Partida Rol por web

-​ Entonces ya tenemos una cosa más que celebrar. - Sonríe con dulzura y se apoya en él, afectuosa. - ​Nos falta un poco de diversión en medio de tanta amargura. -​ Dice mirándole a los ojos. - Y me debes una fiesta. -​ Le da un beso en la mejilla y vuelve a sentarse bien con su preciosa sonrisa iluminando su rostro. Debía ser fuerte por él.

- Cómo que estoy yo para fiestas. - Responde Fran de nuevo forzándose a sonreír y intentando que su tono sonara a broma, pero no podía ocultar del todo lo deprimido que realmente estaba. Y intentando sumarse a los ánimos de aligerar el ambiente añade. - ¿Y tu misterioso noble? ¿Que opinión te merece después de todo esto?

Undine sabía que ninguno de los dos estaba para fiestas. Pero si se mostraba deprimida y preocupada sería peor. La situación asustaba realmente, aún temía que viniesen a buscarla por lo sucedido el día anterior.

Al escuchar su pregunta su sonrisa se borra y se encoge entristecida. - No lo se... Me confunde.. - Dice intentando sonreir de nuevo aunque con cierta tristeza.

- A veces... Me parecía que mostraba lo que le dolía que hubiese sido yo quien le había traicionado... Como si realmente le importase. - Hace una pequeña pausa recordando esos momentos en que Crow mostraba esa verdad en sus palabras que resultaba dolorosa.- Vino a verme una noche... a escondidas en la mansión. Al principio todo iba bien, nos reíamos y hablavamos. Luego me enfadé por el modo en que me usaba para cumplir las misiones y de nuevo mostró ese dolor en su interior... - Dice con tristeza. - Se fue... Me afectó tanto que incluso él mismo se dio cuenta y volvió... Abrazándome por la espalda... Le pedí que hablase conmigo pero me dijo que no podía... Que cuando terminase las tres misiones lo entendería... Que tenía que ser paciente... - Se queda mirando a la nada. - Recuerdo que temblaba... Parecía alterado y no logro entender el motivo... - Suspira frustrada.

- Los siguientes días me quedé pensando en lo ocurrido. Preguntándome cómo se mostraría conmigo la siguiente vez que nos viesemos. - Su rostro hace una mueca de amargura. - Pero lo siguiente que hizo fue ponerme a este administrador sin decirme nada... Y ya no he vuelto a saber más de él...

- No se si es que he malinterpretado totalmente la situación y nunca he sido más que una herramienta y realmente está tan ocupado que ni siquiera puede comunicarse conmigo... O... Está huyendo de sus sentimientos... Evitándome... - Dice algo molesta y con reproche.

Fran escucha atentamente a Undine, preocupado. 

- No se mucho sobre él, claro está... Pero si trabaja en negocios lo bastante turbios cómo para pedirte a hacer cosas cómo las que te pide... - Se encoge de hombros. - Quizás se está obligando a dejar de lado vuestra relación por el bien de su negocio o quizás alguien le está forzando a dejarla de lado. O al menos esa es la impresión que da si está recluyendo sus sentimientos de esa forma. - Niega con la cabeza. - Pueden ser muchas cosas... Pero no se merece que le des tantas vueltas. Vales más que eso. 

- ​Ya, no lo puedo evitar. - ​Sonríe lastimera. - ​Soy como una de esas víctimas con síndrome de Estocolmo. - Dice con incomodidad.

-​ Pero no pienso permitir que me aparte de ese modo sin una explicación. -​ Añade con decisión. -​ Si él puede interferir en mi casa sin avisar yo también pienso hacerlo, no voy a quedarme sentada viendo como me manipulan a placer y esperan que obedezca a base de amenazas. - ​Parecía bastante motivada y decidida a seguir con su orgullo.

-​ ¿Sabes qué me dijo un desgraciado al que rechacé amablemente en un bar cuando me reconoció y no quise acostarme con él? -​ Pregunta sin esperar respuesta y responde. - ​Que era pura fachada y que él siempre me había imaginado como una mujer dócil. - ​Dice ofendida pero a la vez tomándose aquello como un cumplido.

-​ Hay hombres que no son capaces de ver que una mujer puede ser más que una muñequita sumisa y servicial. - Dice molesta. ​Fran sabía bien que Undine era orgullosa, traviesa y bastante rebelde en según que ocasiones.

- Pobre de aquel que ose despertar la ira de la verdadera Blue. - Bromea Fran, al parecer por fin un poco más animado. Se ríe brevemente antes que añadir con curiosidad. - Entonces, ¿Piensas ir hasta su casa? - Y recuperando un poco el tono de temor pregunta también. - ¿Cómo crees que se lo tomaría?  

- Mal. -Dice como si fuese obvio. - Pero él hizo lo mismo. - Se encoge de hombros. - No puede reprocharme nada.

No parecía importarle que aquello tuviese consecuencias.

- Aunque en teoría vive con su madre...- Sonríe lastimera. - ¿Crees que será admiradora mía? - Pregunta curiosa.

- ¿Su madre...? - Responde Fran, algo extrañado. - Bueno, cualquiera te escuche se vuelve tu admirador por lo que la verdadera pregunta sería si te ha escuchado alguna vez. - Se encoge de hombros. - Depende de que tipo de persona sea o de la relación que tenga con su hijo... Quien sabe, quizás ni siquiera esta enterada de sus actividades. 

- No creo que lo sepa. De hecho no se seguro ni si vive realmente con ella...- Piensa.- Tendré que informarme antes de ir.

Se estaba emocionando demasiado con aquello. Debía relajarse un poco. Al fin y al cabo estaba planeando ir a molestar a Crow...Esperaba que si lo lograba no hubiese rumores sobre ella en la red al día siguiente.

- Ya te contaré. 

Tras eso los animos estaban algo mejor. No quería estropearlo con lo siguiente que iba a decir. 

- A riesgo de estropear el ambiente volviendo al tema anterior... Margeryth sabe todo lo ocurrido en mi misión, eso implica que sabe lo de Luther. Si le contase tu situación podríamos tener más opciones para solucionarlo. ¿Te parecería bien? Le he ocultado todo respecto a ti, pero ella está dispuesta a investigar y buscar una solución o algo para mantenernos seguras, podríamos ayudarte a ti también.

Fran niega con la cabeza, con decisión. 

- Margeryth ya tiene bastantes preocupaciones... Preferiría que yo no fuera una de ellas. Si en algún momento te ves en la necesidad de contarlo, no me importará... Mucha gente lo sabe ya y se que en ella puedo confiar. Pero también se que intentará ayudarme, y eso no lo quiero. 

- De acuerdo. - Asiente. Si ese era el deseo de Fran lo iba a cumplir. 

- Pero yo si te ayudaré. - Dice decidida. - Buscaré información sobre quién está al corriente y quien está dispuesto a ayudar para frenar los secuestros.

A pesar de que Fran seguía sin mostrarse demasiado convencido con la colaboración de Undine, no pone ninguna pega al respecto. Tras eso, la conversación se vuelve un poco menos tensa y intentan hablar de otro tipo de cosas, alejándose del drama que estaban viviendo ambos. Antes de lo que se den cuenta, habían terminado de comer y Fran tenía que marcharse pues estaba ya excediendo su tiempo de descanso. Se despiden deseándose mutuamente suerte. 

De nuevo por su cuenta, Undine no tarda en recuperar la dirección de la mansión Bristow en su dispositivo al igual que la información que tenía sobre ella. Teóricamente era una familia noble, pero era más antigua que poderosa. Por ello, la zona en la que estaba situada la mansión no era demasiado presuntuosa y estaba en el margen de lo aceptable entre la gente de su clase. La madre, Amelia, hacía años que era viuda y no trabajaba. Su hijo, Craig, trabajaba en una oficina de administración y teóricamente vivía con ella. Era considerable la diferencia de edad que tenían madre e hijo. 

Undine se pone en marcha mientras que le da vueltas a cual era la mejor escusa perfecta para plantarse en un lugar cómo aquel de pronto. 

Aquello la ponía más nerviosa de lo que esperaba.

​Se arriesgaba a que todo saliese muy mal y despertar a la mañana siguiente con la red llena de sus secretos... Tampoco había podido encontrar nada demasiado informativo para poder pensar en una excusa decente.

Al final se había decidido a ir y ahí estaba parada frente a la puerta sin atreverse a llamar al timbre. Llevaba su cabeza envuelta en su pañuelo, con las gafas de sol. Inspira y expira para calmarse y al final llama, haciendo sonar el timbre.

Undine tarda tanto en recibir respuesta que casi parecía que no fuera a encontrar a nadie en casa. Pero cuando estaba a punto de volver a intentarlo la puerta se abre ligeramente y se asoma una mujer que Undine reconoce cómo Amelia pues había consultado fotografías suyas. Mira a Undine extrañada y dice con voz amable. 

- Buenas tardes, joven. No esperaba visita... ¿En que puedo ayudarte? 

- Buenas tardes. - Hace una educada reverencia con su amable sonrisa. - ​Disculpe que la moleste. Espero no haberme equivocado. ​¿Es esta la casa de...? -​ Mira su dispositivo, como si consultase el nombre. En verdad lo tenía escrito para mantener la excusa. - ¿..​. Craig Bristow?

La cara de confusión no desaparece de Amelia.

- Así es. - Pequeña pausa. - Aunque si lo buscas a él me temo que ahora mismo está en el trabajo. 

Undine sonríe como si aquello la aliviase. Pero al escuchar su segunda frase su sonrisa se borra un poco.

- ​Oh... Esperaba poder hablar con él... - Sonríe lastimera. - ​¿Sabe si tardará mucho en volver? No vivo cerca y quería poder hablar con él para agradecerle que me ayudase el otro día. - ​Añade con timidez en una sonrisa más dulce.

- Oh. Bueno... Suele volver tarde, por la noche. - Comenta Amelia con expresión entristecida. - Puedes volver luego, si quieres... O puedo decirle que has venido. - Pequeña pausa. - Disculpa, ¿Tu nombre es...? 

-​ Ah, si. Disculpe. Qué maleducado por mi parte. - ​Dice avergonzada por su falta de educación. - ​Mi nombre es Alaris. - ​No quería decir "Undine" directamente, y así Crow sabría que era ella. Hacía mucho que no se presentaba con ese nombre, se le hacía extraño.

- ​No quisiera ser una molestia irrumpiendo de nuevo en su casa. - Explica con amabilidad. - Si puediese entregarle esta nota de mi parte. - ​Dice sonriendo con amabilidad mientras le tiende un pequeño sobre cerrado.- ​Ya que parece que no puedo hablar directamente con él, al menos poderle hacer llegar mi mensaje. - Hace una pequeña pausa. - ​Por favor.

Aquello era lo que se temía, no esperaba que fuese tan pronto.

​Si hubiese ido más tarde habría habido la posibilidad de que la dejase esperar, pero así no.

​Pese a que tenía la intención de esperar fuera por si le veía llegar, quería dejarle ese mensaje. Un mensaje que solo leyese él. Sin pasar por el administrador, que ni siquiera sabía si le haría llegar su mensaje.

​En el sobre sellado había una pequeña tarjeta doblada por la mitad con el siguiente mensaje:

"​​Me pediste que fuese paciente. Pero a cada paso que doy una cadena se suma. ¿Qué es lo que hice mal? Al menos me gustaría saber eso. Y que me lo dijeses tú mismo, sin intermediarios, cara a cara.

​Seguiré adelante, como siempre he hecho. Pero necesito hablar contigo, aunque sea una vez. Luego no daré más problemas."

Amelia asiente rápidamente. 

- Oh, por supuesto, Alaris. Se lo haré llegar. - Dice servicial y coge el sobre. Y entonces añade con curiosidad. - Aunque, si puedo preguntar, ¿De que conoces a mí hijo?