Partida Rol por web

La Sala de Eventos resplandecía cómo una joya recién pulida, despertando la envidia de todo aquel que no tuviera una invitación para asistir a la celebración privada que se celebraba en su interior. Pero había medidas de sobra para asegurarse de que nadie entrada a curiosear, desde SIBOTs merodeando los alrededores de forma constante hasta los amenazadores DEBOTs que reposaban escondidos en la pared exterior del gran edificio llevando años sin ser activados. Las entradas, a su vez, era guardadas por camaradas de seguridad y por PABOTs que iban integrados con todo tipo de medidas de escaneo ante posibles amenazas. En definitiva, que habría que estar loco para intentar hacer alguna clase de locura ahí dentro. 

En el interior les esperaban a los invitados todo tipo de placeres para deleitar su vista, oído y paladar. Música ambiental, bailarines de todas las clases, diferentes tipos de arte expuesto para los curiosos (Desde cuadros hasta complejas figuras) y comida suficiente para alimentar a todos los invitados cuatro veces. Y en medio de toda esta variedad estaban los invitados, que parecían los participantes en una competición en la que el objetivo era destacar por encima de todos. Guardaespaldas, humanos o robóticos, exóticos trajes (A la par que estrafalarios en algunos casos) y conversaciones aquí y allá, cargadas de jolgorio o veneno, dependiendo de la relación entre los interlocutores. En conclusión, la mezcla perfecta para pasar una inolvidable velada. 

Por desgracia, para Butch aquella fiesta no era motivo alguno de alegría. En primer lugar porque estaba allí en pos de completar una misión, y por lo tanto no tenía tiempo de distraerse con comida y espectáculos, y segundo lugar porque el simple hecho de contemplar su alrededor le hacía hervir la sangre. Sólo él sabía lo que era vivir en los suburbios, sólo él sabía que la mitad de todo que aquello que iban a deshechar en esa fiesta sería suficiente para alimentar a gran parte de su población. Pero tenía que mantener la calma, localizar a su objetivo y decidir cuando actuar, al mismo tiempo que intentar evitar que nadie se fije demasiado en él. 

Tan pronto cómo lo habían llevado hasta la Sala de Eventos, y le habían entregado el arma que le había pedido a Luther [*], había entrado en el interior por la puerta del servicio. A partir de ahí, una vez identificado, le habían entregado el uniforme y el equipo, se había cambiado, le habían asignado a un compañero de patrulla y le habían especificado a que hora debía patrullar X lugares y cuando serían los descansos. Demasiado sistematizado para su gusto, pero sin duda era preferible aquello a que le hicieran demasiadas preguntas. 

Su compañero era una mujer que distaba bastante de la imagen que se tenía en los suburbios de las mujeres en Cele. Se decía que eran bellas, finas y delicadas, que el mayor y único esfuerzo que hacían en sus vidas era parir hijos y ir de compras. Pero aquella mujer era fuerte y tosca a pesar de que era bastante joven. Su nombre era Julia Terrance, y no parecía muy dada a conversar a juzgar por cómo habían comenzado la patrulla en silencio compartiendo más que nada una presentación y comentarios aislados. Sólo había una cosa que no le gustara de esa mujer y es que a lo mejor iba a tener que incapacitarla si en algún momento de la fiesta pretendía quitárselo de en medio para poder actuar por su cuenta. 

Butch se sorprende al escucharla suspirar. 

- No esperaba que esto fuera tan tremedamente aburrido. - Dice mientras que mira con atención a los alrededores. - Espero que cuando los invitados se comiencen a emborrachar haya alguna oportunidad de hacer algo útil. 

A pesar de sus evidentes aptitudes físicas, Julia era una novata, tal y cómo le había comentado a Butch al principio era su primera vez cómo guardia de seguridad. 

Pero lo que para algunos iba a ser una noche inolvidable, para Croma iba a ser una fácil de olvidar. Había sido tedioso revisar cada uno de los PUSBOTs del cargamento para comprobar que todo estuviera en orden, pero la peor parte llegaba ahora: La espera. No había otra cosa que pudiera hacer que esperar a que algo fuera mal, y eso no era especialmente emocionante. Y Arma, a su lado, tampoco era el alma de la fiesta... Claro que no lo sería si él no le ordenaba lo contrario. 

Estaban ambos paseándose por los pasadillos del servicio, lejos de espectáculos o comida. No tenía porque patrullar, pero observar el movimiento de los robots era su mejor distracción, y en cierta manera le enorgullecía ver su trabajo en marcha.

Y entonces lo ve, cómo una pesadilla de la que no se podía escapar, cómo si lo persiguiera allí dónde va en pos de atormentarle. Francisco de Lince salía en ese momento de una sala y avanzaba pasillo arriba (Ajeno a que tenía a Croma detrás). ¿Por qué él? De todas las personas... ¿Por qué tenían que contratarlo también a él para el evento? Pues seguramente lo hubieran contratado, sino Croma no sabía explicar que pintaba en los pasillos a los que sólo el servicio podía acceder. 

Pero todo aquello poco le importaba a Karoi, centrado en el que era su objetivo. Pero el mismo estaba siendo lento de alcanzar... Llevaba rato ya observando las pantallas de las cámaras en la sala de control con el mayor disimulo del que era capaz ya que a él no le correspondía es tarea, simplemente tenía que esperar ahí a que algo que lo involucrara ocurriera. A pesar de su complicada labor aún no había detectado a Thadues. Sin duda, no era el más eficiente de los métodos. 

- Cómo alguien no rompa algo pronto, me voy a convertir en esqueleto aquí mismo. - Comenta Elena desde el otro lado del auricular que llevaba puesto Karoi. - Tendríamos que encontrar una manera de hacer fallar una luz o algo, cualquier escusa que nos ayude a salir a patrullar fuera. 

Aquel lugar era sin duda sobrecogedor para Marcellette, un sueño hecho realidad para alguien tan mundana cómo ella. Sin embargo había algo que estaba convirtiendo esa velada en algo no tan placentero y eran las miradas que le habían echado algunos de los invitados en el recibidor. Por suerte, no por ello se había convertido en el centro de atención, pero sin duda había hecho la situación más incómoda. Por suerte, viendo los complicados y extraños diseños de los trajes de algunos de los invitados, con suerte algunos creerían que el traje de Marcellette pertenecía a algún diseñador prestigioso con ideas innovadores sobre cómo una mujer debería vestir. 

A su lado, Gregory parecía mucho más cómoda, y tras entregar su abrigo en la recepción, se dirige a Marcellette. 

- ¿Te apetece comenzar por algún lugar en particular? - Pregunta con curiosidad.

Por su mirada, parecía algo temeroso de la respuesta. Durante el viaje Gregory le había mencionado que le gustaría presentarle al amigo que le había conseguido la entrada, aunque había sido reservado respecto a su identidad, a salvo de eso le había asegurado que no tenía obligación de estar con él y que podía aventurarse dónde quisiera. La opción resultaba tentadora a la par que aterradora para Marcellette, y sin duda la forma en la que Gregory había dicho estás palabras dejaba claro que no era su opción preferida. 

Pero para Undine la música y la comida estaban lejos de su alcance de momento. Estaba descansando en su camerino, un poco exhausta por los preparativos del espectáculo y un ensayo preliminar que se había forzado a hacer aquella tarde con todo preparado... ¡No quería imaginarse cómo estaría después del mismo! Sobretodo con la expectativa de tener que poner en marcha la misión de Crow. 

Tenía varias opciones ahora: O seguía descansando, lo que podría incluir darse un baño en la tentadora bañera de su camerino, o se iba a dar una vuelta a ver si encontraba algo interesante para matar el tiempo. O quizás podría ir a buscar a William, estaba tan tenso durante los ensayos que, al terminar, Margeryth le había insistido en que se fuera a tomar algo y no lo había vuelto a ver. Eso sí, ir a preguntarle a Margeryth sobre su paradero no era posible... A diferencia de Undine, ella no estaba allí sólo por la actuación de Undine, era un invitado más a la fiesta y cómo tal tenía que hacer acto de presencia de las "guerras" que estuvieran llevando a cabo la nobleza. 

Y tenía una última opción, aunque casi que le daba miedo ponerla en marcha... Y era intentar volver a comunicarse con Crow. Debería estar preparado ya, ¿No? 

El corazón le latía con fuerza. Amenazando con salir de su pecho a la mínima que algo no saliese como eseraba. Había practicado mucho. Se sabía los movimientos de memoria, cada detalle, cada posición de su cuerpo, cada tono cantado a la perfección. Lo tenía dominado desde hacía días, ya que hacía dias que no existía nada más. Aparte que ella misma estaba deseosa de poder hacer esa actuación, no solo porque la vieran, sino porque sabía que iba a disfrutarla. Y no hay mejor actuación que una que se disfruta actuando. Quería bailar por ese escenario, con esa sensación de estar sumergida en el agua, con ese precioso vestido, los efectos de agua, la preciosa música que había compuesto junto a Will.

Parecía una actuación sacada de un sueño, se moría de ganas por pisar ya ese escenario.

El baño se le hacía tentador, pero sabía que si quería bañarse en una bañera enorme siempre podía pedirle permiso a Margeryth para poder bañarse en la de la mansión.

Respecto a lo de Crow...No quería pensar en su misión después del espectáculo. Ahora mismo no existía nada más que su actuación. No pensaba permitir que la preocupación por su "misión" le estropease esa noche.

Aunque lo que ahora le preocupaba era el estado de William. Así que sale de su camerino con una infunsión en las manos dispuesta a encontrar a su querido compositor. Y así curiosearia al resto de artistas. Aun no llevaba puesto su vestido para el baile, aunque si que llevaba todo el maquillaje y el pelo listo, que era lo más complicado. De modo que no estropearía la sorpresa a quien la viese, ya que llevaba un vestido sencillo pero elegante, no desentonaba con lo que había visto por la fiesta, pero no llegaba, ni por asomo, a la elegáncia y perfección dignas de una diosa que mostraba su vestido de la actuación. No pensaba sacárselo en toda la noche. Iba a aprovecharlo al máximo.

Los ojos de Marcellette parecían dos estrellas iluminadas por los potentes focos del recibidor.

A un lado Marcellette veía mesas con comidas que solo había probado en fechas especiales como un cumpleaños, y seguramente la calidad no tendría nada que ver con las que estaban allí. Gente de aspecto muy importante hablaba entre ella, y Marcellette tenía impulsos de aparecer y unirse a la conversación. Luego recordaba su fobia social y se le pasaba. Pero algo en su interior seguía deseándolo.

Montones de guardias protegían la sala, pero pese a hacer un trabajo que mantenía segura a Marcellette, la ponían nerviosa. Como uno solo se acercara a preguntarle la hora se echaría a llorar de los nervios. ¡Pero no con Julia! Marcellette está especialmente atenta a ver si la ve.

Por otra parte, pasados ya 10 minutos en el interior, cómo la miraran por el vestido comienza a importarle poco. Daba algo de corte, pero si iba a estar así durante toda la noche no iba a disfrutarla. ¡Ya pasaría vergüenza cuando las cabeceras de las páginas web de noticias hablaran de lo hortera que iba Marcellette en el baile!

Marcellette sale de su ensimismamiento cuando Gregory le pregunta. Casi se olvidaba de que no venía sola. Cosa extraña, porque ahora mismo prefería no separarse de Gregory.

- No lo sé... la verdad es que no tengo claro qué actividades hay, ni conozco a nadie. Así que supongo que puedo ver los especáculos que hagan y conocer a quien me presentes.

Marcellette sonríe a Gregory entonces con una sonrisa infantil. "Conocer a quien me presentes". No era una frase dicha al azar. Le debía a Gregory estar ahí, y seguro que le hacía ilusión presentarle a quien le había dado las entradas. Y si iba a conocer a alguien sería por Gregory. ¿Hablar con extraños por su cuenta? ¡Qué corte!

Parecía que el destino le estaba pasando una mala jugada. Croma quería evitar un encuentro con Francisco, pero verlo en aquel lugar, desprotegido y en un entorno desconocido en principio para ambos, le podría dar alguna oportunidad de verlo cometiendo un error. Error que le comprometería en una situación delicada y con el que tal vez podría sonsacar algo de luz del asesinato de su amada.

- Afina tus sentidos, Arma. Modo subterfugio. - Susurra a su brazal para que Arma pasase a una subrutina de espionaje. Era muy conveniente que Fran no los descubriera todavía. Croma se pone a caminar tras de Arma en su afán de seguir al que otrora fuere su mejor amigo.

La miro ligeramente sorprendido, al no esperar esas frases.

- ¿Crees que tendremos oportunidad de placar a unos ricachones?

y tras una breve pausa añado.

- ¿Lo hiciste alguna vez antes?

Undine sale de su camerino y se encamina en dirección a la sala común de la zona para los artistas cómo primer objetivo para encontrar a William. Por el pasillo se cruza con varios PABOTs cargando con prisas sus instrumentos o algún ayudante cargando café, pero salvo eso no había demasiado movimiento en ese momento en esa zona. Eso era debido a que los que no estaban descansando o practicando ya estaban trabajando en ese momento. La actuación de Undine era la más relevante del evento siendo otras actuaciones simplemente introducciones de artistas menos conocidos o que iban a deleitar al público con música ambiental. Undine había visto alguna cara conocida, pero todos parecían demasiado ocupados cómo para molestarlos. 

Una vez que llega a la sala común y comprueba que William no estaba ahí decide alejarse un poco. Mientras que no saliera de la zona del servicio no habría ningún problema, o al menos eso esperaba.Y por suerte para ella, sólo le hace falta llegar hasta el recibidor para verlo. Estaba sentado en un banco tomándose un café que seguramente hubiera sacado de alguna máquina expendedora. La sorpresa llega cuando Undine se da cuenta de que no estaba solo, Fran estaba a su lado. 

Undine se plantea durante unos segundos si acercarse o no, pero se decanta a ir a su encuentra pues la curiosidad de aquello de lo que estuvieran hablando esos dos era demasiado grande para resistirse. Pero junto comienza a avanzar que capta algo sospechoso por el rabillo del ojo. Asomado por una esquina y claramente observando a Fran y William desde la lejanía había un hombre que parecía especialmente nervioso y algo mosqueado. No muy lejos había una mujer paseando por la sala, que también miraba en la dirección de la extraña pareja aunque era mucho más discreta que el hombre.

Y de pronto, durante unos instantes el hombre descubre a Undine con la mirada y mira hacía otro lado, intentando disimular. 

Arma asiente y a partir de entonces camina con mucho más cuidado que antes. Sus pasos eran completamente insonoros, parecía totalmente atenta los sonidos de su alrededor y tenía la mirada fija en Fran. Croma simplemente la sigue con cautela y a la espera de cualquier información que Arma le pudiera brindar ya que podía comunicarle mensajes a través de un transmisor que llevaba Croma sin necesidad de hablar. 

No tardan en llegar al recibidor de la zona del servicio, un lugar amplio dónde se encontraba la entrada y había bancos para sentarse entre otros elementos. Fran se acerca a uno de dichos bancos, dónde había sentado un hombre algo pálido. Por sus pintas y su postura, Croma juraría que era un PABOT. Fran comienza a hablar con dicho hombre por lo que Croma se detiene detrás de una esquina y manda a Arma a pasearse por la sala, a la espera de que capte la conversación que estuvieran teniendo. 

Y entonces un movimiento sorprende a Croma por el rabillo del ojo. Entrando en la sala por la zona por la que se llegaban a los camerinos de los artistas salía la mujer más bella que hubiera visto en su vida. Sabía quien era pues había salido varias veces en las noticias durante los últimos días ya que iba a actuar en el evento. Se trataba de Undine, una artista con aptitud para cientos de modalidades. Cantaba, bailaba e incluso tocaba instrumentos. Undine lo estaba observando en ese momento.

Nervioso, Croma mira hacía otro lado cómo un acto reflejo, intentando disimular su claro comportamiento sospechoso. 

Gregory y Marcellette avanzan entre la multitud, ambos buscando con la mirada entre los invitados, aunque ninguno parecía estar teniendo éxito. Para Marcellete era imposible no pararse a mirar algunas de las obras de arte expuestas o a escuchar con curiosidad lo que sea que estuvieran discutiendo los miembros de la nobleza. El bullicio no le deja captar nada especialmente llamativo, pero tampoco parecía demasiado interesante.

Antes de que Marcellette se de cuenta, ya estaban al final de la sala y Gregory atravesaba las puertas que conducían a un amplio pasillo que llevaba el salón principal. Allí lo que más llama la atención de Marcellette es un gran escenario preparado para una actuación a gran escala. Alrededor del salón había largas mesas con mucha más comida que en la primera sala y también había mesas distribuidas dónde se podían sentar los invitados. 

Parece que definitivamente Gregory capta a quién estaba buscando con la mirada por cómo se detiene de pronto (Con lo que Marcellette casi se choca con él) y entonces retoma la marcha en dirección a una de la mesas que estaba bastante abarrotada. Cuando están cerca de la misma y Marcellette ve al hombre que se levanta para recibirlos, se le hiela la sangre. 

Gholas Khanform [*]. Dejando al líder supremo de lado, aquel podía ser el hombre más importante que vivía en Cele y se dirigía directo hacía ellos. ¿Habían hecho algo mal? ¿Es que acaso iba a echarlos alguien de su categoría? Pero Marcellette se sorprende aún más cuando se acerca sonriente a Gregory. 

- Me alegra que hayas venido, viejo amigo. - Dice amistosamente mientras que le da una palmada en el hombro a Gregory y le estrecha la mano. - Comenzaba a temer que estuvieras enterrado en libros y no hubieras recibido mi mensaje. - Bromea. 

- No iba a perder está oportunidad de poder verte, me cuesta creer que no te tengan ya ocupado con una de tus reuniones. - Bromea también Gregory. Parecía más animado que nunca, lo que resultaba incluso extraño en él. - Yo también me alegro de verte, ojalá tengamos tiempo de ponernos al corriente de nuestras vidas esta noche. - Dice mientras que asiente, parecía agradecido. 

Gholas asiente con firmeza y entonces detiene su atención en Marcellette. La mira con una gran sonrisa, lo que hace que Marcellette se sienta mucho más intimidada de lo que ya estaba. 

- ¡Y esta debe ser la pequeña Matrika! ¡Hacía años que no te veía! Estás hecha toda una señorita. 

Julia niega con la cabeza. 

- La verdad es que no, pero no perdería la oportunidad. - Sonríe, cómo si lo imaginara mentalmente. - ¿Y tú? ¿Has tenido la oportunidad de encargarte de algún ricachón? Pareces cargar con bastantes experiencias. 

Oh si, claro que Butch se había encargado de ricachones, pero estaba seguro que no era el tipo de gente que Julia tenía en mente, cómo también estaba seguro de que Julia no sabía lo que para Butch significaba "encargarse" de ellos.