Partida Rol por web

Miró al señor Cutter, quien se mostraba amable con ella y, pese a todo, se sintió incapaz de sonreír, no obstante, estaba agradecida por su gesto y entornó ligeramente la mirada.

Yo... bueno, estoy viva ¿no? Y parece que eso aquí es más de lo que muchos pueden decir.

Miró la copa que le ofrecía y se humedeció los labios con ella antes de seguir.

¿Y usted?

Preguntó, dándose cuenta de lo descortés que había sido sin pretenderlo. Fue entonces cuando aquel al que llamaban "petaca" abrió la boca y al mirarlo le pareció como si no estuviese allí, completamente fuera de lugar, ese olor le hizo sentir lástima por aquel pobre diablo. Volvió a centrarse en el señor Cutter mientras aguardaba la respuesta del señor Quatermass.

¿Saldrá con su compañero a ayudar... o se quedará aquí...?

Miró al señor McQueen, si ella hubiese sido fuerte hubiese ido a ayudarle sin dudarlo ni medio segundo, una línea de comunicación podría significar salir de aquí lo antes posible.

Si el problema lo hubiera encontrado 20 años más joven, el doctor Johnson se hubiera ofrecido para salir a explorar. Pero la edad, los temores y que su cuerpo ya no respondía tan bien como antes se lo impidieron.

-Tendrá que ser alguien más, mis huesos no son lo que eran.

-¿Acabarse? Lo dudo mucho señorita Hansen. ¿Cree usted que esto es más que un simple asesinato, que alguien ha matado a todo el servicio de una forma horrorosa porque no le atendieron bien hace unos días, por que la comida estaba fría? No, señores. Esto no ha acabado, no hasta que todos salgamos de aquí. Si es que logramos salir..., pensó el anciano.

Recorro el local con la vista, sorprendido por la tarea que se nos exige, preocupado sobre todo porque alguien pudiera osar llamarme cobarde por no querer dejarme los huevos en la nieve.
-¿Restablecer las comunicaciones? Lo extraño sería que funcionaran. Hay cientos de kilómetros de cable ahí fuera que no creo que ninguno de nosotros estemos capacitados para reparar, probablemente un poste se haya caído. Si quieren avanzar junto a la linea telefónica hasta morir helados me parece bien, pero usen a su personal para ello.

Dicho esto, sigo pendiente de las extrañas y curiosas divagaciones de los presentes.

Morgan se acercó a McQueen, después de todo, si habrían de salir lo mejor era hacerlo con el guardia de seguridad. –Cla, claro Señor, estoy listo, solo espero que alguien nos acompañe porque por lo que parece… - El hombre no termino la frase pero era evidente que las cosas no saldrían bien, nadie iría con ellos por la buena.

-Soy un hombre de ciencia, no de ingeniería y mucho menos un técnico; no sabría realmente en que ayudar y probablemente sería mas un estorbo- explicó Milos mientras meditaba la situación. –El clima es impredecible, si vamos ha hacer algo así habría que hacerlo con todas las precauciones posibles o podríamos generar mas tragedias de las necesarias-.

Respecto a lo que el señor Quatermass decía, no estaba seguro de cómo reaccionar, no le gustaba nada la idea, pero para el, aun no había suficiente información al respecto.

-Señor Quartermass, lo que usted dice es algo muy serio. ¿En qué se basa para hacer semejante afirmación? -si el profesor tenía una teoría válida, cuanto antes la conocieran mejor, para así poder tomar recaudos. Si era pura charlatanería, habría que refutarlo inmediatamente o las personas menos instruidas entrarían en pánico.

Después de intensivas horas de exploración sobre los cadáveres en el comedor,  El estómago se me revolvía pero habría que buscar algún indicio o sobreviviente, mientras recorría la sala el cuerpo me temblaba; por la idea de terminar igual que ellos. Donde he venido a parar, si tan solo tuviera más tiempo para investigar podría haber salvado a todas estas personas. El sudor recorría mi frente pero tenía la certeza que ya era tarde para ellos y para todos nosotros.

Salgo a la sala donde se encontraban  mis compañeros, Disculpen mi turbias practicas soy vuestro médico y les tengo malas noticias, además de que todos esos cuerpos allí dentro han sido cruelmente asesinados bajo la influencia de una poderosa droga; ademas parece que su descomposición es mucho más rápida que la de un cadáver normal. Tendremos que deshacernos de todos los cadáveres o clausurar esa área antes que se transforme en un foco de infecciones.  

Trago saliba y me quedo en silencio unos segundos

Señores me temo que estamos bajo una trampa y que separarnos en grupos pequeños reduciría las posibilidades de supervivencia. Me quedo observando fijamente con ojos achinados, buscando algun culpable con la vista.

Morgan escucho por fin alguien que evitaría que su expectativa de vida se redujese a una par de horas o menos, por su espinazo corrió un ligero temblor de alerta y emoción, aquella era una oportunidad que no debía dejar ir. – El doctor sabe lo que dice, nos encontramos en un gran peligro y lo peor que podemos hacer es salir apena un puñado de nosotros a que nos corten el cuello o algo peor. El señor McNamara también tiene razón, lo mejor es no poner en mayor riesgo a nadie y generar. – 

El técnico se giró hacia McNamara. -¿Cómo dijo? Más muertes de las necesarias.- Fue en aquel momento que su cabeza razono el comentario, ¿Por qué había usado aquel señor dichas palabras?. –Pero, ¿Que es para Usted una tragedia necesaria? ¿Se refiere a que hay tragedias necesarias?- Luego se giró hacia el doctor. –Y, ¿Quiere decir que quienes prepararon los alimentos o nos dieron la comida son quienes envenenaron a los, los, muertos?- Enseguida intento recordar a la persona que le había entregado su comida, aquello podía ser la clave.

No se que es mejor la verdad, si salir o ayudar desde aquí, desde luego que donde soy ducho es en la cocina, creo que con la mente fría y el estomago caliente pensaremos mejor Señora Hansen.

Hizo oído sordos a lo de las muertes necesaria para seguir hablando con la Señora.

Yo optaría por salir de aquí, bien de provisiones y caminar hasta el pueblo mas cercano, aunque parezca una locura, ya que de quedarnos aquí, atrapados y con el edor de los muertos nos volveremos locos.

-Señor Cutter, ¿ha visto la tormenta que se ha desatado? Dudo mucho que aún siendo jóvenes pudiéramos avanzar más de una decena de metros en medio del viento y de la nieve. Lo más sensato es hacerle caso al doctor. Veamos si podemos aislar la sala pues darle cristiana sepultura a los cuerpos es casi tan difícil como salir en busca de ayuda en estos momentos.

Disculpe mi comentario Señor Johnson, todo esto me abruma y no puedo pensar con claridad, ahora mismo creo que soy mas útil en la cocina que con la boca abierta y diciendo sandeces, si me disculpan voy a preparar algo de bacalao.

El cocinero fue hasta la cocina y sacó de la nevera dos lomos por personas que ya tenia desalados, puso una cacerola con aceite  al baño Maria, asi seria mas fácil que la temperatura del aceite se mantuviera en torno a los 80º, dentro de dicho aceite puso unos granos de pimienta, tomillo limón y un ajo, cuando el aceite se puso a la temperatura adecuada introdujo con todo el amor del mundo los lomos de bacalao dentro.

Mientras se hacen pelare patatas, dijo en voz alta como si aun le fuera a contestar el pequeño Loui, peló las patatas en paja y las puso de acompañamiento , el bacalao estaba preparado con lo que se puso a emplatar, base de salmorejo, lomo de bacalao, patatas paja y un ali oli preparado a base de ajo y manzana asada al horno.

Betty puedes poner la mesa cariño?!!!

-Está disculpado joven. En esta situación es lógico que no pensemos con claridad. Veamos si hallamos una solución a lo de los cuerpos mientras usted se encarga de que los vivos tengamos el sustento necesario para mantener nuestras fuerzas.

La mujer pareció alarmarse un poco cuando se mencionó la comida.

- Desde luego, si estas personas han sido drogadas exijo que toda comida sea cocinada a la vista de todos. Yo no me pienso arriesgar a morir porque un cocinero pueda drogarme y sin hacer nada a cambio.

La histérica mujer se dirigió al señor Quatermass:

- Profesor, no tiene ninguna gracia ¿pretende meterme miedo en el cuerpo diciendo que va a volver a morir gente? Creo que la opción más sensata es llamar a las autoridades. ¡Háganlo como sea, pero háganlo! Si lo que dice el señor Quatermass es cierto, ¡hay un asesino en serie entre nosotros!

-No pretendo meterle miedo a nadie, solo me estoy ciñendo a lo que mis ojos han visto, tanto en esa sala de ahí dijo señalando en dirección a la sala donde estaban los cuerpos como en mis libros. Y si a alguien más le entran dudas de lo dudoso de mis comentarios, les recuerdo a todos los presentes que en mi maleta conservo algunos tomos donde se especifican claramente sucesos macabros como los que desgraciadamente hemos contemplado esta mañana.

Con repescto a la comida, opino como usted. Si como dicen ustedes los cuerpos fueron envenenados no comeré nada hasta que esté seguro de que la comida no está alterada.

-Me siento ofendido ante sus dudas,yo no seria capaz de esa atrocidad,pero mas me duele tirar la comida asi que comere yo el primero.
Cutter se pone a comer cara a todos.
-Esto me a quedao bueno de coj... muy bueno quiero decir

La muchacha no daba crédito a lo que escuchaba, cada acusación y teoría acerca de lo que estaba pasando en Clanmurk le helaba la sangre, no entendía siquiera como aquellas personas alegres de la noche anterior podian imaginar cosas tan viles y macrabas, el hecho de pensar que entre ellos estaba él o los asesinos la inquietaba en demasía. En estos momentos extrañaba el convento y se permitía pensar que Dios la estaba castigando por haber huido de aquel lugar y haber venido a Clanmurk a ganarse la vida. En medio de sus cavilaciones la llaman para que sirva la mesa, - si, si señor, ya voy - responde, aún teniendo su mente llena de reflexiones y sus piernas cubiertas de temblores.

Al servir la mesa y escuchar dudas acerca de la comida no puede evitar mirar al cocinero- No, el señor Cutter no sería capaz de hacer tal cosa a los demás, menos a Loui, ese chico era como un hijo para él -. El acto de comer de primero en frente de todos termina de aplacar sus pequeñas dudas; da un paso al frente y prueba también un pedazo de bacalao. - Es cierto señor Jack, le ha quedado delicioso, todos deberíamos comer, hay que mantener las fuerzas si es que alguna de sus terribles teorías es cierta -.

-Esto se está tornando en una paranoia. Hay que organizarnos y evaluar la situación con sensatez. Ver de que disponemos y de que no, que podemos hacer y que no. Discutir de está forma no nos llevará a nada- señaló Milos con determinación ya algo cansado de la cantarreta de cosas oscuras, futuras muertes, conspiraciones, comida envenenada y todo eso. ¿Es que nadé conocía el significado del método científico? Echar ideas al aire y no comprobar nada era jugar a ser filósofos de pacotilla.

Giro la cabeza hacia Morgan para responder su pregunta...

Sr Morgan me encantaría adelantarle alguna teoría, pero me temo que solo puedo presentar evidencias; y esa es que tal barbarie dudo que haya podido ser hecha por una persona, aunque puede que exista la posibilidad.

Seguidamente vuelvo la mirada hacia el grupo, mientras acomodo mis gafas

Los cuerpos han sido reducidos y para minimizar el ruido puede que se le hayan podido suministrar algún narcótico por algún medio, quizás si pudiera acceder a mi laboratorio se podría hacer algún estudio, pero es peligroso. Por otra parte veo que están haciendo una especie de votación secreta, ¿que pretenden?...

La mujer se puso en pie.

- Lo que yo pretendo decir es que si mi vida corre peligro no seré yo quien la regale. Si hay alguien culpable de esto y está entre nosotros, debería pagar las consecuencias.

Desde luego era un espectáculo muy poco digno de la fama que le precedía, donde su estrella como dramaturga luchaba por relucir, asfixiada entre su instinto de supervivencia. Angela Merryweather era una mujer casi entrada en la siguiente década, y el Crack del 29 no le había conseguido dejar fuera de juego a nivel económico, aunque por todos es sabido que pasó numerosas penurias. Y tampoco iban a hacerlo un puñado de personas en un pueblo incomunicado. Ante todo, era una superviviente.

- Estoy medianamente de acuerdo con el señor McNamara, pero no puedo sino volver a decir: pueden envenenarnos, acuchillarnos e incluso dispararnos, y no podemos hacer nada. Pero si algo no pueden hacer es jugar con nosotros. Si mi vida está en peligro, estoy dispuesta a llegar donde haga falta para asegurarla viva. Y desconfío profundamente de aquellos residentes de Clanmurk que no han comparecido hoy ante nosotros, si quiere mi opinión. Los que no están ni vivos ni muertos.