Partida Rol por web

Cuando el camino ha sido despejado y se ha dispuesto los cadáveres, la caravana por fin prosigue su camino. Al caer la tarde llegáis a Immelscheld, otro pueblo saqueado durante la Tormenta del Caos. El capitán Schiller ordena a la caravana acampar fuera de las ruinas y montar guardia como de costumbre. Todos están aliviados por no haber sufrido el destino de los viajeros de Delberz.

El capitán Schiller envía a algunos hombres al interior de Immelscheld en busca de provisiones. Nana, por su parte, cocina la poca comida que hay para los huérfanos a su cargo, les cuenta cuentos antes de dormir y luego los lleva al carro y los mete en la cama. Después cierra las cortinas del carro y todo queda en silencio durante mucho tiempo.

El llanto de un niño quiebra el silencio de la noche. Pronto se le une otro llanto, creando un coro de sollozos. Los exhaustos refugiados maldicen la interrupción y llaman a gritos a Nana Moescher para que tranquilice a los niños. La única respuesta que reciben son más llantos

Me ofrezco voluntario para adentrarme en busca de provisiones sin dudarlo un momento "Con un poco de suerte me puedo quedar algo de lo que encontremos", a pesar de mis buenas intenciones nunca encuentro esas provisiones, "Donde diablos se han metido esas provisiones, asco de mundo" musito para mi mismo en un momento dado.

El ogro también se desplaza por las ruinas de Immelscheld con el grupo de forrajeadores intentando encontrar algo de comida o un curso de agua para llenar los odres...

Horas más tarde, la quietud de la noche es alterada por los lloros de los niños humanos que, a su vez, es acompañada por los gritos de los adultos llamando a Nana. Tanto ruido no deja dormir al ogro que, resignado, se levanta a ver que ocurre pues con semejante algarabía, si hubiera enemigos cerca, sería fácil que los oyeran.

Arrastrando los pies se acerca al carro de los niños.

SShhhhh, tranquilos pequeños humanos... ¿Dónde estar Nana?, ¿alguien saber?

Immelscheld... Magnus recordaba haber pasado por allí en su ruta hacia Untergard. Una aldea tranquila, definitivamente no merecía aquel aciago destino. Sin embargo, la desgracia de algunos aún podía ser la fortuna de otros, por lo que, sin estar muy convencido, pues le parecía que despojar de sus pertenencias a un muerto era profano, Magnus entró al poblado para buscar provisiones al igual que muchos.

Horas más tarde, y finalmente con algo sólido en el estómago, Magnus intentó descansar, cosa que logró hasta el momento en el que los llantos de varios huérfanos quebraron el silencio. Con mucha paciencia, el iniciado se acercó hasta el carromato de "Nana" para intentar apaciguar a los niños, pero éstos estaban inconsolables.

— Habrá que salir a buscarla de nuevo —dijo Magnus en voz alta y potente, propia de alguien que está acostumbrado a hablarle a las masas, con la esperanza de que alguno se sumase a su grupo de búsqueda.

Al llegar a Immescheld, el ambiente fue desolador, las ruinas se extendían por todo el pueblo y nada ni nadie salió a recibirlos. Aquello le causaba al bretoniano una mezcla de tristeza y temor, de nada servia luchar y reconstruir, el Mal siempre aparecía para reclamar lo que era suyo. La imagen de la muerte del padre Dietrich le acompañaba en el camino, aquel había habia dedicado su vida a Sigmar y a los demás, muriendo casi como un perro, la reliquia que sostuvo en sus manos ahora estaba dentro de una de sus faltriqueras.

Lambert no sabía si aquello era un artilugio mágico o no, o si alcanzaría un buen precio en el mercado negro, pero no iba a fallar al viejo, cumpliría con el último deseo de aquel hombre, llevar la reliquia a un lugar seguro, el templo de Sigmar en Middenheim.

Una vez empezaron a organizarse en la plaza del pueblo, el capitán Schiller envió a varios en busca de provisiones.

- Por fin una idea útil- pensó el bretoniano mientras con una mirada buscaba lugares donde encontrar algún tipo de alimento.

Posadas, molinos, almacenes o algunas grandes casas donde habitaron los más ricos de aquella aldea- susurró mientras sus ojos localizaban entre las ruinas lo que podrían haber sido esos lugares.

No le costó mucho encontrar varios y buscó entre las ruinas, con facilidad pudo encontrar algunas provisiones que le servirían al grupo más adelante.

Por la noche, los niños volvieron a llorar, enfadado el bretoniano se levantó y habló con ellos directamente.

-¿Qué os pasa ahora pequeños? ¿Donde está Nanna?- les preguntó mientras lanzaba un bostezo.

Al levantar la mirada vió a Gruk y a Magnus que estaban como él, hablándoles a los huérfanos.

Todos menos Arácsam habían encontrado algo de comida y bebida, no mucho, lo suficiente para saciar su hambre y sed, cuando Arácsam llegó a ellos ya no quedaba nada.

Uno de los huérfanos de Nana, al veros os cuenta:

-Nana Mo llevaba rara todo el día. Desde que nos paramos al lado de los carros rotos para que los bueyes descansaran. Lloró. ¡Yo la ví! Dijo que se le había metido polvo en el ojo, pero yo sabía que no era verdad. Estaba llorando por lo de Fahndorf. Dijo que fueron los soldados los que hicieron los fuegos, pero que era el Graf Sternhauer el que tenía las manos manchadas de sangre. Dijo muchas cosas malas. Dijo que para qué servía el poder si no lo usabas. Dijo que el pájaro le había dicho que era lo correcto. La oí decirlo, y luego cambió y daba mucho susto. Como cuando el capitán Schiller cortó en trocitos a ese hombre bestia que mató a frau Becker.

Ves que dentro del carro no está el zurrón de Nana, en cambio, descubres una carta:

Para: el capitán Schiller

De: Nana Moescher

Capitán, lamento abandonar a mis niños de esta forma. Por favor, procure encontrarles hogares decentres en Middenheim. Son buenos chicos, y rezo por que Shallya tenga misericordia de ellos después de todo el sufrimiento que han padecido.

Voy a saldar una deuda con la familia Sternhauer. Lo hago por mí y por la gente de Untergard. Solo yo he de pagar el precio.

Les deseo suerte en Middenheim. Que Sigmar le proteja a usted y a todos los habitantes de Untergard. Vuelvo a casa por última vez. Tal vez nos encontremos de nuevo en el reino de Morr.

Nana Moescher

Los niños, asustados como estaban, no hacían ningún sentido. Claro, eran niños, y seguramente no entendían muchas de las cosas que estaban sucediendo. Sin embargo, era claro que "Nana" Moescher estaba fuera de sí, pues Magnus dudaba que la vieja sabia fuese capaz de abandonar a los niños así como así. Lo único claro de todo el asunto era que había que buscar a "Nana" Moescher una vez más.

— Gruk, acompáñame. Parece que tendremos que hacer de buscadores una vez más... Espero que se haya encontrado con otra cuadrilla de elfos, cualquier otra cosa sería demasiado peligrosa en estos bosques —.

Magnus viendo como están Lambert y Aracsám, le pide a Gruk que sea él quien le acompañe a buscar a Nana

Deshacéis el camino andado, llegáis hasta la señal en la que visteis a Nana agachada, la que indica el camino a Fahndorf, no habéis encontrado rastro de Nana, lleváis casi dos horas caminando. Cuando veis unas huellas recientes en el camino hacia Fahdorf. 

En un claro vacío podéis ver una enorme hoguera, rodeada por oscuras siluetas de animales. Las llamas bailan al son de los cánticos que llenan el aire. Una figura cubierta por las sombreas arroja cosas a la hoguera, haciendo que cambie de color. De rojo a azul. y luego al verde. Se puede sentir la magia en el ambiente

Puedes distinguir que las siluetas de las sombras son lobos, en total cuentas a cuatro de ellos

Magnus, al percatarse de aquello, le colocó una mano en el brazo a GRUK, indicándole que se detuviera.

— Necesitamos tener cuidado, hay varios lobos custodiando... lo que sea que está sucediendo ahí —le dijo el iniciado al ogro en un murmuro. Así mismo, Magnus alistó su báculo y murmuró una pequeña plegaria a Ulric. Claramente aquello era una prueba, pues el lobo era sagrado para los ulricanos, pues representaba a su deidad.

Lambert se miraba la pierna con tristeza, aquella herida no sanaría bien, quedaría medio cojo de por vida, pero bueno al menos estaba vivo y de una pieza.

Oyó los lamentos de los huérfanos y se reincorporó en la carreta mirando a alrededor, Nanna no estaba y aquello le empezaba a mosquear.

- Esa vieja siempre anda perdida, igual si que es una bruja como decían los elfos...-pensó mientras preparaba las armas.

Estos días, y tras recuperar la consciencia, des de la carreta había podido observar con más detenimiento los alrededores y había algo en el ambiente que no le gustaba, el bretoniano se sentía paranoico y siempre quería tener su espada y su pistola cerca de él.

Masticó refunfuñando unas hierbas, que le había ofrecido Nanna, para mitigar el dolor mientras veía a Magnus pedir la ayuda de Gruk para ir en su búsqueda.

Mirando el ambiente me levanto muy jodido, me agarro las costillas con la mano izquierda mientras con la derecha me agarro a lo mas cercano para hacer fuerza y sostenerme en pie. Una vez incorporado, aunque tambaleante, comienzo a caminar. - Quieres ayudar a salvar a la vieja a la que le debes la vida o prefieres que nos quedemos tumbados y lloriqueando - mientras digo esto le ofrezco mi mano para que se levante y me use como apoyo - Yo al menos he estado en situaciones peores - espero a ver la reaccion de Lambert, si está dispuesto a venir le ayudaré, si no lo está me iré yo solo.

Aracsám le ofreció la mano para salir de la carreta, aunque a duras penas podía apoyar la pierna pero el bretoniano decidió hacer un esfuerzo y salir de aquel lugar.

- Odio estar parado y como bien dices amigo, le debo la vida a esa bruja, no tendría un sueño agradable si sé que ella se encuentra en peligro.

Aunque no estoy en mi mejor momento, intentaré no ser un estorbo- dijo mientras apoyaba la pierna ``buena´´ y con la ayuda del hechicero avanzaba laboriosamente.

- Imagino que se habrá ido hacia el bosque, en busca de plantas o raíces para sus ungüentos- señaló hacía la espesura.

Poco a poco y con la ayuda del hechicero empezaron a avanzar en busca de Nanna.

Ante el requerimiento del sacerdote, el ogro asiente. Claro, GRUK ir a buscar a Nana. Enarbola un papel que ha encontrado en el carro, lleno de signos indescifrables para él y se lo tiende a Magnus. Aquí poner algo... GRUK no idea.

Tras varias horas de marcha llegan a un extraño espectáculo de gritos alrededor de una hoguera, aderezado con bestias y un crepitar mágico que hace que al ogro se le erice la piel de la nuca. Aferra fuertemente el pico y cuando va a avanzar Magnus lo detiene.

Necesitamos tener cuidado, hay varios lobos custodiando... lo que sea que está sucediendo ahí

GRUK mira confuso al sacerdote mientras éste hace unos gestos y eleva una plegaria a sus dioses y le susurra: ¿Ya matar o aún no? 

Aquella carta no dejaba lugar a dudas: lo que sea que estuviera sucediendo en esa hoguera era obra de "Nana" Moescher, y muy probablemente, dada la tónica de la carta, no era nada bueno. Además, si había magia involucrada, además de ser malo, podía llegar a ser muy, muy peligroso.

Magnus miró a Gruk y asintió, avanzando a paso rápido a un lado de éste con el báculo en ristre.

Al acercaros vuestras sospechas se confirman, Nana está haciendo lo que parece ser un ritual, no parece haberse dado cuenta de vuestra presencia.

Gruk ve las sombras, pero no le parece más que sombras, no llega a ver ninguna imagen característica en ellas

Deshacéis el camino andado, llegáis hasta la señal en la que visteis a Nana agachada, la que indica el camino a Fahndorf, no habéis encontrado rastro de Nana, lleváis casi dos horas caminando. Cuando veis unas huellas recientes en el camino hacia Fahdorf.