Partida Rol por web

Habíais sido llamado a la oficina del Supervisor. Al ir llegando fuisteis entrando. El todavía no estaba pero su Asistente os había dejado allí después de ofreceros bebidas.

Hacia poco que estabais en la Colonia. Y una visita al Supervisor era algo normal. 

Os habíais visto de pasada en contadas ocaciones . Por lo que era un buen momento para poder hablar un poco entre vosotros.

Nasim parecía ansioso e incómodo en aquel lugar. Había estado trabajando hasta último minuto antes de ser llamado, por lo que lucía más desaliñado de lo habitual.

- Señora Harker, señor Haddad. Parece que el supervisor ha reunido a los reclutas. ¿Creen que estemos en problemas? Al parecer no le agrado mucho a ese tal Simpsons...

Bebida en mano, aprovechó la ausencia de Simpsons para echar un no muy discreto vistazo por toda la oficina, entre sorbo y sorbo del líquido que la habían servido al entrar.

Estaba terminando de revisar uno de los vehículos terrestres de exploración cuando la llamaron para que acudiera ante el Supervisor. Claire se limpió las manos con un trapo que dejó colgado del bolsillo trasero de su mono de trabajo. Cuando llegó a la Oficina de Simpsons, se encontró con los otros dos ingenieros: Nasim y Faisal. Los saludó con una sonrisa.

-Nasim, te he pedido que no me llames señora, no soy tan vieja- y, para mi desdicha, tampoco estoy casada ya -. No te preocupes, de seguro es un control rutinario.

Llego frente a la puerta de la oficina del supervisor con rostro taciturno y, en la mano, un vaso de plástico lleno de té humeante. Siempre lo he tomado muy caliente, casi hirviendo, una costumbre que mi padre me inculcó desde que era un niño. Me limpio las botas distraídamente en el felpudo antes de entrar. Parece que he llegado casi al mismo tiempo que Claire Harker y Nasim, dos de los colonos con los que he tenido el placer de compartir algunas de las conversaciones más interesantes en el poco tiempo que llevo en Hadley’s Hope. Mi expresión inicial de sorpresa al verlos se ve sustituida rápidamente por una sonrisa que llega hasta mis cansados ojos.

Casi no he dormido esta pasada noche. Ayer estuve trabajando hasta muy tarde con mi ordenador portátil y mi amplificador de señal, pero estuve teniendo interferencias todo el tiempo. Es cierto que Acheron parece estar sumido en una tormenta perpetua, pero eso no debería ser suficiente para causar problemas en mi señal, ya que yo mismo fabriqué el amplificador. Resultaba desconcertante y sumamente frustrante sufrir un corte en la conexión cada vez que avanzaba algo en mis investigaciones, por lo que decidí apagar el ordenador y tratar de dormir un poco cerca de las cinco de la madrugada del horario estándar intergaláctico, sospechando que las interferencias en las comunicaciones no eran del todo casuales. Apenas he tenido la sensación de cerrar un momento los ojos, cuando me han llamado para ver al supervisor.

—Hola. ¿Cómo estáis? —saludo animadamente a los dos ingenieros—. ¿También os han llamado a vosotros? Debe de ser porque somos los recién llegados… Por cierto, parece que se está preparando una buena tormenta, ¿no?

¿Seguro que solo es eso? ¿Un control rutinario, como quien va a fichar al trabajo? Si no fuese así, tampoco me extrañaría que la Compañía hubiera decidido tomar precauciones, al menos en lo que a mí respecta.

- Espero que tenga razón, señ... Claire. Mi experiencia en la colonia está siendo muy, uhm, interesante. No puedo esperar a poner manos en el mando de alguno de los vehículos de la compañía. No encuentras tecnología de ese tipo en Bombay... - Explicó con entusiasmo y un poco más relajado por las palabras de la ingeniera. Esa tranquilidad duró  lo que Faisal tardó en mencionar el asunto de la tormenta.

- ¿Qué tormenta? ¿Está seguro de lo que dice, señor Haddad? ¡Aree naheen! Sabía que algo malo sucedería pronto. Sólo espero que estas paredes resistan...

Sonriendo, enarco una ceja ante la preocupación del indio.

—Llámame Faisal. No hace falta que me trates con tantas formalidades, por favor. Y Nasim, puedes estar tranquilo. Los ingenieros que diseñaron los módulos de esta colonia sabían muy bien lo que hacían. No se me ocurre nada que no pudieran resistir. Al fin y al cabo, en este planeta hay tormentas constantemente, y la colonia lleva en pie treinta años. —Me encojo de hombros—. De todos modos, puede que esta en particular se desvíe o se disipe en el último momento, o que no sea tan fuerte… Pero, ¿habéis estado en el exterior esta mañana? Menudos golpes daba el viento. Mientras venía hacia aquí desde los módulos residenciales, me he tenido que cerrar bien la cazadora para que no se me llevara volando…

Doy un sorbo a mi té, sintiendo cómo escalda mi lengua y los alvéolos del paladar, mientras miro a la doctora Harker con curiosidad.

—¿Tú qué opinas, Claire? ¿Nos esperan unas horas, o unos días, de encierro forzado en estos búnkeres?

La puerta se abrió entrando el supervisor. Era un hombre alto de mediana edad y con una prominente barriga.

Hola buenos dias. Siento no haber podido hacer esto antes. Pero estamos hasta arriba de trabajo. Estamos sufriendo muchas interferencias y desde la Tierra nos están friendo a mensajitos. Tomo asiento detras del escritorio.​ Por favor sentaos. ¿Os encontrais bien? ¿ Que os parece la vida en Hadley´s Hope?

Iba a contestarle a Faisal cuando el supervisor abrió la puerta.

-Buenos días- saludó Claire mientras entraba. Arrastró una de las sillas y se sentó -. Es... diferente, pero por ahora no tengo quejas, señor.

Hadley's Hope, era el cambio de aires que necesitaba. Algunos habrían cruzado el país, o tomado un año sabático, pero Harker decidió cambiar a lo grande: otro planeta. Al menos, no tenía que ver constantemente a amistades ni familiares que se compadecieran de ella por su pérdida. Allí, simplemente, era una trabajadora más, con sus responsabilidades y su intimidad.

Ni siquiera llevaba la alianza en el dedo, sino que la tenía guardada en una cajita de su habitáculo. Era mejor para sanar las heridas, evitar todos los recuerdos posibles.

Mensajes... tengo que revisar mi monitor a ver si hay noticias de Rick.

La puerta se abre para recibir al supervisor Simpsons, un hombre de aspecto atareado. Lo saludo con una ligera inclinación de cabeza, mientras Simpsons se disculpa por su retraso. A continuación, nos pregunta amablemente por nuestro bienestar y nuestras impresiones de la colonia. Claire es la primera en contestar, con pocas palabras que dejan entrever que detrás hay mucho más. Ciertamente, nunca he tenido ocasión de preguntarle cómo acabó aquí, aunque parece el tipo de persona que se esconde tras el trabajo y un intachable sentido de la profesionalidad. Pienso un poco antes de responder al supervisor.

—Precisamente iba a preguntarle por eso, señor. Por las interferencias. Anoche no conseguí avanzar nada en mi evaluación. No estaría de más revisar los sistemas de comunicaciones. —Sonrío, delatando un inminente cambio de tema—. Por lo demás, todo bien, muchas gracias. La gente aquí es muy amable, como ocurre siempre en las comunidades pequeñas. Se han tomado muchas molestias en ayudarme y en hacerme sentir como en casa desde que llegué. Y de Acheron, ¿qué puedo decir? Es duro, pero está bien. Siempre me ha gustado la lluvia y el mal tiempo.

«Mientras no sea para toda la vida, claro», pienso. No puedo ni imaginar cómo debe de haber sido para los colonos que llevan aquí desde la fundación de Hadley’s Hope.

- Señor Simpsons, la vida aquí es buena, hay mucho para ver y aprender en cada rincón. Y el personal se muestra por demás solidario. En especial la doctora Salazar, quien ha sido muy amable en compartir conmigo un poco de su gran destreza manual... en primeros auxilios.

Nasim omitió mencionar sus muchas inquietudes en torno a su nuevo hogar. Prefería no hablar de ello con una autoridad que bien podía tomar nota de sus quejas y empezar algún tipo de seguimiento personal sobre él. Lo mejor sería esperar un poco más, y dar tiempo a que el lugar y sus habitantes hablaran por sí mismos.

Si cuando acabemos aquí puede ir a la central de comunicaciones a investigar el asunto. No hay problema.

El supervisor sonrió al ver que estabais bien adaptados.

Es una comunidad pequeña ciento cincuenta y siete habitantes. El entorno es duro. Pero aquí la comida es buena. No hay delitos ni altercados graves. La gente esta contenta. Y el destacamento de marines es mas testimonial que otra cosa.

Se recostó en su sillón

Si la verdad es que la Doctora Salazar es toda una luz en este planeta. No sabemos muy bien que la motivo a venir aquí. Pero oye no me quejo. Es una gran Doctora.

Estoy seguro de que pronto se encontraran como en casa.

- Señor Simpsons, le agradezco sinceramente esta calurosa bienvenida. Semejante gesto no quedará sin una justa e implacable retribución de mi parte. Trabajaré con la fuerza de mis brazos para honrarlo.

El indio miró entonces con cierta incomodidad al resto de sus camaradas colonos, esperando que otra persona dijera algo que diera a pie a una rápida y cordial conclusión para aquella reunión protocolar. No se fiaba en absoluto del relajado burócrata - supervisor, pero si al menos la mitad de las cosas buenas de su casi idílico relato resultaban ciertas, tal vez si podría empezar a llamar "hogar" a Hadley's Hope a pesar de todo.

-Sin duda, es un buen lugar para comenzar de cero, señor Simpsons- dije, incorporándome de la silla, y añadí: -Si no le importa, tengo que poner a punto un par de vehículos para los exploradores, salvo que requiera mis servicios para otros asuntos, me gustaría continuar con mis labores, señor.

Trabajar la distraía, algo que necesitaba con urgencia, pues necesitaba tener la mente ocupada para curar sus heridas. De pie, rodeó su silla y se situó detrás del asiento, apoyando ambas manos en el respaldo, esperando la respuesta del supervisor.

Nasim no tardó ni medio segundo en aprovechar la oportunidad de fuga creada por su compañera Claire, alistándose firme a su lado, cual soldado recluta en día de inspección:

- Eh, la señora Harker tiene razón. Y también yo debería poner mis manos sobre esos vehículos. El reconocimiento es una tarea de vital importancia desde, uhm, siempre. Por eso, si me disculpa, asistiré a la ingeniera Harker en sus labores. Tal vez podría ser su piloto de prueba. Soy bueno, mucho.

Cualquier cosa era más atractiva que perder el tiempo en la oficina de aquél burócrata. Y si esa cosa además involucraba velocidad, motores y ruedas, el día en verdad podía tornarse interesante.

Veo cómo mis compañeros se levantan de sus respectivos asientos, apenas un minuto después de que haya dado comienzo la trivial conversación con el supervisor, lo que me sorprende ligeramente. No obstante, nada me ha sorprendido más que la invitación de Simpsons a revisar el sistema de comunicaciones. ¿Acaso no tienen un ingeniero dedicado a las transmisiones de larga distancia que entran y salen de Hadley’s Hope? Es curioso que me ofrezca a mí, un recién llegado, echar un vistazo al asunto. Frunzo el ceño, momentáneamente confundido por las implicaciones de la concesión del supervisor, pero me guardaré mi conclusión hasta que sepa más.

—Muchas gracias por todo, señor Simpsons. Eso haré, a ver qué saco en claro. Pero antes, me gustaría pasar por el bar de la colonia. Me gustaría, ya sabe, empezar a familiarizarme con la gente de aquí. No todo va a ser trabajar, ¿no? —sonrío, aunque lo cierto es que mi motivación para visitar el bar es la de seguir indagando sobre lo sucedido. Es extraño. A pesar del poco tiempo que llevo en esta roca, se me hace bastante raro que nadie sepa nada acerca de los mineros desaparecidos. ¡Alguien tiene que saber algo! Miro un momento a Claire y a Nasim, preguntándome si ellos podrían conocer información al respecto, pero desecho la idea de inmediato, pues llevan aquí más o menos el mismo tiempo que yo. Por lo tanto, de momento no les hablaré de las desapariciones. No quisiera preocupar innecesariamente a nadie. Vuelvo a dirigir mi atención hacia el supervisor mientras me levanto, sin dejar de sonreír—. Bien, señor Simpsons. Nos vemos, pues. Luego me pasaré por comunicaciones.

Despidiéndome de mis compañeros, me dispongo a salir del despacho del supervisor. Aún hay mucho por hacer.

Sonrío cuando mostrasteis vuestro entusiasmo para trabajar. La verdad es que era una tónica nueva y diferente.

​Bien no quiero entreteneros mas. Marcharos. Y cualquier problema no dudeis en comentármelo.

Harker sonrió.

-Gracias, señor- dijo antes de salir de la oficina.

Esperó a que Nasin saliera y comenzó a caminar junto a él -Entonces, ¿me echas una mano con los vehículos? Hay uno que tiene un problema con la hidráulica, pero no termino de encontrar el fallo. Cuatro ojos ven más que dos, ¿no?- le dijo al ingeniero, con una sonrisa. Era perturbadora la expresión de Claire, pues se leía la tristeza en sus ojos azules, pero su sonrisa era encantadora.

El indio no esperaba que la ingeniera Harker considerada en serio su propuesta. Por eso, cuando el pretexto se convirtió en realidad, su  reacción fue por demás efusiva:

- ¡Será un placer, señora Harker! Ya estoy deseando enterrarme hasta los codos en ese chasis. La hidraúlica es una de mis pasiones. Je, no seré ingeniero como usted, pero estoy en ello...

Y vaya si eso era cierto. Nasim había aprovechado buena parte del pasado mes de adaptación para reanudar sus muy postergados estudios de ingeniería mecánica. A su entender, necesitaba todo el conocimiento posible si es que planeaba escalar rápido en la pirámide de mando de Weyland Yutani.

Al oír cómo los otros dos ingenieros salen del despacho de Al Simpsons justo después de mí, me doy la vuelta en el frío pasillo de acero y aleación de polímeros.

—¿Qué tal se os dan los sistemas de comunicaciones, por cierto? No tengo forma de conseguir una señal estable, ni siquiera con un amplificador potente. Si no es mucho pedir, no me iría nada mal un poco de ayuda técnica. Dentro de un rato me pasaré por la central de transmisiones para ver qué es lo que sucede. Si alguno de vosotros tiene tiempo para echarme una mano, estaría muy agradecido.

Aún sigue sin encajarme que la recepción esté fallando justo ahora y que no tengan a nadie tratando de solucionar el asunto. A lo mejor los intentos de Weyland-Yutani de ocultar información son aún más deliberados de lo que pensaba.

- Señor Haddad, puede contar conmigo. Lo ayudaré en cuanto termine la reparación. Mientras tanto, tal vez pueda usted indagar un poco acerca de Simpsons y los marines entre el resto de los colonos. Je, ya sabe, sólo para tener alguna que otra opinión calificada sobre las fuerzas de la ley y el orden.

Ambas tareas eran de gran interés para el mecánico indio. Pero para desgracia de su entusiasmo, le era imposible partirse al medio o clonarse para estar en dos lugares al mismo tiempo. Así que decidió priorizar su compromiso con Claire Harker, confiado en poder solucionar cualquier eventual problema con su gran experiencia y destreza.

- Señora Harker, creo que tiene trabajo para mí. Muéstreme el camino...