Partida Rol por web

La habitacion de Johnson tenia una decoracion un tanto diferente. Tenia una vieja maquina de Cola. Asi como algunas armas ordenamente colgadas en la pared.

Por favor pasa. Lamento el desorden pero no esperaba visita. A pesar de que dijo eso , todo estaba colocado y limpio. De hecho muy colocado y muy limpio.

Se acerco a una nevera y saco carne rebozada. Parecia de pollo.

Me traje un Caiman entero para ocasiones especiales. Es la primera vez que lo voy a comer con alguien de aqui estoy seguro de que eres la unica que sabra apreciarlo. ¿ que quieres beber?

Harker miró con curiosidad la decoración de la vivienda de Johnson. Tenía un aire patriótico y, por un momento, le pareció regresar a la Tierra.

-Una casa muy agradable, Johnson- dijo, con una suave sonrisa -. Casi me siento como en casa.

Se sentó mientras el hombre sacaba la carne de la nevera. 

-Confieso que nunca he probado la carne de caimán, pero confiaré en tu criterio si dices que está buena. Tomaré una cerveza, si tienes.

La ingeniera no le quitaba los ojos de encima. Un hombre apuesto, divertido y que sabe cocinar... El deseo de cualquier mujer, aunque intentaba no pensar mucho en eso.

Te dio del frigo una cerveza mientras metia el caiman en una sarten que estaba colocado en un infiernillo a la que añadio abundante aceite.

Tecnicamente esta prohibido. Asi que si nos pillan dire que es tu culpa. Jajaja. y se acerco a brindar contigo. Por el principio de...bueno... lo que sea pero que sea bueno.

La carne de caiman es de lo mejor. Sabe como a pollo pero mas rica. Lo importante es quitar toda la grasa por que si no se vuelve amarga. Ya veras como te gusta.

Si un dia vienes a Nueva Providencia. Te llevo de caza. Hace veinte años llevaron a Caimanes.

Hizo una mueca burlona cuando Johnson le dijo que le echaría las culpas por lo del caimán. Luego brindó con él, mirándolo fijamante a los ojos y con una sutil sonrisa en los labios.

-Por el principio.

Bebió de su cerveza sin apartar sus ojos de los de él, hasta que el ingeniero se giró para centrarse en la comida. Las dudas atenazaban la mente de Claire, pero se dijo a sí misma que aprovechara el momento, aunque no sucediera nada entre Johnson y ella. No es que no se le pasara por la cabeza, al contrario: las sensaciones de su cuerpo la invitaban a dejarse llevar, pero su razón la mantenía con los pies en la tierra. 

-Agradable, cocinero, cazador y extrañamente encantador...- dijo, curvando sus labios en una sonrisa -Me pregunto si alguna mujer te ha cazado a ti- abrió los ojos al darse cuenta de sus palabras y se disculpó -... quiero decir, que de seguro tendrás pareja. Aunque claro, no es algo que me incumba... perdona.

Se reprendió a sí misma y desvió la mirada, bebiendo otro trago de cerveza e intentando disimular el creciente rubor de sus mejillas.

Por el principio. Dijo el.

Sonrio cuando empezaste a decir ese monton de cosas buenas de el. Aunque cuando dijiste lo de una mujer sonrio un poco de manera forzada.

Bueno si que me cazaron. Hace ya años. Una mujer maravillosa, guapa , cariñosa e inteligente. Demasiado diria yo. Por aquella epoca tenia una empresa Una subcontrata de Tyrrel. Muy bien posicionada.  Se hizo con mi firma digital. Vendio mi empresa se hizo millonaria y se fue con el dueño de la competencia. 

Sin recursos no pude demostrar que todo fue un engaño y acabe en bancarrota. Por lo que me enrole en la Weyland y me fui a ver espacio.

Se giro con los platos preparados.

Espero que te guste.

La sonrisa de Claire se desvaneció cuando habló de su mujer. Se sintió un poco culpable por meterse donde no la llamaban.

-Lo siento, no quería incomodarte- desvió la mirada, avergonzada por no pensar lo que decía. Cuando Johnson le sirvió la carne, le dio las gracias casi en un susurro y esperó a que él se sentara para probarlo. La sorpresa se reflejó en su mirada ante la combinación de sabores. Cierto era que sabía a pollo, pero más jugoso, y las especias le daban un toque especial que conquistó las papilas gustativas de Harker.

-Mmm... está verdaderamente exquisito- dijo tras probar un par de bocados -. Y que conste: no es peloteo. En tal caso, tú deberías hacerme la pelota a mí- bromeó, antes de reír con ganas.

No hay problema. Paso hace unos años. Te guiño el ojo. Somos unos solterones que no tienen que rendir cuentas a nadie. Bueno yo a ti si . Pero eso no es problema. jajajaja.

Sonrio cuando dijiste que te gustaba.

Es una receta de mi abuela. sonrio con picardia. bueno si quieres te hago la pelota. jajaja. Tienes unos ojos preciosos. jajaja¿que tal?

Por suerte, Johnson le quitó hierro al asunto de la mujer y eso, junto al delicioso plato, hizo que Harker se relajara. 

-Con que seas puntual y no te escaquees de las horas de trabajo me vale- dijo, divertida. Luego Johnson le dijo que tenía unos ojos preciosos y un hormigueo recorrió el vientre de la ingeniera mientras sus mejillas se ruborizaban tenuemente -. Adulador... tendrás que esforzarte más si quieres que hable bien de ti al supervisor- ahora fue ella quien le guiñó un ojo -. Pero esta deliciosa cena te da puntos extras, lo confieso.

Continuó degustando el plato durante un buen rato. Se acordó de algo que decía su madre "la comida está buena cuando los comensales la disfrutan en silencio". Sonrió para sí.

Instantes después, miró a Johnson.

-Bueno, como vamos a pasar mucho tiempo... digooo ¡trabajar! Juntos... ¿hay algo que quieras saber a cerca de mí?

Jajajaja. Bueno suelo ser puntual y no soy de los que se escapan de nada.

Me alegro que te guste. Como te he dicho es una receta de mi abuela.

Cuando le preguntaste si queria saber algo te miro divertido.

¿Tu talla de sujetador? Jajajaja. Es broma. ¿Que te gusta hacer para pasar el tiempo?

La pregunta sobre su talla de sujetador, hizo que Harker arqueara una ceja antes de reír y mover la cabeza de un lado a otro.

-No te voy a responder a eso...- bebió un trago de cerveza y añadió: -En cuanto a lo otro... bueno, aquí no hay mucho que hacer y, aunque suene triste, suelo trabajar más horas por el simple placer de la mecánica- se encogió de hombros -. Hasta ahora, no he encontrado todavía una distracción que me satisfaga y "trapichear" entre tuercas y tornillos, con las manos cubiertas de grasa dura, suele distraerme bastante.

Sonrió. Le gustaba su trabajo. ¿Qué le iba a hacer? No quería pensar demasiado y era una buena distracción que, además, le encantaba.

-¿Y tú?- preguntó, clavando sus ojos azules en los de Johnson -¿Qué sueles hacer en tus ratos libres?

Johnson sonrío cuando dijiste que no le contestarías a eso.

Bueno a mi se me ocurren unas cuantas cosas que podrías hacer aparte de trastear con la mecánica. Y no sabia si era por tu imaginación la cerveza o que era verdad pero su mirada al decirlo te habia parecido muy sugerente.

Bueno a mi también me gusta mucho trapichear para que negarlo. Aunque me gusta la caza , el cine y la cocina.

Y bueno la buena compañía como ahora.

comento mientras brindaba contigo.

El ser humano es una criatura racional, pero a veces los instintos se despiertan. Harker no había estado con un hombre en mucho tiempo, no sólo por el dolor aún latente de la pérdida de su marido, sino por respeto a su memoria. Pero la vida sigue y como mujer, sus necesidades fisiológicas pueden nublar su juicio. Y en aquel momento, mientras Johnson hablaba, esas necesidades afloraban en su interior.

No dijo nada, sólo miró al hombre con intensidad mientras sus labios se curvaban en una sutil sonrisa.

Se quedo mirando a tu ojos y a tu sonrisa. Para terminar tocandose la perilla. Se acerco a ti cada vez mas y mas hasta que...

Te beso. No fue un beso super apasionado. Mas bien un beso de tanteo para ver como reaccionabas.

No me lo esperaba, pero mentiría si dijera que no lo deseaba. 

Cuando Johnson se me acercó, sentí un millar de mariposas revoloteando en mi estómago, como si sólo los labios de aquel hombre pudieran liberarlas de mi vientre. 

Clavé mis ojos en los suyos a medida que su rostro se aproximaba al mío, sumergiéndome en su mirada, como si dos mares azules se encontraran rompiendo con sus olas las barreras que nos separaban. Cerré los ojos y sentí su aliento sobre mi piel, antes de que sus labios besaran los míos. Lo hizo con suavidad, como si temiera mi rechazo, pero lo que halló fue mi aprobación. 

Mi corazón comenzó a latir más deprisa, mis labios recibieron los suyos con timidez y pasión contenida. Había pasado tanto tiempo... que me sentía como una niña ante su primer beso. Acaricié su rostro con mi mano, mientras que deslizaba la otra hacia su nuca, enredando suavemente mis dedos en sus cabellos.

El atractivo ingeniero aprecio dudar. Pero como tu seguiste con el beso se fue animando.  Te agarro por la cintura y te fue besando en la boca , para luego ir hacia tu cuello de una manera que hacia que te estremecieras.

Con los movimientos de vuestros besos dio a la silla lo que hizo que callara al suelo.

De ahi no pasa. dijo en un susurro mientras volvía a besarte. 

Entonces te agarro de la cintura , pudiste notar sus fuertes brazos los cuales se marcaban en la camiseta cuando te llevo para sentarte en el borde de una mesa de trabajo. Para empezar a besarte de nuevo. Pero esta vez con mas pasión.

El golpe de la silla derribada me sobresaltó, girando la cabeza brevemente, hasta que Johnson me susurró y sentí que se me erizaba la piel en la nuca. Busqué sus labios de nuevo mientras le regalaba una sonrisa. Una sensación ya olvidada, se alojó en mi pecho a medida que mi corazón latía cada vez más rápido. Era como si hubiera padecido una sed atroz durante los últimos meses, y los labios del ingeniero contuvieran el agua que tanto clamaba mi ser.

El aliento se escapó de entre mis labios cuando Johnson me sujetó con sus fuertes brazos para sentarme en el borde de la mesa, pero apenas mis labios se separaban de los suyos. Una de mis manos se deslizó por su bicéps, lentamente, mientras la otra seguía acariciando su nuca. Sentí un hormigueo recorriendo todo mi cuerpo mientras temblaba con cada beso más apasionado de aquel hombre que había conseguido hacerme olvidar, aunque fuera por un instante, el dolor contenido en mi pecho, ahora bombardeado por los enérgicos latidos de mi corazón.