Partida Rol por web

Pues al final parece que lo de Marqués de Sade iba a ser cierto puesto que la sueca le había pedido que la esposara. Será que le molan lah cosah a lo cincuenta sombras de grey... Pensó el madero al escuchar a la chica y ya estaba con ganas de darle su número... Si no fuera porque Padilla le anunció que tenían curro. Francisco le guiñó un ojo a la chica sueca... Gesto que seria visible de no ser por sus gafas también - Noh vemoh luego, señorita - dijo con tono "solemne" de alguien que se va a salvar la ciudad y trota un poco hasta Padilla - Poh a currah noh vamoh - dijo no muy animado pero tenían que hacerlo por mucho que le hubiese gustado quedarse en ese lugar con las chicas.

Asintió, con una mano en el pecho solemne. -À tout á l'heure- le despidió con otro suspiro. Así que aquello era tener a un hombre de verdad cerca, tan grande, musculoso y oliendo TAN bien. Ella aún estaba en pleno éxtasis hormonal cuando la mexicana le tendió una copa. Tiró los dos vasos vacíos que eran para Manu y que ella se bebió para aplacar su fuego interior, así pudo coger el nuevo cubata.

-Oh putain... Est-ce que il est beau...- susurró por lo bajo para sí misma, con una sonrisa de completa felicidad... Y de borrachera, del alcohol un poco también.

Palmeó la espalda del compañero. En plan "no pasa ná, luego seguimos "trabajando"".

Se apartó un poco del grupo y dio unas palmas, avisando al gentío.

-¡A vé! ¡Hagan el favó de apartarse y dejar sitio! ¡Tienen que evacuá esta zona! ¡Por favó, muévanse y dejen pasar a los operarios! -confiaba en no tener que ir hasta el coche a por el megáfono. Y en no tener que ponerse duro con nadie. Las nenas le habían mejorado un poco el humor de perros que traía.

Sin embargo se sorprendió con cierto morcillismo inesperado al alejarse de las chicas. ...joder ya me vale...

Una parejilla bajaba por Pedro Antonio por el lado contrario. Un tío alto espalichado, calvete, y una chica de 30 y pocos, regordeta, más bajita, con un pañuelo complicado y multicapa en el pelo, vestida de modo bastante ecléctico.

Les abordó repitiendo la promoción. Para su sorpresa, tanto él como era le miraban a intervalos las tetas, cuando creían que no estaba pendiente. De hecho ella la miraba con más cara de hacerle un traje de saliva que él.

Sonrió brevemente, excusándose. Parecía un chaval educado.

-Ahora mismo vamos a pillar la cena, lo siento.

Le sonaba un huevo. Trató de hacer memoria. Aquellas tetas, como las suyas, no se olvidaban fácilmente.

-Oye, yo te conozco, del salón del manga. Tu eres Elvira, la cosplayer.

Sonrió.

-Yo montaba el puesto de la Universidad, el de Bellas Artes. Tu también estabas en la carrera, ¿No?

Francisco se rió por lo bajo cuando su compañero le palmeó la espalda y simplemente se encogió de hombros.

Marqués hizo lo propio, pero en vez de intentar avisarle a la masa en general que se apartase decidió que era mejor ir a los grupos individuales a informar que debían despejar la calle y permanecer en las aceras puesto que entre la borrachera que ya cargaba la gran mayoria y el ruido que causaban, dudaba mucho que las palabras de su compañero fuesen a ser escuchadas por muchos en el sitio.

Vaya durumazos que ponía aquel hombre. Grandes como el brazo de un chiquillo, bien tostaitos por fuera. Había muchos gilipollas que decían que aquello era más grasiento que la comida rápida americana. Pero no me jodas. Con tanta verdura, tomate y la salsa blanca, ve a comparar tu eso con los pollos trituraos en serie de los americanos, con su cascaruja y todo. Que puto asco la carne de hamburguesa del macdonalds en España. Puto asco.

Complementaba una fuente de patatacas para ambos, un bol con dos cojones, con un poco de queso por encima (el moro se enrollaba) y les puso dos botes de salsa al lado. Uno salsa blanca marca de la casa, otro ketchup, para que enguarraran al gusto.

El turco estaba que se partía. Veía la televisión pequeña que estaba en una esquina del local, en alto. Era la famosa peli de los tractores asesinos turcos. Ellos no entendían una puta mierda, pero las imágenes eran descojonantes.

-Eh amigo -les dijo- ¿Tu sabe que se ha descubierto cual es animal del que sale carne de kebab?

Y les enseñó la foto del móvil. Se descojonaron.

Bueno, se habían ido los "cueros" y ahora tocaba seguir danzando y pisteando como si no hubiera mañana y de alguna manera no lo había. Lo bueno que la francesa había cogido su trago y ella pudo dedicarse al suyo con toda tranquilidad o bueno no.

Decidió que era buen momento para echarle unas fotos a todas, incluidas las que se habían quedado mas calientes que comal de rancho. Al otro día, si se acordaba, las subiría a facebook.

Los kebab del Alex eran la hostia. Y más con hambre. Ya con todo en la mesa, le pegué tal bocado a mi durum, con tal ansia, que mi hermana seguro hubiera tenido algún comentario fuera del lugar al respecto. Algo relacionado con otro tipo de carne alargada, y asociando eso con mi castidad. ¡Pues que le dieran por culo! A ella y a la  castidad. A estas alturas, si la máma ya le había dicho algo, lo mismo estaba loca por Granada buscándome. Ella y su novio negrata. Madre mía…La idea me perturbó un poco, pero no me arrepentía de lo que había hecho, en vez de ir a cumplir con sus deseos de ninfómana sifilítica.

Pero no, lo cierto es que el pánico repentino se fue  rápido. La gracia del turco con la foto me hizo casi echar la Coca-Cola por las narices. Luego me partí el culo de una risotada. La pera limonera todo. Una tarde de puta madre.

- Qué cachondo...- me limpie con una servilleta la sarsita blanca del kebab, que cualquiera diría- ¿Pero Alex de que viene? - me aventuro a preguntar, con el contento y el puntillo de los whiskazos y lo que no han sido whiskazos. A mi Alex no me sonaba muy turco.

Sonaron nuevas canciones, vaciaron las copas. De vez en cuando, se escapaban un momento a mear en cualquier esquina. Así era la fiesta de la primavera, no había tiempo que perder. Si te alejabas, no volvías a pillar sitio ni en broma. Por eso tenían que dejar a las amigas, que les guardaran el sitio.

Brittany miró mal a su amiga. Esa noche debía ser suya, no la debía contaminar un maromo español con su pene cetrino. No. Por eso aparentó estar divertida, sonrió, y comenzaron a cantar gilipolleces juntas. Si hubiera podido, le hubiera saltado encima para comerle su totillo francés como una loba en celo. Pero era lo que tenía la sociedad, que no podías hacer ciertas cosas así directamente.

La Chantalita se quedó con el resto, mientras Carmen y Lupita iban a mear en cualquier sitio. Habian bebido mucho, ahora había que desaguar. Estaban contentillas.

La fiesta seguía su curso, y eso que eran solo las 9 y media de la noche. Pero el botellódromo era implaclable. Mientras hubiera gente dispuesta a emborracharse y bailar un poco al aire libre, aquello estaría lleno hasta la bandera. O más bien, hasta que la policía disolviera al personal a las 9 de la mañana del siguiente día.

Sonrió por la pregunta, limpiándose las manos con un trapo.

-Es traducsión español. Iskender. Vosotros conoséi por Alejandro Mano, el conquistador. Hombre griego, buen par de cojone, aunque un poco gay. Nombre turco muy antiguo, Iskender, ser mi nombre. Por que yo ser también conquistador.

Abrió los brazos.

-Mira ésto cuatro paredes. Son mi reino en Pedro Antonio, amigo. Yo he conquistado un troso de España.

Y se partió la caja él solo.

-Ahum…- llenó los carrillos de aire, no se estaba dando bien la tarde, también era pronto pero… se notaba el efecto llamada del macrobotellón.

-Hola chicos!!!!!!- repitió la misma estrategia que con los demás, adorable y pizpiretilla-¿Os apetece tomaros algo? Una cervecita fresquita a 1,50... una c…- el chaval la interrumpió, otro fail. Entonces habló la señora, le llamó la atención el look entre oriental, étnico y art-decó. Decía que la conocía. Entrecerró los ojos y apretó los labios en un gesto algo infantil, como si eso le fuera a ayudar a recordar. El caso es que… esos ojos maquillados de una forma tan particular… -Aaaaah! Sí sí sí- le brilló la vista –pero… tú antes eras elegant gothic!!!- también estaba bastante más delgada, hacía mucho que no la veía. Eran de promociones distintas así que habían coincidido más en eventos frikis que en la facultad –que… que tal?- no sabía muy bien que decir -¡Vaya cambio de look!-

La sueca se alejó de los polis, riendo. Luego vió la cara mustia de la francesa, que estaba decepcionada por no haberse follado a aquel poli allí mismo, en el asfalto. El subconsciente era así de hijo de puta y nos pide lo que nos pide, por impropio que sea de personas de bien.

-Ne vous découragez pas . Il ya plus de poissons dans la rivière . Dansons , suivez-moi!

A twerkear como hijas de puta. Había que tener arte, coordinación y práctica para mover el buyate de semejante forma. Pero eso seguro que hacía acercarse a los tíos como a perros de presa un filete. Ella guiaba la coreaografía y era buena maestra.

La escocesa la siguió. Meneando su culete adolescente que daba alegría verlo. Alegría y más cosas, redios. Los tíos comenzaron a vitorearlas.

Mientras anochecía hizo otra foto más, al jaleo que había allí y porque no estaba ni para cuadrar una foto, ni para volver a grabar con su cámara.

Incroyable, encore plein! #Granada #Fiesta #Party
#Fête #España #Espagne #Spain #WhereIsThePoliceman
#IlMeManque #Polisia #InLove #IWishUWereHere 
#ILoveUAll #Danse #Dance #Bailar #YoutuberLife
#Youtuber #DeTuEnvidiaNaceMiFama #RecuerdoDeGranada
#OleOle #JeNeSuisPasFatiguée #Like4Like #Sub4Sub

La copa que le dio la mexicana debía tener dinamita, porque la había dejado doblada. Se lo pasó muy bien con Brit, que parecía estar pegajosa de más. Aún con todo echaba de menos a aquel hombretón en uniforme, que olía como un gimnasio de rugby tras una sesión de entrenamiento, a machote. Suspiro y la sueca, que parecía entender sus anhelos, se acercó a bailar. Moviendo el culo, ella eso del twerking lo veía un poco obsceno y nunca había probado... Pero por una vez.

-Tu es trop gentille!- le dijo a la sueca. -Tant pis, j'ai son numéro- sonrió contenta, podía llamar al maromo cuando volviera  a calentársele el orcate.

El turco se partía el ojete él solo. Quizá el también hubiera follado, o se hubiera puesto hasta arriba de peyote. Quien sabe. Miré un momento a Will, ante la tajada de culo del turco, para después sonreir de buena gana. Luego me acordé que el puto aparato engancha trocillos de comida, y no es agradable. Luego me toca a mi quitarlas. Pero de momento lo que hice fue cerrar el pico, y no enseñar mucha dentera. Al menos mientras comíamos.

- Un muy bien conquishhtao, muy bien conquishhtao...- digo mirándo los Kebabs. Así que resulta que era una traducción al español...Un poco inculto por mi parte. Claro que 18 años de obsesion con las forma femeninas, quizá te monopolizan las áreas de conocimiento que deseas adquirir...

A veces Dios escucha nuestras plegarias. Por eso, conforme volvían de los parterres de echar una meada furtiva, al estilo militar (una vigila y la otra mea) se toparon en el extrarradio de la fiesta con dos tipos. Se toparon, literalmente. Por que Lupita se tropezó con un tío muy alto y bien formado.

El hombre se giró para disculparse. Aquello no era un muchacho ya. Era un HOMBRE. De esos de los anuncios de colonia masculina. Un hombre como Gerard Butler o Jason Statham. Para follárselo del derecho y del revés. Para vaciarle los testículos de espermatozoides y, con suerte, mejorar la raza. Le acompañaba otro rubio con aspecto de nórdico, bastante más bajito, de una estatura media. Iban vestidos casual, pero no como unos adolescentes de mierda. Con cierto estilo.

La miró desde arriba. Ella le miró desde abajo con esa decisión mexicana. Con ese par de cojones que tiene LA RAZA, y que hicieron a la legión extranjera francesa morir en las afueras de Puebla, pasados a disparos y machetazos. Había amores a primera vista, y cuelgues a primera vista. Se miraron y supieron que entre ellos no es que hubiera química, es que se generaban explosiones nucleares.

Estuvieron así un momento, mirándose en silencio. Ella se apartó el pelo y él se imaginó fundiéndose bajo aquellos ojos latinos, bajo las palmeras de la Riviera Maya o a la sombra de las pirámides de Teotihuacán. Su español tenía cierto acento extraño, del norte.

-Disculpar... Pero yo ahora quiero compensar. Yo invitarte algo de beber, y bailamos, si tu quieres. Ja?

Se llevó la mano al pecho, inclinando el torso ligeramente. Como un caballero de antaño solicitando el permiso de una dama.