Partida Rol por web

Para cuando la hora llegó y la alarma de su teléfono móvil sonó con estridencia, Croma ya estaba despierto. Tumbado en su cama, se había quedado embobado observando a Arma en la distancia. Recta, sentada en una silla, sin vida... No era más que una muñeca en exposición, un engaño, algo demasiado realista para ser justo. Una orden la activaría, ¿Pero merecía la pena hacerlo? No era ella, nunca lo sería...

El recuerdo de Mara hizo que Croma mirara de forma inconsciente el brazo de su PABOT modificado. Si lo tocaba y cerraba los ojos, era ella otra vez... Pero sus ensoñaciones no tardaban en verse manchadas por la oscuridad. La veía morir de nuevo, en la distancia, incapaz de hacer nada para evitarlo. Y entonces, poco después, un rostro sonriente se reflejaba con claridad en su cabeza. Francisco de Lince, el único hombre con los motivos suficientes de haber provocado tal atrocidad, de haberle arruinado la vida a la misma persona que aseguraba amar. 

Croma se incorpora e intenta apartar estos pensamientos. Si se obsesionaba, no podría avanzar hacía adelante nunca más... Y si no avanzaba, Fran habría conseguido lo que quería. No podía perder su voluntad, ni por él, ni por ella. 

Croma estaba cansado de su pesadilla. Por las noches apenas podía dormir y cuando conseguía concebir el sueño, siempre le atormentaban recuerdos del pasado en los que normalmente acababa recreando la muerte de Mara. Pero por más que cada mañana saliera el sol, su tormento no acababa. Arma era su consuelo y su cianuro a la misma vez, pues verla cada mañana tras despertarse, su presencia confirmaba su infierno. Solamente una flor se alzaba ante aquel cuadro pintado con el óleo más oscuro, su brazo. Junto a las memorias que había almacenado en la la cuarta IA de Arma, aquello era lo más cercano que volvería a sentir Croma a Mara entre sus brazos. Ya solo restaba acostumbrarse a aquel vacío y ahogarse en ese mar de lágrimas.

Finalmente, y de una forma tan mundana como es el hecho de apagar un despertador, Croma ordena a Arma que se encienda. La personalidad de secretaria era perfecta para mantener largas conversaciones entre humanos y no despertar sospechas entre el resto de interlocutores. No era más que un PABOT normal y corriente pero con muchas más líneas de código en su disco duro. Su agradable apariencia, su voz y su razonamiento la hacían parecer humana, apta para engañar a aquellos que no la conocían. Su brazo de carne también jugaba un papel importante en ese propósito, pues siempre que Croma podía, aprovechaba los datos biométricos de la mano de Mara para hacer pasar a Arma como humana. Por lo general, con aquella personalidad, Mara podía hacer frente a conversaciones normales sin revelar su condición de androide, pero eso no quería decir que tuviese respuestas para todas las situaciones, por lo que Croma ya se preocupaba de no andar muy lejos de Arma si alguna conversación se le encasquillaba un poco. Además, ya se las había ingeniado para dotarla de un temperamento frío y distante, características que no incitaran a continuar una conversación con ella.

Mientras que Croma se despereza comienza a darle vueltas al día de hoy en lo relacionado a sus investigaciones robóticas. Normalmente trataba de mejorar ciertos cálculos relacionados con la resistencia de los materiales, así como del diseño interno de los PABOTS que pudieran ofrecer una mejor respuesta física a la hora de interactuar con los medios. Del mismo modo, también trabajaba con otros robots de aspecto menos humano, tratando de cubrir nuevas líneas de desarrollo al servicio de la demanda de los clientes. Jonathan Boake era el mediador que había entre estos y Croma y era el responsable máximo de velar por el bienestar de los robots con los que se trabajaba en la empresa. Gracias a su adoctrinamiento militar, Jonathan manejaba a los robots de la Tartarus Force como si de un escuadrón se tratara, con la diferencia de que los robots nunca cuestionaban sus órdenes ni se cansaban.

Tras la orden de Croma, Arma se levanta de forma sistemática y se puede sentir cómo la maquinaria comienza a funcionar en su interior mientras se inicia. De pronto abre los ojos, y el sonido se atenúa hasta quedar totalmente silenciado, dejando claro que se había inicializado completamente. 

- Buenos días Croma. - Dice en tono servicial con una sencilla sonrisa. - ¿Cómo te encuentras hoy? - Tras esta, iban todo un seguido de preguntas estándares típicas de los PABOTs, era sencillo saltarlas si se quería dando la orden especifica para saltarse esa parte o para silenciar al PABOT. 

-Prefiero no hablar de ello. Arma, "saltar fase de empatización". -acaba ordenando Croma como si no le importara lo más mínimo aquellas frases estándares y vacías. Estaban hechas para reconfortar al interlocutor humano, pero Croma no necesitaba en aquel momento ser reconfortado ni sentirse humano. Simplemente no tenía ganas de hablar y forzó al PABOT a adquirir un comportamiento más práctico. 

-Prepárate, tenemos que ir a trabajar.

Arma asiente, cómo respuesta a que había entendido la orden. Y sin ningún otro comentario, se da media vuelta y desaparece por la puerta de la habitación. En ese momento se encargaría preparar el desayuno mientras que Croma se vestía y preparaba lo poco que necesitaba llevarse hasta el trabajo. 

Cuando llega hasta el comedor, se encuentra a Arma preparando un desayuno estándar. No se había molestado en añadir en ella demasiadas rutinas de cocina, de hecho, sólo había dejado aquellas que venían ya con los PABOT estándar. Para cuando Croma llega a la mesa el desayuno ya está listo. Y mientras que el comienza a comer, Arma simplemente se mantiene en su posición, firme, a la espera de la siguiente orden. 

Croma enciende una pantalla sin muchas ganas, conectada directamente con la Red, por tal de romper aquel incómodo silencio mientras desayunaba. En las noticias se veían detalles sobre los preparativos del próxima gran celebración de la ciudad, el sexagésimo cumpleaños del Líder Supremo. Durante este día, que sería festivo, se celebrarían toda clase de eventos en el distrito comercial para todos los ciudadanos, aunque por su lado, la nobleza dispondría de una celebración privada en la Sala de Eventos (Los detalles de los eventos que se iban a desarrollar en la misma no se especificaba).  

Antes de que Croma se diera cuenta, llevaba medio desayuno y ya se sentía lleno. 

- ¿El Líder Supremo? Ese sí que no tiene que preocuparse de nada más que de guardar las apariencias. - Pega un largo trago de café. Le gustaba cargado, con poca leche. Contra más regusto le quedara en el paladar, mejor, más satisfecho se sentía. Además, la dosis extra de cafeína se agradecía en las largas horas de trabajo, aunque por otra parte, era un arma de doble filo, pues aquella sustancia no ayudaba a concebir el sueño por las noches de manera eficiente, por lo que Croma acababa pensando en cosas de Mara que le estaban destruyendo por dentro. Volviendo con el tema de la red, la noticia del evento se le presentaba curiosa e interesante. Pensó que le vendría muy bien asistir a la gala para despejar la cabeza de pensamientos autodestructivos. Quizá así tuviera la oportunidad de conocer al respetado Líder.

Para la desgracia de Croma era una esperanza un tanto vana. Se necesitaba una invitación especial para acceder a la fiesta de la Sala de Eventos, y él no había recibido ninguno. No era de extrañar de todas formas, las mismas solían estar dirigidas sólo a la alta nobleza y sus más allegados. 

Una vez habiendo desayunado, apaga la pantalla, le da las órdenes pertinentes a Arma para recoger sus cosas y activar el sistema de seguridad y ambos se marchan dirección al trabajo. Para llegar hasta allí es necesario que Croma coja el monorail, que tenía una línea que llegaba directamente a todo el complejo de laboratorios de Cele. 

Durante el viaje, mientras que estaba distraído mirando la pantalla de su telefono, descubre a una niña embobada, mirando en su dirección. Pero no tarda en descubrir que a quien estaba mirando era Arma. Sin duda la presencia de su PABOT allí resultaba un tanto perturbadora, pues estaba recta en su asiento y con la mira fija en la nada, cómo una muñeca gigante. Cuando por fin parece que el robot se da cuenta de que la niña la observando una de sus rutinas se activa y le sonríe dulcemente. Aquel cambio repentino de expresión parece asustar a la niña a juzgar por cómo abre los ojos y aparta la mirada para apretar la cabeza contra su madre. Sin embargo, este hecho no parece afectar en lo más mínimo a Arma, que simplemente regresa a su posición original. 

Cosas así pasaban demasiado a menudo, y hacían totalmente evidente el hecho de que Arma fuera un PABOT. ¿Debería encargarse de instalar nuevas rutinas para evitarlo la próxima vez que la modificara?

"Mierda, su cuerpo es perfecto pero su comportamiento la sigue delatando.  El problema parece residir en que Arma está en vez de ser. Puede que si le mando fingir que duerma, al menos la gente no se fijará en su comportamiento vacío. Sí, tendré que seguir perfilando ese aspecto."

Entonces Croma decide acercarse a Arma muy de cerca como para asegurarse de que sus palabras le llegan bien dado que estaban en un lugar público y sus palabras podrían perderse entre los ruidos de la multitud. Aunque por otra parte, cuanta menos gente les escuchara hablar en aquella conversación privada, mejor, pues no quería dar más indicios de que Arma fuese un robot.

- ¿Estás bien? ¿Qué es lo que te preocupa?

Cuando Croma comienza a hablar, Arma gira la cabeza en su dirección. A pesar de que fuera un PABOT resultaba un poco incómodo que su cara estuviera tan cerca, cómo si fuera un momento de intimidad involuntaria, por lo que instintivamente Croma aleja un poco la cabeza. 

Después de que Arma analizara internamente las dos preguntas de Croma, responde ambas por separado. 

- Si, estoy bien, no te preocupes. - Pausa. - Nada me preocupa en este momento. - Sonríe. Pausa. - ¿Tienes alguna pregunta más? 

-No. Todo está bien. -dice Croma desde su asiento. Se apresura en girarse para tener un mejor contacto visual con Arma y hacer un poco de pantalla protectora para que la gente no tuviera tan fácil ver el rostro del androide.

-Intensifica la respuesta emocional. - Le susurra al oído tapándoselo con una mano. Quería ver qué tan teatral, exagerado o realista podían sonar sus respuestas en aquella situación.

-Hoy te favorece especialmente la luz del sol... aunque brilles con luz propia. - ¿De qué le sonaba aquella frase? Tal vez ya la había usado en otra ocasión.

Las mejillas de Arma se sonrojan, quizás de forma demasiado acentuada y con una sonrisa tímida responde.

- Gracias Croma, eres muy amable. - Sus palabras parecían sinceras y más naturales, aunque su postura seguía siendo demasiado recta cómo parecer natural.

Arma seguía sin adoptar una postura natural. ¿Seguiría siendo muy obvio que algo no encajaba con ella? -Estás muy rígida y tensa. ¿Podrías relajarte un poco? -seguía diciendo muy de cerca. Desde el exterior lo mismo parecería una conversación normal y todo.

Arma asiente, sin embargo se queda en su misma posición durante unos segundos. Al cabo de un rato mira a Croma, en su expresión había un gesto de duda remarcado por la posición de sus cejas. El angulo no era el más adecuado, pero daba el pego. Las expresiones habían sido las más complicadas de diseñar pues los PABOTs tradicionales no disponían de una gran variedad. 

- ¿En que postura debería colocarme? - Dice, acompañado estás palabras con un ligero ladeo de cabeza. Otro gran logro en el diseño de aquella rutina. 

- En una similar a la de esas personas. ¿Las ves? - Indica con la voz mirando a la gente que tenía alrededor. - Con los hombros de sus cansadas espaldas apoyadas en el respaldo del asiento, intentando buscar un momento de alivio que los aleje de su aburrida rutina y les haga olvidar un instante por qué están sentados ahí. ¿Comprendes? - Croma esperaba una respuesta positiva ante aquella explicación, pero era fácil predecir que Arma no entendería el significado oculto pero claro de sus palabras. -"Je, claro que no entiendes". - Acaba reafirmando en su mente.

Arma mira a su alrededor cómo si analizara a todos los presentes y tras eso termina por asentir. Croma se podía imaginar cómo procesaba los datos: En primer lugar reconocería la postura de las personas dentro de las imágenes, después crearía modelos de dichas posturas para luego crear un modelo estándar para el promedio de todas. Finalmente, adaptaría el modelo a lo que consideraría una postura natural y posible y finalmente movería el cuerpo para adoptar dicha postura. 

El resultado final es que Arma se coloca ligeramente ladeada de cuerpo, apoyando su hombro sobre el respaldo del asiento, piernas cruzadas y la espada contra la columna que tenía justo detrás (Pues estaba sentada en el último asiento). Sin duda ahora parecía más natural, pero hacía parecer que se sentía demasiado cómoda en ese lugar. Era casi descarado. 

- ¿Así es correcto, Croma? - Pregunta. 

- Excelente. Pero no te olvides de la variable del carácter social. Estás en un sitio público, no en tu casa. Se espera que respetes ciertas normas de convivencia, pero no tienes por qué seguirlas si no te apetece. - Llegados a ese punto de paranoia y amargura de la vida, hasta el propio Croma se tomaba el lujo de no ser correcto o educado cuando se sentía cansado o no le apetecía realizar un esfuerzo para contentar a los demás. - Fíjate, lo correcto sería que te apoyaras así. -sigue diciendo en un tono de voz privado. Croma relaja la espalda y la posa sobre el respaldo de su asiento, apoyando las manos sobre el reposa brazos y poniendo las piernas de tal manera que solo ocupen su espacio vital con tal de no molestar al resto de pasajeros.

Arma asiente de nuevo, y por fin su postura se vuelve completamente natural. Había costado... Ahora Croma sólo podía rezar por que mantuviera aquella lección almacenada dentro de su memoria, pues los criterios de selección de bloques de memoria a mantener priorizaban cosas más esenciales que "Cómo sentarse de forma natural".  

Y parecía que aquel iba a ser todo el conflicto que iba a vivir Croma en ese viaje cuando de pronto lo ve. Francisco de Lince se subía justo en ese momento en el vagón de al lado. Sus miradas se cruzan sólo durante un instante, pero había sido suficiente. Podía sentir el odio que emanaba aquel individuo, el simple hecho de que estuviera en ese tren parecía una amenaza en potencia. Pero aunque resultara tan conflictivo encontrarlo era algo que ocurría de vez en cuando al fin y al cabo ambos trabajan en dos laboratorios no muy separados el uno del otro. 

Croma frunce el entrecejo y aprieta los dientes fuertemente mientras sigue con la mirada a Lince. No estaba seguro de relacionarlo con el accidente de su amada, pero de algún modo sentía que Francisco era una pista clave que ayudaría a desentrañar aquel misterio. Tenía una corazonada muy fuerte, algo implícito en su naturaleza que de algún modo u otro lo hacía dudar de él. Sea como fuere, la implicación de Fran con la desdicha de Mara no era mera casualidad y estando cerca de él, sentía un peligro inminente que podía prenderse cual mecha de dinamita en cualquier momento. Estando Francisco o cualquier subalterno suyo cerca, más le valía a Croma estar al acecho de todo lo que pasaba a su alrededor.

Quizás Croma no tuviera las pruebas suficientes para acusarlo, pero eso no hacía que Francisco fuera menos sospechoso. El resto del viaje se lo pasa en tensión temeroso de que el desastre llegue en cuánto menos se lo espere. En algunas ocasiones juraría que lo descubre mirándolo, cómo si urdiera un malvado plan contra su persona. Pero la mayor parte del tiempo se la pasa mirando el móvil, ¿Con quién estaría hablando? Fuera quién fuera, no podía ser nadie de confianza. 

Y de pronto se levanta, y se acerca hasta la posición de Croma. Se sienta justo frente a él, se pone cómodo, y con cierta soberbia dice:

- Que, ¿No vas a saludar a un viejo amigo? - En su tono había una acusación, un rencor que era difícil de ignorar. 

Aquella interacción le producía verdadero asco a Croma. ¿Cómo se podía ser tan miserable para saludarlo con aquel tono después de su contribución para la muerte de Mara?

- Subestimas muy a la ligera la palabra amigo. No recuerdo deberte nada, ni siquiera un saludo. - Corta tajante con una lengua que invita a marcharse. Ya no centraba su mirada en Francisco, pues Croma gira su cabeza bruscamente dando a entender que no quería seguir con aquella conversación. Sin embargo, sigue observando a su archienemigo por el rabillo del ojo, avizor a cualquier movimiento extraño.