Partida Rol por web

Todos se presentaban por lo que lo propio era hacer lo mismos, aunque después de la increíble actuación de anoche no comprendía como no le conocían ya.
-Bien caballeros y damas, mi nombre es Richard Pitchford o el Gran Ford y soy mago y quien les amenizo la velada de anoche-Dicho esto de uno de sus bolsillos interiores caso una varita, la agito y se convirtió en una baraja de cartas, al abrirla, todas ellas formaban el nombre de Gran Ford. Por supuesto no esperaba aplausos después de todo lo que había sucedido, pero pensó que un buen truco de presentación seria útil para demostrar sus palabras. Un segundo después las recogió en su mano enguantada y dio un aplauso, creando una pequeña explosión entre sus manos que hizo desaparecer la baraja.

-Y estoy de acuerdo con el señor de allí.-Señalo a Johnson.-¿Quien en su sano juicio hace alto tan horrible y se queda para esperar ser pillado? Sin duda quien no hace acto de presencia es porque tiene miedo a ser señalado.-Por suerte gracias a sus años delante de su amado publico, controlaba los nervios y podía hablar sin titubeos.

Agradecí que Juan Duro me acompañara, me sente en uno de los sillones y cuando me ofrecio de beber sin pensarlo levanté aquella petaca, el sabor no tenia muy claro de que alcohol se trataba pero se deslizaba por mi garganta dejando un bálsamo.
Al devolverle aquella bebida me di cuenta de que me había dejado preparado un cigarrillo, lo cogí, apoye la espalda, cerré los ojos y le dí una larga calada.
Allí me quedé escuchando su presentación con los ojos cerrados y esperando que todo aquello solo fuera una pesadilla.
Abri de nuevo los ojos me levante y comencé a presentarme – mi nombre es Jessica Fletcher, soy escritora de novelas y cuando me enteré de este lugar y su encerramiento pensé que seria buena idea para la inspiración.
Al terminar me senté y abrecé a mi misma había bajado con un jersey y unos pantalones y empezaba a tener frio, fuera no paraba de nevar pero simplemente pensar en andar por hay sola o con el que hubiera echo algo tan macabro me dejaba pegada al asiento.
 

-No necesita prohibirme nada- le respondió Milos al señor McQueen a quien había conocido un tanto la noche de la fiesta, -no tengo el gusto por presenciar escenas de asesinatos, mi curiosidad científica es grande pero por suerte se queda en eso, ciencia-.

Pero había algo que no encajaba, quiza aquella mujer era presa de la locura por el miedo, no estaba seguro, pero algo andaba mal. -Como es que la señorita Hamilton afirma que había decenas de muertos, de donde ha salido tanta gente y mas aun de donde han salido tantos asesinos sumamente silenciosos-.

El anciano Bernard estaba sentado en sillón, con la mano acariciándose el mentón y escuchando muy atentamente las palabras de los demás. Cuando hubo un momento de silencio, creyó oportuno introducirse.

Soy Bernard Quatermass, catedrático  en ciencias ocultas por la universidad de Arkham, Massachusetts. -Esperó un ohhh, o alguna otra exclamación que no logró oir, por lo que prosiguió-Les puedo asegurar que si bien muchas sociedades ocultas tienen este tipo de ritos, nunca creí que presenciaría uno y menos que pudiera ser parte de él. -El horror le dejó sin palabras.- Señoras y caballeros, no hace falta ser ningún estudioso para saber que la persona, o personas que han realizado esa atrocidad siguen aquí, entre nosotros. -Miró por la sala esperando encontrar algun resto de culpabilidad.-No estoy diciendo que empecemos a sospechar de todos y cada uno y lo peor sería perder el juicio, pero... tenemos que detener al culpable antes de que éste vuelva a actuar.

Johnson había dado por sentado que las presentaciones durante la fiesta habían sido suficientes, pero al parecer más gente de la que creía había cometido excesos con el alcohol y ya no recordaba quién era quién.

-Para los que no me recuerden, soy el doctor Jeremiah Johnson, doctor en arqueología, no se confundan por favor, jejejej -soltó una risita nerviosa-. Estoy aquí para catalogar unas piezas de enorme valor arqueológico recientemente halladas en las inmediaciones. Mi intención era acabar antes de que el invierno me retuviera en Clanmurk, pero los acontecimientos han querido que mi estancia se prolongue. Aunque era previsible que algo así pudiera ocurrir, no esperaba contar con un escenario tan aterrador para pasar los días de encierro -agregó con pesadumbre.

La muchacha se acercó a Jack Cutter y le recibió un trago de bourbon, se lo tomó de golpe. - Gracias señor - le dijo, arrugando el ceño por el fuerte sabor. No borraba el dolor, pero era increible como le calmaba los nervios. Esperó con cortesía que la persona que se presentaba terminara y con timidez dijo - Betty...mi nombre es Betty, yo soy de la limpieza - y por la fuerza de la costumbre no pudo evitar hacer una pequeña reverencia. Se sintió un poco mas valiente y agregó - estoy de acuerdo con el señor Jack, esas personas eran mis amigos y merecen cristiana sepultura -. A pesar de que el trago la hacía sentir fuerte, no pudo evitar que sus palabras sonaran dulces y delicadas. Hizo otra reverencia y se sentó.

El recuento de la votación acabo en empate, sería necesaria una segunda votación para desempatar, aunque los residentes de clanmurk no parecían estar apaciguados. ¿Quien acabaría fuera: Jeffrey Smith o William Hunting?

Al parecer entre el griterio de la gente se habia llegado a casi una desicion. Aunque Carter habia decantado por una de las bailarinas, que bien habria podido drogar a los asesinados la noche anterior, viendo que ahora se debia discutir entre un aclamado profesor y un mayordomo de color, comprendio que el segundo tenia muchas mas posibilidades y facilidades de realizar semejantes actos. Sin siquiera oir lo que cada uno tenia para decir, ella ya habia tomado una desicion.

Luego de rodear el cable por toda la habitación y desaparecer por algunos minutos al seguir el cableado fuera de la construcción, Morgan regresa al salón donde al parecer varios de los asistentes tienen relativamente claro quién es el asesino y gracias a Dios Bendito, no es él, aunque con las noticias que dio muy pronto podría ser su turno. –Yo, yo, Señor Foster, me temo que el problema debe estar en el cableado de la carretera, aquí todo luce en orden y me temo que no puedo hacer nada para restablecer las comunicaciones. – Apenas la última palabra salía de su boca un ligero temblor domino su quijada, aquello no pintaba nada bien para nadie.

Al escuchar al técnico no pudo evitar mostrar una mueca de disgusto. Aún así, y sabiendo que habían pocas probabilidades de que algo así sirviese, contando con la experiencia de otros inviernos...

- Morgan ¿Estás seguro? ¿Y si la avería estuviese en el exterior cerca del edificio? Si el administrador lo autoriza, podríamos organizar un grupo - Ni siquiera a él le sonaba muy convincente, pero necesitaban asistencia exterior y evacuar a los huéspedes en tanto se establecía una investigación. Esa era la prioridad. 

Finalmente añade en un susurro - Necesito hacer algo.

El rostro de Morgan mostro lo que lleno su mente en aquel momento. -La idea de salir y dar la vuelta por este lugar es estúpida, el clima es helado, el camino peligroso… Y hay asesinos en esta maldita prisión, no hay forma de salir y todas las comunicaciones están cortadas, este truhan quiere hallar la forma de matarme también en medio de la nada.- Enseguida bajo un poco la cabeza y se quitó la pequeña boina antes de agregar. –Pero Señor McQueen, Usted es un hombre de armas, entrenado para el peligro, yo solo soy un simple técnico, el separarnos y dejar a algunos en la casa y otros salir a buscar el desperfecto dejara sin su protección a algunos, lo mejor es quedarnos todos aquí y si he de salir a buscar el desperfecto, que podría ser un cable roto, solo debería acompañarme una o dos personas, para, usted sabe, cubrirnos las espaldas.- La cara larga dejaba claro que la idea no le agrado en lo más mínimo, sin embargo arreglar aquel desperfecto o por lo menos intentarlo era su trabajo.

La joven escuchó algo que la dejó pálida. Era creyente y no podía evitar que el miedo por lo dicho la controlara.

Señor Quatermass, usted ha hablado de ritos satánicos. ¿cree que a eso responde lo ocurrido?... diganos, en su experiencia ¿quién de los....? Quiero decir... ¿qué perfil encaja con esto?... Quizás he leído muchas novelas, pero en la actual situación, hay que elegir. Por un lado, tengo la clara imagen de, Dios me perdone, un hombre de color de África o Haití haciendo... sacrificios. Por otro lado, la de un profesor culto y elegante pero con un aura de oscuridad en torno a sí mismo, que juega con artes oscuras...

Dios me perdone, sé que son prejuicios, pero mirando a ambos no dejo de pensar en esas imágenes... aunque el mayordomo pueda ser un afroamericano normal y corriente y el profesor alguien distinguido y normal, y ninguno de los dos fuera responsable de esto... no puedo evitar.... - No pudo continuar. Su voz se apago y su rostro se ruborizó. Después, respiro y acabó casi en un susurro. - Según su experiencia ¿quién encaja más?

Nota de tesis: El orden y la disciplina duran poco en una situación de este tipo. En seguida se apresuran los sujetos en encontrar a un cabeza de turco en base a prejuicios, puesto que son desconocidos. Es común que en esta búsqueda de cabezas de turco, las discusiones se orienten en dirección a dos candidatos. En estos casos, las afinidades de unos y otros convierten la decisión en una batalla campal. Quien tiene un amigo entre los elegidos atacará ferozmente al contrario y viceversa. Este método ayuda mentalmente a abstraerse de aquello que ha provocado la verdadera tensión y se erige en forma de mecanismo de defensa propio y grupal.

Nota de tesis bis: En la América de los años actuales, el color es decisivo para la selección de cabezas de turco. Esto es lógico por los prejuicios asociados a las personas de otras razas incluso en poblaciones de individuos no racistas.
La mente grupal es la que se vuelve racista aunque los individuos no lo sean. Como decimos, esto es normal y demuestra que la Xenofobia es inherente al ser humano: Es el mismo miedo a lo que es diferente o desconocido

Mi querida Linda, nada más lejos de la realidad. El mal existe en todos los lugares de la tierra. Hay tribus de negros en África que se sabe adoran dioses paganos que de existir, significaría el fin de la humanidad... Pero créame, también hay en los Estados Unidos de Ámerica sectas y sociedades ocultas, formadas por el hombre blanco, que adoran a dioses igualmente irrazonables para la mente del ser humano. Esos dioses, que según ellos duermen aletargados hasta que un poder sobrenatural pueda despertarlos, no quieren más que la miseria y destrucción de todo cuanto conocemos. -Hizo una pausa, donde meditó sus siguientes palabras. Puede que Bernard Quatermass fuera un anciano inofensivo, pero ello no quitaba para que fuera une eminencia en su campo- Creo que la macabra escena que acabamos presenciar, sea de hecho, una especie de sacrificio hacia uno de esos dioses oscuros. Y respondiendo a su pregunta, el asesino... Perfectamente puede haber sido el negro. -Contempló como algunas caras se mostraban de acuerdo hacia esa afirmación- Pero también puede haber sido el profesor William, o usted... o yo. -carraspeó- Sea como sea, tenemos que hacer algo al respecto. Y rápido.

Sr. O'mally, Sr. Queen, en estos momentos debemos empezar a tomar desiciones que afectan a la vida de todos, necesitamos restaurar las comunicaciones,por otro lado tenemos que tomar desiciones sobre la protección de los aquí presentes. Me parece buena idea la organizar un pequeño grupo, encuentre 2 voluntarios más, mientras tanto terminaremos de limpiar el salón Jeffrey y el resto de los empleados y moveremos a todo el mundo al edificio principal.
Ante el comentario del Sr quatermass, respiro hondo y comento con toda la educación posible.
Habiendo oído su conversación le aseguro que el mayordomo es una de las personas más fieles a esta casa, a sido empleado del servicio durante años y es más probable dudar de los foráneos, que de las personas habituales a nuestro entorno, en climas como este los negros aún los más pequeños son seres pensantes casi podríamos decir que son seres humanos, pero, el mismo hecho de una planificación tan elaborada supone una mente algo más despierta.
Tomando un respiro ante esta desición imposible pródigo hablando.
Estamos sacando las cosas de quicio aún no está claro que el asesino sea uno de nosotros, como digo aun esta por ver y deberíamos meditar todos los aspectos seriamente,antes de seguir lanzando acusaciones movidos por la idignación del momento
esperemos que se tranquilicen un poco. Por dios.

La propuesta del patrón dejo a Morgan helado y no precisamente por el frio del exterior. -Eeesta bien, alistare las herramientas.- Las habladurías del anciano sobre cultos, dioses y cosas sobrenaturales le parecían absurdas, en las calles había conocido muertes mucho peores que las de un asesinato, mujeres, niños, incluso bebes muertos en las aceras fruto del hambre y las carencias, él había sobrevivido, sí, pero gracias los crímenes por los que ya había pagado. –Y no pienso pagar por nada más.-

Toda la verborrea que había le hacía sentirse confusa, aunque algunas palabras destacaron entre la multitud, el señor Cutter hablaba de alcohol y había conseguido captar su atención, al menos en parte.

A mí me gustaría... un trago, por favor.

Dijo, algo tímida o, por lo menos, con no demasiada seguridad de interrumpir los planes y conjeturas que todos ellos estaban llevando a cabo, sin embargo sacó fuerzas para alzar un poco la voz, pues algo de lo que había dicho el señor Quatermass le había resultado intrigante.

Señor Quatermass, ha dicho que nunca ha podido... participar en uno de esos rituales. ¿Acaso cree que esto no ha acabado? ¿Que de algún modo... somos partes de un ritual? ¿Que no es un asesinato al azar...?

La mera idea conseguía que el corazón casi se le paralizase, que el frío del exterior penetrase en sus huesos con facilidad. No quería que la respuesta fuese afirmativa, pero se temía que así iba a ser.

Estaba a punto de responder al Técnico cuando el patrón habló, respaldando su iniciativa. Asintió decidido antes de girarse nuevamente a Morgan, viendo lo mucho que aquello lo afectaba.

- Morgan, eres nuestro mejor experto en cacharros, no lo olvides. Las tormentas siempre tienen rachas que podemos aprovechar. ¿O no tenemos acaso abrigos? Hace 10 años habría intercambiado varias comidas calientes por un abrigo como los que tenemos. El frío es el menor de nuestros males - Termina palmeandole el hombro tratando de infundirle valor antes de dirigirse al resto de los invitados - Han oído las palabras del administrador. Necesito a dos voluntarios más. Estaremos pendientes de los vaivenes del tiempo y no nos alejaremos demasiado. Necesito a hombres o mujeres dispuestos a trabajar en equipo y pasar posiblemente mas frío que en toda su vida, por lo que personas débiles o de salud delicada preferiría que se abstuvieran.

Los mira a todos antes de agregar - ¿quienes nos acompañaran? Tenemos que aprovechar las horas de luz.

¿Es que nadie se va a ofrecer voluntario para sacarnos de aquí? ¿Ninguno entre tantos hombres?

Yo no soy una chica de exteriores, dudo que os sepa ayudar, preferiría quedarme

Jack le pone una copa a la Señora Hansen , intenta poner la mejor de las sonrisas, mas que por ganas dada la situación la hace por los años de oficio.

Se que es obvia la pregunta,pero como se encuentra Señora?

Durante todo ese tiempo, muchas cosas habían pasado, mas el pobre Petaca, se había mantenido dormido.

El alcohol se expelía de sus poros, de su aliento, hasta quien fuera mas petulante, diría que con solo mirarlo se percibía un fuerte y poco agradable aroma a scotch rancio mezclado con humor acumulado por los días y ropajes poco estéticos.

Le dolía la cabeza, poco le importaba de todo lo que estaba aconteciendo, quería otra copa de su liquido vital, ese que le hacía olvidar de su existencia, de sus metas y de su visión literal y metafóricamente hablando.

Busca algún lugar con whisky, brandy, vodka o algo que pueda saciar esa sed casi tan equiparable con las narradas en los típicos cuentos de terror donde los vampiros son los antagonistas de la historia.

- Mi abuelo contaba que iba a morir yo antes que el…pero el pobre viejo no contaba con esa tuberculosis, era un pobre diablo, como yo - carcajada ante una frase que poco tenía lugar en un momento nada ortodoxo -