Partida Rol por web

[Adeptus Astartes] El Camino del Emperador

Historias Pasadas

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11/01/2010, 14:36
Director

Historias del reclutamiento de los aspirantes a Marines Espaciales (selección de PJs). 

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11/01/2010, 14:58
Director

Espero aquí sus historias para el reclutamiento.  

 

El Capítulo de los Dientes de Sable

Los Dientes de Sable son un capítulo creado por los Señores de Terra con un doble propósito: defender el sistema Inanna y sus alrededores, conocidos por los impresionantes depósitos minerales que se esconden en sus salvajes mundos; y proveer a la Inquisición / Eclesiastía de apoyo cuando se requiere.

Es por ello que no es extraño ver Marines del Capítulo reforzando las fuerzas regulares de estos Ordos, aunque como pequeños destacamentos (generalmente solo una escuadra, y por tiempo limitado). 

Siguen siendo Astartes, y siguen el Codex con bastante fidelidad, sin llegar a los extremos de los Ultramarines ni la liviandad de los Lobos Espaciales.

Su Base-Fortaleza está en Inanna IV, un planeta salvaje colonizado a medias por la Humanidad.

 

 

Notas de juego

 

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11/01/2010, 18:33
Director

Historia enviada por Shadowblade:


 

Arnulf miro en derredor. Su partida acababa de volver de una incursión en una de las islas vecinas, y volvían con pieles y hueso de pez jarro en grandes cantidades. Los Ulafs, sus vecinos, habían sido descuidados. Habían salido a cazar más peces jarro sin apenas dejar guardias en la isla, como si la llegada de los mercaderes de Laosorian mereciese el riesgo de dejar a las familias desprotegidas. Aunque a ellos les gustaba el licor fuerte que les cambiaban por las pieles, tal vez eso les había inducido, el ansia de tener más. Parecía que aquello era común en todos los hombres que conocía, siempre buscaban tener más, de lo que fuera.

Al posar su vista en el pequeño atracadero de la cala norte, de donde habían partido dos días atrás, capeando una tormenta a fin de llegar ocultos, Arnulf noto que algo no andaba bien. Ninguno de los chiquillos había salido a recibirles, y, por Gunthar que les encantaba. Ahora debería haber al menos una docena de ellos vociferando, y tratando de demostrar que ya estaban preparados para someterse a los ritos. Con un rápido gesto de su mano, los guerreros que volvían en su barcaza enmudecieron, atrás los cánticos de victoria y la risa de la guerra fácil. Cuando su thane mandaba callar, se le obedecía.

Silenciosos como habían partido, los guerreros llegaron a la cala, y avanzaron lo mas rápidamente posible manteniendo la quietud de la isla, hasta llegar al la punta meridional.

Allí el rugir del viento y de la titánica lucha del mar contra la tierra acallaba cualquier sonido que el hombre pudiera hacer, y así sus ojos contemplaron lo que a sus oídos les había sido negado.

Una ingente cantidad de hombres pintados de verde, con cenefas en el rostro atacaban a los pocos defensores que había dejado Arnulf en su expedición. Ahora lo comprendía, los Ulafs no habían dejado su territorio vacío para ir de pesca, si no que habían ido a por un botín mucho mas cuantioso, aunque mas sangriento. A pesar de su superioridad, los Ulafs estaban siendo detenidos por las barricadas que se habían levantado hacia un año, a raíz de otro ataque de una tribu cercana.

Con el sabor agridulce en los labios de la sangre que pronto derramaría, Arnulf indico a sus guerreros que se extendieran para rodear a los enemigos, tratando de aplastarles contra las fortificaciones. En un breve instante, mientras desaflojaba la trabilla de su pesado martillo de guerra, puedo ver un atisbo de sus propios rasgos en la pulida superficie del jarlhammer. Unos rasgos angulosos, como el granito cortado a pico, sin haber limado las asperezas servían de engarce a unos ojos azules y fríos como las gélidas aguas que recorrían para buscarse el sustento. Sus trenzas negras se fundían con el poblado bigote para bajar hasta la barbilla, mostrando los rasgos tradicionales de su pueblo en su máxima expresión. El era un Ulfgar, y thane de la tribu, como había sido su padre antes que el, a pesar de no ser hereditario el titulo, si no conseguido mediante peleas a vida o muerte en el foso.
 

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11/01/2010, 23:26
Sólo para el director

Rennard era un buen cazador, criado por su padre y enseñado desde pequeño por el clan "pico de aguila", un clan nomada que dependia de la caza y la recolección, ya desde pequeño mostro interés por la caza, escuchaba atentamente las historias de su abuelo, quien le enseño la dificil virtud de la paciencia, mientras que su padre le enseñó a seguir rastros, identificar olores, la naturaleza le enseñó el instinto asesino que la humanidad lleva dentro, un instinto que lo moldeó para ser uno de los mejores de su clan o eso creia hasta que llegó el cazador supremo, un cazador mitico que provenia de más allá de las estrellas, enfundado en una piel de hierro que ningun arma de cazador podia hendir, más alto que el hombre más corpulento y cuya voz parecía no tener miedo, sino infundirlo. Su abuelo decía que en su juventud había aparecido tal cazador, montado a lomos de un rugiente dragon, pero sus historias habian caido en el olvido hasta que volvió, para llevarse los mejores cazadores, para que uno de ellos perpetuara su leyenda.

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12/01/2010, 00:27
Director

 

Notas de juego

Vamos Payasu, es un buen comienzo pero seguro que podés esforzarte un poco más, que se vea cómo es tu personaje... describe por ejemplo como fue el encuentro entre Rennard y este Astartes, por qué lo eligieron a él y no a otro, inspírate un poco más :) 

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12/01/2010, 12:05
Dragut

Estabamos luchando un dia mas contra los Kroots, se habia descubierto un pequeño asentamiento, en un mundo imperial(Galipides-2) esto era del todo inaudito, como habian llegado hasta alli sin ser vistos, asi que al sargento se le ocurrio hacer unas practicas, e ir a cazar unos pocos, yo y mi escuadra de novatos, iriamos por el flanco derecho, y la gloria se la llevaria ese Richy
que iria por el centro, me lo imaginaba jactandose luego en la kantina, menudo jilipollas! Pero eso no iba ha ser asi, la escuadra a la que pertenezco y yo no fuimos equipados con armas especiales de ningun tipo, puesto que no habiamos superado ningun examen, jeje! no pasa nada, eramos mejores en el Cara a cara, todas esas peleas, todos esos arrestos iban a valer la pena al final, ademas estas capas nuevas hacen que apenas se nos vean, nunca imagine que existiria algo asi, habia escuchado historias, pero nada parecido.

Entramos por una pequeña quebrada en unas montañitas, el viaje seria mas largo, pero entrariamos en la batalla por un flanco, esperando confundir al enemigo, se esperaba poca oposición puesto que segun los escaner apenas habia actividad en la zona, quizas 40 individuos, y nosotros eramos mas de 130 Gloriosos Guardias Imperiales, quien se atreveria ha interponersenos en nuestro camino.
Me pase todo el camino picando y alentando a los compañeros, iba a ganar a Richy, costara lo que costara.
Cuando tomamos posiciones, avismos por radio, y nos tubieron alli casi 40 minutos sin hacer nada, el otro ala de las escuadras de ataque habian tardado mas de lo común, encontraron algun especia de minas, y tuvieron que dar una vuelta mayor.
Derrepente escuche en la radio lo que estaba esperando todo el dia, -Escuadras de la 16º a la 41º, formación delta ata...!!(ruido de interferencia)

Derrepente todo se convirtio en un infierno, desde mi ventajosa posición vi como casi caian 3 escuadras del centro antes de que pudieran siquiera moverse, algo les estaba disparando pero apenas se podian ver los fogonazos de la armas, armas que se veian potentes, aunque solo estaban disparando un tipo de munución. El oficial de turno, un enclenque, que se creia
muy duro, dio la orden de moverse y atacar cuando estuvieramos a distancia de tiro. Pero era claro que esa frase era sacada del manual, dispara ¿a que?, no veiamos nada.
La escuadra 38º y 40º estaban consiguiendo colocarse en una buena colina y devolver los disparos, pero no parecio que la cadencia de tiro descendiera para nada. Nosotros seguimos acercandonos, por un momento quede rezagado del grupo, todos me hacian
señas, y empece ha señalar hacia una zona boscosa, ahi habia algo, pero no sabia que era.
El oficial me recordo que esas no eran las ordenes, asi que preseguimos, algunos estaban aun mas nerviosos, ahi habia algo alienigena y le estabamos dando la espalda, empezamos a disparar en cuanto vimos los objetivos, y ellos nos devolvieron los disparos, pero estaba claro que no nos veian, puesto que muchos disparon iban a tierra de nadie.
Asi estuvimos embarrancados un rato, en un momento dado pudimos ver "lagrimas de fuego", como señalo Angus uno de los compañeros, caer del cielo, que era eso, ¿alguna sorpresa alienigena? ¿alguna bomba que acabaria con todos? La idea me izo sonreir

Recibimos por radio nuevas ordenes, asaltar el frente en 3 minutos...  ¿que? se habian vuelto locos, si apenas podiamos movernos, decidimos meternos en un bosquecillo atravesar una zona al descubierto y ahi directos a la gloria.

Dejamos de disparar y nos movimos como si nos pisaran los talones, los tiros seguian volando, pero ninguno cerca de nosotros, Perrin daba por radio nuestras coordenadas y decia que estariamos preparados en 1 minuto, derrepente de su pecho salio una especie de lanza, y detras de él salieron varios bichos, con estrañas crestas, todo se volvio confuso y
rapido, derrepente estabamos dando patadas y culatazós como si nuestra vida pendiera de ellos y asi era, eran mucho mas que nosotros y ya algunos estaban en el suelo apunto de caer, por esta muerte desconocida.
Igual que estas vestia aparecieron unos mostruos acorazados, que curiosamente no nos partian a nosotros, si no a ellos, y entre mandobles que daban con sus manos desnudas o con sus impresionantes armas. El enemigo empezo a huir, ellos formaron
tranquilamente y empezo una carniceria por igual horrorosa y ensordecedora.

Cuando acabaron apenas eramos 4 los supervivientes, 2 heridos, 1 muy grave y 3 muertos, uno de los marines se acerco: ¿quien esta al mando? con una voz de ultratumba, como si hablara una montaña, siguio hablando como si nada, -los heridos que se queden
aqui, luego los recogeremos, los que esten bien que nos siguan,- era el unico que no llevaba casco, y su rostro era increiblemente grande, afeitado con unas especies de clavo en la sien.

Yo levante una mano, pero nadie parecio acerme caso, mientras ellos hablaban con gestos, me atrevi a decir, -Señor! pero seguian con sus cosas, cuando me acerque, algunos de los marines me apuntaron directamente con las increibles armas que llevaban encima, -señor, emos encontrado detras de nuestra posición algunos elementos alienigenas. Este se giro y siguio como si
nada, me dio tanta rabia por dentro que salte y llegue a tocar la cara del gigante, con el puño antes de
que este en pleno aire me levantara por el cuello como si fuera un habrigo que cambias de  sitio, -Ya lo sabemos, ahora vuelve con los demas, y quedate ahi nosotros nos encargaremos de todo y, ni se te ocurra intentar volver ha hacer esto.
Parecia como si le costara decir tantas palabras juntas, pero a mi me quedo mas que claro, esa voz aun la llevo grabada y me produce respeto a la vez que terror, no me mee encima por poco.

Los marines iban a una velocidad increible para lo grande que eran, ademas apenas hacian ruido, habia un pequeño claro a nuestra derecha y el bosque se hacia aun mas denso a la izquierda, y como no los marines se internaron en el bosque denso, despues de unos pasos haciamos tanto ruido por lo intrincado de las ramas, que nos dieron la orden de esperar, y venir cuando nos madaran una señal.
Alli nos quedamos medio parapetados en tierra de nadie, hay que decir que teniamos miedo y, ahora que caigo, habiamos desovedecido la orden de atacar, nos iban a fusilar a todos, esto fue justo antes, de que callera al suelo debido a una impresionante exploción, que movio todo el bosque, escuchamos disparos y sonido de batalla, fuimos lo mas rapidamente posible hasta el objetivo, si aquello no era una señal...

Los marines disparaban contra los "encrestados" bichos que casi acaban con la unidad, estabamos en un lado bueno, asi que decidimos hacer lo unico que se nos ocurrio, servir de carne de cañon si asaltabamos los marines tenian una oportunidad de llegar
a un amasijo de hierro fundido que habia rodeados por un monton de bichos y algunos hombrecillos con armaduras extrañas, que disparaban muy eficientemente.

Cogimos granadas de manos y calamos nuestros cuchillos en las armas, llegamos muy cerca de ellos y lanzamos las granadas mientras corriamos como posesos, solo quedamos Angus y yo antes de que las granadas hicieran su trabajo, luego entramos dentro de la improvisada trinchera y empezamos a dar golpes de izquiera a derecha, matando a los confundidos hombrecillos,
todo se volvio super rapido y doloroso, un calor sobre humano estaba sobre nosotros, los marines estaban cerca, puesto que se escuchaba la detonación de las armas muy cerca, Angus callo al lado mio, pero me salvo de una muerte segura, distripe al bicho que se entretenia en sacar una especia de cuchillo curvo, el cual no queria probar, mirando por el costado del candente hierro, vi 3 individuos con armadura, colocandose para disparar los marines que quedaban iban detras de un artefacto que volaba y huia, cogi mi ultima granada,dandolo todo,y corri hasta estos. Con un sobre cogedor esfuerzo, los muslos me daban punzadas, solte la anilla
y la lance, uno de ellos me disparaba, pero la explosión hizo que dudara, mientras parte de la metralla  le hacia verdadero daño, con un pisotón, lo tire al suelo y escuche como partia hueso debajo de mi, empeze a dar golpes de izquiera a derecha, aquellos
bichos no eran muy buenos peleando, pero sus armaduras si que lo eran, parecia que apenas les estaba haciendo daño, un golpe me dejo noqueado, y ya no se que mas paso ...

Notas de juego

Ahora estaba pensando hacer la historia, de cuando me seleccionan para intentar pasar las pruevas para ser marine, porque el sargento de unidad me recomienda, no le he puesto nombre para no darte mas trabajo, o para no toquetearte la historia, habia pensado en que en el campamento me daban el ofrecimiento, y tenia que embarcar en su nave de marines que esta en orbita para atrapar a los TAU's, algo asi seria, ¿que te parece?

Perdon por el toston :D

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12/01/2010, 12:36
Horus

Notas de juego

Escrito de prueba.

Sí, los poderes Ruinosos han venido para arrancaros vuestras almas y ofrecerlas a la Disformidad.

Que nooo!!! Que aquí seré bueno y leal.

x-D

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12/01/2010, 13:58
Horus

Escupió sangre otra vez, pero por suerte esta vez no estaba cuajada. La infección había remitido un poco pero aún corroía su pequeño cuerpo. Se giró en el camastro de paja y reptó hasta el extremo alcanzando la bacina con las manos temblorosas, vomitando bilis mezclada con sangre en su interior. De nuevo, el sueño, piadoso, le envolvió una vez mas.

Despertó mas de diecisiete horas después, sudando, con un fuerte hedor a excrementos rodeándole. Su estómago, debilitado, no había podido contener mas el poco alimento que había sido capaz de tomar y lo había expulsado. Durmió de nuevo, pero esta vez el Trono brilló y los lareath le visitaron de nuevo. Estas visiones le acosaban desde hacía mas de 2 años y eso que apenas había cumplido los 10.

Unas manos le movieron, le lavaron y limpiaron su cuarto; pero en su mente se confundieron con los lareath y su sueño, ahora casi un trance, era tan profundo que no se despertó. En sus sueños se preguntaba porqué tenía que haber sido precisamente él tocado por Los Guardianes. No era mas que el chico de los azotes del odiosamente arrogante, caprichoso, orgulloso y hermoso Príncipe Silerath Ler Aeran Ald Nergr Enremesh VII.

...

Uulviran o El Don, como lo llamaba el pueblo llano, se supone que era una bendición de Los Guardianes pero Czorf no lo veía así. Le permitía soñar con los lareath, enormes figuras humanas que navegaban en barcos-catedrales por un cielo negro y oscuro. Un cielo que le daba miedo, pánico y terror, pues era frío y cruel. Los monstruos aparecían por doquier pero los lareath eran gigantes, titanes con forma humana que los combatían y siempre protegían a Czorf. Tambien parecía tener una mente mas despierta y vivaz que los que le rodeaban. Casi siempre intuía los caprichos de Su Alteza, lograba, no sabía muy bien como, convencer al servicio para lo que necesitaba.

Aunque Su Alteza Enremesh VII le despreciaba por su baja cuna y le odiaba por haber recibido el Uulviran, desde hacía unos seis meses había cambiado su actitud y ahora le trataba mas como su mascota. Era, sin duda, una mejora aunque fuese tan pequeña. Siempre le incitaba a usar el Don, a que adivinase lo que pensaba, a que manipulase al servicio y demás caprichos vanales. Que era todo lo contrario a lo que Czorf quería. El poco tiempo que tenía libre lo dedicaba a visitar la Sagrada Catedral del Supremo Guardián de Tiarra. Allí entabló relación con un anciano sacerdote que parecía saber mucho sobre los lareath y El Don. El resto lo pasaba en la biblioteca, aprendiendo, estudiando cada tomo que pasaba por sus manos. Pero a penas había logrado entender lo mas básico cuando todo empezó a morir.

A su vez llegó el momento que Su Alteza deseó que su "niño" le acompañase en las lecciones de esgrima, de monta, cetrería. Obviamente Czorf no podía negarse por lo que su tiempo libre se redujo aún mas. Su Alteza sin duda estaba destinado a grandes logros ya que la espada era una extensión natural en sus manos, desde el primer día. Pero no sólo una espada, cualquier arma o escudo parecían obras de arte en sus manos, tan precisos eran sus movimientos. Por contra Czorf era un chico normal que tuvo que esforzarse y recibir multitud de palizas por sus errores. El reverso de la moneda eran las clases de historia, escritura, gramática, política, finanzas, geografía... En ellas era Su Alteza el que vagueaba cuando no directamente ignoraba al sufrido maestre. Pero Czorf se esforzaba el doble por aprender, por conocer mas del mundo, de lo que había mas allá del castillo.

Con 17 años Czorf rivalizaba en conocimientos con los eruditos del castillo e incluso con los sacerdotes de la Catedral de Tiarra. No era tan bueno con las armas o los esfuerzos físicos como Su Alteza, pero exceptuándole, solo dos o tres chicos de su edad lograban vencerle en duelos. Tras tantos años el Uulviran había mostrado otra cualidad, inquietante pero útil, ya que le ayudaba a ver los puntos débiles de sus adversarios, a verlos como si fuesen reflejos superpuestos a la realidad. No siempre aparecía esa visión ya que era imposible controlar El Don, él te controla a tí. Esa fue la frase que el anciano sacerdote con el que trabó amistad le dedicó en su lecho de muerte.

En estos años Su Alteza había empezado a disfrutar del verdadero entendimiento de los lujos y beneficios que tenía su cargo. Sobretodo con las mujeres y ya eran muchos los rumores que hablaban de varias docenas de prostitutas que habían calentado el lecho real a veces en pareja. El Príncipe siempre azuzaba y despreciaba a Czorf por negarse a unirse a sus fiestas y mas de una vez, cuando la invitación se tornó orden, el resultado de la negativa fue una dura paliza y una semana encarcelado sin comida.

El caracter del Príncipe se hacía cada vez mas volube, altanero y arrogante. Aunque podía permitírselo, sin duda era el espadachín mas habilidoso habiendo derrotado a probados héroes milotares y maestros de armas teniendo a penas 20 años. También era hermoso como un ángel con uan voz melodiosa, piel suave y largo pelo rojo como el fuego. Pero en el fondo era una fruta podrida. Así lo veía, ocasionalmente Czorf, cuando el Don se presentaba sin avisar. En esos momentos, al igual que con la manifestación de la Visión, las noches de Czorf se poblaban de bestias, de muerte y dolor.

Desde que el apetito sexual del Príncipe se había desatado no había dejado de crecer. Czorf encontró preocupante este hecho, pero no tenía nadie a quien acudir. Realmente no era nadie, por mucho que el Don le hubiese elegido. Encontró una pauta oculta en las fiestas y el humor del Príncipe. Coincidían con la secreta llegada de una cortesana que sin duda era la mujer mas hermosa que jamás había visto, con unas curvas que incitaban al pecado, pero Czorf había visto una vez su interior cuando la Visión de Tiarra se manifestó. La chica debió notar algo ya que empezó a gritarle y a insultarle haciendo que varios amigotes del Príncipe se encarasen con él, como si Czorf le hubiese robado la puta al Príncipe. No pudo reaccionar, la visión le había dejado helado, y la paliza fue excesiva.

...

Despertó de nuevo, tras los sueños y supo que alguien le había lavado y limpiado el cuarto. Por suerte también le habían aplicado emplastos y ungüentos curativos. Las heridas infectas tras la cruel paliza habían aparecido cuando los jóvenes nobles amigos del Príncipe le habían rociado el cuerpo con orina, vinagre y excrementos de caballos. Todo idea de esa puta, de esa mujer... Pero Czorf sabía que no era una mujer. La visión volvió y se estremeció, a penas pudo contener el miedo y no orinarse encima una vez mas. Si el Príncipe asemejaba una fruta podrida por dentro, la cortesana era una visión horrible, mitad hombre, mujer y bestia; con garras en un brazo, cuernos en la cabeza, pecho de hombre y mujer y patas caprinas.

Quién era? Qué era? De donde provenía? Era imposible de saber, pero sin duda era quien había corrompido al Príncipe, cebando y engordando sus defectos. Tampoco llegó a saber nunca el nombre que le salvó la vida. Tampoco pudo hablar con él ya que fue ejecutado por traición, una sucia y vil mentira, por orden del Príncipe bajo el pretexto que había intentado envenenarle. Czorf sólo supo que era carcelero en el castillo y que le encontró en las celdas. Conocía a Czorf de vista y sabía que algo así sólo podía ser obra del Príncipe en un arrebato de furia. Lo único que pudo recuperar de aquel pobre cuerpo despedazado fue el manojo de llaves que adoptó como un símbolo.

Pero nada mas pudo ya que un mes después, tras la coronación del Príncipe, ahora Magno Rey Silerath Ler Aeran Ald Nergr Enremesh VII, fue capturado a traición y expulsado del reino bajo amenaza de muerte si osaba volver. Para ese tiempo las orgías del Su Majestad eran ya conocidas y temidas o envidadas a aprtes iguales. Un manto de depravación cubrió el reino de Hurat a la marcha de Czorf.

.

.

.

FIN DE LA PRIMERA PARTE.

Notas de juego

Si es necesario sigo con la segunda parte x-D

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12/01/2010, 13:59
Horus

Notas de juego

He puesto un mensaje sólo para el director pero yo no lo veo, por lo que no sé si te ha llegado.

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12/01/2010, 13:50
Director

Respuesta a Dragut:

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El Hermano Agaue levantó el Bolter, santificado sea el Espíritu de Guerra en su interior, pues no le había fallado en el combate, y siguió con la mira el escape de la nave Tau. Levantó su guantelete negro, la mano primero en un puño y luego con los dedos abiertos, hizo un giro. La séptima escuadra se abrió en abanico buscando enemigos que rematar.

- Sector 5-8 despejado, los Xenos se retiran. Bendito el Emperador - dijo en su vox.

- El Emperador nos protege - fue la respuesta. 

Algo se movió a sus pies, y su dedo se detuvo a milímetros de accionar el gatillo. Un humano se movia levemente entre la pila de cadáveres. La servoarmadura rechinó mientras se agachaba a observarlo, y recogerlo. Era el humano que había osado desafiarlo... el pensamiento lo divirtió. 

El vox rechinó con estática cuando abrió nuevamente un canal de comunicación, esta vez al resto de la 5ta Companía. 

- Alekto, estoy en 5-8... 10 metros de la nave alien. Te agradeceré si tienes un minuto para hacerme compañía.

La respuesta de Alekto fue solo un gruñido antes de cortar la comunicación, pero Agaue sabía que vendría... Alekto era un buen muchacho, y mejor todavía, un talentoso Apotecario. Unos instantes después su armadura blanca y negro estaba a su lado.

- Agaue, tus lecturas me dan bien, que sucede... entonces vio al humano, agonizando en las manos del Sargento. No pretenderás que use el sagrado arte del Emperador en un hombre, cuando tengo tres hermanos con heridas y...

El Hermano Agaue lo interrumpió con una mirada, mientras dejó al hombre en un pedazo de suelo que despejó a botinazos. A pesar de seguir protestando por lo bajo, Alekto se dedicó inmediatamente a suministrar drogas y estabilizar al hombre. Vivirá, concluyó Alekto.

- Bien. Agaue observó la destrucción que el humano había causado. ¿Cuántos años crees que tiene?

- Menos de 20, diría yo.

- Perfecto. Que los servidores lo recojan. Me lo llevo.

 

Notas de juego

Dragut, me obligaste a postear y eso es bueno ;) Si querés podés seguir con la impresión de despertar en una nave espacial... y te presto a Alekto para que le explique que los Marines toman a quienes quieren. Cuando lleguen al Mundo Natal, puede elegir: vivir como un humano sirviendoles, o aceptar el entrenamiento. Y solo 1 de cada 100 sobrevive el entrenamiento. 

Cargando editor
12/01/2010, 14:10
Director

Horus, sí lo veo. Si lo pones como para Director solo lo veo yo, pq ustedes no tienen asignados pjs.

Lo leo y te comento. 

 

Edit: Muy bueno :D Te animás a describir como un Inquisidor purifica al Castillo (si conoces el ambiente, sabes lo que eso significa hehehe) y como el Hermano Dike, asignado como guardaespaldas del Inquisidor, defiende a Czor cuando el Inquisidor quiere matarlo por ser un psíquico? Dike pide que, como única compensación al Capítulo, se le entregue al niño, y parte.
 

Notas de juego

 

Cargando editor
12/01/2010, 14:26
SauronHeavy
Sólo para el director

Mi historia a partir de mañana, que tengo un examen de Química Cuántica y llevo perdidas en él no menos de 150h, y no quiero perderlas.

Un saludo!

Sauron

Cargando editor
12/01/2010, 14:47
Sólo para el director

Notas de juego

ok, seguire esta tarde despues del trabajo.

Cargando editor
12/01/2010, 16:29
Horus

Notas de juego

Tengo que pedirte, por favor, que me pases por privado el relato... que no me acuerdo de los nombres!! >.<

Que emnamiento, eso me pasa por no guardármelo y escribir del tirón xD

Cargando editor
12/01/2010, 19:36

jeje a mi tb deberias mandarme la historia. la proxima la haré publica.

Cargando editor
12/01/2010, 19:36

jeje a mi tb deberias mandarme la historia. la proxima la haré publica.

Cargando editor
12/01/2010, 19:43
Director

Continuación de Shadowblade:


Por fin parecía que la tribu rival había conseguido sobrepasar las defensas. Arqueros, armados con los pequeños y ligeros arcos de cuerno, fáciles s de encordar para no perder tiempo y protegerlos del mar y la lluvia, tan frecuentes, habían conseguido prender algunas flechas y lanzarlas sobre las fortificaciones de madera. En general no hubiera sido una táctica valida, no allí, no en esos días. Pero habían sido semanas anómalamente secas, sin una nube cargada de lluvia. La ultima tormenta, cuando Arnulf partió con sus guerreros, solo había descargado rayos, y ni una sola gota de agua.

Así pues, las flechas incendiarias prendieron como yesca y pedernal la madera, creando un humo denso y acre que obligo a los defensores, a los pocos que quedaban con vida, a replegarse a la cabaña del consejo, ultimo lugar de defensa. Durante su huida, muchos fueron abatidos por las flechas de los mismos arqueros, que avanzaban despreocupados del destino que les aguardaba.

Pronto conocieron su destino, pues el thane, al ver que su plan inicial había fallado, y sabiendo que en la cabaña se guarnecerían todos los niños, y las mujeres, rugió la orden de ataque, y todos sus hombres comenzaron a cargar colina abajo, entonando los cánticos de muerte ancestrales.

Arnulf, elevándose sobre una de las rocas, vio como sus guerreros cargaban, y pronto se sumo a ellos, no sin haber localizado a Hermungar, el thane de los Ulafs, que como era su costumbre, se encontraba rodeado por cuatro de sus más corpulentos guerreros, lejos del combate. Elevando la misma plegaria que los demás guerreros, Arnulf corrió al encuentro de la muerte, a bailar las lanzas con uno de sus enemigos mas odiados.

En la cañonera solo se movía un servidor metálico, transportando alguna transcripción astropatica del puente a una de las terrazas de observación. En esta cuatro figuras enormes, ataviadas con armaduras, prestaban poca atención a lo que pasaba en la nave, mientras observaban el devenir de otra lucha intestina en las islas.

Uno de ellos, con el pelo recogido en una prieta coleta ya canosa se giro hacia el único de los presentes que llevaba la armadura lacada en azul, al menos en parte.

-Hermano, es para esto para lo que nos has traído? Solo veo otra de las innumerables batallas en los inhóspitos territorios de este planeta feral.

El interpelado sonrío, y mientras se volvía de nuevo hacia la terraza, contesto.

-Espera.

La carga de Arnulf no había pasado desapercibida, y dos de los guardaespaldas del thane enemigo trataron de cortar el paso del líder de los Ulfgar, aunque con escaso éxito. El martillo del guerrero, con la potencia añadida de la carga, y la ventaja de la altura, golpeo en el lateral de la cabeza a uno de sus enemigos, haciendo que explotara como una piñata. El otro, sin pararse ni un segundo por la muerte de su compañero, trato de separar la cabeza de Arnulf con un potente mandoble de la espada sierra, obtenida por su tráfico con las ciudades ricas de la costa. El arma paso zumbando por encima del thane cuando este se tiro al suelo en una maniobra desesperada para enviarlo. Sin perder un instante se levanto de un salto y arremetió con el mango del martillo contra l nariz de su oponente, aturdiéndole un instante, suficiente como para que el golpe de retorno de su martillo le hundiera el cráneo.

Por fin se iguala la batalla, pensó Arnulf mientras esquivaba los mandobles de los dos guardaespaldas restantes. Mientras trataba de encontrar un hueco en las defensas de sus nuevos y mas avezados oponentes no se percato de los movimientos de su objetivo. El jefe enemigo saco de entre los pliegues de su ropa, brocadas y con hilos de oro poco adecuadas para la vida en las islas, un objeto metálico pequeño, con el que apunto a su rival y presiono un disparador.

Lo ultimo que vieron los ojos de Arnulf antes de cerrarse fue como Hermungar detenía a sus vasallos, impidiéndoles matarle.

Al abrir de nuevo los ojos la primera visión que lleno los ojos de Arnulf fue la de su pueblo ardiendo. Todas las casas que había llevado años construir, gastando la preciada madera encontrada en naufragios, o trocada por peces jarro ahora había desaparecido. Probablemente fuera un golpe del que su tribu nunca se levantaría. Pero no solo eso. Decenas de mujeres y niños caminaban encadenados hacia los muelles del sur de la isla, guiados por algunos de los soldados de Hermungar. Mientras tanto el se encontraba atado a un poste cerca de donde había caído, sin apenas vigilancia, aunque en el momento que sus captores fueron conscientes de que recuperaba el sentido el thane apareció, envuelto en sus ropajes incongruentes, acariciando la empuñadura del martillo de Arnulf, junto con la pistola de neurotoxinas que había usado antes.

No era posible. La rabia y la frustración crecían en Arnulf de forma incontrolada. No por su captura, ni su derrota y la de los suyos, eso era parte de la vida en las islas. No por las casas quemadas y las reservas de comida destruidas o robadas, sabían a lo que se atenían. Pero el secuestro de las mujeres y los niños de un pueblo derrotado era tabú, era de los peores delitos que alguien podía comentar desde que aquel dios enfundado en una flamígera aureola había descendido de los cielos para conminar a todas las tribus a luchar por la supremacía, pero con condiciones. Ahora Hermungar rompía ese pacto, hecho tantos años atrás, destruyendo su clan hasta los cimientos, sin dar ninguna posibilidad de renovación. Era cruel y amargo, intolerable.

Arnulf sentía como la sangre se le agolpaba en las sienes, tratando de vibrar con una frecuencia propia, armonizarse con algo. La visión comenzó a desenfocarse, pero toda la rabia contenida, la frustración y la ira se acumulaban en su garganta, pugnando por salir.

Hasta que por fin hallo la salida. Con un aullido aterrador toda la energía acumulada en Arnulf, salio disparada hacia el cielo, de un color verde enfermizo, y comenzó a arremolinar nubes a su alrededor. Toda la lluvia que no se había descargado en las ultimas semanas pareció entonces brotar del cielo, apagando las llamas de las casas y empezando a crear riachuelos, que poco a poco se convirtieron en torrentes. Pero eso no fue todo. En el ojo de la tormenta la luz verde fue dando paso paulatinamente a una… negrura, un vacío tan insondable como la mas oscura noche, hasta que en un breve instante decenas de ojos comenzaron a acercarse a la brecha, ávidos, inyectados en sangre, arremolinados, buscando un camino hacia el mundo mortal; pues aquello no era or cosa que un portal a la disformidad…

¡Un portal disforme! ¡Por el Sagrado Trono de Terra! Aectus, haz… - las palabras murieron en los labios del entrecano marine cuando miro hacia su compañero de tantas batallas. El bibliotecario Aectus tenía las manos crispadas sobre la barandilla
 

 

Notas de juego

 

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12/01/2010, 19:51
Dragut

No leo las respuestas, tengo que entrar aqui, para saber si habeis escrito, que "kk", pero bueno, ok a ver si mañana pongo un poco, con nombre a los que mencionar sera mas facil y amena, lo prometo :)

Me alegro si gusta, supongo que 10 años de Warhammer 40k sirven para algo, porfin jajaja!!

Cargando editor
12/01/2010, 21:26

Rennard era un buen cazador, criado por su padre y enseñado desde pequeño por el clan "pico de águila", un clan nómada que dependía de la caza y la recolección, ya desde pequeño mostro interés por la caza, escuchaba atentamente las historias de su abuelo, quien le enseño la difícil virtud de la paciencia, mientras que su padre le enseñó a seguir rastros, identificar olores, la naturaleza le enseñó el instinto asesino que la humanidad lleva dentro, un instinto que lo moldeó para ser uno de los mejores de su clan o eso creía hasta que llegó el cazador supremo, un cazador mítico que provenía de más allá de las estrellas, enfundado en una piel de hierro que ningún arma de cazador podía hendir, más alto que el hombre más corpulento y cuya voz parecía no tener miedo, sino infundirlo. Su abuelo decía que en su juventud había aparecido tal cazador, montado a lomos de un rugiente dragón, pero sus historias habían caído en el olvido hasta que volvió, para llevarse los mejores cazadores, para que uno de ellos perpetuara su leyenda.
Rennard lo encontró o como tiempo más tarde supo, el cazador lo encontró a él. Se disponía a volver al campamento, después de un día de caza, cuando observó que las aves salían volando espantadas. Una gran presa debe haberlos espantado, eso supondrá si lo cazo un buen festín.-pensó Rennard, que presto avanzó procurando no hacer ni un solo ruido, poco a poco empezó a distinguir un paso firme, seco, extraño, pero muy leve, fuera lo que fuera, Rennard se quedo quieto, inmóvil y espero, fuera lo que fuera su presa, pareció percatarse también de su presencia y empezó la espera, una espera que su abuelo le había enseñado, inculcado a base de golpes si la lección no era aprendida.
La quietud lo rodeaba, incluso los ruidos propios del bosque se silenciaron con el pasar de los latidos del corazón, uno a uno, solo el palpitar de este en su sien le traía ruido alguno, Rennard sabía que su presa estaba allí, y esta parecía haber notado de su presencia, pero el viento estaba a su favor y traía con este un olor extraño, ajeno, las sombras del día se desplazaron, confirmando una vez más el transcurrir del tiempo, la noche caía y los músculos quietos desde hacía mucho rato empezaban a doler, jamás había pasado tanto tiempo esperando una presa, y tampoco sabía de ningún animal salvaje que actuara igual ni los felinos depredadores conseguían estar media mañana.
Poco a poco, quizás temiendo que delatará su posición apoyó su lanza con sumo cuidado, y saco su cuchillo, iba a necesitarlo, pues suponía que la presa podía ser a su vez un depredador.
La noche cayó y ambos contendientes parecían no moverse, lo malo es que en la oscuridad, el bosque se llenaba de un silencio, a veces mortal, pocos cazadores abandonaban la seguridad del campamento, pues habitaban criaturas nocturnas capaces de ver en la oscuridad y no pocas eran hostiles a los hombres, la peor de todas era el acechante nocturno, un felino de grandes proporciones más oscuro que la noche, y tan silenciosa que podías tenerla al lado y no percatarte de su presencia hasta que ataca, de los pocos cazadores que salían de noche, ninguno salía solo, y los que lo hacían jamás volvía a saberse de ellos, contaba su abuelo que pocos se habían cazado, y que siempre habían pagado un alto precio en vidas, los cazadores que tenían en su haber tales presas a menudo habían muerto de las terribles heridas y los supervivientes eran venerados y el Cazador los acogía.
La noche transcurría o eso le parecía, cuando un súbito nuevo olor le llegó a Rennad, no pudo evitar estremecerse, ese olor apagado era el de un Acechante nocturno y estaba muy, pero que muy cerca. A su vez, pareció que su presa también se percataba que no estaban ellos dos solos.
EL acechante atacó, no hubo más aviso que un grito producido por él mismo, un grito que congelo las venas de Rennard, al grito una figura colosal, más alta que cualquier hombre de la tribu aparecío a solo seis pasos de Rennard y se movió con rapidez, allí donde había estado escondida apareció o más bien oscureció el lugar el acechante.
Rennard lanzó su lanza hacia la criatura, no sabía porque, solo tuvo la necesidad urgente de hacer huir al acechante, o herirlo, luego ya vería que ocurriría con el gigante, la lanza aunque se clavó en la bestia no pareció producir ningúna herida, es más, pareció enfurecerla aún más, como si se creyera que dominaba el bosque, ciertamente era una presencia amedrentadora, pero Rennard parecía …sereno, la bestia observo a ambos, decidiendo a cual atacar, cosa que aprovecharon para separarse y empezar a rodear a la criatura o eso creía Rennard, la criatura se movió como una exhalación hacia el gigante, pero este se limito a apartarla, como un hombre aparta una rama del camino, la criatura sacudió la cabeza y ese momento fue todo lo que necesito Rennard para caer sobre ella y empezar a hundir su cuchillo tosco pero afilado una y otra vez, agarro a la criatura y se abrazó a ella, la criatura se revolvió herida pero todavía peligrosa y empezó a arañar el cuerpo de Rennard, la poca distancia que mantenía con este hizo que no pudiera usar mucha fuerza en cada zarpazo, y evitó la segura muerte de Rennard, este luchando por su vida maldijo al gigante una y otra vez por no ayudarlo, y no cejo en su empeño de hundir su cuchillo hasta que la oscuridad se cernió sobre él.
Al abrir los ojos se notaba cansado, su cuerpo parecía querer estallar en dolor y olvido a partes iguales, poco a poco fue notando que su vista empezaba a aclararse cuando olio primero y vio después que estaba en un campamento, una pequeña fogata iluminaba a un gigante con rostro humano que lo observaba.

Cargando editor
12/01/2010, 21:33
Director

Payasu, me quedé con intriga... qué pasó después?

PD: Muy bueno! 

Notas de juego