Partida Rol por web

Ánima:Más allá del bien y del Mal II, Un reino de Pesadillas

Post en imagen. Lectura facilitada.

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03/04/2012, 16:02
ElAngel
Sólo para el director

Post: 03/04/2012, 15:31

Escena: Prólogo I, Faliar y Nahia, Un viaje inesperado

 

Nahia volvió a casa después de despedirse de Dray. Llevaba el violín que le había regalado Xerine en las manos, no iba a dejarlo allí, se lo llevaría para el viaje. Le había cojido un especial cariño, amen de que le intrigaba bastante lo que había pasado semanas atrás con su actual pareja. A todo correr, esperando llegar suficiéntemente pronto a su casa para que su padre no se hubiera acostado ya, llegó hasta la puerta, y la abrió con suavidad, por si acaso molestaba. Ni mucho menos, Faliar y Cath estaban en el salón, hablando tranquilamente, esperándola. Si bien la cena se estaba enfriando, daba igual, sería la última cena en condiciones que tendrían en mucho tiempo, no era cuestrión de perdérsela.

Hablaron mientras cenaban, discutiendo temas sin importancia, sin darle demasiada relevancia al mañana. Sería un viaje importante, pero empezaría a ser importante a partir de, precísamente, mañana. Por ahora podrían hablar tranquilamente, ya se preocuparían en su momento.

El poco material necesario para hacer un viaje de estas características ya estaba equipado en tres mochilas que cada uno de los miembros de la familia podría llevar. No se componía de demasiado, el viaje era demasiado largo para pretender llevar todo preparado desde su propio hogar. Ya se preocuparían de equiparse bien cuando llegaran a Arkángel. Allí es donde empezaba la parta de dura del viaje, y no ahora cuando sólo tenían que cojer el dirigible que les llevaría hasta la capital.


La familia se despertó temprano y fue hasta el embarcadero del artefacto volador. Puntuales, no tuvieron que esperar para subir y se acomodaron en uno de los mejores sitios del artefacto, y por suerte, no hubo ningún problema en el trayecto. La comida era deliciosa y el trato magnífico, al menos los que habían entregado los billetes a Faliar no habían escatimado en gastos.

Una vez allí, se encontraron con el contacto, que dijo llamarse Thomas Isemberg. El mismo día, partieron hacia Karlsrude, casi sin prepararse. En el carro en el que viajaban estaba el pertrecho necesario para pasar el viaje sin peligro. Tiendas, mantas, incluso comida en salazón suficiente para aguantar varias semanas. Por fortuna, el avezado explorador sabía los mejores caminos de Gaïa y siempre llegaban a las ciudades antes de lo previsto, y sobrándoles avituallamiento.

Cuando ya habían pasado más de dos meses de viaje, Catherine no pudo ocultarlo más... casi literalmente.

La chica confesó a Falair que estaba embarazada, que lo sabía desde que partieron pero que no había querido decirle nada para que pudiera alcanzar sus sueños sin preocuparse por nada. Su determinación no había cambiado, y seguía pensando en seguir a Faliar hasta el fin del mundo. Pero, al igual que él le contó lo de la universidad, no existía motivo para seguir ocultando su estado.

Faliar no se tomó la noticia, en un primer momento, con alegría. Al fin y al cabo parecía que había destinado a su mujer a un viaje infernal estando encinta, pero tras varias horas de conversación con Cath acabó cediendo y alegrándose enórmemente por tener otro descendiente. Un hermanito para Nahia.

Ésta se mostraba pensativa durante todo el viaje, Dray estaría en la ciudad, haciendo su vida y ella estaba allí, tan lejos del chico. Los suspiros de resignación eran recurrentes, no podía olvidarlo y dejar atrás todo el pasado. Sabía que Dray le esperaría.

Llegaron por fin a Karlsrude, justo a dos días de que empezara la dichosa fiesta. Allí sería el único lugar, según el contacto, donde podrían conseguir los salvoconductos. Si perdían esa oportunidad no habría otra de poder entrar en Ark...

¿O si?

El destino siempre provee... pero... ¿Puede haber sido esta vez la que ha provisto el destino?

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03/04/2012, 16:28
ElAngel
Sólo para el director

Post: 03/04/2012, 16:27

Escena: prólogo II, Xerine: Destino equivocado.

Alice comenzó a caminar en dirección a Karlsrude. La verdad es que no estaba lejos, así que podría llegar andando  en la fecha indicada. Es más, tampoco tenía muy recientes sus clases de geografía, pero pensaba que su apuraba un poco la velocidad podría alcanzar el lugar incluso con un poco de márgen para maniobrar en la ciudad.

Quizá no demasiado, quizá sólo un par de días, pero al menos sería suficiente para encontrar una manera factible de entrar en la fiesta, pues, que ella recordara no había sido invitada, y aunque fuera un acto público, ella no era ni por asomo noble. Y menos un noble local. Necesitaría una buena razón para estar en la fiesta... o... algo mejor que una razón.

Alice caminó durante días, descansando lo mínimo y tratand de recorrer el mayor trecho posible de camino cada vez. Comía de lo que podía cazar, y resguardarse de los días de lluvia era un pequeño suplicio, pero sus dotes de supervivencia seguían activas y pudo alcanzar el lugar sin excesivos problemas.

Algún que otro bandido había caído bajo sus armas, y su cuerpo y pertenencias habian ayudado a la asesina a llegar hasta la ciudad. Fue un viaje duro. Pero allí estaba.

Karlsrude se abría ante ella.

Allí no había ninguna limitación de paso, y Alice pronto fue hospedada en una pequeña taberna cercana a la muralla. Por suerte, gracias a lo que pudo averiguar escuchando los chismorreos de la gente que allí pasaba la noche, la fiesta de Andersen sería dentro de tres días. Había llegado a tiempo, y podría pensar con cuidado su plan.

Ahora sólo quedaba conseguirse una buena cohartada.

Y quizá un buen atuendo.

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03/04/2012, 17:07
ElAngel
Sólo para el director

Post: 03/04/2012, 17:05

Escena: Preludio III: Quint, En misión "oficial".

Quint comenzó a correr en dirección a la ciudad que le habían dicho. No tenía motivos para creer a aquel ser, pero, por lo mismo, tampoco tenía motivos para no confiar en sus palabras. Al fin y al cabo, ya había intentado
entrar una vez, y una broma del destino le había sacado de allí.No quería volver a probar suerte. Era más factible seguir las palabras de esa sombra.

Corrió sin descanso, pues su cuerpo, entrnado por la inquisición, ya no requería de las necesidades normales que todo ser humano tendría que asumir.

El cuerpo de Quint ya no comía, ya no bebía, ya no necesitaba descansar.

Era una máquina.

 

Aproximadamente tras una semana y cinco días de camino llegó a Karlsrude, a un sólo día de que la fiesta tuviera ligar.

Había llegado justo a tiempo, y ahora tendría que pensar en obtener una buena razón para entrar en el convite. Pues, como era lógico, Quint no estaba invitado.

Pero al rubio no le faltaban ideas para.. “serlo”.

 

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03/04/2012, 17:59
ElAngel
Sólo para el director

Post: 03/04/2012, 17:57

Escena: Prólogo IV, Aaron: Un regalo del destino:

Nathaniel saboreó el momento. Estaba por fin frente a su espada, Daedalus. Ésta reconocía su toque, sabía quien la estaba empuñando. Es más, el mago podría decir que incluso en su mente se pudo dibujar un sentimiento de satisfacción proveniente de la espada. Estaba contenta de ser rescatada. La habían sometido a un tiempo de exilio, pero ahora el momento de volver a nacer, de encontrar todos los fragmentos y volverse a unir como uno solo.

Estaba claro que el guardian era otro, y matarlo había sido realmente sencillo. Lo extraño es que hubiera renegado de su futuro y se hubiera puesto en contra de si mismo, esperando que si él no moría nunca pudiera recomponerse su verdadero cuerpo.

Error, craso error el haberse quedado protegiendo otro de los puntos claves. Había facilitado mucho la tarea.

Davinel sacó pergamino y tinta, pues notaba que le quedaba muy poco tiempo y se puso a escribir. Tan raudo como pudo dejó un mensaje crítpico a Aaron, invitándole a visitar Karlsrude para poder, más tarde entrar en Ark.

Nathaniel no dejaría acceso a Aaron esta vez. Los recuerdos del viaje y de la cueva quedarían selllados. Era lo mejor para el invocador, al fin y al cabo. ¿No?

¿O quizá, lo mejor para Nathaniel?

Sí, creo que es esto último.


Carta.

 

Para mi pequeño huesped.
 
Aaron, antes de que rompas esta carta, déjame decirte que he encontrado un medio para salir de tu cuerpo. Pero par ello tengo que ir a Ark.
 
Es imposible entrar en Ark sin autorización expresa de su gobernadora, pero no me preguntes por qué lo se, pero se puede conseguir una forma de pasar en Karlsrude.
 
Hay una fiesta, dada por el noble local Frederic Andersen, que por lo que tengo entendido puede darnos aceso a esa ciudad. Tienes que ir alli de inmediato.
 
Como pago por haber estado aquí, e incluso por continuar un tiempo más aquí tienes esta espada, pensarás que es inservible, pero sólo tendrás que mirarla bien para comprobar que es mucho  lo que oculta.
 
Mira en tus recuerdos, allí tendrás la información necesaria para usarla.
 
Y no la desprecies, puede ser muy persuasiva.
 
Nathaniel.
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03/04/2012, 22:52
ElAngel
Sólo para el director

Post:03/04/2012, 22:45

Escena: Acto I: Reencuentros

Ya está muy cerca.
     Lo siento.
    Y me complace.

   No podemos evitar estar en el ciclo de la      vida, el flujo de almas nos llama. ¿Como     poder evitar ese destino inapelable?

Me das las claves, querida. Tu mano y tus consejos me guían en el camino en mi batalla contra el tiempo. Nadie ha conseguido vencerle, o al menos, nadie del que tenga noticia.

Pero yo lo lograré, con o sin tu ayuda. Eres mi más leal sirvienta, pero sabes que te sacrificaría en pos
de mi objetivo.

  Pero esto... ya lo sabías.

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14/04/2012, 16:29
ElAngel
Sólo para el director

Post: 14/04/2012, 16:27

Escena: 1. La fiesta

¡¡¡¡¡¡¡¡CRASH!!!!!!!!

Un insesperado estruendo rompió la tranquilidad de los cientos de nobles que asistían al evento. Un sonido penetrante de cristales rotos alertó a todos los presentes, que no tuvieron más remedio que mirar hacia el cielo,, hacia el tejado acristalado para ver lo que había sucedido.

Y la visión no fue especialmente grata.

Un cuerpo cayó del cielo, atravesando el techo e impactando contra una de las fuentes más centrales del lugar. La sangre comenzó a escapar del cuerpo tiñiendo de carmesí el agua que caía y convirtiendo la belleza artística de la escultura en belleza cruel y despiadada. Un ángel de piedra, con su espada hacia el cielo había ensartado al infeliz.

La histeria generalizada fue algo inevitable. Todos los nobles comenzaron a gritar y a alejarse del lugar, creando un gran círculo en torno a la “afortunada” fuente. Sólo unos pocos de los hombres de la ciudad, versados en el arte de la guerra se acercaron, posiblemente para ver si reconocían
al cadáver, ues era obvio que
ya no se podría hacer nada por
él.

El miedo era inevitable y la carencia de guardias en el lugar también denotaba una quizá, falta de previsión. Si bien es cierto que alguno de los invitados tenía nociones de combate, nadie aseguraría que estarían dispuestos a combatir una posible amenaza...

O...¿quizá había sido un simple accidente? Un hombre con demasiado nivel de alcohol en sangre paseando por los balcones del edificio, tratando de asomarse para ver la fiesta desde las alturas, y no pudiendo mantener el equilibrio.

¿Quién sabe?

El color rojo había teñido ya los corazones de los invitados. Esa fiesta tendría consecuencias nefastas para Frederic, si es que no se explicaba cuanto antes lo que había sucedido... y de un modo razonable.

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19/04/2012, 16:35
ElAngel
Sólo para el director

Post: 19/04/2012, 16:09

Escena: 1. La fiesta

Nahia dejó caer la funda del violín. Lo había sacado
hacía unos segundos, sin que nadie se diera cuenta.
Respiró hondo y sintió como toda la energía de su
cuerpo se concentraba. Sabía lo que iba a hacer, lo ha-
bía intentando varias veces en la casa abandonada.

Respiró hondo, y dejó que la magia fluyera por el violín.
Sus dedos se movían a la velocidad de la propia magia
que estaba a punto de crear.

Del instrumento empezaron a salir líneas luminosas que envolvían a Nahia, que dibujaban su figura y creaban un concierto de sombras en el lugar. Luces tangibles que si no fuera porque parecía imposible, cualquiera hubiera dicho que se podían tocar.

Y, realmente era cierto. Segundos más tarde, los hilos de luz volaron hacia Chandra, que sorprendida, No pudo
hacer otra cosa que tratar de librarse de los lazos que
ahora cubrían su cuerpo. La magia de Nahia estaba
envolviendo a la asesina, y era imposible escapar
de ese lazo. La fuerza aumentaba, y la asesina sólo
podía respirar, y aún así lo hacía con dificultad.

Nahia había atrapado a Chandra.

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24/04/2012, 02:56
ElAngel
Sólo para el director

Post: 24/04/2012, 02:48

Escena: 1.La Fiesta

Antes siquiera de que el acero de Beatrice se acercara al cuerpo paralizado de Chandra, antes de que pudiera amenazar su cuerpo con la afilada hoja de su daga, un brillo metálico surcó el aire y acudió en ayuda de la peliverde.

-Y creo que tú también has obviado... lo mismo.

Phoebe, la cándida violinista había resultado no serlo tanto, y ahora tenía una postura realmente amenazadora. Sus cabellos purpúreos ondeaban al viento mientras sus brazos se movían a la velocidad del rayo, enviando a cada uno de los confiados aliados una pequeña punzada de su poder.

La primera víctima fue Xerine, que, aunque realmente se esperaba un ataque de la violinista no fue capaz de preveer la naturaleza del ataque. Una afilada aguja que no encontró dificultad a la hora de romper el aire que las separaba penetró en el hombro de Alice. Los daños fueron mínimos, pero el golpe fue directo al nervio causando un dolor apabullante en la ex-música y obligandola a retroceder, dolorida.

Pero Beatrice, no fue la única en recibir el amargo beso del acero. Las agujas de Phoebe se dirigieron también a Falair, quién sólo pudo tratar de esquivar, sin mucha habilidad aquel ataque. Si hubiera tendido su escudo hubiera sido distinto, pero no esperaba que algo así sucediera en una fiesta de la alta cuna. ¿Acaso tendría que haberlo esperado? El impacto le dio de lleno en el pecho, afectando de nuevo a un punto de presión, y ralentizando en extremo los movimientos del guerrero-mago.

Los ataques estaban siendo devastadores.

Pierre recibió el siguiente disparo, pero con un ágil movimiento de su cuerpo, ayudado por un ligero golpe de su estoque al aguijón logró que el impacto fuera meramente superficial y que sus nervios no se vieran afectados. Si bien habia dolido un poco, no lo suficiente para mermar la determinacion del hombre.

Quint no se libró de la lanzeta, incluso aunque su cuerpo comenzó a volverse intangible, convirtiendo el lugar del impacto en una pequeña nube de humo.Eel chico hubiera comenzado a sentir dolor si no fuera porque su comunión con la muerte era ya demasiado avanzada. Sólo un cosquilleo y la sensación de molestia por la aguja clavada le avisó de lo que acababa de suceder.

Sólo faltaba una aguja más, y esa iba dirigida hacia la chica que había apresado a su amiga, la hechicera sobrenatural que había logrado detener a su compañera. Una última aguja, cargada de toda la rabia que Phoebe podía imprimirle.

 

La aguja volaba directa a la frente de la chiquilla. Había consumido toda la energía que podía liberar de golpe en aquel conjuro y pensaba, como casi todos sus compañeros que la peliverde no tenía aliados.

 

Se equivocaba.

Un grito.

 

Un grito de furia hizo que el
zeón que aún permanecía flotan-
do a su alrededor se concen-
trara. Nahia se clavó las uñas
en la palma para que su sangre,
su fluído vital llamara a su poder.

Y así fue.

 

Unas alas brillantes surgieron
en torno a la hechicera, prote-
giéndola de cualquier ataque,
de cualquier amenaza.

Las emplumadas que le protegían
lo hacían sin que Nahia tuviera
que pararse a pensar ningún tipo
de órden. Era algo innato en ellas,

 

Aún así, la velocidad del ataque de
Phoebe sobrepasó dicha defensa,
pero, el tener que penetrar entre las
plumas que componían su escudo
causó que el acero llegara sin fuerza hasta
la pequeña. Sin causarle daños.

Nahia cayó de rodillas jadeante tras ese conjuro. Estaba agotada, y la boca le sabía a sangre, nunca había llebado sus poderes hasta tan lejos, y no conocía las consecuencias.

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27/04/2012, 01:08
ElAngel
Sólo para el director

Post: 26/04/2012, 16:57

Escena: 1. La fiesta

Dolor.

¿No le habían dicho que ese sentimiento había desaparecido para él?

¿No estaba su cuerpo preparado para afrontar cualquier clase de daño?

No,definitivamente no.

La aguja avanzó rauda y velón hacia la zona que Quint había dejado desprotegida, y ésta, no era otra que su propio corazón. Como si fuera mantequilla, la aguda punta del arma imposible atravesó la piel de Quint y se alojó en el interior de sus costillas. Encontrando en su corazón el mejor lugar donde acabar su cometido.

Se podría decir, que la bella música de la peli-
morada, le había llegado al corazón.

Quint, desacostumbrado a ese sentimiento
no pudo hacer otra cosa más que abrir los ojos
y tratar de respirar, sin éxito. La punzada fue
rápida, pero dolorosa. Cayó de rodillas mientras
sus ojos se perdían en el infinito.

Pero dolor no era lo único que sentía, también calidez. El hi-
lo de sangre que la herida iba dejando en su cuerpo contras-
taba con el negro color de su esencia. El calor de su rojo
fluído marcaba el camino de las lágrimas de sangre
que su corazón lloraba.

Y también sintió frío. Frío en su alma, el
frío de saber que ha llegado tu hora. El
frío de la muerte, en su verdadera forma.

Una luz negra surgió en su
camino, y el chico la encontró
verdaderamente familiar.
A su lado ya no estaba
Conrad, ni Phoebe, ni
siquiera estaban los nobles.

No estaba en aquella fiesta.

Estaba en otro lugar, un lugar en el que se encontraba bien, conforme, sonriente. Esa luz le resultaba conocida, y realmente no sabía porqué. Se encontraba, como en casa... se encontraba...

...más allá del bien y del mal.

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27/04/2012, 16:19
ElAngel
Sólo para el director

Post: 27/04/2012, 15:01

        27/04/2012, 15:29

 

Escena: 1. La fiesta

Quint.

Delante de sus ojos, de nuevo delante de ella la sangre se volvía a derramar. Estaba segura de que habría personas que no habrían visto la muerte en su vida, que su existencia se reducía a una apacible rutina.

No así era Nahia.

Era un ángel de la muerte, todo el que estaba a su lado acababa suicidándose, desapareciendo, muriendo... Nadie por el que profesase cariño podía resistir. Faliar y Caht serían cuestión de tiempo.

Lágrimas saladas comenzaron a caer por su mejilla, dejando surcos de tristeza a su paso. Como si la aguja también le hubiera perforado a ella. Deseando que aquel suceso no fuera más que un sueño, más que una pesadilla deseó despertarse en la cama, sudorosa y asustada. Le habían traído de vuelta a Quint, le habían dado de nuevo esperanzas, su corazón brillaba de alegría hasta el momento en el que el del rubio fue atravesado. El de Nahia también recibió el pnchazo, y fue tanto o más doloroso que el de Quint. Al fin y al cabo, el rubio ya no tendría que sufrir más, allá donde estuviera, en cambio ela se quedaba allí, con el cadaver de su amado ante sus ojos.

Recordaba a Penélope, recordaba los momentos con ella y lo duro que fue su péridida, y las lágrimas se intensificaban. Recordaba Córvinus y los días felices en esa isla, y la destrucción completa de ésta.

Y las lágrimas se intensificaban.

Nahia dio un puñetazo al suelo con su mano derecha. Que aún sangraba por las heridas que ella misma se había casusado con anterioridad. Dejó una mancha roja en el
suelo, que salpicó unos centímetros.

Nahia, peleaba contra su corazón.          Estaba triste.

 


Dolorida.

 

Alterada  

 

 

                  Furiosa.

 

Poder                Debilidad

         Luz            Oscuridad

     Vida             Muerte

    Nahia         Quint

        Xerine                     Venganza       Phoebe

 

   Casi sin proponérselo, Nahia dio un grito de furia y concentró todo el
  zeón que aún le quedaba en el cuerpo para realizar un último ataque,
  iba a destrozar a la puta que le había arrebatado a su amor.

    Todo su cuerpo se crispaba, a la par que las enormes
       Alas de luz comenzaban a cobrar vida, devo-
        rando el propio cuerpo de Nahia.

     Toda ella se estaba convirtiendo en un ente luminoso
     un cuerpo           creado a partir del             más puro
        de los elementos.

Un flash cegador
cubrió la estancia
a la vez que Nahia
trascendía de la
realidad.

Segundos más tarde, su
cuerpo ya no era tal.
Una masa lumínica cobraba
vida en el lugar donde ántes
había estado la pequeña. Una
masa de luz que aún conservaba las
alas que siempre brotaban de Nahia
cuando desembocaba su poder.

Una esfera verde, del tamaño de un puño y
cubierta de decenas de rostros humanos surgió
en su pecho, crándose mientras se alimentaba del
inmenso poder que estaba desembocando la chica.

A la par, otras esfera, un poco más grande y creada de la más densa
luz aparecía poco a poco, como recogiendo el excedente de poder que
el cuerpo de Nahia generaba.

-¡DESPÍDETE DE TU ALIENTO! ¡¡¡¡ZORRA!!!!

Ambas esferas volaron sin piedad contra el cuerpo de Phoebe, augurando el mismo destino que había causado en su amado. Realmente Nahia iba a ser compasiva, pues la muerte, iba a ser casi instantánea

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28/04/2012, 02:29
ElAngel
Sólo para el director

Post: 28/04/2012, 02:25

Escena: 1.La fiesta

Todo su cuerpo temblaba. Las fuerzas le abandonaban, al igual que antes lo había hecho
su corazón. Todo eso no podía ser real, ¿Por qué? Porque le eligió a él. Porque el no
pudo esquivarlo?, era hábil, fuerte, Sabía combatir, No se trataba de ningún novato.

Y una aguja, un minúsculo trozo de metal le había arrebatado todo su pasado, todo lo
aprendido, la gloria que había ganado y las victorias conseguidas, reduciéndolo a una
simple e inerte diana. A un juego de puntería y suerte.

Llorar parecía no ser suficiente para apaciguar el dolor que sentía dentro, el pecho se
le comprímia, era incapz de respirar con normalidad. Sentía el calor del abrazo de su
padre, le gustaba que él estuviera allí, pero odiaba sentir ese calor, esa preocupación.
Porque eso siempre signifcaba que alguna desgracia había sucedido.

-¡no, no puede ser real, no se puede haber ido sin más. Lo acabábamos de
encontrar, tenía que preguntarle muchas cosas!¡tenía que saber muchas otras! ¡No!
¡No!,

La joven se desacia en llanto, golpeando los puños contra el suelo y notando como un
nudo el la garganta le apretaba cada vez más hasta casi ahogarla.

-Papá yo..

Se deshizo del abrazo de su padre y como pudo se acercó al cuerpo inexpresivo y frío
de quien antes había iluminado para ella toda la sala con su simple presencia. Miró su
rostro, esperando volver aquellos ojos rojos, que ahora se negaban a volver a abrirse
por voluntad propia.
________________________________________________________________________________

-y dime Nahia, ¿Hubo alguien antes que yo?

.+¿Porque quieres saberlo? No creo que sea necesario hablar de estas cosas. Ahora
estoy contigo y punto. ¿No?

-sí, -rió nervioso su acompañante- Pero es simple curiosidad. Me gusta saber de tu
pasado, no sueles hablarme mucho de él.

Nahia se dio media vuelta , no podía soportar mirarle a los ojos al recordar aquel otro
rostro, aquellos otros ojos. Aquel susurro que sentía dentro que le impulsaba siempre
hacía ese chico rubio que había conocido hacía ya mucho tiempo y que ahora ya jamás
podría volver a reencontrar.

Miró su violín, lo abrió y sacó unos papeles arrugados y amarillentos de su funda.
Sujetándolos entre sus manos cuidadosamente, quedó absorta en un recuerdo.

-¿Nahia?

Por fin la muchacha contestó.

-se llamaba Quint, era mayor que yo. Era valiente y decidido, luchaba por lo que
creía justo y era capaz de abrir su mente a otros horizontes. Dar una oportunidad
antes de juzgar. A mi padre se la dio-soltó entre susurros- Era bueno, aunque algo
serio. Quizás no era muy educado ni correcto, a muchos no le caía muy bien. Pero
a mi me gustaba como era. No la razón, pero tenía algo nuevo que no había visto
en nadie, era distinto, era directo, era…

Nahia rompió a llorar y las palabras se le atragantaban. Apartó aquellos papeles
fuertemente contra su pecho.

- ¿Cariño estas bien?-dijo el joven poniendo su mano en el hombro de ella.

La muchacha tragó saliva y continuó, aunque sus ojos no eran capaces de ocultar el
dolor de aquel recuerdo.

-Hubiese seguido a su lado por mucho que hubiese hecho. Pero…ahora..está
muerto.
–aquella palabra le devolvía esa realidad, ese pensamiento que esquivaba cada
dia y le abria una “vieja” herida-Yo le quería. Yo…le amo.
__________________________________________________________________________________

Con las manos temblorosas y los ojos empapados en llanto
acarició la cara del joven que ahora parecía tallada en frío
mármol. Paso sus delgados dedos entre los mechones rubios
del cabello de su amado. Apoyó su mano en aquel pecho
ahora acallado. Y acercó poco a poco sus labio al oído de
Quint.

  -te quiero,

    -te amo.

     Siempre lo he hecho…y..

   siempre lo haré

gotitas saladas recorrían las mejillas de la
desolada muchacha, paracaer y resbalar por los
dorados cabellos del. Mucha gente te calificó como
insufrible, pero diste tu vida por salvar la nuestra. Me
ayudaste a querer ser más fuerte. A saber quien soy realmente

Tomo aliento,intentando recomponer mínimamente la compostura

Gracias.

El pecho de Nahia latía fuerte y sus labios fueron subiendo poco a poco
desde el oído hasta encontrase simétrica a la cara de él. El aire entre ellos se
volvió cálido al paso de su aliento. Nahia se acercaba cada vez más al joven,
hasta que los labios de ambos se unieron. Amargas lagrimas abandonaron los ojos
de la joven para caer como gota de rocio en las mejillas del muchacho.

Aun resistiendose a alejarse de aquel beso, de aquella fantasía tantas veces soñada,
queahora se revelaba como parte de su pesadilla. Subio la cabeza y el cuerpo
mirando al fijamente al cielo, donde muchos de sus seres querídos la esperaban.
Algún día se reuniría con todos ellos. Algún día sería feliz junto a los que ahora lloraba.

Sólo debían aguardar un poco más.

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30/04/2012, 18:01
ElAngel
Sólo para el director

Post: 30/04/2012, 17:53

Escena: 1.1 El flujo de almas.

¿Frio?

No.                     ¿Calor?

                   No.

Quint se encontraba, irónicamente, quizá por primera vez en su vida, en estado de verdadera paz interior. Nada le molestaba en ese momento, absolutamente nada. Sólo recordaba una extraña sensación en el pecho, una herida en el lugar donde nadie puede salir vivo de aquello, incluso un ser casi inmortal como era sucumbió a aquello.

El rubio no tenía los pies en la tierra, tampoco estaba volando. Se encontraba en un lugar que nunca había pisado, ni en sus mejores sueños. Un lugar donde el tiempo no
tenía sentido.

Estaba en el destino de todo ser, y entonces se dio cuenta, aquella masa
nebuliforme que aparecía ante él, ese río de materiales desconocidos, bri-
llante en vivos colores y a la vez apagado y denso que aparecía delante
del chico no era otra cosa que el flujo de almas. La muerte había ido a
buscarle y se lo había llevado por fin.

Al parecer, había cruzado la línea, el poder está en la franja intermedia,
en ese fino hueco al margen de las leyes, más allá del a vida, pero todavía
lejos de la muerte. Allí es donde Quint se encontraba cómodo.

Pero esta vez había traspasado los límites, la aguja había consegui-
do que el rubio los rebosara. Y ahora no había vuelta atrás.

Estaba penetrando en ese mundo, estaba desligándose del falible
y perecedero mundo terreno para volverse etéreo al penetrar de
nuevo en el flujo. Es el destino de todos, no hay ser vivo que no ven-
ga del flujo, y al flujo irá. No se puede hacer nada, corromperlo no
está en manos mortales.

Pero una mano se posó sobre el hombro de Quint impidiéndole
avanzar.

El ex-inquisidor se dio la vuelta y vio como ante él, con su mis-
ma mirada seria, con un gesto seco en el rostro y ataviado con
una armadura oscura y una espada estaba alguien que cono-
cía.

Le dedicó una sonrisa, estaba claro que estaba de nuevo
alucinando... pero no parecía ni el momento ni el lugar.
De hecho, la mente de Quint estaba mucho más lúcida
reconocía sin problemas al hombre que estaba posado
delante de él, y a pesar de que ahora se le conocía por
otro nombre, el rubio supo acertar con el nombre ade-
cuado.

Un nombre que hacía mucho que no usaba...

Tywill

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01/05/2012, 15:12
ElAngel
Sólo para el director

Post: 01/05/2012, 15:08

Escena: 1. La fiesta

Antes siquiera que Aaron intentara pegarle la patada a la puerta, una melodía extraña comenzó a llenar el jardín. Una melodía tranquila, suave, preciosa. Todo el mundo podía escucharla, no había nadie que fuera ajeno a ella.

Y el corazón de todos también la escuchaba. Los movimientos se hacían más lentos, las pulsaciones de todos los asistentes a la fiesta que continuaban despiertos también disminuian en cadencia.Su presión en sangre disminuía.

Todos y cada uno de los que aún no se habían dormido miraron hacia el cielo a traves del cristal roto, y lo único que vieron allí fueron multitud de relojes todos con la misma hora que parecían andar mucho más despacio de lo que lo hacían en realidad, lentamente, como si estuvieran tratando de que el tiempo se detuviera.

Y así era, o por lo menos algo parecido.

Primero un bostezo, Faliar abrió la boca y no tuvo mas remedio que sentarse, su cuerpo ya era incapaz de mantener su propio peso y hasta los párpados parecian pesadas piedras que no podia sostener.

Nahia, ya casi al borde del sueño fue la que menos tardó en mostrar los efectos. Sus párpados ya cerrados ayudaron a la pequeña a caer en el trance del sueño.

Uno a uno, todos los despiertos comenzaron a caer en brazos de Morfeo, olvidando sus miedos, sus dolores, simplemente quedando adormecidos por el extraño efecto de esos relojes que surgían de no se sabe muy bien donde...

Y justo después, antes de que sus párpados se cerraran del todo una gran esfera luminosa surgió sobre el acristalado tejado. Era como un nuevo sol. Era bello, e irradiaba calor. Un calor necesario para pasar una buena noche de tranquilidad. El sol se acercaba cada vez más, y la intensidad del  calor no hacía sino aumentar. Pronto sería demasiada temperatura, pero era algo que los somnolientos no alcanzaban a comprender, habian cruzado ya la barrera de la consciencia y sólo vagas imágenes de la realidad legaban a ellos.

Vagas imágenes, como el hombre rubio que entró en la habitación con urgencia, mientras recitaba palabras arcanas y sacaba una especie de bajara de cartas de su bolsillo.

Dibujos borrosos, como el extraño ángel que surgió de una de esas cartas y que extendió sus alas sobre el jardín, contendiendo el impacto de aquella esfera ardiente, salvando a todos los nobles que allí dormían de una muerte segura.

Ideas nebulosas, como el grito ensordecedor que tenía que haber soltado el hombre al ver el cuerpo del rubio en el suelo, en medio de una mancha de sangre inmensa, y las lagrimas que ese preciso hombre tenía que estar soltando en ese momento.

Pensamientos confusos, como la idea de que ese hombre liberó a continuación a un gran soldado de otra de las cartas, haciendo que un verdadero ejército de ángeles surgiera a una órden suya volando hacia el cielo, en la dirección en la que la flecha negra había volado con anterioridad.

No sería más que un sueño...

o quizá...            
...¿una pesadilla?

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02/05/2012, 03:45
ElAngel
Sólo para el director

post: 02/05/2012, 02:07

Escena: 2. El Salvoconducto.

 

Julius bajó las escaleras con la mirada vidriosa, y la mente llena de posibilidades. Si bien, se había pasado los últimos tres años de su vida buscándola, ahora Lady Erzebet no la necesitaba.

Selten le había ordenado esa tarea, pues si la conseguía existía la posibilidad de obligarla a soltar al sacerdote. Gracias a eso, Julius se unió a Fred, quien también la buscaba creando un buen equipo. Frederic se encargaba de los negocios, que al chico no se le daban bien, consiguiendo dinero suficiente para subvencionar los viajes del sacerdote, en busca de Danu.

En contrapartida, Julius servía a Fred como contacto con Lady Ersebet, permitiéndole enviar mensajeros a la ciudad. La poca moral de la gobernante permitía que los enemigos comerciales de Fred desaparecieran en cuanto empe-
zaban a suponer una amenaza.

La alianza daba frutos, y hacía poco menos que dos semanas
Julius había vuelto de uno de sus viajes con la mismísima
poción.

Danu, el agua de la Vida.

El rubio cruzó la sala, mágicamente cargada hasta situarse
junto a ella, un verdadero vial de la poción más poderosa
que existía.

Una de sus gotitas de cristal cayó sobre el recipiente de
la poción, brillando según caía. No estaba seguro de que
aquello funcionara, y sabía que aquella poción podría
costar más de cien mil monedas de oro en el mercado
negro, tirando por lo bajo.

Pero Quint se lo merecía.

El antipático defensor de la justicia hubiera hecho lo
mismo por él.

Tenía, al menos, que intentarlo.

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02/05/2012, 23:03
ElAngel
Sólo para el director

Post: 02/05/2012, 22:31

Escena: 2. El salvoconducto.

El cuerpo Quint permanecía tumbado en la fría superficie de piedra que para tal acto había dispuesto Julius. Faliar en persona había depositado el cuerpo sin vida del rubio en ese lugar, con todo el cuidado del mundo.

Julius respiraba con dificultad, mientras su corazón se aceleraba. Ya, sus ojos habían dejado de descargar el frío líquido de la tristeza para derramar lágrimas de esperanza. Su corazón era un torrente de sensaciones, de suposiciones en antiguas creencias y de verdadera fé en lo que ese brebaje era capaz de desencadenar.

Conocía los efectos, no siempre eran adecuados. Danu parecía tener vida propia. En ocasiones daba vida sobre lo que se rociaba, o hacía brotar vida a su alrededor. Julius no sabía cual sería el efecto con Quint, y si no resultaba, estaría arrojando cientos de miles de monedas de oro por un precipicio.

Pero, como ya había dicho antes, valía la pena intentarlo.

A un lado, relativamente lejos de la mesa comparados con Julius estaba Nahia. Su corazón más que latir a gran velocidad, se había parado. Y no volvería andar hasta que no supiera los resultados de aquel acto. Una nueva esperanza había crecido en ella, y no era la primera vez que se pegaba un batacazo emocional sólo por creer en lo imposible.

Si esa nueva treta del destino fallaba, Nahia se desmontaría por dentro.

Xerine por su parte, permanecía al lado de Conrad también alejados de la escena. Su respiración también estaba detenida, pues fueran cuales fueran sus sentimientos hacia el rubio ver renacer a alquien de entre los muertos no es algo que pretendas ver todos los días. La determinación de Julius era admirable, sacrificar tanto sólo por tratar de traer de nuevo al mundo a un amigo. Pocas personas serían capaces de hacer tal hazaña.

Esa era una verdadera amistad.

Faliar miraba el cuerpo de su amigo con incredulidad. Le había costado mucho admitir que le había perdido para siempre, y eso justo después de reencontrarse con él. Y ahora, cuando había perdido toda esperanza, el hombre que les había salvado en la fiesta de Frederic traía una nueva noticia, la noticia de que Quint podría volver con ellos.

Símplemente era demasiado para él.

Julius rodeó un par de veces el cuerpo del soldado acariciando cada una de sus formas, pasando su delicada mano por el cuerpo inerte de Quint. Se acercó un momento a su oído, como si quisiera que escuchara unas últimas palabras, una invocación a su espíritu. Algo que ni siquiera el alma del antisocial personaje pudiera ignorar.


-Me lo prometiste, niñato. No puedes irte ahora, no para siempre.

Julius abrió el tapón de la pequeña botella, y olió el perfume glorioso que aquella poción desprendía. Cogió aire llenando sus pulmones con aquel aroma, y se colocó
al lado de la cabeza de Quint.

Un brillo místico adquirían las gotas de la má-
gica sustancia en su viaje por el aire, atraídas
por la tierra. Cada una de las gotas de Danu
desaparecía, aparentemente consumidas por
el cuerpo, justo al contacto con Quint.

Dejó caer casi medio frasco en la cabeza
del difunto, como así indicaba el ritual, y
cuando el contenido del recipiente indicaba
que ya llegaba la mitad, comenzó a verter el resto
en el lugar donde se produjo la herida mortal,

su corazón.

Apartó suavemente la mano de Quint, que repo-
saba sobre su pecho, para que el agua de la vida
inundara la herida sin que nada pudiera evitar-
lo.

Toda la dosis se había consumido, y
el rubio no parecía dar muestras de
resurrección.

Su cuerpo, aún frío e inerte, continuaba
en la piedra, sin mover ni un sólo mús-
culo.

De pronto, enredaderas verdes y rojas
comenzaron a crecer por los alrededores
del cuerpo del difunto, rodeando sus mús-
culos, como si quisieran arroparlo en el últi-
mo viaje.

Danu creaba vida, pero ella misma elegía cual.

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02/05/2012, 23:06
ElAngel
Sólo para el director

Post: 02/05/2012, 23:01

Escena: 2. El salvoconducto.

De pronto, toda luz de la habitación dejó de irradiar. Allí, en la garganta de la tierra, debajo de la casa de madera, tragados por la propia tierra se encontraban a oscuras, por alguna razón que no alcanzaban a comprender.

Sólo los sollozos de Julius se escuchaban en la oscuridad, ocultos por los puñetazos que él mismo estaba dando al suelo. Ni siquiera reparó en que las velas había dejado de iluminar, y que el fuego ya no emitía luz, ni siquiera calor. Estaba sumido en su desesperación, demasiado triste para asimilar que el mundo sigue girando y que hay que mirar hacia delante.

-Quint... yo... yo...

Silencio.

Nada.

La agitada respiración de todo el mundo empezaba a tomar su sitio en el sonido que llenaba la habitación subterránea. Todos habían creído fírmemente en las palabras de Julius, en su sonrisa y en su tono de esperanza. Todo el mundo había creído por un momento que esa poción podía realmente burlar los límites que la existencia impone, trayendo de nuevo de entre los muertos a un ser al que le ha llegado su hora.

Inocentes.

Las cosas imposibles, también existen.

Sólo algo se iluminó en aquella oscuridad devoradora, sólo un ente dentro de esa habitación podía superar el extraño poder que negaba la luz ambiental. Y ese cuerpo, ese ser, no era otro que Quint.

Sus poros, sus ojos, su cabello toda su piel liberaba destellos de luz que iluminaban la habitación y casi quemaban los ojos, haciendo que observar el milagro fuera algo doloroso, pero a la vez, necesario al calibrar su belleza.

Quint abrió los brazos involuntariamente, y su cuerpo comenzó a levitar, quedando a varios centímetros de la mesa mientras abría la boca y una pequeña esfera brillante parecía hacer su aparición. Dicha esfera, compartía rayos blancos y negros, buenos y malos...

Entró en el cuerpo de Quint, y éste abrió los ojos con fuerza y volvió a caer en la mesa. Tras unos segundos de silencio, la luz volvió a la habitación, las velas volvieron a emitir su resplandor y todos pudieron ver como el rubio se incorporaba sin ayuda de nadie.

Quint miraba alrededor seriamente descolocado, y al ver las caras largas de los que estaban allí, no pudo más que abrir la boca y decir con un hilo de voz:


-¿Qué ha pasado? ¿Y a qué vienen esas caras tan largas? ¡Esto parece un funeral!

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26/05/2012, 16:33
ElAngel
Sólo para el director

Post: 26/05/2012, 14:45

Escena: 2. El Salvoconducto.

Julius acabó de colocar el círculo de velas rodeando el centro de la habitación y volcó el resto del contenido del saco que había bajado en una gran jarra de piedra. De un color amarillo, y olor fuerte, el polvo que llenó el recipiente casi mareaba a los que allí permanecían. Azufre.

    -No temáis, no es la primera vez que lo hago, y sincéramente espero que sea la       última. Sólo tenéis que sentaros, o al menos, colocaros en torno a la mesa. No       tengo mucho material, así que tendremos que realizar el ritual para todos juntos.      Aunque eso tiene una desventaja añadida. Todos vosotros tendréis que entrar en      Ark al mismo tiempo. Si no, seréis expulsados del lugar por la misma magia que       lo protege. Recordar estas palabras, pues no creo que tengáis otra oportunidad       para entrar. Sea cual sea el metodo que uséis para pasar al interior de la ciudad,
    hacedlo juntos.

Mientras decía estas palabars al grupo, Julius empezaba a dejar un reguero de azufre en torno a ellos, realizando las diagonales del polígono regular que habia construido con las velas.Un grafo completo. Tardó poco menos de veinte minutos en regar las más de cien diagonales del polígono construido. En ese tiempo los “invitados” comenzaron a disponerse en el interior, a pesar de que alguna de esas líneas de azufre pasaba justo por debajo de ellos.

Mientras preparaba el ritual, Julius comenzaba a hablar en un idioma olvidado, recitando cánticos y alabanzas perdidos en el tiempo, que nadie recordaba su significado. Sólo él, y gracias a la ayuda de la que ahora era su enemiga era capaz de realizar dicho ritual. El destino, no esta carente de cierta ironía.

           Una vez terminadas las entonaciones, Julius              se colocó justo al lado de la vela más grande              de todas, presidiendo la ceremonia, y guar-
           dando silencio durante un segundo. Volcó
           dicha candela, provocando que línea por
           línea todo el entramado estallara en llamas.
          
           Pero en contra de lo que sería natural, ningu-             na de esas llamas quemaba, ni siquiera a su
           ropa. Parecía estar calentando algo distinto             que el mundo real. Como si ese fuego ardiera
           lamiendo el alma.

           Julius empezaba a rodearse de una aureola
            rojiza y que, poco a poco iba extendiéndose
           hacia la azulada llama del azufre derramado
           Su esencia, su poder rodeaba a los que en el              centro de esa locura se encontraban.

De pronto, un grito surgió de la garganta del rubio sacedote que llenó la habitación y penetró en los oídos de los presentes. Con ello, una sensación extraña en su interior, como si en su cuerpo hubiera cambiado algo, como si realmente su alma hubiera sido profanada.

Las velas se apagaron de pronto, al igual que las líneas de azufre en llamas. La temperatura bajó un par de grados y todo quedó en silencio. Tan solo una voz masculina se pudo escuchar en la habitación. No se dirigía directamente a ellos, pero parecía que habia sentido su nueva presencia.

-Ellos. Son ellos. Hacía tiempo que no les veía, aunque tengo un interés especial en conocerlos. Sobre todo a la bella mujer de los ojos verdes. Pasó por aquí hace tiempo, y le debo algo. Un regalo, que no pude otorgarle cuando nos conocimos.

 

Espero que pronto nos encontremos, he esperado mucho tiempo este momento, y ahora sé con certeza lo que espero. Todos juntos, nunca había imaginado una ocasión mejor.

La hora del descenso del cuervo, está cerca.

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09/06/2012, 01:58
ElAngel
Sólo para el director

Post: 09/06/2012, 01:54

Escena: Epílogo I. Los lazos del destino.

Las riendas del caballo restallaron, y su cuerpo comenzó a tirar del carro que llevaba atado al lomo. Era un caballo poderoso, con una fuerza reseñable y según Julius, un aguante supremo.

El sacerdote había desaparecido en dirección a
Karlsrude. Su caballo, Luz de Luna había empren-
dido la marcha sin esperar ni un segundo.

Ellos, por su parte, habían subido al austero
carro que Julius les había dejado y habian
puesto su única meta en Koven. Si bien, su
verdadero objetivo era llegar a Ark, ese pueblo
sería la primera parada reseñable. No en vano
Conrad había convencido al sacerdote de que
tener su equipo sería realmente importante. Y
le habia dado una manera clara de conseguirlo.

De esta manera, el viento comenzó a azotar
las caras del grupo. Hacinados todos en el mis-
mo lugar, dejando pasar las horas mientras
Brie tiraba de ellos, acercándolos a su destino.

El cielo parecía sonreirles. El destino estuvo de
su lado. El tiempo fue clemente con ellos, y
ni el sol descargó su sofocante calor sobre
los viajeros, ni la carencia de  éste congeló
sus huesos.

A pesar de contar con algunas provisiones para el
trayecto, no dudaron en cazar alguna presa especialmente descuidada durante el
camino. Si bien en teoría tenían comida suficiente para llegar hasta la ciudad, no
era mala idea encontrar otras fuentes.

El agua sí que hubo que racionarla. Una vez llegados a la fuente natural de la que
hablaba Julius, no habria otra fuente del líquido elemento hasta muy entrado en
Moth. Y, alguien puede vivir casi un mes sin comida, pero sin agua, da gracias si
aguantas una semana.

Al fin y al cabo, no es lo mismo viajar solo, que juntar
a siete personas en el viaje, no es tan fácil transportar
comida y bebida para tantos.

Aunque por otro lado, la caza, los turnos de guar-
dia para vigilar la noche, y el simple hecho de
pasarte una semana viajando se hacen
mucho más llevaderos con alguien con quien
conversar.

No en vano, despues de tanto tiempo sin verse
las conversaciones no sería lo que faltara.

Muchas cosas tenían que decirse, muchos secre-
tos ocultos, que quiza ni siquiera ellos conocían.

Muchos pasados enredados en aquella telaraña que
formaba el tiempo. Ya lo dijo Seline:

Sois especiales, mucho más de lo que podéis llegar a imaginar.

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09/06/2012, 02:34
ElAngel
Sólo para el director

Post: 09/06/2012, 02:25

Escena: Acto II: Un País de Sueños.

-Alguien se acerca.

   -Puedo sentirlo.

  -Mi alma resuena con cada paso que dan, mi cuerpo, por alguna razón que no comprendo, entiende que tengo que mantenerlos lejos de aquí. Y, sin embargo, por otro lado, siento que les necesito cerca, siento que tendrian que estar aquí ya, para poder matarlos con mis propias manos.

No sé ni siquiera quienes son, no entiendo el sentimiento... ¿Entiendes algo, Pandora? ¿Hablan tus libros sobre estos efectos?

Sé que algo se acerca. Y mi alma está...

...deseosa de que ocurra.

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24/06/2012, 19:00
ElAngel
Sólo para el director

Post: 24/06/2012, 18:58

Escena: 2. Nadie simplemente entra en Moth

Las palabras se las lleva el viento.

 

Pero hay palabras mucho más pesadas que otras.

 


Estaban comenzando el quinto día de trayecto. El sol temía salir del horizonte amedrentado por multitud de negros nubarrones de tormenta.  El tiempo habia sido clemente con el grupo en todo el trayecto, pero cuando Moth se acercaba decidió que era el momento de cambiar las reglas de juego.

El carro avanzaba por una gran explanada. No había inconvenientes en que continuara su trayectoria viajando tral y como el mapa les indicaba. En un par de horas llegarían a los lindes de la tierra de Moth.

Y entonces, el agua comenzó a rociar sus cuerpos. Primero, como una leve película, y más tarde con una fuerza inusitada. No había refugio cerca, tenían que continuar. Su equipo, así como la madera del transporte comenzaba a hincharse y el peso aumentaba, elevando con ello la carga que el poble animal tenía que arastrar, lo que sumado a la mayor dificultad del firme hacían que la velocidad disminuyera de manera preocupante.

Sin embargo, el coraje y la determinación podían más que una simple tormenta y avanzaron, avanzaron pese a la adversidad. Empapados.