Partida Rol por web

Le levantó el vestido hasta sacárselo por la cabeza, frenético y mordiéndose el labio. Estaba riquísima. Volvió a su boca, y con las manos la recorrió y la despelotó por arriba.

...teticaaaaass...

Y luego le bajó la braguita, un culotte tan bonito y delicao como ella, que cayó al suelo metálico de la ambulancia con el mismo ¡plof! con el que cae un paño de cocina mojao en el fregadero después de limpiar el agua que rebosa de una olla llena de burbujeante sopa de almejas.

La agarró de los tobillos y tiró de ella hacia él con bursquedad. Se abalanzó a comerle las tetas y luego bajó, bajó, y bajó... Se recordó a sí mismo unos minutos antes: "...joder ¿qué me pasa?... le comía la boca aquí mihmo y no sacaba la lengua sino pa baharla al coño... madre mía..."
 

Le daba un poco de vergüenza eso de estar en pelota picá, cosas de niñas ex-gordas que aún no habían recuperado del todo la autoestima al salir del capullo. Que una cosa era los comentarios en youtube o instagram diciendo lo bonica que era y otra bien distinta que le arrancaran el vestido en la parte de atrás de una ambulancia. Y tras el vestido fue detrás su ropa interior, al menos deshacerse de las bragas fue un alivio, que ya empezaban a pesar.

Llevó la boca a las tetas y la barba aún afeitada le pico, pero lo que hacía con su lengua... Ay, la hizo retorcerse cual culebrilla mientras suspiraba. Cuando pensaba que no podía estar más cachonda el señor policía le enseñaba que sabía muchas más leyes, menuda locura. ¡Y seguía bajando! ¡Oh, mon bon dieu! Ella sola abrió las piernas para dejarle bien expuesta su flor, para que se la comiera, la tomara o lo que quisiera. Se agarró fuerte a la camilla mientras gemía de forma sonora. Que aunque Manu hubiera cerrado la puerta, desde fuera podían oír en dolby surround lo que se estaba cociendo dentro. -Vas-y! Allez Manu!- le animó, llevando una mano a la cabeza de él para tratar de agarrarle del pelo, pero con lo corto que lo tenía solo se llevó un par de arañazos en la nuca.

Así siguió retorciéndose y gritando como si no hubiera mañana, sin duda aquello merecía sino una serie completa de vídeos en youtube, un canal propio con su nombre. Ains, qué bonito era el amor... Porque si follaban era que ya eran novios y eso, ¿no? Como en las pelis cuando hacían ese fundido a negro tras grabar la ventana con las cortinas movidas por el aire, si llega a saber que esto era lo que pasaba cuando se movían las cortinas hubiera probado mucho antes. ¡Qué descubrimiento el macho ibérico! ¡Qué maravilla!

No le dió tiempo a entrar al Wall Street, por que conforme se acercaba a la puerta, salieron dos personas de allí a empujones. Un adolescente con aspecto de cani y una chica de la misma edad. Detrás de ellos el dueño furibundo.

-¡Éste es un pub decente, aquí no se viene a follar! -bramó.

Se fijó que el chico tenía la polla sacada todavía, y que la chica llevaba una falda, e imaginaba que sin ropa interior, por que Andrés le tiró las bragas encima. Pero lejos de huir o acobardarse, la pareja se echó sobre uno de los coches aparcados a unos metros de ellos, y él se la volvió a meter. Ahí, a la vista de todos.

-Me voy a cagar en...

Entonces el dueño se dió cuenta de que no era un hecho aislado. Las lesbianas de la puerta del Playmóbil pasaban a mayores. Una estaba de rodillas ya, comiéndole el toto a la otra, que se dejaba caer contra la pared. El jefe parpadeó.

-¿¿¿¡¡¡PERO QUE COJONES ESTÁ PASANDO!!!???

El turco salió, atraído por los ruidos. Vió las escenas en la calle y se pasó la mano por la calva sudada del calor de las placas que calentaban los rollos de kebab. Dijo algo en su idioma, que nadie entendió. Y luego, ni corto ni perezoso, se acercó a las chavalas para afearles la conducta. Ni puto caso.

Se asomó al playmóbil como un perrillo curioso, y volvió con los ojos como platos.

-Alah... tenéis que ver ésto.

Elvira se había asomado al Wall Street y la gente bebía y bailaba normalmente. La barra del ayuntamiento apenas se utilizaba, dado el recelo suyo, sumado al del dueño. Tenía un cartel puesto encima y pintado a boli diciendo "agotado", para que nadie le diera por pedirlo.

Luego se acercaron a la puerta del pub, los cuatro. Y lo que vieron fue una puta bacanal. Había gente follando dentro por todos lados, chicos con chicas, sobre todo. El tirillas del shawarma estaba en un sillón y... espera... ¿Esa es la señora Wei? Se lo estaba follando. Su amigo gordo se la metía a la public del bar, la rubia creía de las tetillas, que tan mal se llevaba con Elvira. Y aquello era un sin Dios de todos follando con todos.

La señora Wei, bien conocida en el barrio, se estaba soltando la melena. Literal. Martilleaba a Borja con sus caderas asiáticas, y de vez en cuando le comía la boca. La señora Wei quería zumo, y no precisamente de uva. Y Borja estaba a punto de nieve, una vez más. El moro miraba desde la puerta y no se lo podía creer.

-HAZ JIAYOU, LLENAL, LLENAL!!!

Y Borja volvió a correrse. Menos, ésta vez, claro, pero se corrió. Quien sabe si dentro de nueve meses sería padre de tres hijos. Por ese camino iba ya.

El almeriense no sabía que decir. Aquello era como un sueño porno pero en real. Por una parte era curioso, incluso te removía un poco el asunto. Por la otra, era altamente emparanoyante.

-Macagonlavín. Se han vuelto todos locos.

El hashtag se comenzó a llenar, y se dió cuenta de que había más relacionados. Uno que se llamaba #FiestaPornovera tenía actividad desde hace media hora. La gente subía imágenes impactantes del botellódromo lleno con más de 20.000 chavales y chavalas en pelotas follando entre si.

Incluso había fotos de que eso estaba pasando en pubs de otros barrios, como en el Zaidin.

Si llego a saber antes que la señora Wei se las gastaba así, hubiéramos tenido un entendimiento en la trastienda. Contra la pila de cajas de Ajax. El informático púber y la dependienta del chino. Sonaba a peli porno baratuja, pero igualmente pajeable.

La lógica en aquel momento no existía. Mira que era raro que aun siguiera echando salsita de yogur. Pero ahí estaba…Ahí estaba…Rellenando el rollito y no con salsita agridulce…

Ahora, ya con un mareo más que considerable, hago por quitarme a la señora Wei de encima. Que puto agobio. Y que dolor de merienda.

Al final pasó lo que tenía que pasar. De entre el gentío sexual, los más cercanos a ellos se vieron atraídos por su presencia. Por su olor a hembra recién follada. Era una jauría de cuatro chavales medio desnudos, que se giraron y la señalaron con el dedo.

-¡ES UNA TÍA, A FOLLÁSELA!

Y corrieron en su dirección.

El valiente, valiente guardia de seguridad retrocedió con dirección a su garita.

-A mi no me pagan pa ésto. Anda y que os la pique un pollo.

A brave one.

Ella se retorcía de gusto como cuando le rascas la barriga a una gata agradecida, arañándole el cuelo y la espalda. Estaba rica de cojones, muy receptiva, pero como tímida, como si se sorprendiera de algo.

...ta claro... en Francia se hace mucho francés pero se come poco mejillón al vapor...

Se babeó en su coñito un buen rato, divirtiéndose con su gozo y buscándola para darle más, a su ritmo. Jadeaba como una perra en el desierto. Cuando la vio completamente ofrecida y deseosa (esos ojos que lo decían todo...), se enderezó para buscar un condón en su cartera. No iba a pedir permiso, se la iba a follar hasta sacarle bollos a la furgoneta.

Un momento de lucidez. Pero solo uno. La combinación de kebab y 4 polvos no sentaba bien. Notaba su estómago revuelto y la cabeza le pitaba. De repente, unas tremendas ganas de potar. Cogió sus pantalones en un puñado y salió a la calle, apartando al grupo de cuatro curiosos. Una vez allí, cayó doblao en la acera y potó como un bebé. Echó hasta la primera papilla.

Las sienes le ardían. Notó que su pene ardía y estaba cansado. Los efectos de la droga se habían atenuado, pero ahora se sentía terriblemente cansado. Como si no pudiera moverse. El pene se puso flácido.

Marqués se encontraba estupefacto ante la actitud de su compañero Padilla. Por una parte lo entendía puesto que una chica así era difícil de ignorar y más si sus piernas parecían el Salto Ángel (No lo veía, pero por su actitud simplemente lo asumía), pero por otra parte el deber, mantener la imagen de policía... Francisco se sorprendió a sí mismo prefiriendo el uniforme a una buena noche por un segundo, lo que le hizo reírse como tonto y negar lentamente.

Se disponía a caminar por el lugar, pero al volver en sí se dió cuenta de que la sueca estaba frotando su culo contra el pantalón, lo que hacía que su reglamentaria se presentase para el servicio poco después. ¡Y qué culo! Lo poco que sentía a través del pantalón era impresionte, era un culazo de esos que cuando vas por la calle te hacen girar para admirarlo sin importar que anduvieses con otra, era esa clase de culos... ¡Y para colmo, sin bragas! Eso era ya lo que faltaba para hacer que Marqués se decidiese.

Vale, Marquéh, un porvo y luego noh ponemoh a ver que mierda está pasando... Pero qué dices, flipa'o, si la sueca esa está para esposarla a la cama y darle sin descanso por una semana. Las manos del agente se fueron solas a las nalgas de esa tía y no pudo evitar recorrerlo de arriba a abajo, llegando a rozar su intimidad, impresionándose ante al cantidad de líquido que éste desprendía. Pero iba a ser prudente, si se iba a unir a la locura al menos lo haría de forma "decente". Con la mirada buscó algún sitio que pareciese medianamente protegido y cerrado para poder follah como Dios manda.

Aquello fue como si volviera de un momento de enajenación extrema. Un Deep Throat granadino. Madre de Dios. Que dolor de estómago, de cimbrel y de todo. En un primer momento no me quedé mirando lo que a mi alrededor pasaba, sino que cogí los pantalones y salí a potar aquel kebab del tamaño de un cipote de congoleño. Había cuatro personas en la puerta, pero ni me fijé en caras ni en nada. Solo pensaba en potar, igual que antes solo pensaba en follar.

Potar no mola. Es una angustia que te cagas. Aquello no está hecho para que las cosas salgan, sino para que entren. Y la presión en el esófago y demás es bastante desagradable. Echaba liquidillo con tropezones, pero esta vez por la boca.

- Copón…-  después de potar, escupiendo y todo un tropezón que se me había quedado en la boca.

¡Hostia! Ahora soy consciente de que no estoy solo, y tengo la manguera desenfundada. Intento ponerme el pantalón, al menos. Aunque sea tirado en el suelo como un lombríz de tierra.

¿Pero que había pasado? Madre mía…Nos han tenido que drogar o algo…Hostia puta…Volvería a mirar en el local. Will sigue dentro. Pero es que no me puedo mover. !Había follado sin condón! Si, eran cuatro polvos, pero ahora lo mismo tenía un sidazo, o un herpes, o el león de Narnia entre los huevecillos. !Y los bombos!

Los ATS se habían retirado un poco. Quizá no querían "contagiarse" con aquel virus, pero lo cierto es que ellos dos, los policías, no lo hacían por estar contaminados por nada. Lo hacían por que eran unos salidos de mierda.

El problema de la zona del hipercor es que es un llano en una rotonda de entrada a la ciudad. Por allí cerca no había más sitio a cubierto que el parking Méndez Núñez, también llamado parking del hipercor. Pero a esa hora lo dejaban "cerrado", es decir, el guardia vigilaba que solo pasaran los que tuvieran los coches aparcados.

Pero tenía su coche patrulla y, todavía más cerca, la cabina del conductor de la ambulancia de protección civil, con uno de esos "asientos sofá" de tres plazas bastante espaciosos. Que coño. Abrió la puerta del vehículo y la sueca le siguió. En un momento ella le estuvo besando con lengua, mientras le manoseaba el paquete.

Luego dejó de manosear paquete y comenzó a sacársela, mientras él ponía el quitasol al parabrisas por dentro, de modo que solo se pudiera ver a través de las ventanas laterales. Ella le sacó el pene, que ya se estaba endureciendo, y sin más preámbulo se lo comenzó a chupar. En la parte trasera de esa misma ambulancia se sentían los golpes de cadera de su compañero, que hacían moverse a la suspensión del vehículo. Era todo tan loco que parecía una película porno.

Marqués no pudo evitar dejar salir una sonrisa al ver lo voluntarioso de la sueca, aunque no era una sorpresa puesto que desde que la "conoció" no había hecho más que insinuarsele y hasta hace poco le estaba frotando el culo desnudo en el paquete.

Acomodó bien el quitasol en el parabrisas y pegó la espalda a la otra ventana para cubrir lo más que pudiera. Si alguien iba a ver algo, seria el culazo de esa rubia por la otra ventana y nada más, o al menos eso creía él.

El madero, tal y como cabría esperar, no era ningún tonto ni mucho menos mojigato, por lo que correspondió de manera sarvaje a los lenguetazos de la sueca, jugueteando con su lengua y con sus labios y pegándole uno que otro mordisco en la parte alta del cuello, que sabe que eso a algunas las pone mal y todo es cuestión de ensayo y error. Luego de los tradicionales besicos del juego previo, la chica le sacó el miembro con bastantes ganas y empezó a chupar... Y como chupaba. Er Francisco le colocó una mano en la cabeza para marcar el ritmo que el quisiese, controlando el vaivén de la sueca y cada vez haciéndolo más fuerte, a ver si lograba anotar y le salía uno de esos.... ¿Cómo lo llamaban en las páginas porno? Ah, sí, Deep throat - Jodeeeeeeeh... - Fué todo lo que logró decir durante la mamada. Su cabeza se mantenía en blanco.

Había algo raro en ella. No se. Es como si estuviera más obsesionada de lo normal. Le chupaba la polla con fuerza, succionando con ganas. Eso le hacía gemir como un perrete. Le empujó la cabeza y ella comprendió. Y se lo comenzó a follar con los labios, así, tal cual, follar. Que ritmo, que energías. Él solo pudo crispar los dedos de los pies y jadear mostrando los dientes. Madre de Dios.

Pero no era ese su objetivo, no. Luego se montó sobre él, respirando fuerte, muy fuerte. Le pudo ver los pechos desde arriba, a través del vestido y la ropa interior, y tenía los pezones tan duros que se le marcaban en el sujetador. Forcejeó un momento y se penetró a si misma. Estaba mojada y caliente como el mismo infierno. Se la había metido sin condón pero no parecía importarle. Entonces comenzó a mover la cadera, a follárselo. Lo hacía sin piedad ni misericordia ninguna. Como si lo que quisiera fuera que durara poco y se corriera dentro.