Partida Rol por web

¡La flor del amanecer nos sonríe estimado Astoran, castigaremos el mal que anida en este lugar con su favor!...

Con un nuevo impulso de fe en mi señora y aprovechando el vuelo iniciado levanto mi warhammer sobre mi cabeza que brilla con la luz sagrada, y tomándolo con ambas manos, me lanzo hacia la masa de fantasmas que se forma, agregando mi fuerza a la fuerza de gravedad del corto vuelo, haciendo el impacto mas certero y contundente...

Mientras caigo y el warhammer brilla, digo:

¡Sean liberados de su cautiverio almas condenadas y encontrad el camino de la redención hacia la luz divina, que siempre los acogerá...!

Astoran sintió el zumbido del objeto giratorio pasando por encima de su cabeza. Había alcanzado a agacharse justo a tiempo, y soltó un suspiro de alivio al volver a incorporarse, sin embargo no tenía tiempo para celebrar esa pequeñísima victoria ya que los fantasmas comenzaban a cercarlos. El guerrero ya tenía su espada en la mano, agradecía haberla desenvainado antes, por lo que la tomó con las dos manos y se dispuso a atacar a los fantasmas. 

"Maldición" pensó "Apenas diviso los fantasmas". Es que era cierto, la poca luz no dejaba que los pudiera ver con normalidad, y, para empeorar las cosas, la caverna era muy rocosa y sus movimientos con la espada se iban a ver entorpecidos. Astoran trató de divisar a los fantasmas que lo acorralaban, y cuando le pareció que podía ver a uno, atacó sin pensárselo dos veces.

El golpe del martillo solo hizo retroceder un poco al grupo de fantasmas, pero no los extermino como lo tenia planeado... De la oscuridad surgieron entonces unas manos que se introdujeron entre las comisuras de su armadura y lograron desprenderla en parte...

Con horror observo como mi sagrada armadura es desprendida levemente de parte de mi cuerpo haciéndola inútil...

¡Malditos engendros, he sido magnánimo con su sufrimiento pero el fuego de la diosa no se extinguirá y acabe con ustedes...! ¡RECIBID LA BONDAD DE LA DIOSA, SEÑORA DEL AMANECER!...

Dejo que mi cuerpo gire y con la fuerza del giro golpeo con mi martillo en una arremetida horizontal contra las criaturas de la oscuridad, en su giro mi martillo se enciendo con una suave luz divina...

Astoran dejó caer su espada contra los fantasmas, descargando todo su poder y fuerza, pero al parecer las espadas poco podían hacer contra los fantasmas, apenas si retrocedieron un poco, pero volvieron a la carga. El guerrero notó como su armadura cedía ante la presión y los golpes de los seres fantasmagóricos. En un momento y con un consecuente "crack'' la vieja y mellada armadura finalmente cedió, abandonando a Astoran luego de infinitos combates en los que el guerrero la había portado con orgullo, pero había cumplido con su cometido hasta último momento, evitando que los golpes llegaran a él. 

La rabia se apoderó del siempre tranquilo y pensante soldado, era muy difícil que pierda los estribos, pero esta situación lo llevó a enojarse, y descargó su rabia con una avalancha de golpes hacia adelante, frenéticos y casi ciegos. No tenía conocimiento de magias, ni tenía nada más que pueda ayudarlo que su espada, por lo que solo le quedaba confiar en ella...

Astoran descargó toda su rabia contra los fantasmas, o eso creía... En su torbellino de furia el guerrero lo único que no golpeó fue justamente a los espectros, ya que golpeó cuanta piedra se cruzaba en su camino, y en un momento, hasta tropezó con una de las piedras del suelo y los fantasmas aprovecharon para golpearlo. Astoran acusó el golpe, y se enojó aún mas, pero no podía volver a repetir lo mismo ''Debo tranquilizarme'' pensó, los fantasmas eran superiores a ellos, ya que a su compañero no le estaba yendo bien tampoco, parecía que el ataque físico no era lo mejor para enfrentarse a los fantasmas, pero no tenía otra opción, por lo que esta vez optó por esperar a tener un golpe más seguro y descargó su espada contra los fantasmas.

Mis heridas sangrantes, se hacen más profundas y mi warhammer es insuficiente contra estas criaturas... Solo me queda mi fe en la flor del amanecer y su benevolencia...

¡Astoran los hados nos son contrarios, pero si he de morir hoy moriré con honor, sirviendo a la Diosa...!

Cierro filas al lado del fiero guerrero, y dispongo mi ultimo aliento para combatir al mal que traen estos espectros... La fe guía mi golpe, y golpeo el corazón de estos fantasmas con la luz sagrada en un barrido horizontal...

¡Que la Diosa os ilumine...!

La luz iluminó al fantasma justo cuando su espada le atravesó la cabeza "Bien, la suerte va cambiando" penso Astoran, pero no era lo que parecía, la espada atravesó la cabeza del fantasma, que no recibió daño alguno y lo atacó sin que Astoran pudiera defenderse "¿Qué es esto?" pensó mientras veía como su compañero perecía a su lado. 

El guerrero por fin supo que hacer, esta batalla no podría ganarla, su espada no servía de nada, por lo que decidió dar media vuelta y huir, dejando la sala.

Sigmar cae despues de su último golpe, las garras de los espectros atraviesan su corazón. Sus alas se mueven espasmódicas mientras su cuerpo se derrumba sobre el suelo de la tumba y el silencio se cierne sobre el lugar... Una luz intensa emerge del cuerpo muerto de ser alado y atraviesa la caverna veloz y certera al seno de la Diosa, la fe lo salva de la condenación y otros ocuparán su lugar en la lucha contra la sombras y la maldad...

Osea, básicamente ahora debo hacerle la entrada a la siguiente sala, ¿No?

Un sudor frío y un sentimiento de culpabilidad arrebataron tu alma. ¿Por qué no pudiste proteger a tu compañero? ¿Tan poco valías como guerrero? Si tu familia hubiera estado en la misma posición, ¿También la habrías dejado morir? Un sentimiento de culpabilidad te asechaba por todo el cuerpo, mientras corrías entre la oscuridad y el sector rocoso.

La nueva sala a la que llegaste era igualmente de rocosa que la anterior, pero era mucho más iluminada…y para tu terror, se veía mucho más grande. Podías sentir una gran respiración en medio de la oscuridad, y mientras allí estabas, comenzaste a sentir un fuerte temblor en toda la tierra. Del medio del lugar salió un hombre que no parecía llevar ningún arma y parecía sonreírte, dándote la bienvenida;

-Vaya, vaya, vaya, pensé que cuidarías más a tu amigo, ¿Has querido venir a recibir mi saludo a solas, aventurero? Será un placer para mí atenderte. –

Dijo el vampiro con una gran sonrisa. A ti no te daba horror su apariencia, se veía muy musculoso y parecía un artemarcialista…pero él no hacía temblar la caverna, era el dragón negro, inmenso, gigantesco que venía inmediatamente tras de él.

Si antes sentías miedo…ahora sentías que estabas conociendo el horror en persona.

Astoran corrió por la sala a los tropezones tras ver caer a su compañero, se sentía terrible por no haber podido ayudarlo, pero se decía todo el tiempo que no podría haber hecho nada para salvarlo, pero que sí podría hacer algo para vengarlo.

Cuando llegó a la siguiente sala, descubrió que era igual de rocosa, pero que estaba iluminada. Un temblor en la tierra seguido de otro casi hacen que pierda el equilibrio, y caminando hacia él por la enorme sala logró ver un hombre sonriente, el guerrero se quedó paralizado 

-Vaya, vaya, vaya, pensé que cuidarías más a tu amigo, ¿Has querido venir a recibir mi saludo a solas, aventurero? Será un placer para mí atenderte. –

Cuando el hombre dijo eso, el guerrero estalló de rabia, pero cuando abrió la boca para responder se quedó helado, lo que provocaba los temblores en la caverna era un inmenso dragón. Astoran no supo qué hacer, tenía que enfrentarse a los 2 al mismo tiempo, y tenía que hacerlo por su familia, su honor y su compañero...

Sin meditarlo mucho tiempo tomó su espada y se lanzo directamente contra el hombre musculoso, ya que si podía matarlo rápido pelearía solo con el dragón, en cambio al dragón seguramente le llevaría mas tiempo vencerlo.