Partida Rol por web

Aquello la sorprende.

- Oh. Es un bonito detalle por su parte. Hacer una celebración para aquellos que no pudieron asistir. - Dice con una preciosa sonrisa, sincera.

- La verdad es que a mi también me entristeció el modo en que terminó la fiesta.- Su sonrisa se vuelve algo triste con ese recordatorio .- Teniendo a tantos maravillosos artistas me halaga que piense en mi para actuar en su fiesta.

- Más honor será para mí que asistas, te lo aseguro. 

Con esto dicho parecía que había terminado de servir la comida por fin. Todo un surtido de platos típicos de diferentes partes del mundo, incluso algunos de Naldur. Parecía que Angus no era sólo un aficionado de la música o la pintura exótico, sino que también de la comida. Y Undine tenía tanta hambre a aquellas alturas, que casi se sentía cómo si fuera una tortura el tener que comer cómo una dama. 

La comida da comienzo y Undine desconecta para cuando Angus decide prestarle atención a Margeryth. Mantienen una conversación bastante aburrida sobre sus respectivos negocios y rumores sobre otras familias nobles que Undine ya conocia. 

Llegado a un punto de la comida, con Undine llena y el paladar lleno de sabores que le iba a costar olvidar, Angus vuelve a llamar a un sirviente para susurrarle algo al oído. Al rato viene con una ventaja y encima de la misma había una botella de licor y varias copas. Cuando Undine reconoce el licor se le hiela la sangre. 

Era el mismo licor en el que años atrás habían introducido el ácido con el que había perdido sus cuerdas vocales. 

- Espero que te guste el licor. He podido rescatar este de mi bodega, ya no recordaba que lo tenía. Es bastante extraño, pero estoy seguro que te gustará. 

El criado se acerca a Undine para servirle una copa. Margeryth mira a Undine, con preocupación. 

La comida estaba deliciosa y Undine disfrutaba. Pero al ver la botella de licor el temor se muestra en su rostro.

- Ah...- Aquel había sido el licor favorito de Margeryth durante muchos años, pero desde su ataque cualquier indicio de ese licor había sido eliminado. Undine tapa la copa con la mano, impidiendo que el sirviente vierta el licor, y mira a Angus con cierto arrepentimiento.

- Aprecio vuestra amabilidad. Pero no puedo beber alcohol. - Sonríe algo lastimera.- Mis cuerdas vocales son extremadamente delicadas, por la operación. - Cuenta con amabilidad.- Pero gracias por ofrecerme algo tan especial. Tendréis que reservarlo para un mejor invitado que pueda apreciarlo.

Angus mira a Undine algo extrañado antes de decir. 

- Ya veo, es una lástima. - Dice al tiempo que se encoge de hombros. El sirviente se acerca entonces a Margeryth que rechaza la bebida educadamente con un gesto de la mano y finalmente le sirve su bebida a Angus. Este da un pequeño sorbo antes de volver a hablar. - Disculpa mi indiscreción, ¿Pero es debido al daño que sufriste en las mismas? Creo haber escuchado algo al respecto. 

Undine asiente algo incómoda. No le gustaba recordar aquello.- Por suerte pude recuperarme y seguir haciendo lo que más deseo hacer. - Sonríe algo más animada pero aún de un modo fragil.

- Eso tengo entendido, un claro ejemplo de superación. - Dice Angus al tiempo que asiente. Le da otro trago a su copa. Entonces parece pensativo, cómo si su cabeza estuviera trabajando en algo pero no dice nada. Margeryth mira su reloj, algo impaciente. Lo cierto era que comenzaba a ser tarde, después de la larga visita y la comida. 

Puesto que Undine había terminado de comer deja sus manos reposar en su regazo, hecho que aprovecha para presionar disimuladamente el botón de su pulsera, aprovechando que sus manos estaban ocultas bajo la mesa. Aunque con un poco de suerte no tardarían en irse.

Pero puesto que habían ido allí para hablar quería hacer al menos una pregunta.

- Antes me habeis preguntado cual era mi expectativa para el futuro. - Le dice con voz serena mirándole.- Me gustaría saber cual es la vuestra.- Hace una pequeña pausa. - Viendo este lugar parece que disponéis todo lo que un hombre puede desear, incluso más. ¿Hay algo que deseeis para vuestro futuro? ¿Alguna meta a la que aspiréis?

Angus sonríe con una chispa de emoción en la mirada tras la pregunta de Undine, y por primera vez, la misma no siente un escalofrío. 

- Me gusta que me hagas esa pregunta, querida Undine. - Se levanta de forma algo teatral y pasea por la sala mientras que gesticula con las manos. - Mi deseo es conocerlo todo. Cualquier cosa digna de admiración o ovación, las misteriosas y secretas artes de todas las partes del mundo. Las más ocultas de las historias e inimaginables leyendas. - Se para delante de un cuadro de él mismo y extiende los brazos. - Todo. Conocerlo, admirarlo, visitarlo o, en caso de que sea posible, poseerlo. - Y ahí estaba ahí, de nuevo el escalofrío. Baja los brazos y se sienta. - Claro que soy consciente de que es una meta imposible, por eso, sería más adecuado decir que lo he transformado en una... Forma de vivir. 

Undine resiste ese escalofrío que le recorre el cuerpo y mantiene su amable sonrisa.

- El mundo está lleno de maravillas, es normal querer verlas todas. - Responde con voz serena.- Aunque a este paso tendréis que ampliar vuestra mansión para poder guardar todos vuestros tesoros. 

Angus se ríe ante este comentario. 

- No puedo decir que no tengas razón. Aunque aquí sólo guardo aquello que más aprecio. El resto lo acabo donando a diferentes museos para el disfrute de todos. - No eran pocos los museos subvencinados por la casa Fellgiery.

Eventualmente los ánimos de la velada se van apagando y el cansancio se hace evidente. En un tono más cordial que amistoso, se despiden y se desean buenas noches tras acompañar a ambas afuera. El cochero las esperaba ya allí, por lo que sin más dilación se encaminan de nuevo a la mansión de los Korth. 

Ya en el coche Undine agradece que la velada haya terminado sin incidentes y realmente tranquila. Suspira aliviada y mira a Margeryth.

- Bueno, no ha ido tan mal. - Sonríe algo lastimera.- Incluso me sabe mal haber sito tan... insulsa.

Margeryth niega con la cabeza y suspira. Parecía ofuscada.

- No te preocupes por eso, ya has hecho bien. A ese hombre le gusta demasiado hablar de si mismo desde siempre. No creas que le va a ofender que le des rienda suelta. Solo espero que su intencion de contratarte para esa fiesta no nos de muchos problemas.

- Bueno, no debería, ¿No? - Pregunta algo confusa.- No es como si fuese una fiesta privada o una de las sesiones personales que hago a veces en los hoteles.

La mira con curiosidad esperando una explicación. - ¿Qué temeis?

- Tu misma debes haberlo notado, va a hacer todo lo posible para tenerte bajo su control. - Pone una mueca. - Te atenderá de la mejor forma, te acercará a sus contactos... Y de una forma u otra, no te dejará escapar. - Frunce el ceño. - No vamos a permitírselo. 

Undine se encoge un poco incomodada.

- Bueno, él mismo lo ha dicho "si es posible". Y ese no es el caso.- Dice con calma intentando tranquilizarla. - Pero no voy a permitir que haga por mi nada más de lo estrictamente necesario. No me gusta deber favores. - Añade.

Tras una breve pausa la mira. - Lo que... No he podido evitar notar que ya habíais estado en esa mansión..- Empieza a decir sin saber como plantear muy bien el tema esperando que Margeryth no se ofenda, con toda la amabilidad y precaución que es capaz. - Y dado el odio que le tenéis me hace sospechar que hay algo que no me habéis contado...

Margeryth frunce el ceño y parece algo incómoda de pronto.

- Por supuesto que he estado antes en su mansión. - Se apresura a decir. - Angus suele invitar a todo el que puede a su pequeña exposición, y cómo líder de los Korth es mi deber atender a sus invitaciones para mantener las apariencias. Pero no creo que haga falta que justifique mi... Reticencia a relacionarme con un hombre cómo él. 

- Tenéis razón. - Sonríe algo lastimera. Aunque seguía pensando que había algo más. - Disculpad que haya sospechado de que hubiese algo más. 

Tras esas palabras se queda pensando. Había apagado la grabadora al entrar en el coche. En aquella mansión había visto verdaderas maravillas, le hubiese gustado poder ver algunas de aquellas cosas con mas detalle. Pero sabía que no convenía mostrar interés en nada de lo que Angus ofrecía.

Ahora solo le apetecía llegar a casa y tocar un poco antes de dormir.

Para cuando el coche atraviesa las puertas de la mansión, Undine se había replanteado su idea de tocar esa noche, pues el cansancio propio de la velada se había hecho evidente durante el viaje. Tan pronto cómo atraviesa las puertas y se despide de Margeryth va directa su nueva habitación para echarse en su amplia y cómoda cama. Y antes se que se de cuenta, se duerme. 

A la mañana siguiente se levanta de buen humor. El día era ideal, aunque eso era algo que sospechaba que sólo ella podía sentir ya que los días siempre eran ideales en Cele, lejos del clima tormentoso de Naldur. Además, sin la expectativa de una incómoda cena con Angus Fellgiery, las cosas parecían mucho más relajantes. Tampoco tenía actuaciones en adelante, en parte por descansar y en parte porque Margeryth se mostraba un poco reacia a aceptar contratos cuando tenían el trato con Crow presente aún. 

Cumpliendo con sus deseos de la noche anterior, Undine va a practicar con sus instrumentos en el jardín. Mientras lo hace se gana la mirada curiosa de algunos criados que procuran no pararse demasiado por no perturbarla. 

Llevaba un par de horas tocando, concentrada sólo en la música, cuando de pronto percibe una perturbación en el ambiente. Había sido leve, cómo un roce en la hierba, pero ella tenía un sexto sentido para esas cosas. Y mientras decide si dejarlo pasar o no, escucha otra vez el sonido. Un paso. Mira a su alrededor, con cautela, y no había nadie. Tras observar mosqueada a su alrededor decide que eran imaginaciones suyas. Pero de nuevo, cuando quiere empezar a tocar de nuevo, vuelve a escuchar otro sonido aunque esta vez no era un paso. Era una respiración nerviosa que le resultaba familiar, aunque no conseguía recordar de dónde. El sonido estaba amortiguado por algo, cómo cuando se escuchaba la voz de alguien a través de una máscara. 

Undine tocaba sentada en la hierva cerca del estanque, dejándose relajar por su propia música. Pero cuando escucha esos pasos y esa respiración nerviosa recuerda. Esa especie de "joven" con voz andrógina que la había encerrado en el almacén. ¿Cómo había podido burlar la seguridad y estar allí como si nada? Eso era un jardín privado de una de las familias mas poderosas de Cele... Realmente Margeryth tendría que mejorar toda la seguridad de la mansión..

No para de tocar, haciendo ver que no se daba cuenta de su preséncia mientas intentaba pensar algo para poder capaturarle. O quizás venía a por algo? Dudaba que viniese a hablar. Era arriesgado, muy arriesgado.

Tras tocar un poco más Undine finaliza la canción y se pone de pie. Estirando su cuerpo soltanto un pequeño murmullo al hacerlo. Lentamente se acerca mojando sus pies en el estanque, jugueteando un poco en el agua, haciendo ver que estaba totalmente ajena a su preséncia. 

Entonces empieza a bailar suavemente, de un modo dulce pero atrayiente a la vez. Como si de una sirena se tratase, su intención era acercarle al agua. Atraerle lo suficiente al estanque como para que sus pisadas se mostrasen en el agua omen el barro. Así sabría concretamente donde estaba.

Entre sus movimientos Undine no había perdido de vista la procedencia del sonido. Y entonces puede ver una perturbación en  el espacio, cómo algo que surgía de la nada. Una nota se posa tímidamente en la mesita junto a la que había estado tocando Undine, temblorosa.