Partida Rol por web

Turno 1.

Martes, mayo de 2018, 20:30 de la tarde.

Este día marcará un antes y un después en la historia de Europa. Nada volverá a ser como antes, y la razón es sencilla.

Hoy se juega la final de la champions league en el Santiago Bernabeu. Hace unas horas la ciudad estaba atestada: miles y miles de personas se arremolinaban en los alrededores del estadio, mientras la policía controlaba la seguridad. A la amenaza terrorista, hay que sumar los ánimos caldeados de los hinchas de los dos equipos. Innumerables autobuses han viajado desde Cataluña, repletos de culés tan vociferantes y apasionados como los aficionados madrileños.

Pero ahora, en este momento, las calles están tan vacías como llenos están los bares y el mismo estadio. Desgraciadamente, no todo el mundo puede disfrutar, en persona o por televisión, de este evento de absoluta importancia. El país está casi paralizado, pero sólo casi. Hay gente que se asoma a las calles vacías, o que usa el transporte público por diferentes motivos.

Y entre esa gente, estáis vosotros. La línea 10 de metro sustituyó hace tiempo los viejos trenes con vagones por otros corridos, como inmensos gusanos desde cuya cola puede verse a lo lejos la cabina del conductor. Eso, por supuesto, cuando viajan vacíos. O casi vacíos. Como hoy.

Los ocho sois los únicos pasajeros del tren, que traquetea por los estrechos y oscuros túneles del metro. Sois libres de escribir las razones que os han llevado allí, y la posición que tenéis en el tren. (¿Vais junto al conductor?. ¿Al final?. ¿En medio?. ¿Os habéis sentado junto a algún otro personaje jugador?).

En todo caso, el trayecto resulta aburrido. Y si alguno es aficionado al fútbol, estará mordiéndose las uñas pensando en el resultado del partido. La radio que podéis sintonizar en vuestros móviles dice que van empatados, y la cosa está muy interesante.

De repente, la megafonía del tren os saca de vuestros pensamientos, (o de la radio), cuando avisan de la próxima parada. "Tin-tan-tún... Señores viajeros, red de metro informa: próxima parada, Nuevos Ministerio-o-o-o-o-o". El sonido se vuelve insoportablemente alto antes de terminar abruptamente, al mismo tiempo que el tren se detiene lentamente y se apagan las luces del vehículo.

Os encontráis en una oscuridad absoluta, en la que no podéis ver más allá de vuestras narices, y en el sepulcral silencio del interior del vehículo podéis escuchar incluso las respiraciones de los pasajeros más cercanos. Aparentemente no queda ni un ápice de energía que mueva o alimente el tren.

Una avería de estas dimensiones es rara, pero quizás esperéis a que se solucione. O no. Es vuestro turno, y vuestra decisión.

Yo no soy futbolero, por lo que no estoy atento a la radio. Si que estoy sentado, en la punta de uno de los vagones, más o menos por el centro del tren, esperando llegar a mi destino. Salgo del trabajo, hoy me ha tocado reponer y estoy ya arto, sólo quiero llegar a casa, poner la videoconsola y jugar al Call of Dutty. Me he fijado que hoy el metro está desierto, sólo hay unos cuantos pasajeros a parte de mi, pero no les hago mucho caso (excepto a una pelirroja, de la que me ha costado apartar la vista).

Cuando oigo el Tin-Tan-Tún del anuncio de la siguiente parada, pienso "vamos, vamos, ésto se está haciendo muy largo y tengo ganas de llegar", pero al oir el final del anuncio con ese estruendoso sonido metálico y la parada repentida de la electricidad y, por lo tanto, del tren, me quedo parado, sin saber qué hacer.

Por unos instantes pienso que me he quedado ciego, oigo ruidos que vienen de una cierta distáncia (deben ser los otros pasajeros, pienso). Paso la mano por delante de mis ojos y compruebo que no veo ni torta. Cojo el móvil y enciendo el flash trasero, ésta app de linterna para Android va de perlas, y miro a mi alrededor. Inconscientemente busco a algun otro ocupante del tren para ver si puedo preguntar, por si saben algo que yo no "una auténtica estupidez, ya que seguro que sabe lo mismo que yo, que es nada", pero en un caso así el instinto prima y ésta es la primera reacción más lógica.

Me acerco al ocupante más cercano que encuentro.

He llegado con el Ave con mi maleta para el viaje a Egipto. Nada mas bajar busco uno de los paneles con un plano de la red de metros y cercanías. Después de unos minutos localizo el nombre de la estación donde estoy y a la que me tengo que dirigir para llegar al hotel que me han logrado encontrar. Con el dichoso fútbol ha sido complicado pese a especificarle que lo que encontrara sino podía ser uno de tres estrellas que fuera subiendo, quedarme a dormir en el aeropuerto esperando el avión era la última opción.

Cuando subo al metro de la línea 10 me quedo como siempre que no conozco la línea apoyado lo mas cerca posible de una puerta teniendo a la vista el panel para ir vigilando cuando llego a la estación que tengo que bajar.

Voy leyendo las noticias cuando de pronto parece que hemos sufrido una incidencia técnica.

Intento recordar donde se hallaba el botón de aviso al conductor que hay en las puertas. Buscándolo con la luz de la pantalla del móvil para apretarlo no sea que con tan pocos viajeros el conductor piense que va solo.

Todo estaba desértico, absolutamente desértico. Pero a Lucho eso no le parecía extraño, lo mismo pasaba exactamente en su país de origen. Él pasaba de todo eso, era más un jugador de "futbol" que un espectador del mismo. Y lo que era peor, no se ubicaba muy bien en las entrañas de España.

Por eso, al subir al vagón, se ubicó cerca de otra persona* que parecía en una situación similar. Llevaba una maleta grande, como de viaje, y prefirió tenerlo próximo para aprobechar una suerte de "solidaridad de turistas".
Él mismo llevaba una mochila cómoda, no de excursión. Dentro de la misma tenía cosas fundamentales que llevaría un turista para explorar Madrid.

El viaje parecía de lo más tranquilo, similar a lo que uno estaba acostumbrado en su madre patria, hasta que el recorrido se frenó antes de tiempo y las luces se cortaron.

-Uhh, la puta madre... Lo que es el primer mundo ehhh- se dijo enojado mientras revisaba (o eso intenta) el GPS de su celular para ver cuantas estaciones le faltan.

-Che- digo, mientras busco la información en el teléfono, hacia la luz que desprende el celular de Martí -disculpá ¿tenés idea de que pasa? ¿No avisan normalmente acá antes de que se pare por un desperfecto?-.

María tenia prisa por llegar a su casa ya que hoy tenia previsto celebrar su gran fiesta en el ático que compraron sus padres el año pasado en el centro de Madrid, así que pensó que quizá fuera buena idea coger el metro. Era cierto que no había demasiado trafico y que en taxi llegaría antes, pero esa seria una buena oportunidad para subir en metro por primera vez y ver como era.

Una vez abajo la chica observo que había poca gente y pudo ver lo mismo al subir al metro. María entro por la parte central del tren y observo si había alguien cerca. Pudo observar a un chico joven mas o menos de su edad cerca de ella por lo que decidió quedarse allí para no estar sola. 

María dejo las bolsas que llevaba en el suelo y se sentó. Al poco busco en su bolso su teléfono  y decidió hacerse un selfie para subirlo a su instagram. 

La chica intento posar de manera que se viera que estaba en el metro y después intento subir la foto, cosa que le costo un poco por el ir y venir de la conexión.

Tras publicar su foto María levanta la vista y ve como el chico cercano a ella le mira de vez en cuando por lo que no puede evitar sonreír cuando cree que no la esta mirando. El viaje en si parecía tranquilo pero cuando la megafonía anunció la siguiente parada, algo fallo. El vago se quedo a oscuras, en realidad todo lo hizo.

- Dios mio! Exclama la chica y poco después se puede escuchar el ruido de las botellas que llevaba al golpearlas y tirarlas sin querer con su pie. Joder.... Dice la chica en voz baja mientras alumbra con su teléfono el suelo y levanta las botellas. 

Después de levantar las botellas Maria intenta alumbrar con su teléfono al chico cercano a ella. -Disculpa.... ¿Esto es normal? Sonríe de forma nerviosa. Es la primera vez que subo y bueno...... Ríe nerviosa. -No se si esto es algo común.

Lucia se queda tranquila en el asiento. Había hecho ese recorrido en metro cientos de veces y cómo no.. había coincidido con huelgas, averías, apagones y un largo etcétera.

- Joder.. lo que faltaba.. - dice hablando sola. Acto seguido, coge un bocadillo y de su bolso y se pone a comerlo, pensando que el problema se solucionará pronto.

Al ver el chico que alumbraba con su móvil, decide hacer lo mismo con el suyo y activa la linterna para hacer un barrido alrededor suyo. Hasta ahora ni se había fijado quien había en el metro, así que aprovecha para fijarse en cada uno de los integrantes.

Mis estudios como antropóloga me habían traído hasta la capital española, ciudad que hasta el momento me ha parecido maravillosa.

De mañana el despertador de mi celular me hizo levantar como es habitual, algo que no es muy habitual en mi ciudad es que me duche tan temprano pero a diferencia de dónde vengo, aquí hace mucho calor y la verdad es necesario si no te quieres sentir como una bolsa de sudor; me preparo un poco de café y una tostada de pan con mermelada.

Tomo una mochila y pongo dentro mi celular, las llaves del apartamento, una carpeta con escritos y documentos de investigación universitaria, alcohol en gel, un humectante labial, y una barra de chocolate. Salgo hasta la parada de autobús y es ahí donde me percato de lo desolado que está el lugar, por allá muy lejos recuerdo que hoy se jugaba la final de los equipos de futbol español; por un lado me parecía genial ya que los autobuses no iban a estar atestados de gente.

Ya en mi destino, la biblioteca, paso el resto de tarde adelantando mi investigación sobre los juegos de Rol en la educación. Con un poco de sueño y cansancio, recojo mis pertenencias y me dirijo hacia la recepción, me llevare el libro que se ha destacado durante mi investigación, quizá retome mañana temprano desde mi apartamento.

Me dedico a caminar hasta la estación de metro, ya que no era para nada incomodo caminar a esta hora, luego de un tiempo llego pago el respectivo boleto e ingreso. No puedo dejar de perder la mirada en lo extenso del vehículo sentada en el fondo del mismo; me imagino como sería una vida así, sin exceso de población, que la gente desapareciera y todo lo que conocemos cambie para siempre; luego de vagar en mi imaginación el sonido de la megafonía me vuelve a la realidad para ponerme en desconcierto inmediatamente al hacer un ruido extraño y molesto y quedar todo a oscuras.

-¿Pego qui ha pasadu aquí, qui no se suponi que debegia estu teneg una fuente altegna de energia?-

Me levanto del asiento mirando hacia la parte delantera, era obvio que me asustaba un poco teniendo en cuenta que me encontraba en lo último del vehículo; en los vagones delanteros se ve como se encienden las luces de algunos móviles, me tranquilizo un poco y vuelvo a sentarme, quizá todo se restablezca pronto. -Algunas veces es bueno tener compañía de todas formas.-

Rafa, un hombre corpulento, vestido con camisa blanca, tejanos y una americana de corte informal, parece relajarse escuchando por los auriculares la retransmisión del partido, viajando sentado en la zona central del metro. Lleva cruzada al pecho a modo de una bandolera un maletín blando, como una funda de portátil, en la que se esconden los cables de la radio.

Aprovecha el viaje en metro para relajarse antes de llegar a casa para ver que le cuentan los peques y Yulia... cuando de repente se escucha la voz disonante y alterada del metro con ese abrupto final. Y el apagón, cosa que no comprendió al principio pues estaba con los ojos cerrados y al abrirlos no vio nada. Hasta que aparecieron los puntos de luz provocado por distintos móviles.

Con un suspiro se resignó a esperar un poco, a pesar de que sus instintos se alertaron, esa voz del metro, este apagón total, sin que se encendieran lueces de emergencia...

Pero el comentario de la chica del fondo del metro,no hizo más que poner de relieve sus dudas.

-Debería.

Puso su atención en la zona de la cabina, esperando ver algo de luz por parte del piloto del metro.

-Pufff,... ¿Porqué habré aceptado ir a ese partido?- pensaba aburrido mientras estaba sentado en la parte más lejana del metro. No me interesaba el fútbol lo más mínimo, pero a mis amigos le encantaba... y bueno, al menos cuando termine el partido seguro que salimos por ahí... claro, si gana el equipo al que apoyan, que ha saber cual de los dos es.

La verdad, estaba medio adormilado sentado ahí, sin hacer nada y casi sin ninguna persona a mi alrededor (y si había gente en el mismo vagón que yo, ni me había fijado). Había salido muy tarde del trabajo, casi no me dio tiempo a pasar por casa, y llevaba una somnolencia de campeonato; ni habría notado si algo explotaba al lado mía del empanamiento que traía... o eso creía yo, porque todo esa sensación se marcho con el insoportable ruido que venía de megafonía.

Entonces, el tren se fue parando y todo se volvió oscuro. -¿En serio?- exclamé ante la situación mientras me levantaba del asiento y buscaba la linterna de mi llavero para iluminar la zona; en esos momentos me alegraba de haberme gastado los 20 pavos que me costo el llaverito en Ebay. Después de un reconocimiento en el vagón, vi a una chica cerca de mí (que por su forma de hablar, se nota que no es de aquí) y varias luces (supongo que de los móviles de los demás pasajeros) en la zona delantera.

Por toda la oscuridad que había, supongo que las luces de emergencia no se han activado -Hum... si hubiera sido un apagón, seguiría habiendo un generador de emergencia- pensé -Vaya, por fin me pasa algo interesante- pensé algo emocionado, ¿que misterio había detrás de este parón?. Mi mente ya imaginaba todo tipo de situaciones, cada cual más improbable y fantasiosa que la anterior. De momento, empecé a ir hacía la cabina del conductor con la linterna por delante. Me parecía raro que nuestro conductor no enviara un mensaje o algo; a lo mejor estaba atento a la radio para oír el fútbol. Parece que no era el único que lo pensé, porque otro de los pasajeros (uno calvito y con barba), también caminaba hacía allí.

Turno 2.

Sin el traqueteo del tren, un silencio ominoso se expande por el interior de los vagones, comunicados entre sí por secciones flexibles, que permiten el paso entre ellos sin problema alguno. Algunas voces lo rompen, tímidas, preguntándose qué está pasando aquí, mientras aquí y allá aparecen algunas luces, casi todas procedentes de las pantallas de móviles personales. De repente, un ruido de botellas rodando por el suelo resuena con estrépito cuando María las golpea, sin querer, con el pie.

En la cabeza del vehículo se encuentran Rafa y Chuck. El primero enciende su móvil, mientras el segundo ilumina la puerta de la cabina del conductor con su pequeña pero potente linterna. Desde sus cascos, Rafa escucha la retransmisión del partido con normalidad. Aunque la mampara que separa la cabina del resto del vehículo es de cristal, tiene una película adhesiva pegada que impide la visión, y que muestra publicidad. Un hombre musculoso, medio desnudo, que ambos reconocen como Cristiano Ronaldo, en una pose agresiva y junto al texto "Mis expectativas son mayores que las tuyas". Bajo el texto aparece el logo de Nike. Algo parece moverse en el interior de la cabina. La pareja escucha un sonido seco, como la apertura de la cerradura, y la puerta se abre plegando la figura del jugador de fútbol.

En la zona media del vehículo se encuentran Lucho, Lucía, María, Óliver y Santi.

Con fuerte acento argentino, Lucho se dirige a la figura de Santi, perfilada por la luz de su móvil, que se encuentra junto a la puerta, y le pregunta si es habitual que se produzcan averías sin aviso alguno.

Mientras le responde, (o no), Santi usa sus conocimientos como electricista para localizar un comunicador junto a una de las ventanas. Sin embargo, cuando lo pulsa, descubre que no funciona. Eso es raro, ya que lo normal es que exista una fuente de energía residual que alimente este tipo de mecanismos, así como las luces de emergencia, si se produce un apagón.

Óliver se levanta, y se acerca hacia la persona más cercana, la pelirroja a la que miraba de cuando en cuando durante el viaje. María parece bastante nerviosa, y con una risa asustada lo aborda preguntándole si lo que sucede es algo común.

Por último Lucía, con un reniego y un cuajo admirables, se sienta sin más y disfruta de su bocadillo de chorizo a la romántica luz de su pantalla de móvil. También usa su luz, bastante limitada, para iluminar a las personas que se encuentran en la parte central del tren.

En la cola del vehículo se encuentra Emily. Está un poco sola allí, pero puede ver cómo las luces de los móviles se mueven de aquí para allá en la zona central del tren, y podría dirigirse allí si usa su movimiento y su acción, (ambas). Un extraño frío traspasa sus ropas, quizás debido a la profundidad a la que se encuentra el metro, y a la ausencia de acondicionamiento.

Resumiendo, Rafa y Chuck ven a una sombra emerger de la cabina del conductor, (sospechan que se trata del conductor, pero podría ser algo peor), mientras Lucho, Lucía, María, Óliver y Santi se dan cuenta de que no hay ningún tipo de alimentación eléctrica en el tren, y por tanto no pueden abrir las puertas de forma automática ni ponerse en contacto con el conductor, o con la central. Emily, al fondo, tiene sentimientos encontrados. Se ve un poco sola, pero por otra parte, una sensación desagradable en la nuca le hace pensar que no lo está. 

¿Qué es lo que hacéis?. ¿Atacaréis a la sombra que sale de la cabina del conductor?. ¿Abriréis manualmente las puertas del tren?. ¿Las dejaréis bien cerraditas?. ¿Irá la solitaria Emily a la parte central del vehículo?. ¿Si lo hace se llevará las ricas botellas?. ¿O se quedará al fondo?. Es vuestro turno, y vuestra decisión.

Cuando me estoy acercando a la pelirroja "que no he podido dejar de mirar de forma esporádica", veo que ella se levanta de golpe, le da una patada a un bulto que hay a sus piés, el que deduzco que es una bolsa con botellas, por el ruido que hace, y veo que se dirige hacia mi diciendo si ésto es normal.

Yo, que tenía enla punta de la lengua la pregunta "¿hola, sabes qué ha podido pasar?", me la trago y contesto, -"Eh, pues... no, no creo que sea normal"- miro hacia la parte delantera del vagón y veo movimiento y oigo que se abre una puerta (deduciendo que es la puerta de persiana del conductor).

Miro de nuevo a la pelirroja y le digo -"Parece que está saliendo el conductor, vamos a ver qué comenta."- me dirijo hacia la parte delantera del tren, despacio para no tropezar ya que el móvil alumbra bastante bien pero no lo que desearía. Me detengo un momento para mirar a la pelirroja y digo -"¿vamos?"-.

Voy caminando hacia delante, enfocando con la luz del móvil mientras voy dándole vueltas a la cabeza del por qué no están encendidas las luces de emergencia (que deberían haberlo estado en todo momento). En una situación normal, me hubiera quedado en mi sitio sentado hasta que se solucionara la incidencia, pero el hecho de que no haya ninguna luz encendida (ni las mínimas), todo y no ser un experto en la materia me intriga y sorprende. He cogido demasiadas veces el metro para saber cuando una cosa va bién, aún que sea una avería, y cuando no.

Me acerco sin decir nada al grupo delantero, esperando poder tener notícias del condictor.

Avancé hasta la parte delantera del vehículo junto con el otro pasajero. No es que haya sido un desplazamiento muy productivo, ya que la parte acristalada por la que podríamos haber podido ver algo estaba tapada por un anuncio gigante de Nike y el Cristiano Ronaldo -El fútbol, siempre tan útil- pensé con ironía.

Escucho un ruido, como cuando se abre una cerradura o se echa un pestillo. La puerta empezó a abrirse despacio, parecía que nuestro chófer iba a salir de la cabina. Yo, por instinto, mi primera reacción fue echarme un poco para atrás, sin apartar el haz de luz de mi linterna de la puerta de la cabina; si el conductor va ha salir, mejor dejarle algo de espacio vital.

No puedo evitar una pequeña carcajada irónica que corto rápidamente. – Disculpe, no pretendía reírme de usted. Realmente no se lo habitual que es o deja de ser aquí, en Catalunya, de donde soy las hay bastante habituales. No suele haber ningún preaviso ni explicación a los pasajeros. Después sale un responsable de comunicación describiendo que ellos lo mantienen perfectamente y la culpa es del otro. Aquí el responsable de los metros insinuaría que han sido los de las vías. Mientras estos asegurarían que el fallo era de la compañía eléctrica. Nadie asume las responsabilidades.

Mientras le hablo localizo el botón para avisar al conductor y paro la explicación. – ¡Pero qué! Esto si que me lo puedo explicar, – y fijándome en el resto del convoy que veo, – no puede ser que no funcione ni ninguna luz de emergencia. No podría haber superado las revisiones con el sistema de emergencia desconectado.

Dirigiéndome elevando un poco la voz a quienes puedan estar cerca. – Miremos por las ventanas si estamos en una estación y salgamos este metro podría haber sufrido un cortocircuito muy grave.

Aunque me lo planteo mentalmente no nombro que los cortocircuitos provocan la mayoría de los incendios. Yo sólo no podre forzar las puertas y si estalla el pánico nadie me ayudara.

Tras sentir que al parecer el conductor sale de la cabina, Rafa supone que lo hace por que algó con el sistema eléctrico no se lo permite hacer desde el audio, y para que no cunda el pánico, este sale para avisar de lo que está sucediendo. O eso espera mientras ve como la figura sale de la cabina, como el muchacho que está a su lado, se retira un poco para hacer sitio al hombre.

Lucia, tras ver como el comunicador no responder y viendo la agitación de los que se encuentran ahí, guarda el bocadillo pues esa situación tenía peor pinta de lo que parecía al principio.

Decide enfocar el flash de su movil hacía la parte delantera donde se encuentra el conductor.

- Espero que nos devuelvan el precio del billete como mínimo - dice hablando alto, queriendo increpar al conductor. - Estoy harta de llegar tarde a todos lados por vuestra incompetencia! Chingones.. - lo ultimo parece que se le escapa con el pequeño ataque de euforia. Por su hablar no denota acento sudamericano, aunque en ese caso se le escapa una de esas palabras que tanto se le escapaba a su madre.

Impaciente por el largo rato sin luz en lugar y aún más un poco nerviosa; algo dentro de mí a parte del frio que pasa detrás de mi nuca y me hace girar la cabeza, me dice que algo malo esta por suceder, a pesar que tras el vidrio frio no se ve más que la inmensa nada envuelta por la oscuridad siento como si alguien me estuviera mirando fijamente justo a los ojos.

Intento tranquilizarme, cierro los ojos por un momento y decidida me levanto de donde estoy y antes de dar un paso a hacia adelante puedo escuchar a uno de los pasajeros como dice algo en voz alta, buena excusa para ir hacia donde están los demás -Yo solu vio oscurgidad a tgavés di las ventanas- hago una pausa para pasar de manera nerviosa un poco de saliva y añado -La vegdad sientu un poco di miedo al mirgag hacia afuega-

Un ruido toma mi atención, parece que es el conductor quien sale de la cabina a lo mejor tiene noticias y nos dará alguna explicación por lo ocurrido.   

No puedo evitar una pequeña carcajada irónica que corto rápidamente. – Disculpe, no pretendía reírme de usted. Realmente no se lo habitual que es o deja de ser aquí, en Catalunya, de donde soy las hay bastante habituales. No suele haber ningún preaviso ni explicación a los pasajeros. Después sale un responsable de comunicación describiendo que ellos lo mantienen perfectamente y la culpa es del otro. Aquí el responsable de los metros insinuaría que han sido los de las vías. Mientras estos asegurarían que el fallo era de la compañía eléctrica. Nadie asume las responsabilidades.

Dada la explicación rebufo una risa, acompañándolo -Entiendo, entiendo, gracias- no tenía motivos para seguir conversando si esto era tan normal pero el sentirse solo en un lugar distante a su hogar sinceramente te hace buscar relacionarte y, además, Lucho era bastante amistoso por lo que agrega -Si necesitás cualquier cosa avisame ehh. Ahora, otra consulta, porque yo de electricidad se lo básico para arreglar un enchufe sin quedarme pegado nomás... ¿Los sistemas de luces de emergencia no están conectados a unas baterías? Osea- gesticulo en la oscuridad girando las manos, más por costumbre que para dar un punto -Es corriente contínua, no alterna, un apagón por cortocircuitos que corte el sistema de metro no perjudicaría al sistema de emergencia... ¿No será que lo apagó algún boludo de forma manual por accidente o algo? Eso me parece que tiene más sentido, ¿No?-.

Miró luego hacia el primer vagón donde al parecer había movimiento -Por ahí el chofer nos viene a avisar que vamos a tener que palanquear la puerta... ¿Sino para qué mierda saldría de la cabina?- comentó en un susurro a la nada más que a Santi.

Pienso por un momento esa posibilidad pero no acabo de creer que sea una instalación de un sistema que se pueda desconectar con solo un interruptor. – No digo que no pueda tener razón, yo lo instalaría de forma automática y redundante pero un interruptor es muchísimo mas barato.

Continuo intentando ver con las escasa luz de la pantalla del móvil si estamos en un túnel o hemos llegado a una estación.

Al oír que habla del chófer mi anterior interlocutor miro hacía allí. – Si es el interruptor al ver que están desconectadas las luces de emergencia las conectara.

Las palabras del chico comentándole que no era normal hacen que un escalofrío recorra la espalda de Maria. - Tenia que haber cogido un taxi.... de saber que pasaría esto hubiera escogido otro día para viajar en el metro por primera vez. Comenta para si misma mientras ve como el chico comienza a caminar hacia delante.

Cuando camina un metro mas o menos el chico se gira y le dice que vaya con el a ver que les dice el revisor. Maria en ese momento se gira y ve a otros dos hombres junto a una de las puertas, a la mujer del bocadillo y a otra chica que se acerco de la parte de atrás del tren. - Espera! Exclama girando de nuevo y mirando de nuevo al chico. - Ven aquí con nosotros, el conductor hablara con los que están allí y ya nos dirán que pasa. Tras sus palabras Maria coge sus bolsas y se aproxima al resto del grupo de personas del vagón en el que están.  

Al llegar junto al resto escucha lo que hablan los dos hombres que están allí. - ¿Creéis que el conductor encenderá ahora la luz?  Maria sonríe. Si la enciende se abrirán las puertas y podremos salir. Se gira y mira hacia la puerta del conductor y sin girarse de nuevo a los hombres les habla otra vez. - Si no puede encenderla, podríamos abrirla desde dentro ¿Verdad? La megafonía anuncio la próxima estación, así que imagino que estará cerca como para ir andando.

Asiento y añado los fotones de mi propio teléfono a la tarea investigativa de Santi mientras, al igual que él, busco escudriñar más allá de los cristales para ver que hay más allá.

En eso estaba cuando un gritito lo sobresalta un tanto.

Espera! Exclama girando de nuevo y mirando de nuevo al chico. - Ven aquí con nosotros, el conductor hablara con los que están allí y ya nos dirán que pasa. Tras sus palabras Maria coge sus bolsas y se aproxima al resto del grupo de personas del vagón en el que están.  

La pelirroja se acerca a ellos con preguntas. Parecía nerviosa. Lucho agradeció que fuesen tan pocas personas, de ser más serían muchos los nerviosos y como dice el famoso Diego Capusotto -Cuantos más boludos se juntan más boludos se ponen...- rememoró.

-Ey, flaca- respondió al aluvión de preguntas -tranquila, si, podemos abrirlo desde adentro y aun si no pudiésemos podríamos salir por las ventanillas y si las ventanillas fuesen a prueba de balas o algo así podríamos salir por la puerta del conductor- reí suavemente, observé su contorno en la oscuridad puesto que mi iluminación seguía asistiendo a Santi -podría ser mucho peor, acordate de eso, podría pasarte en un pais que no es el tuyo-.

Y eso era brutalmente cierto...