Partida Rol por web

Cuando entrais veis a Nasim con una pistola en la mano y una cachimba en la otra tiene la mirada ida y perdida. Cuando os ve os apunta con el arma.

Pasad. Pasad. El fin esta próximo. Pronto los diablos de la noche vendran y acabaran con todos nosotros. 

Cuando Nasim nos invita a pasar a su apartamento, lo primero que veo, antes incluso que su cara, es el arma que sostiene. Muy lentamente, levanto las manos y trato de hacerme una idea de la situación. Resulta obvio que el mecánico ha perdido la razón, si es que la tuvo alguna vez. ¿Qué puede haberle pasado por la cabeza que lo haya llevado a actuar de esta manera?

Respiro hondo, y pienso en cuál puede ser la mejor manera de resolver esto. Empiezo a hablar, intentando llamar la atención de Nasim para dar tiempo a mis compañeros a prepararse para lo que pueda suceder.

—Nasim… Tranquilízate —le pido al trastornado mecánico en un tono conciliador, aunque firme, mientras avanzo un paso, muy despacio, hacia él—. Baja el arma, por favor. Esto no tiene por qué acabar así, y seguro que te has dado cuenta de que somos tres y tú solo uno. Aunque consiguieras apretar el gatillo, no hay forma de que eso pudiera acabar bien para ti. Pero como he dicho, no tiene por qué ser así. —Intento con todas mis fuerzas que el miedo no me traicione, que desestabilice el timbre de mi voz o que me haga tragar saliva ruidosamente. Lo logro a duras penas—. Mira, en vez de eso, ¿por qué no dejas el arma a un lado, nos relajamos todos y nos explicas qué es lo que está pasando? Pareces saberlo bien, y nosotros no tenemos ni idea… ¿Los diablos de la noche? ¿A qué te refieres? A lo mejor nos puedes ayudar…

Todas mis esperanzas están volcadas en que mi acercamiento no violento surta efecto. Si no, me pueden volar la cabeza en un santiamén…

Cuandro entramos en la habitación, lo que ví no me los esperaba, El cabrón estaba colocado y aún peor, armado y apuntándonos, me quedé parado mirándolo mientras escuchaba las palabras de Faisal, para luego hablar con tranquilidad, controlando mi respiración-Nasim, seguro que podemos encontrar una solución pacífica, escucha a Faisal, amigo-dije intentando convencerle.

No lo entiendes. Si muero el gran Shiba me recompensara con la vida eterna. Este cascaron de carne y hueso no mas que un vehiculo transitorio hacia un estado mas elevado del ser.

Los diablos de la noche son los hijos de Shiba. Los encontrasteis en su carro volador y los trajisteis aqui. Para que extendieran la voz de Shiba.

No voy a mataros. Asi solo romperia vuestra forma mortal y no podriais ascender a el estado del ser mas elevado. Como sirivientes de Shiba.

Al ingresar pudo observar a un Nasim completamente disociado de la realidad a su parecer, más aun hablando de las herejías vinculadas a esos dioses que pertenecen al Kwiki Market de Apu en los Simpson y su expresión de desconcierto se hace evidente en su rostro. Manteniendo el arma apuntando directamente hacia  él a pesar de ver en Spartan esa actitud conciliadora junto a Faisal.

De repente, su mente empieza a generar oraciones a su dios en silencio. Pidiendo perdón por las herejías que debía de seguir a causa de salvar a sus compañeros del comportamiento riesgoso demostrado por Nazim mientras siente como las gotas van recorriendo su rostro.

-Necesitamos que bajes el arma...eres un buen hombre y de Fe por lo que puedo escuchar en tus palabras Nasim-.

Dice en ese tono conciliador, arriesgando a bajar la punta del arma hasta mantenerla en un ángulo de treinta grados descendente. Lo observa con esa expresión conciliadora como si se tratara de un hermano perteneciente a la misma congregación.

-Hablanos de Shiva...por favor...esta reunión no es coincidencia y tal vez es un designio de El para encontrarnos espiritualmente...explícanos y ayudanos a comprenderte...por favor-.

Su mente trabaja a cada momento, esperando la respuesta de Nazim.

Maldita sea...ojala no se ponga a bailar como sus paisanos en esas películas cutres de la india para explicarnos esta mierda..

Piensa mientras se mantiene alerta y sintiéndose como uno de los personajes de la película el negociador.

No lo entiendes. No importa lo que yo sea. Ni lo que vosotros seais. Todos seremos purgados.

—No, Nasim… Eso no es cierto. Esto solo acaba de empezar. Si nos ayudas, todavía podemos detenerlo —intento persuadir a Nasim, con las manos aún en alto. Muy lentamente, continúo acercándome a él, con la esperanza de que, si no depone su arma, poder llegar hasta él y desarmarlo antes de despertar sus sospechas—. ¿Cómo seremos purgados? Ayúdanos a entenderlo. Ayúdanos a evitarlo, por favor… Esas cosas, ¿qué son? ¿Qué es lo que hacen?

Mientras hablo, suplico y pregunto sin parar en el tono más amable que me es posible, sigo aproximándome muy despacio, apenas arrastrando los pies.

«Por favor, que funcione…».

Disparo al lado tuyo cuando comenzaste a acercarte.

Quieto. No me importa matarte o esperar a la purga. Tu mismo. 

Son los Angeles de Shiba. Lo que limpiaran el pecado del mundo.

Maldita sea, esto se ha vuelto jodidamente complicado.

Piensa tras ver que Nasim acaba de disparar y asumiendo que la posición de él es hostil en ese momento. Manteniendo su arma apuntando directamente al torso del enajenado en caso de que decidiera atacar nuevamente, considerando que sus opciones son limitadas más aun al tratarse de un civil.

-Faisal...empieza a retroceder paso a paso-.

Dice en un tono de mando firme aun manteniendo el gatillo y preparándose para atacar si es necesario. Sin quitarle los ojos de encima mientras siente como sus músculos se van tensionando más.

-Spartan mantén posición-.

Ordena en términos de estrategia militar, esperando ver cual es el próximo movimiento a realizar por parte del fanático religioso. Considerando que lo elemental es la escapada de Faisal del lugar y advertir al capitán cuanto antes, pero eso sería arriesgado.

Solo uno de nosotros podrá salir vivo de aquí.

Piensa de manera pesimista al dimensionar que Nasim esta dispuesto a matar y probablemente este sea el resultado final de aquella situación. Uno de los tres deberá arriesgarse a morir para neutralizarlo.

-Aquí nadie busca hacerte daño Nasim...mantén la calma-.

Asentí de forma imperceptible ante las palabras de Banks, aunque no me gustaba nada como pintaba la cosa-Más vale que no la cagues amigo-pensé observando sus movimientos de reojo y a Nasim, tenía el riple con el cañón en ángulo descendente, pero con el seguro quitado y listo para disparar una ráfaga corta en su dirección en caso necesario.

Lo mejor que podía hacer era distraer a Nasim para dejar hacer a mi compañero-Nasim, ¿has pensado en todas las familias que hay aquí? hay mujeres, niños...¿ellos también se merecen eso?-dije con tranquilidad-¿Qué pecados han cometido esos niños para que tú decidas sobre todas sus vidas? ¿no crees que se merecen una oportunidad de vivir? échamos una mano a salvarlos-

​Claro que he pensando en ellas y en todo el mundo. Pero si están aquí es que lo merecen. Pues si están aquí es que su destino era terminar asi. Pero tranquilo se salvaran. Cuando mueran todos vivirán eternamente.

Y ahora creo que es mejor que os marchéis. 

Muy despacio, reculo paso a paso, con las manos levantadas. Es evidente que no vamos a conseguir sonsacarle nada a Nasim, y menos en su estado mental actual. No obstante, no podemos dejarlo ir sin más; es un peligro para toda la colonia, y si intentamos detener lo que sea que esté pasando, estoy convencido de que Nasim intentará sabotear nuestros esfuerzos. A medida que retrocedo lentamente, mi mirada se desvía momentáneamente hacia mis dos acompañantes. Rezo por que entiendan la necesidad de detener a este demente asesino.

Intentar convencer a Nasim era un esfuerzo inútil, pero lo habíamos intentado, lo mejor era retirarnos, si seguíamos insistiendo posiblemente alguien saldría herido o aún peor, muerto-Muy bien Nasim, es lo que quieres, es lo que tendrás, pero te confinaremos en tu habitáculo, encontrarás tu final igualmente, nosotros trataremos de evitarlo-sentencié-larguémonos de aquí, no vamos a conseguir nada de él-dije mirando a Nasim.

-Informemos al Capitán y decidiremos nuestro siguiente paso-comenté para luego encaminarme hacia la salida, caminando de espaldas sin quitarle ojo de encima y aún con el dedo en el gatillo del rifle.