Partida Rol por web

- La frase exacta es "fumada, bebida y follada". - Le resumió a Illanka mientras acababa de vestirse. - Nos vemos, doctora, disfrute de la cena de esta noche y piense en las tres "Da". - Dijo entre risas, abandonando la estancia hacia el puente de mando.

Saliendo.

-Fumada, bebida, follada. Me gusta. repeti, alzando mi pulgar,  asintiendo, con aire satisfecho, aunque sin mutar mi expresion-  Do svidaniya, doctorra. - me despedi, saliendo tras Price de la enfermeria.

Salgo

Vaya pareja...

Tened buen viaje.

Enarco una ceja y frunzo levemente el labio, aunque la expresión de desconcierto solo dura un instante.

—No se preocupe, doctora. ¿Por qué habría de ofenderme? Al fin y al cabo, órdenes son órdenes. —Empiezo a recoger mis cosas. A pesar de mis palabras, estoy ligeramente extrañado por el protocolo de actuación que se está siguiendo—. Buenos días. Espero verla y poder despedirme de usted antes de que abandone nuestra compañía. Ha sido un placer.

Estrecho la mano de la doctora Lestrange. Seguidamente, abandono el laboratorio meneando lentamente la cabeza.

—Ana lam afham shya*... —murmuro casi imperceptiblemente justo antes de cruzar la puerta y salir a la penumbra del pasillo exterior.

Una vez llego al laboratorio que hace las veces de enfermería, me quedo parado en el umbral. Un suspiro de desaliento surge de mi boca. A pesar de lo bien asegurado que estaba el instrumental, la violenta sacudida del aterrizaje ha diseminado por el suelo numerosos componentes y archivos, dándole a todo un aspecto desordenado que me saca de quicio. Afortunadamente, los materiales con los que todo está construido ya tienen en cuenta eventualidades como esta, así que no hay nada roto o dañado. Aun así, no puedo evitar ponerme a recoger y a ordenar todo lo que veo que no está en su sitio. Cuando paso junto al escáner médico, aprovecho para iniciarlo. Mientras el ordenador asociado carga los datos pertinentes, la pantalla transparente se abre y la camilla empieza a hacer un lento recorrido radial, abandonando el habitáculo del escáner. Introduzco algunos datos rutinarios y me limito a ignorarlo mientras acabo de adecentar mi lugar de trabajo. Al menos, el escáner estará listo y operativo para cuando mis compañeros lleguen. ¿Por qué tardará tanto tiempo en iniciarse?

Cuando por fin he terminado de colocar el último objeto suelto en el lugar que le corresponde, repaso una nota mental de todo lo que necesitaré en la pequeña excursión por el accidentado planetoide, y voy reuniendo el instrumental a medida que voy avanzando: un escáner portátil para determinar la composición química de cualquier cosa que podamos encontrar, un botiquín completo que incluye analgésicos instantáneos de inyección subcutánea, un desfibrilador, filtros ambientales y accesorios para el tratamiento de heridas y fracturas, diversos reactivos químicos, e incluso un emisor de ultrasonidos que crea una rudimentaria imagen de un emplazamiento a partir del eco, por si nos quedásemos sin luz... Eso me recuerda coger también unas cuantas barras luminiscentes químicas. Cuando he terminado de recolectar provisiones, las guardo en diversos compartimentos de una gran mochila forrada de material aislante.

Al terminar, y viendo que aún no ha aparecido ningún tripulante, preparo un té bien caliente en mi juego tradicional y me sirvo un vaso, sentándome para disfrutarlo mientras espero a mis compañeros. Nunca viene mal un momento de respiro, incluso en las situaciones más inverosímiles.

La idea es buena pero:

que incluye analgésicos instantáneos de inyección subcutánea, un desfibrilador, filtros ambientales y accesorios para el tratamiento de heridas y fracturas,

eso te sobra por que llevais trajes ambientales. Por lo que vais sellados no puedes poner inyecciones o utilizar un desfibrilador , los filtros tampoco por que los lleva el traje y lo de las heridas nada. Lo de fracturas si por que os podeis romper un pierna y se puede poner por encima de traje para mantener una pierna o un brazo roto.

Que puedes llevarlo todo pero creo que no te sera util. 

Al llegar a la enfermería el Doctor espera, debo ser probablemente el primero en llegar...

Hola Doctor, por mi no se moleste demasiado, estoy bien, no llevé ningún golpe...

Estoy sentado en una cómoda silla de polímero, plástico y aleación que cumple muy bien su función de imitar una de cuero, con un vasito de té humeante en una mano y unos papeles en la otra, cuando Sebastian entra en el laboratorio. El escáner integral ya está operativo, y todo se encuentra en un estado de pulcritud y limpieza asombrosas, teniendo en cuenta lo ajetreado del aterrizaje. A un lado, sobre una mesa, puede verse una hinchada mochila, atestada de equipo diverso. Cuando veo a Sebastian, abandono mi posición de piernas cruzadas y me pongo en pie, con una sonrisa, al tiempo que dejo los informes en una mesita cercana, sobre la que hay una tetera egipcia y otros cinco vasos.

—Hola, Sebastian —lo saludo, dándole la mano—. ¿Cómo está todo? Espero que Taylor y tú hayáis podido solucionar los desperfectos de la nave... Bueno, ya sé que no es algo que se arregle en cinco minutos, pero seguro que al menos tenéis la situación bajo control. —Mi rostro adopta una expresión más seria, casi preocupada—. Sebastian, lamento de veras este retraso. Recuerdo muy bien nuestra pequeña conversación de antes de irnos a dormir, y sé que estabas impaciente por regresar a casa. Pero no te preocupes, seguro que resolveremos enseguida cualquier incidente y podremos volver de inmediato... ¿Te apetece un té? He hecho para todos —le ofrezco mientras hago un gesto con la mano, señalando hacia la tetera y los vasos de cristal perfectamente ordenados sobre la mesa—. Me alegro de que no te duela nada, pero nunca se sabe. Hay casos de concusión cerebral que pueden pasar inadvertidos en un primer momento. En estas cosas, siempre es mejor realizar un diagnóstico preciso y evitar futuras complicaciones. —Dejo mi vaso en la mesa y tomo de nuevo los informes, así como un bolígrafo del bolsillo del pecho de mi camisa—. ¿Has sentido mareos, dolores de cabeza o desorientación desde que hemos aterrizado? ¿Irritabilidad, tal vez? Y no, no me refiero a la que te haya podido producir tu compañera Taylor. —Río—. Es importante que me digas también si notas cualquier dolor en el cuerpo, por pequeño que ahora te parezca.

Destapo el bolígrafo y acerco la punta al papel, mirando atentamente a Sebastian.

Esta sala, le traía malos recuerdos a Fénix. Por suerte, la psicópata de la jeringa o mi mujer...eramos tan felices en nuestra granja...porque me venia ese pensamiento a la cabeza!?! ya no estaba por aquí.

Doc, vengo a que me revise si estoy bien. Si podemos darnos prisa, quiero volver con el capitán cuando antes. 

El doctor me recibe con su cordialidad habitual, realmente es muy agradable su compañía pero en estos momentos mi mente está más pendiente del paseo que voy a tener que dar que de confraternizar con nuestro amigable compañero. El doctor me ofrece un vaso de té, pero lo rechazo con educación. Gracias Doctor, pero tenemos bastante lío... en otra ocasión estaré encantado de acompañarle.

Me siento en la camilla y comienzo a responder las preguntas, la respuesta es para casi todo "no"... No siento dolores, ni pequeños, no noto fatiga, ni nada por el estilo y no recibí ningún golpe, por otra parte tampoco he detectado nada nuevo desde que nos hizo el examen la doctora Kendra. Realmente lo único que siento es un poco de ansiedad o preocupación por el paseo que nos toca, pues no es algo por lo que sienta especial placer, de hecho preferiría quedarme en la nave arreglando el estropicio... Pero el capitán ha dado una orden.

El doctor prosigue con sus pruebas y diagnósticos, una vez que ha finalizado, le agradezco su preocupación y me levanto con intención de volver al ascensor de entrada y ponerme el traje correspondiente, mis compañeros bajarán de un momento a otro y no quiero que tengan que esperar por mí.

Una vez que termino de realizar la revisión rutinaria a Sebastian, que se marcha con mucha prisa tras finalizar, invito a Fénix a pasar a la enfermería. Realmente es mejor proceder con rapidez para evitar colapsos.

—Adelante, Fénix. Acabo de terminar con Sebastian. —Le doy la mano cuando se acerca—. Vaya, aprecio una desgana general ante el hecho de ir a la enfermería. Espero que no tenga nada que ver con el trato de mi colega, la doctora Lestrange... —Río, mirando a Fénix con intención—. Tranquilo, Fénix. Tómate este chequeo como una parte más de tu trabajo. Sé que no te gusta perder el tiempo, pero a fin de cuentas, debemos asegurarnos de que todo funciona perfectamente para que puedas rendir a máxima capacidad. Considéralo una... inversión a largo plazo. Piensa que quizá hayas sufrido pequeñas lesiones de las que no seas consciente. Por cierto, he preparado té. Hay para todos, así que puedes tomar un vaso, si te apetece —invito a Fénix, como ya hiciera con Sebastian hace unos minutos—. Ahora que nos hemos detenido y que no hay un riesgo inminente, tómate unos segundos para relajarte y pensar si sientes algún tipo de molestia desde el aterrizaje. Cualquier cosa, por insignificante que sea. Una torcedura, dolor en el cuello, en la cabeza... Dime también si te sientes anormalmente cansado, aturdido, o si has tenido mareos.

Mientras hago todas estas preguntas, atiendo a las respuestas de Fénix y las voy anotando en un informe.

Mientras espero a que salga Bas, ojeo una de las revistas que hay encima de la mesilla. Cojo la primera que hay, “Mil maneras absurdas de morir en el espacio”. Se ve que hace siglos, había un programa en la tele que hablaba de lo mismo en la tierra, e incluso habían premios a las muertes más absurdas. Muerte número 98. Una mujer y un hombre que viajan solos, quieren echar el ultimo quiqui antes de dormir. Deciden meterse en el mismo tubo criogenico y quedarse dormidos después del acto, para tener un recuerdo placentero al despertar. Con tan mala suerte que se duermen justo cuando el hombre eyaculaba. Los encontraron dos años después cuando llegaron a la tierra, ahogados en el tubo criogenico lleno de esperma. Se ve que no dejo de eyacular en todo el trayecto... Juas! Esto es posible? Dijo fénix sorprendido. Entonces vio salir a Bas, y dejo la revista. Buena suerte allí abajo, compañero, le dio una palmada en el hombro, y entro a ver al doctor.

Doc... pues no le diré que no a ese té, viejo amigo. Jeje si, no fue demasiado “agradable” su colega, pero no se preocupe, con usted estoy tranquilo. Fénix le sonríe. Mientras cogía la taza y le daba un pequeño sorbo, escuchaba con atención al bueno del doctor.

Cuando acabó, le dijo Disculpe doctor, pero esto no lleva ALCOHOL!?!? Se quedo unos segundos mirándolo muy serio, para luego relajar la cara y soltar una sonora carcajada. JAJAJA... es broma doc, como “alguna” de la tripulación se piensa que somos poco más que alcohólicos, pues era por hacer la broma. Pero no se piense que estamos todo el día bebiendo, normalmente solo al partir, por los nervios iniciales, y al llegar, para celebrarlo.

Por cierto, he de añadir que es un té muy bueno, doctor. Le dedica una sonrisa y deja la taza en la mesa. Respecto a todo los síntomas que ha nombrado, pues... en general no. No siento ningún dolor, ni molestia, ni mareo ni nada doc, estoy bien. Pero compruebe lo que necesite doc, usted es el experto. Y espero a que el doctor realice el chequeo.

Escucho los curiosos intentos de Fénix de justificar el consumo de alcohol de la mayor parte de la tripulación. Me encojo ligeramente de hombros.

—Fénix, el hecho de que por razones culturales no comparta algunos de vuestros usos y costumbres no significa que no los comprenda. No tienes por qué darme explicaciones. Además... —Sonrío maliciosamente—. Ya sabes lo que dicen: «Excusatio non petita, accusatio manifesta». Es decir, que justificarte sin que te lo pidan solo implica que eres culpable de algo. —Guiño un ojo—. Ahora, por favor, túmbate en la camilla. No hace falta que te desnudes completamente, con que te quedes en camiseta y calzoncillos es suficiente. Voy a hacerte entrar en el escáner. Oirás unos cuantos pitidos y ruidos mientras lo calibro, pero no te preocupes, no significa que vaya a explotar ni nada de eso. Solo serán unos minutos.

La revisión procede sin ninguna eventualidad, y archivo los datos importantes que voy encontrando. Entretanto, voy dando a Fénix las indicaciones pertinentes para que los resultados tengan el mínimo margen de error.

—Bueno, eso es todo. Hemos terminado. No ha sido tan duro, ¿verdad? Analizaré los resultados arrojados por el ordenador, y si veo alguna anomalía te la comunicaré inmediatamente, ¿de acuerdo? Ahora ya puedes volver al puente de mando. Ah, por cierto, si ves a alguno de tus compañeros que aún no han pasado por aquí, diles que los estoy esperando... y que no muerdo.