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Ancha es Castilla

La Muerte del Cardenal

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23/02/2013, 15:24
Director

Hace ya casi dos años que murió el Rey Fernando y que se espera la llegada de Carlos, su nieto, para jurar su cargo. El descontento es visible, a pesar de que el Cardenal Cisneros ha sido capaz de controlarlo todo con mucha habilidad. Los nobles, cada día más descontentos con su futuro rey, ansían su llegada para imponerle sus exigencias. Muchos sois conscientes, e incluso partícipes, de las intrigas que recorren la corte: se empieza a pensar que Fernando, hermano de Carlos criado en Castilla, con ahora 14 años, podría ser un mejor rey que aquel que ni siquiera viene a honrar la muerte de su abuelo, ni a su madre.

Hace meses que Don Carlos se autoproclamó rey en Bruselas. Para Castilla esto supone un gesto de desprecio inimaginable, pero el Cardenal ha intentado poner tranquilidad, y asegura que llegará muy pronto.

Nos encontramos en 1517, en otoño, en Roa de Duero, Burgos. La comitiva que acompañaba al Carcenal Cisneros a recibir a Don Carlos, con algunos de los nobles más importantes de Castilla y el propio Fernando, se ha visto obligada a detenerse. En una de las habitaciones de la colegiata de San Juan, el Cardenal se muere. El resto de la compañía, alojados en palacios de diferentes nobles de Roa, discuten sobre el significado de este suceso, mientras el Cardenal lucha por la vida a sus 80 años.

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25/02/2013, 21:46
Alejandro Montero y Viñales

Alejandro estaba sentado en su cuarto delante del fuego, tomando una excelente copa de vino navarro, pensando en sus cosas, cuando un criado le informó de la suerte que en ese momento corría el Cardenal. 

Abrochándose la camisa interior y tirando al suelo la manta con la que se cubría su siempre dolorosa pierna izquierda, cogiendo un bastón, se levantó apoyándose en este, murmurando:

- Puta pierna, siempre igual...

Con un poco de dolor, se levantó y le dijo a su criado que le llevara a la habitación del Cardenal, donde por supuesto, no podría entrar, pero seguro que habría alguien fuera al que preguntar por su estado actual.

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28/02/2013, 12:53
Juan de Olaizola

El crujir de las hojas bajo el cuero de mis botas acompaña cada uno de mis pasos. Camino lentamente junto a la orilla del Duero, contemplo los tonos ocreaceos de ancianos robles, fornidos alcornoques y robustas encinas que se mecen placidamente al compas del viento otoñal.

Respiro profundamente disfrutando de la humeda brisa fluvial mientras cierro los ojos para escuchar el saltar del agua entre las rocas del cauce.

- Por que habre venido yo aqui? -

Nunca he sido un gran partidario de las comitivas y pompas caracteristicas de los eventos aristocraticos. No obstante, se me solicito formar parte de la guardia de honor que acompañaria esta 'expedicion diplomatica' para la ansiada reunion con el nuevo rey.

- Como iba a negarme yo a ver en persona al heredero de Maximilano? -

Imagenes y recuerdos de algunos de sus mecenazgos aparecen repentinamente en mi memoria. Retales de las grandes obras de arte enmarcadas en el sobrecogedor contexto de la Santa Croce. Es como un estupor, como un sueño estival que me devuelve al aroma del candil y a largas horas en las camaras de codices siendo enseñado en los saberes clasicos por ilustres hombres.

Aparto esos pensamientos de mi cabeza y vuelvo al crujir de las hojas bajo mis pies. Necesitaba dar un paseo para alejarme por un momento de tanto noble. Cumplido el objetivo, acelero el paso y me encamino hacia la colegiata.

Una vez alli, me dirijo a la antecamara de la habitacion del Cardenal donde varias personas esperan la suerte de nuestro regente.

- Alguna novedad? - pregunto a nadie en particular una vez personad en el lugar.

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28/02/2013, 15:38
Gerónimo Garcinuño Blázquez

Era la quinta vez que Gerónimo retocaba la pluma que adornaba su sombrero antes de salir hacia la habitación del Cardenal. Su hermano le había pedido que acudiera allí mientras el terminaba de solucionar algunos asuntos de la familia para con algunos de los miembros de la comitiva y  aquello le ponía nervioso. No era su elemento, no era donde el se sentía cómodo ni mucho menos. Se sabía capaz de manejarse en cualquier situación normal, pero la posible muerte de una persona de tamaña importancia le inspiraba respeto, mucho respeto. 

Por fin logró que la pluma se acomodara a la doblez de la tela del sombrero tal y como a el le gustaba. Se puso el tocado y revisó sus ropas, elegantes pero sencillas. Toco todas y cada una de las hebillas de las que dependían cinturón, vaina de espada y daga hasta que estuvo seguro de que todas estaban en su sitio correcto y preciso. Se alisó las calzas y el jubón acuchillado y terminó pasando sus manos por la barba comprobando su longitud.

Tendré que recortarla en breves...

Finalmente se echó a los hombros una capa de lana y, tras santiguarse, salió de su habitación en dirección hacia la colegiata de San Juan, a apenas dos calles del palacete donde se habían alojado su hermano y otros nobles abulenses. Recorrió las calles con paso firme, intentando que el barro de la calle no alcanzara sus calzas impolutas, cosa que para los zapatos le importaba menos ya que el color del barro se disimulaba con el marrón oscuro del cuero del que estaban hechos. 

Antes entrar en la colegiata saludó a los guardias y se descubrió la cabeza al cruzar el umbral. Sin prisa recorrió los pasillos del edificio, recordando las indicaciones de su hermano sobre como llegar hasta los aposentos del Cardenal. Cuando llegó a su destino observó que no era el primero en llegar, aunque, sabiendo el tamaño de la comitiva era probable que tampoco fuera el último.

Buenos días nos de Dios-saludo a los allí presentes, sin atreverme a preguntar todavía por la salud del prohombre que agoniza tras la puerta.

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28/02/2013, 19:17

Tienes que ir a ver el Cardenal me dijo Es muy importante para los asuntos familiares, y estando tu hermano ocupado, es tu deber para con nosotros, cumple con ello Ramón

Odio tener que viajar a caballo, y más si no puedo para en alguna hacienda a descansar o en las tabernas locales. ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAA!! el gritó desquito a Monber del viaje.

Por fin en la ribera del Duero, curioso sitio este de Roa del Duero el joven gallego se dirige en busca de un sitio donde descansar antes de intentar conseguir una audiencia con el Cardenal. Espero que mi padre dejará todo atado para poder hablar con Cisneros, por que si después de semana y media de viaje no me recibe....... -suspiro-

Uno de los acompañantes de Ramón Bermúdez del Miño, el joven llamado Eupín parece señalar un lugar donde pasar la noche.

El hospedaje se encuentra lleno de gente, gente bebiendo y gente divertiéndose;no obstante Monber solo quiere irse a dormir, parece dirigirse hacia donde se encuentras los latres antes de cualquier otro mozo le diga donde estén.

Una persona le coge del brazo, Monber le mira a los ojos, es Pacoros, el viejo, gruñon, monje franciscano, otro de los acompañantes de Monber por designio de su padre, especialmente de su moralidad; el monje esta llorando, algo realmente raro de poder contemplar.

Ante la cara de extrañeza, el joven franscicano le dice algo al oído, en ese momento Monber abre los ojos de golpe, se despierta.

Chicos tenemos que ir a ver al Cardenal antes de que muera

Un grupo formado por Monber y sus seis leales, salen de la taberna corriendo.

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28/02/2013, 22:01
Rodrigo Maldonado Pimentel

Sabía que era un honor formar parte de la comitiva del cardenal, aunque era aburridismo. Lo que yo necesitaba era algo de acción, y no esas marchas interminables a caballo. Aunque ahora la cosa había cambiado, el cardenal no iba a aguantar mucho más.

Decidí escribirle a mi padre para contarle todo lo que ocurría y que me contestara diciendome cómo tenía que actuar, ya que todo esto se escapaba a mi competencia.

Mientras esperaba la respuesta de mi padre, me presenté en la puerta de las habitaciones del cardenal y ví cómo, evidentemente, no era el único esperando noticias. Había mucha gente importante y de buena familia, aunque también había otras personas de baja cuna que por alguna extraña razón también se encontraban allí No sé que pinta aquí esta gente, ¿no deberían estar cuidando los caballos o algo parecido?

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28/02/2013, 23:01
don Juan Esteban Manrique de Lara y Cardona

Maldición- oyes a tu padre al otro lado de la puerta. Entras en sus aposentos y ves que está rodeado de sus hombres de confianza y que están leyendo una misiva.

Se gira hacia ti y te indica una silla. Juan, el Cardenal se muere, y el rey no ha llegado. Ya sabes lo que eso significa. En Aragón los ánimos están calmados por que tienen su virrey, hasta que llegue el rey Carlos.

Se sirve otro vaso de tinto. Estaban casi en sus tierras, famosas por sus caldos. Y el cardenal decide no llegar hasta Navarra a esperar al rey flamenco.

En Castilla será diferente. Muchos prefieren al hermano del rey, porque piensan que será más fácil de manipular. Y hay quien está afilando las espadas.

Se levanta, nadie dice ni palabra. Todos saben lo que significa, y por tu cabeza resuenan las lecciones de tus mentores. Guerras civiles, hermanos contra hermanos, el final de una era... recién empezada.

Ve a la colegiata, entérate de qué ocurre. El cardenal no durará, debemos enterarnos de quien quiere qué, quienes nuestros amigos y nuestros enemigos.

Hago un saludo y salgo. Le hago un gesto a un par de mi séquito y me dirijo a la colegiata de San Juan, a enterarme de los rumores y noticias. 

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04/03/2013, 18:53
Doña Mencía de Cárdenas

Una señora algo mayor, vestida de viuda y muy bien engalanada, sale tras una doncella, que es quien le abre la puerta, de la habitación en la que se espera la expiración del Cardenal. Es Doña Mencía de Cárdenas, la dueña de la villa de Roa, y noble anfitriona de algunos de los más nobles viajeros, incluído el Infante Don Fernando. Se santigua mientras atraviesa el arco de la puerta y levanta la mirada, fingiendo sorpresa ante la comitiva de deseosos de noticias.

Pone cara muy grave, -El Cardenal se encuentra muy mal. No sufre, sólo está muy cansado. Pero, por Nuestro Señor Dios, no hablemos de la suerte de ningún anciano en algo tan frío como un pasillo, acompáñenme por favor. La dama camina por la Colegiata como si se tratara de su propio castillo, aún tratándose de un lugar religioso. Hace una señal a su dama, una joven asombrosamente fea, con una enorme verruga en la mejilla que intenta tapar con el velo que lleva en el pelo, y ésta se dirige en pasitos rápidos y cortos hacia un gran salón cubierto de bancada para abriros camino.

Una vez dentro, Doña Mencía preside la bancada en el primer asiento a la derecha.

-Mis queridos caballeros,- podéis notar una ligera amargura en su voz al pronunciar el saludo, -se sabe, el Cardenal se muere. El médico no le da más de dos días, que son los que debemos tardar en tomar una decisión sobre la comitiva de saludo de su Señoría Don Carlos*.- Algunos de los presentes se revuelven incómodos debido al claro rechazo al nombramiento del susodicho como rey en tierras extranjeras que ha mostrado Doña Mencía. -Hay que partir hacia Laredo en cuanto el Cardenal pronuncie sus últimas palabras.

Los presentes se miran unos a otros, algunos murmurando. La mayoría están allí acompañando al Cardenal, y tienen claras dudas sobre lo que podría suceder en cuanto Castilla dejara de tener regente.

Notas de juego

*os recuerdo que en Castilla a los reyes se les trata por "Gran Señoría" o "Gran Señor", a los nobles como "Señoría", "Señor", "usía", en función de su rango, "don" para la gente normal (o sea, nobles de nivel bajo xD). No hace falta que lo uséis todo el rato xD

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04/03/2013, 20:19
Juan de Olaizola

No puedo evitar dejar escapar una timida sonrisa en la comisura diestra de mi boca al escuchar las palabras de Doña Mencia. No es que me alegre la noticia del estado de Su Eminencia, a quien tendre en mis proximas oraciones cuando sea que ocurran, es la idea de ir finalizando esta ceremoniosa procesion de nobles descontentos la que me hace sonreir. Eso, y la expectativa de conocer en persona al Habsburgo.

Miro a mi alrededor y contemplo el descontento, ansiedad y nerviosismo de muchos de los presentes.

- Partidarios del Infante sin duda... o tal vez ambiciosos oportunistas deseosos de volver a tiempos de Enrique IV... -

Recuerdo las historias que mi padre me contaba de la Guerra del 65. Mi sonrisa desaparece al instante. Despues de tantos años luchando por nuestro Reino, lo ultimo que quiero es una nuava lucha dentro de nuestro Reino. La idea de una vuelta a los ideales de hace cien años me produce un vuelco en el estomago. No pienso permitir que las nuevas ideas nacidas en el seno del Sacro Imperio mueran a las puertas de Castilla.

Miro con ojos entrecerrados a los presentes intentando sopesar quienes de los asistentes suponen una mayor amenaza para la unidad del Reino y la nueva dinastia entrante.

- Venga, - murmullo hablandole al cuello de mi camisa de tal modo que solo alcance a escucharse por aquellos sentados a mi alrededor y con una mirada casi desafiante a mi alrededor - quien sera el primero en pronunciarse contra el Habsburgo? -

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04/03/2013, 20:50
Alejandro Montero y Viñales

Cuando la señora salió de las estancias del Cardenal, Alejandro giró sobre su pierna buena y su bastón para encarse hacia ella, e hizo un leve balanceo de cabeza saludando a la señora del lugar en señal de respeto.

Cuando les contó lo sucedido, Alejandro se santiguó, esperando que el Señor le diera fuerzas al Cardenal para afrontar sus últimas horas y le recibiera a su lado.

Pero en la vida terrenal, las cosas para los mortales se ponían muy crudas, sobre todo para la unidad española, pues sabía que había partidarios del nuevo Rey flamenco y del Infante Fernando. El no estaba allí para decidir esas cosas, el quería una audiencia privada con el Rey, fuera el que fuera.

Alejandro entonces miró al hombre que susurraba a su camisa y no exponía sus preocupaciones en alto, y le dijo:- Creo que ninguno de los de aquí duda de la legitimidad del Rey, parece que su merced espera que alguien difame contra su Gran Señoría?

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04/03/2013, 21:11

Llegó con tiempo a la Villa del Regente, los criados me dejan pasar en la estancia, y recibo la confirmación de el lamentable estado de Salud de su Señor. La Señora de Villa Roa, nos comunica a sus presentes el estado actual de la salud de Cisneros.

Ahora que habiamos llegado, no podré hablar con él Monber se deja llevar el sentimiento de tristeza de la sala.

En la sala, la comitiva, nobles y otra gente de la Villa comenta la situación del Habsburgo.

De entre ellos, un militar, según parece, da a entender como se posicionaría la gente ante el extranjero.

Creo que no ha sido buen momento en el que llegue, y la situación parece que obliga a tomar bando, o no, no me gusta nada Por suerte, los leales de Monber se han quedado en el pasillo.

El joven hidalgo de la Casa Bermúdez, no es conocido,y por ello Será mejor pasar desapercibido hasta que las cosas tomen un cauce

Señor, ten compasión de Monseñor Cisneros, el leal Pacoros, estaría de acuerdo.

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05/03/2013, 04:18
Rodrigo Maldonado Pimentel

Aunque se esperaba la noticia, fué bastante impactante escucharla de los labios de Doña Mencía de Cárdenas. Ahora nos pedía que decidieramos cómo actuar ante la comitiva de saludo, y se notaba bastante tensión en el salón Esto no es bueno, nada bueno, habrá que esperar a ver cómo se posicionan y luego medir bien las palabras... ¡Puta suerte! Yo no estoy preparado para esto. Por ahora será mejor que guarde silencio y esté atento a lo que digan los demás, aunque tampoco podré permanecer callado mucho más tiempo. ¿Qué haría Pedro en esta situación?... Tengo que dejar de pensar en lo que haría mi hermano y empezar a pensar por mí mismo, ¡ya soy un hombre!

 

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05/03/2013, 13:38
Gerónimo Garcinuño Blázquez

Tras un saludo sencillo pero suficiente Gerónimo siguió en siliencio a Doña Mencía junto con el grupo hasta la estancia donde se sentaron. Allí escuchó, con cara apenada y mirada de sincera rabia por la muerte del regente que tan bien había servido a Castilla y al Señor Todopoderos, las noticias que portaba la noble.

Ave María Purísima-susurró bajando la mirada cuando terminó de oír la noticia mientras sus dedos hacían la señal de la cruz sobre su rostro y pecho.

¿Y ahora qué?¿Quién recibe al extranjero?...

Sus pensamientos son interrumpidos por las palabras del hombre que portaba un bastón y dirige su mirada hacia él y luego hacia el interpelado.

Parece que ya tenemos un partidario del que todavía ni siquiera ha llegado al Reino y alguien que no se si está a favor o simplemente busca que alguien estalle y diga lo que muchos ya piensan sobre el joven alemán...-Pensaba Gerónimo mientras sus dedos recorrían las vetas de la madera de la mesa cómo buscando la solución del dilema entre ellas y sus ojos quedaban fijos en el soldado.

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05/03/2013, 21:42
Don Juan Zapata

Uno de los hombres que vino acompañando la comitiva desde Madrid, familia política del joven Rodrigo Maldonado, se pone en pie y levanta la voz.

-Mi señora, con todo el respeto, no veo el problema. Todos los que acompañamos al Señor Cardenal somos dignos de recibir a su Señoría Don Carlos y, diría yo más, es nuestro deber hacerlo en ausencia del pobre Cardenal una vez hayamos honrado su alma.- Se sienta, resuelto.

Se reavivan los murmullos. Claramente, hay unos cuantos partidarios de volver rápidamente a sus castillos antes de que alguien intente quitárselos.

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05/03/2013, 21:57
Juan de Olaizola

Asiento en silencio a las palabras de Alejandro aseverando que, en efecto, mucho me temo que mas de uno de los presentes dude de la legitimidad del Habsburgo.

- ¿Difamar? No, no creo que atreviérense a tal riesgo. Al menos, no fuera de las comidillas de pasillo - Le contesto en voz baja

Sus palabras me hacen recapacitar no obstante.

- Su Gran Señoria... mmmm -

Más aun tras la intervención en público de Don Juan Zapata. En su discurso no falta razón, mas hay algo en el que no termina de gustarme...

Sin poder contenerme un segundo mas, me levanto levemente de mi asiento.

- Mierda - pienso mientras un leve enrojecimiento invade mis mejillas - no me importa hablar en publico, pero una audiencia de esta cuna... esto es muy distinto a mis oyentes habituales de las colunelas... -

- Mi buen Señor Don Juan, usía tiene toda la razon. Es más, todos los presentes no sólo son dignos, sino que su presencia es más que requerida a fin de jurar lealtad y mostrar su apoyo incondicional a su Gran - recalco esto ultimo que han parecido olvidar tanto Doña Mencía como él mismo - Señoría Don Carlos de Habsburgo -

Vuelvo a sentarme. Mi vista se nubla por un segundo mientras intento calmar la acelerada respiracion y los latidos de mi corazon martillean mi pecho como los cascos de un destrero. Por fin controlo mis nervios y respiro profundamente.

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06/03/2013, 20:07
don Juan Esteban Manrique de Lara y Cardona

El ambiente se está caldeando. Parece que mi padre tenía razón, se acercan tiempos interesantes.

Sin levantarme de la silla, para no encender más los ánimos:

Doña Mencía, no creo que haya nada que discutir. La comitiva para recibir a su Gran Señoría debe partir tan pronto el cardenal se reúna con nuestro Señor Hacedor. Creo que hay aquí bastantes buenos y fieles vasallos de Castilla para darle el recibimiento que se espera de nosotros.

Bajo un poco la voz:

Seguro que cada uno será recompensado por su lealtad al nuevo soberano.

 

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06/03/2013, 20:44
Alejandro Montero y Viñales

-Oh claro, todos están aquí cuales buitres a demostrar quien es más leal al nuevo Rey. Eso me da igual, yo estoy aquí por el derecho que nos fue privado.-  pensó Alejandro.

-Sea pues, recibamos a su Gran Señoría.- dijo mirando su bastón, girándolo a modo de entretenimiento, pero mostrando su nerviosismo o impaciencia, no se sabía.

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07/03/2013, 06:54
Rodrigo Maldonado Pimentel

Después de las palabras de Juan, el resto de los asistentes parecía tener más claro lo que había que hacer, recibir a la comitiva nosotros mismos. Estaba claro que la mayoría lo hacía para ser recompensados en el futuro, pero, ¿Quién de ellos lo hará porque realmente apoya a Don Carlos?

Había llegado el momento de pronunciarme, sino el resto pensarian que soy un mero títere que no sabe tomar sus propias decisiones - Supongo que todos estamos de acuerdo en que Don Juan tiene razón, somos nosotros quienes tienen que recibir a su Gran Señoría. Ahora la cuestión que deberíamos debatir es la de quien se encarga de liderar esta comitiva

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07/03/2013, 15:57
Gerónimo Garcinuño Blázquez

Cuando Don Juan Zapata habló, la mirada de Gerónimo se iluminó en parte, sabedor de que al menos alguien apoyaba a Doña Mencía y los intereses más cercanos a los que sostenían los Dávila, si bien no tan radicales, en relación al joven Carlos y sus posibles aspiraciones a usar Castilla como fuente de ingresos y hombres para engrandecer al Sacro Imperio. Sin embargo, cuando los demás asistentes continuaron su rostro se tornó más serio y preocupado ante la aparente despreocupación por estos temas de sus compañeros de mesa.

Caballeros,-empezó con voz pausada mientras sus dedos seguían acariciando la madera-creo que si bien todos estamos de acuerdo en que debemos recibir a su Gran Señoría Don Carlos-dijo pronunciando el "Gran" con el menor aliento posible- tan prontamente como nuestro querido Cardenal se encuentre con el Todopoderoso, no todos estamos de acuerdo en qué términos hacerlo. Ya que hemos de reconocer, por no faltar a la verdad, que ha sido falto en respeto hacia la Reina Juana y que ha hecho que se le corone fuera del Reino, lo cual ha mi parecer no es asunto menor.

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07/03/2013, 18:11
don Juan Esteban Manrique de Lara y Cardona

Ya estamos con las medias palabras y los tejemanejes.

Los términos están más que claros. Vamos a recibir al legítimo rey de Castilla y Aragón, hijo mayor de la Reina Juana y descendiente directo de los Reyes Católicos. El cómo y dónde un rey decida coronarse no es algo que ataña a sus súbditos, al menos no a los que le son leales.

No toleraré más discusiones sobre este tema. Si alguna de vuestras señorías no está dispuesta a recibir a su Gran Señoría tal cual corresponde como rey de Castilla, será mejor que no siga el camino hasta Laredo.