Las putas están a sus anchas ahora que se han quedado a solas con sus dos nuevos amantes, y siguen usando sus armas de seducción para llevárselos al catre cuanto antes. Elvira, la que se adjudicó a Simplicio, no ha vuelto a salir de la habitación. Las jarras ya están vacías, y el opio ya está próximo a consumirse. Ha llegado el momento de solazarse con la carne.
Elicia, mordiéndose un dedo y con cara de niña mala, tira a Ventura del brazo para que le siga a la habitación.
"Señor", susurra, "hora es de jugar nosotros solos. Vuestro amigo se las apañará bien con mis hermanas."
Leonor apura el opio que queda en la pipa, expulsa el humo y, mirando a Ruperto con ojos cansados, dice:
"Habedes de decidir, amigo. Bárbara o yo."
Bárbara observa a Ruperto con una media sonrisa que, tras los cabellos que le caen desiguales sobre el rostro, la hace especialmente seductora y deseable.
No marquéis a Simplicio.
Cae la tarde, y aunque aún no se escuchan grillos entre la vegetación, la noche ya se adivina en el cielo rojizo y nuboso del atardecer. Debes apresurarte y guardar una distancia menor de la que esperabas con respecto a las mujeres, ya que poco a poco la luz se irá yendo y te será más difícil verlas. Las dos caminan apresuradamente alejándose de la casa, pero por suerte, estás acostumbrado a caminar con tu gambesón reforzado, lo bastante como para que no te entorpezca al seguir a las dos féminas.
Haz una tirada de Rastrear.
uff, la saqué, pensaba que no lo haria. Urra.
Motivo: rastrear
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 16 (Exito)
Sigues a las dos mujeres a través de la vegetación, ya que pronto desvían su curso y se meten entre los árboles. Varias veces temes que te hayan descubierto, especialmente la joven, que mira a su alrededor frecuentemente, pero estás seguro de que no te han visto. Entonces empezáis a subir por una empinada cuesta boscosa. Miras hacia atrás, y ves a lo lejos el río y, más lejos aún, el castillo sobre la colina; miras de nuevo hacia arriba y te das cuenta de que estáis ascendiendo la otra colina, que es donde se supone que estaban instalados los bandidos. ¿A dónde demonios irán estas mujeres? Nadie en su sano juicio, y menos dos mujeres indefensas, tomarían este camino. Aquí hay algo muy raro.
Continúas siguiéndolas hasta que bordean una gran roca en mitad de la colina y las pierdes de vista. Eres consciente de que es muy peligroso seguir adelante. Comienzas a observar y escuchar con desconfianza cada sonido del bosque. Los bandidos son expertos en emboscadas, y por muy experimentado que tú seas, podrías caer en una trampa estando en un terreno que desconoces. Lo cierto es que, si quieres seguir a las mujeres, tendrás que apresurarte y caminar con menos cautela para alcanzarlas.
Tirada oculta
Motivo: Descubrir (Genoveva)
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 68 (Fracaso)
Tirada oculta
Motivo: Descubrir (Ángela)
Tirada: 1d100
Dificultad: 25-
Resultado: 23 (Exito)
Si quieres seguirlas aún, haz otra tirada de Rastrear.
Me vuelvo al castillo, y paso de las muchachas. Dejo a mis compis en el prostibulo dandolo todo.por el camini tiiro alguna "percepción", para evitar en lo posible sorpresas desagradables.
Viendo a Bárbara, y las opciones que tengo, digo a Leonor— No es por ser descortes, pero os veo muy ocupada con vuestra pipa. Seguid fumando, yo me iré con Bárbara. Tal vez a la vuelta podamos hablar...
Leonor asiente comedia sonrisa, como si ya supiera cuál iba a ser la elección de Ruperto. Bárbara levanta y, con una sonrisa, coge de la mano a su nuevo amigo. Elicia hace lo mismo con Ventura, y ambas se los llevan a las habitaciones que han quedado libres. Leonor añade más opio a la pipa y se dirige a la habitación donde está Elvira.
Las tres puertas suenan al cerrarse, una detrás de otra, y así, la zona donde habéis estado fumando se queda vacía.
Ambos os preguntáis cómo le irá a Simplicio; esperemos que el pardo no haga de las suyas y serpa ser discreto. Pero vuestros pensamientos vuelven rápidamente a lo que tenéis entre manos... que en estos momentos es un voluptuoso cuerpo de mujer que espera a ser objeto de un pecado venial.
Entras en una pequeña estancia con un catre como único mobiliario. Bárbara se sienta inmediatamente y te hace un gesto con el dedo para que te acerques a ella. La muchacha te saca una cabeza. De las cuatro te ha parecido la más parada, pero tal vez sus armas de seducción principales son sus habilidades en la cama. En cualquier caso, es la que más te ha gustado, y estás satisfecho con tu elección. Ahora te señala con la mano un sitio a su lado, en la cama, para que te sientes junto a ella.
La habitación a la que te lleva Elicia es pequeña y sin otro mobiliario que un catre algo hundido por el centro. Se ve que hacen bastante uso de él. La muchacha, con una de sus risitas, se echa en la cama de un salto, sin dejar de comportarse como una niña. Desde allí te observa y se incorpora.
"Quitarvos la ropa, señor", te pide, "ansí estaredes más cómodo."
Temiendo una emboscada, te das la vuelta rápidamente y corres colina abajo. No es lo más aconsejable caminar solo por esos lares, y si esas dos andan tan alegremente por ahí, ellas sabrán lo que hacen.
Al llegar a campo abierto reduces la marcha. Pasas cerca de la casa de Genoveva, pero te alejas del río en dirección a la otra colina, donde se asienta el castillo.
El soldado que guarda la puerta no pone ninguna objeción a tu entrada. En el patio de armas ves una cara conocida. Es el soldado que os retuvo antes de que os encerraran en las mazmorras. Se dirige hacia ti.
"Viniedes del burdel, ¿non?", te pregunta. "¿Non habedes visto por allá a Esteban? Tiempo ha que había de relevarme et non se presenta."
Aunque no sé muy bien qué pretende la mujer, me siento a su lado en el camastro.
Bien dicieres, de alla vengo. No me dieron razón alla de esteban.
¿ y dices que ya tenia que haberos relevado de la guardia?
¿ queires que avise a alguno de los tuyos?
Ventura es un manojo de nervios. No era la primera vez que iba a encamarse con una mujer pero sí con una que no era la suya. Durante un breve espacio de tiempo estuvo quieto, sin mover ni un músculo, pero pronto hizo caso a la mujer y se entregó a ella.
—Cuanto antes, mejor —pensó.
Su cabeza viajaba de un lugar a otro. Por un lado le preocupaba la irracional leyenda de Genoveva, por otro no paraba de darle vueltas al asunto de Esteban* y, como no, la idea de no cumplir con la encomienda del trece de santiago le oprimía en pecho. Pero Elicia sabía hacer su trabajo y rápidamente consiguió que Ventura se relajara y se entregara a la labor.
Supongo que la protección de enfermedades en la baja edad media no va más allá de un pellejo de morcilla, ¿verdad? XD
*Esteban era el nombre del fulano que esperabamos ver aquí, ¿no es cierto?
De pronto, Bárbara se lanza sobre ti y empieza a desnudarte salvajemente, mientras te besa dándote mordiscos y arañándote. Aunque te duele, también te resulta plancentero. ¡Quién iba a decir que esta mujer aparentemente tan tranquila era, literalmente, una fiera en la cama! Poco a poco te lo va quitando todo, al tiempo que ella también se va desnudando parcialmente. Conforme lo hace, profiere unos leves gruñidos que la hacen parecer una gata salvaje. ¡Nunca habías estado con una mujer así!
Una tirada de Templanza (si es que quieres resistirte a sus encantos, si no, no hace falta) y otra de Escuchar (y si no tienes, de Percepción).
En cuanto te quitas la ropa, Elicia hace el resto. Te echa sobre el lecho y te acaricia dulcemente al principio, pero cada vez de manera más apasionada. A medida que lo hace, se va desvistiendo con mucha habilidad, de forma que el proceso apenas entorpece sus besos y caricias. Finalmente te quedas debajo de ella y la dejas hacer, abandonándote al placer que ella te brinda.
Efectivamente, Esteban es el nombre del soldado al que buscabais.
Haz una tirada de Escuchar (y si no tienes, de Percepción).
El soldado te mira, extrañado de que te muestres tan servicial después de todo lo que ha pasado.
"Non", responde, "ya me las arreglo yo. Pero si le ves, dízle que me debe una guardia."
¿A dónde quieres ir, o a quién quieres ver a continuación?