Partida Rol por web

Anna Craven

La mujer se encontraba desconcertada. Aquel grupo no era tal, cada uno buscaba ser protagonista de una manera o de otra y no se hacían caso en las decisiones que podrían acaecer el porvenir del grupo. Ahora había dos posibles opciones o retroceder con Riwen o por el contrario ir hacia la cueva donde, según sus compañeros; podría estar el nigromante que los ha hecho vivir.

La bardo se fue echando unos pasos hacia atrás despacio mientras observaba los movimientos de sus compañeros. Donde fuesen la mayoría, ella los acompañaría.

¡Por la luz de Aman!

En su escondrijo Emeldir usaba la misma expresión que su hermana para maldecir su suerte. Al mismo tiempo que quedaba en ridículo en el empleo de sus Artes, Riwen conseguía conjurar un esplendoroso muro de llamas. Las historia se volvía a repetir. Con el pelo fosco por la electricidad que recorría aún su cuerpo y  con el rabo entre las piernas el grácil elfo noldor comenzó a alejarse de los fétidos humos que desprendían los cadáveres andantes.

En unas cuantas zancadas de sus esbeltas piernas, rodeando el muro de fuego, el brujo novato se dirigió a la puerta del agujero. En el camino había desenfundado su espada corta, aunque era aún peor en su manejo que en el de la magia.

- ¡Por aquí!- Le dijo a Anna y a su hermana  que parecían algo despistadas.

Al ver que el gran muro de llamas se erigió una sonrisa se esbozó en su cara mas ante el humo que emanaba de esos seres lo mejor sería alejarse. Retrocedió unos pasos y rodeó el muro para intentar llegar cuanto antes a la puerta que se encontraba en el árbol, hacia dónde se dirigían varios de sus compañeros. Es cierto que la recomendación de Leofric apenas fue tenida en cuenta pero no era momento de estar reprochándolo por lo que prefirió seguir adelante.

Emeldir, Vardamir y Nymrael son los primeros que se acercan a la boca del agujero bajo el arbol tenebroso.

Nymrael lo hace casi invisible en plan comando, Vardamir con decision y presto al combate y Emeldir chapoteando torpemente blandiendo una pequeña espada.

Los demas contemplan como los zombis arden y despiden apestosos vapores mientras piensan que hacer: si seguir adelante o retroceder cual nenazas.

Me sorprendo al ver a Emeldir a mi lado... hasta el momento me había parecido una nenaza. Pero le echa huevos 

Intentando no sobresaltarle con mi presencia hago un gesto a Emeldir para que me vea. Hago con la mano los gestos del hechizo de movimiento silencioso (espero que lo entienda, para eso es mago) y me señalo a mi. cojo una piedra, se la doy y le hago los signos del hechizo de "luz". A ver si puede ponerlo en la piedra para lanzarla todo lo dentro que podamos. No somos enanos, necesitamos una mínima fuente de luz y es mejor que esté al otro lado de las líneas enemigas.

En lo que el hace su parte yo me pego a la pared para desaparecer y antes de seguir avanzando escucho y observo lo que hay dentro.  Habrá trampas así que en lo que aprovecho para buscarlas. 

Me sorprendo al ver a Emeldir a mi lado... hasta el momento me había parecido una nenaza. Pero le echa huevos 

Intentando no sobresaltarlse con mi presencia hago un gesto a Emeldir y Vardamir para que me vean . Hago con la mano los gestos del hechizo de movimiento silencioso a Emeldir (espero que lo entienda, para eso es mago) y me señalo a mi. cojo una piedra, se la doy y le hago los signos del hechizo de "luz". A ver si puede ponerlo en la piedra para lanzarla todo lo dentro que podamos. No somos enanos, necesitamos una mínima fuente de luz y es mejor que esté al otro lado de las líneas enemigas.

En lo que el hace su parte yo me pego a la pared para desaparecer y antes de seguir avanzando escucho y observo lo que hay dentro.  Habrá trampas así que en lo que aprovecho para buscarlas. 

Riwen, al parar un segundo para ver qué hacían sus compañeros, escuchó las palabras del enano y del bardo y regresó al grupo con velocidad de elfo.

Maese Hammerfall, el combate ya había terminado. No se puede huir de un enemigo que no existe a no ser que nos empeñemos. - Contestó divertida. El enano era de mal carácter, pero no le resultaba ofensivo en absoluto. Más bien agradable pues decía lo que pensaba. Algo poco común en los de su raza. 

Y Leofric, si bien escuché vuestras sabias palabras, también tuve en cuenta que las armas punzantes no les afectaban. El muro pretendía darnos la posibilidad táctica que necesitabamos. Nunca lo hubiera usado en el Dungeon con estas criaturas. Siento no haber podido avisar, pues estaba concentrándome. Aunque tampoco imaginé el resultado. 

Dijo sin tomar aliento la elfa, después de sendas carreras. No era una gran atleta, pero la elegancia elfa iba por delante. 

Necesitaremos luz. Me adelantaré un poco si me permitís. 

Perdona Riwen, tienes razón, estábamos atascados y seguramente haya sido lo mejor. No me lo tengas en cuenta, no soy un hombre de acción y me puse nervioso.

Leofric se disculpa sinceramente mientras se mueve rápidamente rodeando el vapor y se dirige a la entrada subterránea.

Oh, es muy gentil por vuestra parte, Leofric, mas no debéis disculparos. Disteis un buen consejo y, en el fragor de la batalla se pueden permitir licencias que en un salón serían ofensivas o fuera de tono. No soy una delicada flor. 

Sonrió. Estaba más contenta de lo habitual. Aunque no se podía imaginar las consecuencias de su poder sobre el fuego. No siempre era purificador. 

Emeldir, a trompicones, había llegado de los primeros a aquel agujero inmundo que debía ser la puerta a los infiernos de donde habían salido esos engendros. Vio y comprendió las runas de advertencia que estaban allí escritas.

- "Aquellos que osen entrar no volveran a salir"...qué vulgar.- Alguien con muy mala caligrafía había escrito eso allí en varios idiomas. Vio a Nymrael hacerle gestos y arrugó el ceño sin comprender bien qué es lo que quería. ¿Se suponía que tenían que ir sin hacer ruido? ¿Por qué no podían entrar allí a las bravas y patear el culo del nigromante? Ah, sí, porque era un mago inepto, un brujo bueno para nada. A pesar de sus limitaciones para la magia sí sabía que el hechizo de luz que le pedía el explorador elfo no podía usarse como él pretendía. Así que sacó de su zurrón una linterna cargada de aceite y comenzó a encenderla. Miró a Nymrael, se encogió de hombros , mostrándole así su impotencia, y dándole a entender que tendrían que usar métodos más mundanos para ver dentro de esa boca de lobo. No era tan arrogante como su hermana. No quería quedarse sin energía antes de empezar.

No es tan espectacular como un conjuro pero es práctico.