Partida Rol por web

El perro no había aparecido y la tormenta se aproximaba.

Los únicos habitantes del planeta además del Hombre Malo decidieron refugiarse en el rancho propiedad de Mike Ames, a cinco kilómetros de Hellmouth. Una carretera que apenas se dibujaba en el accidentado terreno del desierto llevaba hasta allí. Mike Ames no era el hombre más hospitalario, pero su hogar era una enorme casona de cuatro pisos, bien resistente. Un lugar con espacio más que suficiente donde se podrían guarecer y prepararse para la tormenta. El hecho de tener un tanque completo de combustible sin utilizar también era una razón de peso para dirigirse hacia allá.

Abría la marcha la furgoneta de Uli, con Kevin y Richard en ella. Uli todavía se aferraba a la creencia que todo aquello tenía una explicación lógica, Kevin no podía apartar la mano de la culata de sus Colt y Richard sentía como el día se oscurecía con la llegada de la tormenta, que también ensombrecía su ánimo.

Tras ellos, Kenneth se había visto obligado a ponerle la capota al cadillac. La tormenta de viento lanzaba arena al parabrisas como si fuese lluvia. En el asiento de atrás, Rebecca y su hijo se abrazan. La mujer esperaba que Chispita hubiera encontrado un lugar donde refugiarse de la tormenta. Tim sabía que su mascota había encontrado un lugar, y que no estaba sólo. Y eso lo aterraba.

Se encontraban a un par de kilómetros del rancho Ames cuando...

Cada vez se hacía más dificil conducir por ese camino. El sol comenzaba a ser cubierto por las arremolinadas nubes negras, convirtiendo lo que hacía unas horas era un día soleado en una tarde gris. Parecía como si estuvieran entrando en otro mundo.

Ken vio como se había separado bastante de la furgoneta de Uli. Cuando pisó el acelerador para no perder terreno sintió algo extraño con el pie, como si pisase algo mullido.
Extrañado, bajó la mirada a sus pies, a los pedales del cadillac.

Los ojillos de la enorme rata le miraron fijamente, brillantes, malvados. Con un chillido la alimaña saltó a su regazo para tirarse a su cara.

Cada vez se hacía más dificil conducir por ese camino. El sol comenzaba a ser cubierto por las arremolinadas nubes negras, convirtiendo lo que hacía unas horas era un día soleado en una tarde gris. Parecía como si estuvieran entrando en otro mundo.

De pronto, al ver por el espejo retrovisor como el cadillac de Kenneth giraba de pronto sobre sí mismo y se salía de la pista para desaparecer por un terraplén junto al camino, Uli frenó en seco la furgoneta.

El automóvil había desaparecido totalmente de la vista, y los tres ocupantes de la furgoneta, durante un segundo, fueron incapaces de articular palabra por la impresión.

Todo sucedió demasiado rápido. El automóvil giró sobre sí mismo, el ruido de los neumáticos sobre las piedras del camino se convirtió en un estruendo, para después comenzar el bamboleo cuando el cadillac empezó a caer por el terraplén junto al camino. Los gritos lo llenaron todo.

De algún modo, Kenneth consiguió mantener el control del cadillac mientras descendía por el terraplen de piedras, evitando que volcara y empezase a dar vueltas de campana.
El impacto fue, a pesar de todo, brutal al llegar abajo...

Segundos después, Ken despertó sudando. La boca le sabía a sangre y a tierra y el polvo llenaba el interior del coche. La tormenta azotaba las ventanillas. Se sobresaltó al recordar lo que había visto justo antes de perder el control del cadillac, pero no había rastro de ella por ninguna parte.

El joven se volvió, sintiendo un intenso dolor en el cuello. En el asiento trasero, Rebecca apoyaba la cabeza contra una agrietada ventanilla. El lado de la cabeza con el que se había golpeado estaba rojo de sangre, con fragmentos de cristal clavados contra su sien. Miraba confusa hacia Ken, viendo sin ver.

Tim reposaba sobre el fondo de la parte trasera, gimiendo, echado cuan largo era, con uno de sus brazos doblado en un ángulo imposible.

Uli para!, donde esta mi hermano?, sacando la cabeza por la ventanilla de la fuergoneta, haciendo un gran esfuerzo por el viento de la tormenta grita con todas sus fuerzas. Kenn!!!! donde te has metido Kenn!!!. Vuelve a entrar. Tenemos que parar Uli, ha devido retrasarse..., o perderse... con esta maldita tormenta de arena no se ve nada. Kevin mira al viejo Uli el cual esta muy concentrado en el pequeño camino de tierra.

El alarmado aviso de Kevin hizo que Uli mirase por el retrovisor. El cadillac había desaparecido.

—¡Dios Mío! —exclamó y aplicó los frenos. Volvió a arrancar, dando una vuelta en U y aceleró por la ruta, en la dirección de Hellmouth. Cuando divisó el auto, a un lado del camino, detuvo la furgoneta y descendió

—Kevin, coge el botiquín, es la caja a tus pies. —indicó, con urgencia.

Con el corazón en un puño, corrió hacia el coche, con todas las velocidad que le permitían sus años.

me sabe tan mal tener que partir sin chispita que apenas tengo ánimos para tim, que parece de lo más abatido. viajo absorta en el asiento de atrás, abrazando a tim, cuando kenneth da un volantazo sin darnos tiempo reaccionar. el coche se precipita por un barranco a gran velocidad. que ocurre kenn?! páralo!!!!! el choque es inminente, sujeto a tim con todas mis fuerzas y después todo se vuelve oscuro. cuando abro los ojos, parpadeo un par de veces, apenas recuerdo lo ocurrido. solo soy consciente de que me duele la cabeza. tim?

Kevin con rapidez cogió el botiquin como Uli le havia dicho, pero antes de salir de la furgoneta miro a Richards. Quedate aqui Ric, esta tormenta es muy espesa y puede que al regresar no encontremos la camioneta, al menos si tu gritas podremos guiarnos por tu voz. Sin esperar las replicas de Richards Kevin sale como un rayo detras de Uli guardando la minima distancia para no perderlo de vista. Los has visto Uli, donde estan, donde?. Kevin no logra ver casi nada, con su brazo derecho se sostiene el sombrero y lo baja hasta la altura de los ojos para que no le entre arena. Kenn!!, Rebecca!!, Tim. Grita Kevin desesperado.

Tim esta mareado. Abre los ojos. Todo esta borroso. Poco a poco su vista se aclara y ve como el coche no esta como deberia.

Entonces llega el dolor.

Su brazo. Le duele. Le duele mucho, y no lo puede mover. Donde esta su mama? Desesperado y llorando comienza a gritar.

-MAMAAAAAAAAAA!!!

Con la tormenta de aire rugiendo a su alrededor corrieron hasta el borde del terraplén. Kevin se había adelantado a Uli y ya miraba hacia abajo, donde el cadillac había quedado medio encajado en una especie de zanja tras salirse del camino y descender toda la pedregosa pendiente.

El menor de los Kerr no se lo pensó dos veces y bajó a la carrera por el terraplén, con las piedras soltándose bajo sus botas mientras el viejo Uli hacía lo mismo, pero usando ambas manos y descendiendo con lentitud mientras maldecía por el esfuerzo.
Cuando por fin llegó abajo, Kevin ya había abierto la puerta de la parte posterior del cadillac. Kenneth estaba a su lado. Parecía estar en buenas condiciones, pero sangraba por la nariz y se llevaba la mano al cuello con dolor. Al asomarse al interior del coche, tras echar a un lado a Kevin, el antiguo médico constató que los dos ocupantes se habían llevado la peor parte. Rebecca se había dado un fuerte golpe en un lado de la cabeza, tenía una hemorragia abierta y cristales de la ventanilla incrustados en la cabeza. La joven mujer estaba aturdida y desorientada.
A su lado, Tim sollozaba. Al ver el modo en que el brazo izquierdo del chaval se giraba sobre sí mismo, Uli supo que se lo había dislocado a la altura del hombro.

En la furgoneta, Richard dudaba entre salir o permanecer allí. La tormenta de aire en el exterior le recordaba al último tornado que vio y le impedía salir, pero la preocupación por la suerte del niño, Rebecca y Ken le estaba carcomiendo por dentro.
De pronto, vio algo a lo lejos, delante, en la carretera. Se frotó los ojos y volvió a mirar. Sí, no había duda, a unos cien metros adelante, en mitad de la carretera, estaba detenida la que reconoció como la camioneta de Mike Ames.

Kevin empieza a correr al ver el cadillac entre una zanja, al llegar ve primero a su hermano que sangra por la nariz y se queda de un dolor profundo en el cuello. Nervioso Kevin se agacha a su altura. Tranquilo Kenn, ahora baja Uli, no te muevas, no pasa nada, Tranquilo!. No se esta quieto en ningun momento hasta que llega el viejo Uli y lo echa hacia un lado quitandome el botiquin de la mano. Como esta mi hermano Uli?. En ese instante ve a Rebecca y a Tim tambien bastante mal heridos. Mira Uli! Rebecca no se mueve. Tim, Tim... como estas compañero???.

tengo la vista nublada, a mi alrededor todo está borroso, el cuerpo me responde muy despacio. hasta mis oídos llegan sonidos y voces, pero suenan distantes, como si estuviera sumergida bajo el agua. tim? es lo único que puedo pronunciar. levanto el brazo pesadamente y lo extiendo, esperando encontrar a mi hijo. tim...

Uli apartó la puerta destrozada del lado del acompañante del cadillac y metió medio cuerpo dentro. Rápidamente evaluó la situación. Ken parecía golpeado, pero no se lo veía grave, Rebecca se tenía un corte en la cabeza y Timmy, se había dislocado el hombro. Uli sintió que el alma regresaba a su cuerpo. Por un momento había temido lo peor.
Tim gritaba por su mamá, muy asustado. Su brazo colgaba en un ángulo antinatural, pero Uli pudo darse cuenta de que no estaba fracturado, sólo se había dislocado el hombro. Rebecca estaba semiconsciente y llamaba a su hijo, débilmente. Kevin no paraba de moverse de un lado a otro y hablaba sin parar, con un tono de alarma, preocupado por la salud de su hermano.

—Tranquilízate Kevin —intentó calmarlo Uli—, Ken estará bien, llévalos a él y a Timmy a la furgoneta y ten cuidado con el brazo derecho del niño.

Le puso una mano en la parte de atrás de la cabeza a Rebecca.

—Tranquila cariño, Timmy está bien. No te muevas. Necesito que me digas si esto te duele.

Presionó ligeramente la base del cuello y después la deslizó a lo largo de la espalda, para comprobar alguna fractura o desplazamiento de las vértebras. Afortunadamente, parecía no ser el caso.

—¿Puedes respirar bien? —le preguntó—. ¿Me ves con claridad?

Rebecca respondió con un leve asentimiento.

—Estarás bien, sólo ha sido un susto, nada más. Recuéstate, no muevas la cabeza. ¡Kevin! —llamó en voz alta—. Ayúdame a cargar a Rebecca.

Entre los dos, sacaron a Rebecca del coche y la llevaron hasta la furgoneta, recostándola en la parte de atrás. Uli no tuvo más remedio que desprender los pequeños fragmentos de vidrio, clavados en su piel, con los dedos. Limpió la herida y la desinfectó, con un algodón embebido en alcohol. La contusión no parecía haber afectado el cráneo. Por fortuna el corte era superficial y no muy grande, pero necesitaba sutura. Uli rebuscó dentro de su caja de botiquín y pudo encontrar una aguja y un rollo de hilo quirúrgico. Le practicó tres puntos. Después aplicó unas gasas sobre la herida y le vendó la cabeza.

—Ya está. Cómo nueva —dijo Uli, con una jovialidad algo forzada, que delataba sus nervios—. Quédate acostada, Becca. Necesitas descansar.

Uli volvió su atención al pequeño, que había observado con preocupación los procedimientos que había hecho a su madre.

—Tú mamá está bien. Timmy, no te preocupes. —lo tranquilizó—. Vamos a ver ese brazo.

Cogió con delicadeza el brazo de Tim y comprobó que no se movía de la manera que se esperaba.

—¡Mira eso! Vamos a arreglarlo, ¿sí? Cierra los ojos y cuenta hasta tres.

Con un rápido movimiento, puso el hombro en su lugar. Hubiera preferido administrarle un calmante antes al pequeño, pero hubiera tardado demasiado en hacer efecto y era mejor reparar el daño de inmediato. Timmy aguantó el dolor sorprendentemente bien. Uli le sonrió amistosamente y le revolvió el cabello.

—Ya está. Eres muy valiente, campeón. No lo muevas mucho, por un rato. Ve con tu mamá.

Uli se acercó a Kenneth.

—Vamos a ver qué tienes, muchacho.

Revisó su nariz sangrante y la limpió con un algodón. No estaba rota, se trataba sólo de un golpe. Le tocó el cuello del mismo modo en que lo había hecho con Rebecca. Aparentemente, el dolor que sentía era producto de una torcedura, nada grave.

—Sólo unos golpes, nada que deba preocupar a un cowboy como tú. —le dijo Uli, con una sonrisa.

Uli fue hasta la cabina.

—Rick, sigamos camino. No ha pasado nada grave, pero es mejor que les llevemos al hospital a que les tomen unas placas. Cuanto antes podamos conseguir gasolina y llegar a Clifford, mejor.

Uli volvió junto a Rebecca y se sentó a su lado.

—¿Cómo te sientes, linda?

Kevin coge al pequeño Tim en brazos. Muy bien colega, voy a llevarte a la fuergoneta con Richards. Tu Ken agarrate a mi, y trata de no soltarte, la tormenta de arena es muy espesa y podemos perdernos. Muy bien Uli, no tardeis, os esperamos en la furgoneta. Comienza a subir la ladera gritando para que Richards le indique el camino. Richards!!! estas ahi???...

Las lagrimas han dejado un surco en el polvo que se aposento en la cara de Timmy. Le duele mucho el brazo a pesar de lo que Uli ha hecho. Pero lo mas importante es como esta mama.

Se acerca temeroso hasta donde esta Rebecca y con voz temblorosa dice mientras se seca las lagrimas y la nariz con la manga de la camiseta:

-Mama, estas bien?