Partida Rol por web

(Leerse después de la Introducción)

Entrais tímidamente en el mausoleo. La edificación de piedra tiene algunos surcos en el techo que permiten iluminar la sala gracias a pequeños haces de luz solar. En medio del lugar, una antigua tumba de piedra descansa en el suelo flanqueada por cinco estatuas de marmol, cinco guerreros excepcionalmente tallados en posicion de reposo. Todos llevan armadura y yelmo menos la estatua central, que tiene la faz descubierta, revelando una cara de un hombre joven con cabellera larga y rizosa: el magnífico Binh Pryderi.

La tapa de piedra ha sido destrozada y la tumba ha sido abierta, en su interior no hay más que polvo, suciedad y algunas hojas secas.

-Grrrrrrrrr. No parece haber nada - susurro a mis compañeros.

Miro a todos lados, como asustado no vaya a ser que en cualquier momento aparezca cualquier cosa.

No me gustan los asuntos mágicos. Es más, los odio así que siempre cierro la mano en torno a la empuñadura de la espada.

 El guardia Pollux se mantiene cerca de la entrada, con el arco y el carcaj colgados a su espalda, la diestra reposando en la empuñadura de la espada que colgaba de su cinto. Mira con silencio la estancia del sepulcro, con las estatuas magníficamente talladas y cromadas, apreciando el lugar que tendría que ser el reposo de los restos del que había sido, posiblemente, el mayor espadachín de la historia. Arrugó fugazmente el rostro al pecivir el estado del sarcófago. ¡Herejes!

 El guardia permaneció a la espeara de que la profecía se sucediera. Tan sólo un descendiente del famoso guerrero podía abrir el acceso a la tumba auténtica de Binh Pryderi.

Conrad usmea por la estancia, con el ceño fruncido.

- Si aquí hubo algo alguna vez ... ya hace tiempo que se lo llevaron.

Ansobert no podia creer que por fin se encontrase ante aquel lugar tan mítico. Multitud de leyendas habia oido sobre aquel lugar durante toda su vida y toda su vida habia esperado poder encontrarse en aquella situación. Habia repasado todas sus pertenencias con suma precisión para asegurarse que no le faltaba de nada, su libro y sus otras cosas para entrar estaban todas en su morral.

- Bueno señores ¿a que esperamos? - Conforme dijo esto, encendió una linterna de ojo de buey y se dispuso a ir alumbrando la entrada para que los guerreros pasasen primero.

Zaramama entró siguiendo a los guardias, mirando alrededor todo lo que la luz de la linterna del anciano alcanzaba a abarcar. Su actitud era fría y distante. Poco trato tenía con el resto de la compañía; al parecer salvo el joven Johannes, nadie le tenía demasiada simpatía.

A fin de cuentas no estoy aquí para hacer amigos. Me ofrecieron buena paga por una tarea y eso es lo que vine a cumplir. 

Miró con un tanto de desdén a los presentes y se retiró a un lado para explorar un poco más la estancia.

Johannes está emocionado.

Por fin ha llegado al mausoleo de su antepasado. Tantos años de entrenamiento físico y mental, tantas pruebas, tantas ganar de demostrarle a su padre lo que vale...

- Hemos llegado chicos. Chike, Conrad y Pollux, registrar la estancia, parece mentira que una chica se os adelante en vuestro trabajo- Tras dar las órdenes, Johannes mira a Chike y frunce el ceño.- ¿Ya estás en tensión? Si tan siquiera acabamos de llegar.

Tras hablar, avanza hacia el centro de la estancia y observa que la tumba ha sido abierta.

- ¿Es esto posible Ansobert? El mausoleo de mi ancestro... ¿saqueado?

 Pollux en silencio, se acomoda mejor el arco y empieza a dar un vistazo por las paredes del mausoleo, pero pronto descarta esta búsqueda para centrarse en las estatuas, comprobando a ver si hay alguna parte, como un brazo o una arma, practicable; a modo de palanca.

Registra meticulosamente el interior de la estancia.

Emitiendo de vez en cuando algún gruñido que otro.

Observais meticulosamente la antigua edificación de piedra en busca de alguna baldosa falsa o pasadizo, pero sin éxito. Después os centrais en la tumba de piedra abierta (parecido a un gran sarcófago) con hueco suficiente para un ataud, pero nada más.

Por último Pollux se detiene al observar la marmólea estatua de Binh, el cual tiene la faz descubierta. Por alguna razón, el artista que hizo la obra decidió retratar al guerrero con la boca abierta, tallando un perfecto agujero en la piedra. De la base de la misma estatua se pueden observar unas delgadas grietas que atraviesan paralelamente el suelo hasta la pared

 El guerrero se agacha para identificar mejor las ralladuras en el suelo.

 - Es como si de algún modo esta estatua se podiera desplazar hacia atrás, tal vez, bajo ella haya un acceso a la verdadera tumba de vuestros ancestros, señor Pryderi.- Se lavanta para mostrar el rostro con la boca abierta.- Tal vez tenga ustad alguna llave u otro objeto que os diera vuestro padre, y que encajase en esta ranura? No quisiera profanar más esta tumba intentando desplazar por métodos menos ortodoxos la tumba de este célebre guerrero, mi señor.

No toques mucho Pollux!!! no vaya a ser que una maldición caiga sobre nosotros! se acerca a su compañero y se agacha para mirar también los extraños surcos.

 El joven guerrero se echa a un lado para permitir al heredero de la espada examinar mejor. Mientras contempla fugazmente la reacción de Chike.

 - Dice la leyenda que la tumba se abrirá para los descendientes del gran espadachín, y de los presentes solo usted lo es, mi señor.

Se aleja unos pasos hacia atrás.

Adelante mi señor. Es vuestro turno.

Desenvaina la espada preparado para lo que pueda pasar, mientras mira en todas direcciones.

- Si, si alguien puede hacerlo es Usted, Mi Señor.

Conrad sonríe maliciosamente de oreja a oreja, inclinando el torso ligeramente hacia adelante, lo que hace que su cimitarra se levante a su espalda cual aguijón de escorpión.

Ansorbet se queda mirando la estancia. Al ver la fisura de la estatua hasta la pared sus cejas se levantan

- Tal vez aun hayamos llegado a tiempo, joven muchacho. Esta estatua solo responderá ante ti como digno heredero, asi pues cumple con tu cometido.- y tras eso, saca su libro y un carboncillo y comienza a tomar notas de la estancia, las estatuas y todo el rollo.

Johannes percibe el tono sarcástico de Conrad, ¿es posible que un subordinado se esté riendo de él en su cara? Eso es algo que no puede permitir.

- Teneis muchísimas razón, vasayos míos. Me precipité al pensar que unos cualquieras- Johannes mira de soslayo a Conrad al pronunciar esa palabra.- hubieran podido acceder a la tumba de mi ancestro, cuando eso es imposible, tan solo se abrirá ante su verdadero heredero.

Sin esperar más tiempo, Johannes saca algo de su bolsa envuelto en un trapito. Parece ser que es un frasquito envuelto en un paño de lino, aunque no se sabe muy bien ya que tan solo sobresale un tapón de corcho.

- Conrad, ven aquí.

Johannes espera a que su guardia llegue hasta él para proseguir diciéndole:

- La forma de acceder al mausoleo es la siguiente. Un protector del heredero debe hacerse un tajo y luego mezclar su sangre con la sangre del heredero, de esta forma mi antepasado nos mostrará el camino... Así me lo dijo mi padre.

Hazte un tajo en la palma de tu mano, o donde te plazca, mi querido amigo, y luego verteremos tu sangre en este frasco, para acto seguido mezclarla con mi sangre.

Johannes se mantiene sereno, esperando a que Conrad siga los pasos.

Master, me lié, pense que la tumba estaba rota y se podía acceder, un mal entendido nada más.

Se como se entra a la tumba, pero quiero interpretar un poco a mi pj y gastarle una pequeña "putada" a Conrad.