Partida Rol por web

Ahora lo veía claro. Algunos de ellos tenían edad para ser caballeros. Hablaban, comían y molestaban como nobles adinerados pero no lo eran. Seguramente habrían venido en compañía de su señor con la esperanza de hacerse un sitio, lo suficientemente grande como para meter la cabeza y que les nombren caballeros.
Más si no pudiendo competir por no ser caballeros, ¿cómo pensaban hacerlo?

Estas ideas paseaban por su mente mientras cerraba la espita del barril y degustaba la cerveza. En Silchester, si la cerveza no era lo suficientemente fuerte se castigaba al cervezero con unos latigazos. Sir Breunís se preguntó si aquí se obraría de la misma manera.

Con la jarra llena, el caballero se aproximó a donde los comerciantes estaban reunidos y les saludó.

-Buen día tengan señores de bien. Mi nombre es Breunís y vengo a participar en el torneo. Espero que apuesten bien por mí.- 

Breunís esperó a que le concedieran asiento o le despidieran amablemente.

- Tendremos en cuenta el su nombre, sir Breunis.

Eso es lo unico que acertaron a decir los dos comerciantes que estaban en esa mesa, a decir verdad solo fue uno el que abrió la boca. Parecian un poco asustados, o tal vez la visita del caballero, pilloles sorprendidos.

Mientras se relacionaba con esos tímidos comerciantes, el estruendo de la mesa de los de Cornualles aumenta. Los parroquianos de las mesas de alrededor se han separado discretamente para marcar distancia y terreno entre ellos y los alborotadores. 

El griterio que se forma hace que instintivamente dejes a los comerciantes y gires tu cabeza hacia los alborotadores, que andan en el extremo opuesto de la sala.

Parece que la llegada de otra ronda de bebida se retrasa más de lo que su paciencia les permite y andan a voces con los posaderos. Mientras, amenizan la espera con canciones regionales, donde se alaban las virtudes córnicas (Cornualles) a cambio de no dejar tan bien paradas a las demás regiones de Britania.

 - Moza, aquesta mesa anda en necesidad de ser abastecida. Traed vuestras tetas aca, que de seguro os seguirá el resto del cuerpo.

La moza llega apurada pero  con jarras, las deja sobre la mesa, acambio recibe unos manoseos a la altura del nalgatorio. Tambien,  le han arrojado las monedas de la paga de la bebida al suelo. Ella lo recoge temerosa y resignada.

- “Apañar las monedas o ¿acaso nos quereis invitar a otra ronda?” Todos ellos  rien la ocurrencia.

-Descortés por tu parte,- dijo Sir Breunís elevando la voz. -e impropio de un caballero el trato que habéis dado hacia la dama, aunque sea de baja cuna. Ahora entiendo, pese a vuestra edad, por qué no lucís espuelas.-   

“Perdonad la vuestra merced a los mi amigos, la sed tras el duro trabaxo hecho les ha de saciarla con ansia et abundancia en aquestos calderos de vino et cerveza, et puede faberles atontado las entendederas.  Ya procuraré yo el  facerles ver lo equivocado del su comportamiento. Gracias a su merced,gran caballero por habernos enmendado los actos torcidos por el mal beber.”

Dicho lo cual termina con una reverencia excesiva, haciendo que sus otros compadres ya no disimulen las risa y estallen risotadas y aplausos burlones.

- Saludos villano.- dijo con una sonrisa al tendero, observando el género que tenía, oliendo el queso y señalando el que mejor le parecía.

- Un cuarto de ese queso que huele terriblemente bien, y un chusco de pan.- lo pagó y le dio un buen bocado, primero al queso y luego al pan, para comérselo todo junto. 

Pasándose la mano por la boca, aún masticando, comentó:

- Y cuéntame, el Conde tiene alguna hija en edad casadera.

- Aqui tiene la vuesa merced aqueste queso, no hallará meiores en todo Vagón.

- Et si, el conde tiene heredera moza, pero aun dista de andar en edad casadera. No seria cosa de extrañar que estuviera en los banquetes del torneo. Alla podrá verla vuesa merced.

Se creía muy hombre el alborotador que salió en defensa de su amigo, pero en el fondo se veía su desprecio e intenciones hacia Sir Breunís.

-Entendederas pocas y mal puestas es lo que algunos tienen sobre la testa, sino astas.- Sir Breunís estaba enaltecido por las risas burlonas de los otros y no pudo callarse las ganas. -Sabed que aberiguaré quién son vuestros amos y les haré saber de vuestra falta de respeto hacia un caballero.

Sir Breunís puso un denario sobre la mesa de las bebidas y se marchó de la posada dando un portazo.

- Vamos muchachos, id rematando  que el aqueste vino mese esta agriando.

Todos los de la mesa despiden al caballero , entonando canciones que ponderan a los de Cornualles y no dejan en buen lugar a los no cornicos.

Uno de los cabecillas al marchar os hace una larga y exagerada reverencia. Entre labios susurra, un ...

-...nos veremos.

Has abandonado  la ciudad de Vagón. Aun se te ha quedado en la garganta  la hiel por el encontronazo con los escuderos. Afortunadamente la recepción con el señor conde esta próxima, y tus pensamientos se centran en el protocolo y el saludamiento.

De tus compis caballeros no sabes nada, a cada uno los dejaste a sus tareas, mientras tu hicistes las tuyas.

El paseo por el mercado te ha llevado más tiempo del estimado. Tu parsimonia ojeando puestos, te ha entretenido más de lo que esperabas. Tal vez sea buena cosa desandar el camino hasta el campamento, puesto que la recepción del conde esta cercana.

Tras el paseo del frances por el mercado, de sir Breunis por la ciudad de Vagón y sus tabernas, y la estancia de sir Cedrik por el campamento, el tiempo se os ha echado encima, y andais con el tiempo justo de asearos un poco y marchar a la recepción del señor conde. Si quereis hacer algo antes, decidmelo, si no, el viernes os presentaré ante el Conde Roderick.

Sir Breunís llegó malhumorado de su paseo por Vagón. Saltó de su montura y le dijo bruscamente a Brendelt que la cepillara. Este, temiendo que cometiera un error y perdiera prestigio, insistió en saber que era lo que le había puesto de tan mal humor. Al ser su hermano menor y no un simple plebeyo, Breunís aceptó a contárselo mientras se aseaba y cambiaba de ropa (quería tener el mejor aspecto posible) Al final Brendelt se ofreció a echar un vistazo por el campamento, e informarme si descubría algo a mi vuelta.

Con un hermano que vigilaba sus espaldas, Breunís salió pulcramente vestido de su tienda preparado para conocer al Conde Sir Roderick.

Al atardecer están citados, aquellos  caballeros recién llegados que no se han presentado aun al señor de estas tierras y organizador del evento, en el castillo de Vagon.

El castillo del señor de estas tierras esta situado al oeste de la ciudad sobre una pequeña elevación del terreno. Es una mota castral reforzada. Posee un amplio patio interior, con aljibe huerta y pozos, patio de armas con , construcciones adosadas como caballerizas, herrerías, carpinterías, cobertizos para aperos y herramientas y una leñera adosada a la cocina. No posee foso que lo bordee. Se reforzó con una torre de piedra y un pequeña patio de armas adicional.

Esta en buen estado de conservación.

Esta el patio  lleno de tiendas de escuderos y del sequito de los grandes señores que se hospedan en el interior.

Los aledaños del castillo, fuera de la protección de las murallas, también se hallan repletos de tiendas de sirvientes y escuderos.

Estais en una fila de caballeros. Todos ellos tienen las mismas intenciones que vosotros; Presentar sus respetos al organizador del torneo, y señor de estas tierras, sir Roderick, conde de Salisbury.

Es vuestro primer acontecimiento de este estilo, y estais un poco nerviosos.

-Pardiez.- Pensaba Sir Breunís mientras alisaba una y otra vez la sobrevesta con el emblema de su familia, un dragón negro sobre campo de oro.
Las manos le sudaban, no sabía estarse quieto y esa larga fila no hacía más que incrementar su temor a hacer algo mal. Como dar su nombre erróneamente, o peor aún, el de su ascendencia.
 

Obviamente te has sabido mantenerte en la fila con aplomo, elegancia y saber estar. Mas tarde le sacaremos más rédito a tu critico.