminó a la Mystery Machine y se subió en la parte trasera de un ágil salto para, una vez dentro, volver a sentarse en posición del loto.

En todo momento, no pareció que llegase a abrir sus ojos, así que o bien era ciego y se guiaba por el resto de sus sentidos, o esa pequeña rendija que no parecía suficiente para permitir el paso de la luz del Sol era suficiente para él poder ver el exterior.

Dirigió una breve mirada de ojos cerrados al conductor y, al descubrir allí a Greta, Tankman volvió a sacar a la luz su sabiduría ancestral y se puso el cinturón de seguridad. Sentado como estaba, el cinturón le cruzaba media cara, pero aquello seguramente funcionase igual.