Partida Rol por web

Sir Cadwallon miró con seriedad a su interlocutor. - Si el mariscal diera su aquiescencia, no tendría problema entonces, mi señor. 

Sea pues, Et esperarme en esta posada, pus en algun momneto de aqueste dia, regresaré con nuevas.

agradecido.

Y tras una reverencia, que le hace mudar el gesto por el dolor, el cabalero sir jaradam marcha.

Mientras marchais al desayuno, por el camino, os encontraias a los dos caballeros, sir Jaradam y sir Cadwallon parlamentando. Al parecer, llevan un rato largo haciendolo, casi tanto tiempo  como vosotros. No se ve atisbo de lucha en los ojos de ninguno de ellos, más bien respeto.

Nada más asomaros a contemplar la escena, los dos caballeros terminan su parlamento. Sir Jaradam se despide con una reverencia cortes hacia vuestro compañero.

Ves en lo alto de la escalera, con intención de bajar, a tus dos compañeros. Han visto la reverencia de sir Jaradam, y la marcha del caballero.

Con semblante pensativo, Sir Cadwallon hizo un gesto a sus compañeros para que bajaran y, cuando estuvieron cerca, comenzó a hablar: - Sir Jaradam desea luchar conmigo de nuevo, pues considera una afrenta personal contra su honor el resultado de nuestro primer combate. - Se encogió de hombros. - Le he dicho que considerara que está herido, pero no ha querido entrar en razón. Le he dicho que lucharé con él si el mariscal del condado lo aprueba. Espero que le hagan entrar en razón, en deferencia a nuestra misión... pero si no es así, tendré que luchar de nuevo. 

No tenemos tiempo para esto, sir Cadwallon digo, mirando fíjamente, pero tampoco podeis huir como si tuviérais miedo o fuerais cobarde. Suspiro. Deberíamos estar ya en camino. En fin... como decís, esperemos que le hagan entrar en razón.

- Bien sé que la misión apremia y que deberíamos alegrarnos de no haber sido heridos en nuestro primer lance. - Abrió sus manos, en un gesto de frustación. - Pero negarme al combate me habría hecho ganar un poderoso enemigo, que no deseo dejar tras de nosotros. No, tendré que enfrentarme a él y, si me hiere, rendirme para satisfacer su honor. - Rechinó los dientes de frustración. - Pues si Sir Jaradam es tan obtuso como para poner esta cuestión de honor por delante de las órdenes del Rey, tendré que ser yo el que mantenga la cabeza fría y la búsqueda encomendada por delante de mi propio honor.

- ¿Pero qué....? - No me salieron las palabras al darme cuenta de que los dos Caballeros que creíamos dentro de la habitación estaban fuera y tan tranquilos. ¿Por donde habían salido? - ¿Me habéis tomado por loco? De ninguna manera vas a ir a ese desafío. Desde que hemos tomado la determinación de irnos de aquí, de la manera que lo hemos logrado, no hay sitio para caballerosidad ni el código de los caballeros. ¡Tenemos algo más grande ente manos! No podemos perder el tiempo en estas cosas. ¡Cuando vuelvas mejor!

Sir Loren trato de mediar. Es lo mismo que cuando hablé de la posibilidad de establecer un motivo para nuestra pendencía con aquellos caballeros, me desestimásteis la idea aduciendo que cuando regresáramos tendría que vivir con los resultados de aquella cuestión.

¿Acaso quereis que Sir Cadwallon deba enfrentar una acusación por cobardía cuando regrese? Estoy seguro que ofreció a Sir Jaradan la posibilidad de realizarlo a nuestro retorno, pero este se negó. Son temas de honor, lo más importante para un caballero, no lo obvieis.

- Estoy de acuerdo en que el honor es lo primero para un Caballero. Pero debemos considerar de que hagan entrar en razón a Sir Jaradan. No podemos esperar una respuesta y volver a entrar en duelo. Las mentiras que hemos proferido para llevar a cabo la misión, no son honorables, y una más... ¿que más da? Cuando volvamos podéis enfrentaros en duelo las veces que os plazca. ¡Incluso yo me enfrentaré a Sir Jaradan! Pero ahora debemos partir de aquí. ¡Debemos irnos!

Sir Cadwallon frunció el ceño. - Como ya os he dicho, espero que el mariscal haga entrar en razón a Sir Jaradam, pero si no fuera así, aceptaré el desafío, pues ya he dado mi palabra de que lo haría. - Miró a su amigo. - No debéis preocuparos, Sir Loren lo máximo que puede suceder es que resulte herido por este caballero - o, bueno, que le matara, pero entonces también podrían irse... - y tengamos que prorrogar un par de semanas nuestra salida mientras me recupero. Y, ¿no era esto lo que se esperaba que pasara si alguno de nosotros resultaba herido en el primer lance? Nos mandan durante un año entero a Cornualles, no creo que suceda nada por que tardemos un poco más en ir hacia allí.

- A mí me molesta tanto como a vos, pero pienso tanto obedecer al Rey como dar cumplida satisfacción a la gente que me desafíe. - dijo Cadwallon, con voz firme y decidida. - Sir Jaradam no habría aceptado estar un año entero con esta afrenta sobre su nombre, así que lo mejor es terminar con este asunto lo antes posible.

Levanto los brazos de forma aireada.

- Está bien. Está bien. Pero no quiero pensar en que sucederá si le vuelves a ganar. 

Cadwallon negó con la cabeza. - Creo que no venceré. Aunque lo intentaré. - Tenía una idea bastante clara de cómo encarar el combate, pero seguía siendo bastante poco probable que ganara de nuevo.

- Creo que voy a entrenar para el lance. A ver si recibimos noticias lo antes posible.

Escucho a mis compañeros, con gesto preocupado. De todos modos, tened cuidado, Sir Cadwallon. Yo iré a ver a mi escudero o más bien a mi caballo y luego me acercaré a la zona donde esté entrenando para ver si hay noticias.

En cualquier caso, igual sería conveniente tener las cosas preparadas para irnos cuanto antes, tanto si hay duelo finalmente como si no.

No se separaron mucho ni  sir Cadwallon ni los otros caballeros, del entorno de la posada. Acaso por guardar fuerzas para un largo viaje, o por esperar resolución definitiva al conflicto con sir Jaradam, el asunto fue ese.

Ya estaba cayendo la tarde, cuando son informados por parte del posadero, que un par de campesinos andaban buscando a sir Cadwallon. No era momento para andar enredándose en cuestiones de campesinos, pero no obstante sir Cadwallon decidió acercarse. Sir Flaín y sir Loren  acompañaron al de Catterick en el requerimiento. En una mesa, y gastando en vino y asado las monedas que bien podría usarse para remendarse los harapos, había dos fornidos campesinos.

Al ver a los 3 caballeros, los labriegos  se levantaron y saludaron sin alardes pero respetuosamente a los caballeros. En verdad parecían que estaban hechos a tratar con caballeros. El que parecía llevar la voz cantante comenzó a hablar  los caballeros. El otro parecía más centrado en acabar con el asado que tenía en la mesa.

Sir Cadwallon, et compaña: No semos campesinos, semos soldados de la guarnición del castillo, vestidos a la manera campesina, et mandados por el mariscal del condado, Sir Elad. Dijonos sir Elad que estas palabras et las nuestras ropas, serian pruebas sobradas de que nuestras palabras son ciertas.

Quiere reunirse con todos vos, en lugar seguro et tranquilo, para parlamentar sobre el segundo desafío contra sir Jaradam. Quiere, que mañana tras la amanecida et antes del mediodía,  reunirse con todos nos en el bosque, en lugar y modo que nosotros os conduciremos hasta allá. Él referirá a todos vos, modos y maneras que estime.  Insistió también el señor mariscal del condado, en la discreción de todo aquesto, por lo que echaremos noche nosotros también en la posada. No habemus de llevarle respuesta previa, pues bien verá él, si acudeis a la reunida or no.

Aprieto el puño cuando escucho la noticia. Esto no debería de estar pasando. Miro hacia los lados para ver si alguien ha podido escuchar algo. ¡Maldita sea! Esta misión me estaba volviendo un paranoico. 

Cadwallon miró al supuesto guardia, ataviado cual campesino. Sus maneras no eran, desde luego, las de un vulgar plebeyo; hablaba más bien como alguien acostumbrado a tratar con la nobleza. 

- Si no es necesario dar respuesta ahora, entonces no la daremos. NI esta, ni otras palabras ociosas. - dicho lo cual, se dio media vuelta, haciendo un gesto a sus compañeros para que le siguieran. No se le había pasado por alto la desazón de Sir Loren.

Cuando estuvieron más alejados, donde nadie podía escucharles, comenzó a hablar en voz baja. - En el mejor de los casos, Sir Elad querrá que solventemos el combate con Sir Jaradam de forma discreta. En el peor, querrá que nos vayamos sin enfrentarnos a él, lo que hará que Sir Jaradam monte en cólera... - se encogió de hombros. - bueno, en el peor de los casos será una trampa, pero no lo creo; sería extraño que Sir Jaradam montara una charada así... pero no hay que descartarlo, así que, antes de tomar una decisión, querría saber vuestra opinión, mis buenos amigos.

Me quedo pensativo, meditando las opciones. Acompaño a Cadwallon cuando se aleja un poco y escucho sus palabras.

No creo que Sir elad vaya a preparar una trampa. Y creo que sería buena cosa escuchar al menos qué quiere de nosotros. Yo si iría a ver qué quiere decirnos.

- Oh, no me refería a que Sir Elad nos vaya a poner una trampa... - dijo Cadwallon, seriamente. - me refería más bien a que esos dos ganapanes pueden haber sido enviados en realidad por Sir Jaradam para atraernos a una trampa en la que Sir Jaradam nos mate para librarse de nosotros. - Se encogió de hombros. - Es una posibilidad, pero lo dudo. En cualquier caso, haremos bien en tenerlo en cuenta y estar preparados.