Partida Rol por web

- No se culpe por eso, señor Vanguard. Fue comprensible que os separarais. Si sólo no me hubiera mandado un mensaje tan alarmante cuando desapareció... - Pone una sonrisa triste. - Casi me creería que se ha escapado con ese tal Thadeus. - Sus ojos su humedecen, pero niega con la cabeza y frunce el ceño. - De todas formas, mucha gracias por todo, me aseguraré de comunicarle cualquier descubrimiento...

Tras eso, de una forma breve y algo forzada, ambos hombres se despiden. El señor Fzurdis pasa por su lado, mirándola durante un breve instante antes de abandonar la biblioteca. 

Después de que el hombre se fuera, el otro hombre más mayor suelta un largo suspira. Entonces parece deparar en la presencia de Undine y se acerca de forma algo apresurada a su posición.

- D-disculpe la espera, señorita. - Dice con educación. - ¿Puedo ayudarla con algo? 

Vanguard, el abuelo de Matrika Vanguard. La que investigaba junto a Thadeus. Y el hombre joven parecía que era un familiar, quizás un hermano, estaba como loco buscándola.

Parecía que la bibliotecária había desaparecido. ¿Era posible que estubiese junto a Thadeus y Butch aún?

Esa tal Julia era un misterio. De todos modos dudaba que lograse sacar información de lo que había escuchado. Si esos dos conocían a Julia y no habían encontrado a la chica a través de esta ella tampoco iba a lograrlo. Thadeus era una opción más viable. 

También había la opción de seguir al familiar. Si estaba buscándola quizás descubría algo más siguiéndole.

- Ah, no. Disculpe. - Sonríe algo lastimera.- Acabo de darme cuenta que me he dejado la lista de los libros que quería consultar en casa.- Dice mientras hacía ver que miraba su bolso.- Volveré en otro momento. Disculpe las molestias.- Con una pequeña reveréncia con la cabeza se despide y sale a paso calmado de la biblioteca, al llegar fuera se apresura un poco y mira a su alrededor buscando al hombre de antes.

Aunque algo aturdido, el hombre mayor simplemente se despide con la misma educación y vuelve a sus quehaceres. 

Una vez fuera, Undine localiza al hombre al cabo de un rato, bajando la calle y lo sigue con el máximo disimulo del que es capaz. Mientras lo hace, comienza a resultarle más familiar hasta de pronto recuerda que había visto su foto mientras que investigaba los contactos de Marcellette. Era Johann Fzurdis, su padre. Aunque no era cómo si saber eso fuera a ayudarla en ningún caso, de todas formas. 

Johann no parecía caminar con demasiada seguridad, cómo si no tuviera rumbo fijo o no se fiara de aquello que fuera a encontrar más adelante. Y de pronto, para la sorpresa de Undine, parece que a Johann le da un mareo pues se tambalea hacía un lado de forma brusca y tiene que apoyarse en la pared para no caerse. Tras eso se endereza un poco y suelta un largo suspiro. Cada vez que Undine se fijaba más en él parecía más agotado y hundido. 

Undine espera a que el hombre empiece a andar de nuevo y cuando no pasaba nadie por la zona (o poca gente) se acerca y haciendo ver que iba con prisas, ella misma “tropieza” y le golpea “accidentalmente” desequilibrándole y haciéndole caer.- ¡Ah! - Suelta al golpearle fingiendo que todo aquello había sido un accidente.

Al caer el hombre se apresura a acercase totalmente preocupada. - ¡Oh! ¡Lo siento muchísimo!- Dice totalmente preocupada agachándose para ver como estaba. - Discúlpeme, por favor. Permítame que le ayude a levantarse. - Le ofrece su mano para que se ayude y se saca las gafas de sol, mostrando su precioso rostro mientras le mira a los ojos preocupada por su estado como si de un ángel protector se tratase. Esperando que su belleza la ayude a aproximarse a ese hombre si ve que se preocupa por él sinceramente.

- Ah, no te preocupes. - Dice Johann, quitándole importancia al asunto con la mano mientras que se levanta por su cuenta. Mientras que se sacude la ropa añade. - Hoy estoy algo... Torpe. Es sólo eso. - Entonces se endereza y se fija en el rostro de Undine. Achina la mirada. - Oh, estabas en la biblioteca, ¿Verdad? Aunque juraría que te he visto antes en alguna parte. Antes de eso, quiero decir... ¿Eres... famosa o algo así? - No lo decía con demasiado entusiasmo, sólo con pasividad, seguramente por su estado. 

- Ah, si. ¿Me ha visto? - Pregunta levemente sorprendida por la coincidencia. Coincidencia que no existía, por supuesto. - Me he olvidado la lista de los libros que quería consultar y volvía a casa. Esta cabeza... - Se ríe levemente por su própia torpeza, un poco avergonzada y de un modo muy dulce. Estaba adorable.

Entonces vuelve a mirarle preocupada. - ¿Se encuentra bien? No tiene buena cara... 

Johann vuelve a quitarle importancia con la mano. 

- Sólo estoy un poco cansado, es sólo eso. Me sentará un rato y se me pasará. Pero gracias por preocuparte igualmente. - Asiente agradecidocon una sonrisa fraternal. - En todo caso, no te distraeré más, hasta la próxima. - Y dicho esto se da la vuelta para marcharse. 

- No, espere.- Dice parándole aún preocupada.- Por favor, permítame invitarle a un café o un zumo. Quisiera disculparme por haberle hecho caer de ese modo. - Dice algo suplicante pero de un modo muy amable, era muy difícil decirle que no a esa cara.- No me perdonaría dejarle ir en ese estado...

Johann no parece demasiado seguro pero al final parece que se convence.

- Bueno... Quizás no me vaya mal un café para despertarme. - Casualmente estaban cerca de una cafeteria. Johann la señala con la cabeza. - ¿Aquí mismo? 

Undine no pone pegas al respecto y ambos entran en el interior. Insiste en que Johann se siente mientras que ella pide los cafés. Y una vez que ambos están listos, le pone el suyo delante de la mesa y se sienta. 

- Gracias. - Dice Johann, tras lo que le da un trago a su café. Esto le da escalofríos a Undine, pues el mismo estaba ardiendo en ese momento. La garganta de ese hombre debía estar preparada para incendios. Johann se mira un rato la taza antes de volver a hablar. - Entonces... ¿Cómo te llamas? Resultaría indecoroso no conocer el nombre de mi salvadora. 

Había escogido una mesa un poco escondida, apartada de la ventana. Por si acaso, y seguía con su pañuelo que le cubría el cabello de un modo bastante elegante.

Era habitante de Cele, así que terminaría viéndola en algún lugar. No tenía sentido poner un nombre falso. 

- Más que salvadora he sido la mujer que casi le mata tirándole al suelo.- Exagera bromenando un poco con su tímida sonrisa.- Mi nombre es Undine, es posible que le suene. - Al fin y al cabo salió en los periodicos cuando se habló de la fiesta. Esa última frase la dice un poco bajo.

- Undine, cierto. - Dice Johann mientras asiente. - Sabia que había visto tu cara en otra parte. Eres cantante, y actuaste en la Sala de Eventos. ¿Cierto? - Undine lo confirma con un asentimiento. - Vaya,  en ese caso... Es todo un honor,  supongo. Mi nombre es Johann, Johann Fzurdis. - Entonces parece que se le ocurre algo y busca de forma apresurada su teléfono. - Esto puede sonar un poco extraño,  pero... Mi hija asistió a ese evento. ¿T-te suena haberla visto allí? - Le muestra el teléfono, donde aparecía una foto de Marcellette. 

Ahí quería llegar.

Undine mira la foto fingiendo que intentaba recordar ese rostro. - Mmm... La verdad es que había mucha gente y pasó poco tiempo desde que salí del escenario a que... se hizo el apagón...- Le mira con preocupación.- Es difícil recordar una cara entre tantas... Sobretodo si llevaba maquillaje. - Suspira concentrándose en la fotografía.- ¿Algo que llevase que pudiese destacar más? Un peinado concreto o una pieza de ropa llamativa...

- ¿Algo llamativo? - Responde Johann, pensativo. - De hecho... Llevaba un vestido bastante... Excepcional. Diría que... Como una princesa. Y creo que iba acompañada de un hombre... No se que mas podría decirte. Imagino que es complicado que la vieras igualmente, en una fiesta con tanta gente... 

Undine piensa.

- ¿Princesa? - Le mira levemente sorprendida. - Vi a una chica vestida de princesa toda de rosa. - Dice mirándole algo esperanzada. - Llamaba mucho la atención ya que las altas casas suelen vestir de un modo menos... pomposo y fantástico y ella era como una princesa de cuento. - Hace una pausa. - ¿Podría ser ella? - Mira la foto. - Creo que si, recuerdo que llevaba gafas. - Sonríe con amabilidad por poder ayudar pero entonces su sonrisa se borra y le mira preocupada.

- ¿Le ha pasado algo? ...

Johann mira a Undine, esperanzado. Aunque con su última pregunta vuelve a su cara de pesadumbre.

- Ella... No volvió a casa esa noche. Lleva desaparecida desde entonces. - Se notaba el dolor en sus palabras, el simple hecho de decirlo le estaba costando. - ¿Sabrías decirme dónde la viste por última vez, sobre que hora exactamente o si parecía preocupada por algo? 

Ese hombre... empezaba a saberle mal utilizarle. Era un padre preocupado por su hija. Algo que ella nunca había podido sentir. Podía quitarle información, pero eso no quería decir que no pudiese ayudarle tampoco. Al fin y al cabo los dos querían lo mismo.

Al escuchar que desapareció Undine finje mirarle totalmente entristecida. - Si, le ayudaré en todo lo que pueda. - Dice asintiendo levemente con la cabeza un par de veces.

- Esa noche... debería haber sido una noche perfecta donde todos los asistentes disfrutasen de lo que les rodeaba... una celebración. - Dice con cierto pesar.

- Cuando la vi estaba junto a dos hombres, uno era un guardia, creo... aunque daba algo de miedo. - No podía decirle que su hija estaba junto a Butch, le asustaría... Solo le preocuparía más. - El otro era un invitado. Creo. Solo se que hubo revuelo por donde estaban y entonces fue cuando se apagaron las luces... - Le mira con cierta frustración por no poder ayudarle más.

- ¿El hombre con el que iba también está desaparecido?

Johann escucha con atención las palabras de Undine, deseoso de encontrar algún dato de interés en su explicación. 

- ¿Te refieres a Thadeus Clamfell? - Pregunta, algo confundido. - Si, tampoco ha dado señales de vida desde el día de la fiesta, al igual que una amiga de mi hija que también estaba ahí, Julia Terrance. Teorizo que estén dónde estén, deben estar juntos... Pero confío en Julia y eso sólo deja a Thadeus cómo sospechoso. - Sus ojos se llenan de una furia inesperada. - Más le vale que no le haya tocado un pelo a mi pequeña. - Entonces niega con la cabeza y le da otro trago a su café, para despejarse. - Pero la cuestión es, ¿Esa es la última vez que les viste? ¿Antes del apagón? 

- Entonces fue cuando los bots de servicio iluminaron la sala, creo que aún estaban ahí entonces. - Dice por si eso servía de algo.- Pero yo me fui en ese momento.- Hace una pequeña mueca frustrada ya que eso era todo lo que podía contarle.

- Los móviles funcionaban entonces, ¿No le envió ningún mensaje? - Pregunta un poco preocupada. - ¿Si hubiese sido secuestrada le habría llamado, no?

Johann pone una mueca tras lo que se termina el café, entonces vuelve a hablar.

- Me envió un mensaje si, algo... Perturbador. Creo que pensaba que iban detrás de ella, y que irían a por mí, y me aseguró que estaba bien... - Aprieta el puño y se mantiene en silencio uno segundos. Entonces suspira. - Pero no quiero complicarte con esto, Undine, no tiene nada que ver contigo. - Sonríe de forma triste y se levanta. - Gracias por el café, por contarme lo que viste y por escucharme. Que tengas un buen día.

Entonces abandona el local de forma apresurada.