Partida Rol por web

Me metí con Gonzalo en la casa intentando non fazer ruido. Con el bracamante en una mano et el cuchillo en la otra, non es que quisiera matar a nadie, más bien disuadir a quien intentase zurrarnos. Una vez dentro empiezo a buscar por las habitaciones a ver si conseguimos encontrar al galán...a no ser que se haya tirado por la ventana et estemos faziendo el babieca aquí dentro.-Esperemos que valga la pena-digo con una sonrisa al manchao como respuesta a la suya afirmación.

Sigo tras los pasos del Ataulfo. Más por malsana curiosidad que realmente por querer facer algo al respecto de la contienda que parece producirse.
Como non es mi intención pelearme con nadie llevo lo puesto. Ninguna arma.

Burgos - 26 de Octubre de 1362

Cojo y Manchao

Noche de vino y morcilla picadita

Avanzáis con sigilo por el ahumado zagúan de la casa escuchando jaleo en distintos puntos sin poder identificar exactamente qué los produce ni de dónde provienen. Si bien la acción os había sacudido la cogorza, de pronto comenzáis a sentiros extraños, como si todo el vino os hubiese subido de pronto a la cabeza. La visión se os vuelve borrosa por momentos, los contornos de los muebles y las paredes se difuminana y los reflejos de los candiles que os llegan de pundos indefinidos oscilan en intensidad de forma fantasmagórica.

Oís acrecentados los sonidos de animales domésticos como palomas. Un gato negro que cruza el zaguán parsimonioso e indiferente al bullicio y la humareda se detiene enfrente vuestra, y os maúlla desafante, sólo que el maullio no es tal, sino el rugido brutal de un león.

Burgos - 26 de Octubre de 1362

Cojo

Noche de vino y morcilla picadita

El rugido te hace dar un respingo y trastabillas al apoyar tu peso en la pierna mala de forma inacecuada. Te apoyas en una pared pero esta parece succionarte y trasladarte a otro lugar libre de humo, pero estrecho y cavernoso que te permite avanzar en una sola dirección. Te llegan sonidos atenuados de izquierda, derecha y también del techo.

Burgos - 26 de Octubre de 1362

Manchao

Noche de vino y morcilla picadita

Das un respingo ante el rugido de león del gato y cuando te giras con cara de asombro hacia donde debería estar Evaristo, no hay nadie. Ha desaparecido. El aire está enrarecido por el humo y sólo distingues una puerta abierta delante tuya ante la que se abre un pasillo que gira a la derecha por un lado y la puerta de entrada a tu espalda por el otro.

Burgos - 26 de Octubre de 1362

Ataulfo, Jacob y Nicómedes

Noche burgalesa

Avanzáis por las callejuelas oscuras y malolientes de la noche Burgalesa hasta una casa próxima a vuestra posada. Algunas personas de las casas colindantes han abierto las ventanas para pedir el fin de la algaravía. Y parece que lo han conseguido, porque justo antes de doblar la última esquina, el ruído de la riña cesa.

Mas Ataúlfo juraría haber oído la voz de Evaristo y Manchao en la rellerta et se asoma para comprobarlo. A diez metros vuestro véis una casa de dos plantas de la que parecía proceder el origen de la revuelta. La puerta está abierta y de la que sale algo de humo, luz de candiles y sonidos atenuados como si dentro de la casa hubiése una discusión aunque ya muy debilitada.

Jacob sabe que le han hablado de esa casa pero no recuerda qué le contaron, seguramente tenía la atención puesta en las pecas de Mariela. Lo que sí le llama la atención es el olor aromático y especiado del humo que contrasta con el olor a suciedad de la urbe y que le recuerda a ciertas plantas de las que le ha hablado Nicómedes capaces de distorsionar la percepción y provocar visiones.

En cualquier caso, el jaleo ya parece que ha acabado.

¡Malditos vinos que ahora se me suben a la cabeza! ¡¿Era eso un gato rugiendo como una bestia?! ¿Has visto eso Evaristo?... ¿Evaristo?...

Gonzalo se dio la vuelta en busca de su compañero y el pánico hizo presa en su pecho cuando se descubrió sólo en aquella extraña villa. La vista se le nublaba y extrañas luces danzaban ante sus ojos. Todas las leyendas sobre haciendas embrujadas, fantasmas y otras cosas peores que el Escudero había escuchado de muchacho y de la soldadesca se le vinieron a la mente en tropel haciéndole más difícil todavía si cabe el razonamiento.

¿Habrá Evaristo avanzado en el interior de la hacienda mientras hallábame yo despistado con las visiones del gato? Por todos los santos que mi tolerancia al vino está menguando con rapidez.

Con paso vacilante pero en guardia. Ya con su hacha en la mano, pues no cabían medias tintas frente a tan extraños sucesos, Gonzalo se interno en la casa por la puerta que podía ver al frente sin saber muy bien si buscaba a Evaristo, a Ramiro o su cordura.

¿Pero qué coño....?-digo sin dar grédito a lo que ocurre. Estoy asustado. Empiezo a aporrear la pared y llamar al manchao.- ¡Golzalo, Gonzalo, GOZALOOOOOOOO!!!!!! después me fijo en la pared et en el techo, paresce que viene ruido de ellos, los miro con lar armas en alto, intentando protegerme de algo que non es natural, que non es de aqueste mundo.

Apenas das dos pasos cuando escuchas una voz salir de las paredes y llamarte por tu nombre. Pero aturdido por el humo y el vino no eres capaz de discernir si viene de un punto concreto, de todas las paredes a la vez o incluso si es el gato que te mira a pocos pasos y abre la boca no sabes si para maullar, rugir o gritar tu nombre.

¡Golzalo, Gonzalo, GOZALOOOOOOOO!!!!!

Cuidad Ataúlfo! - adviértole al Viejo - aquestos fumos tenen mal talante e peor aspecto e bien podrían complicar las nuesas vidas! - accedo cuidadosamente a la casa, cubriendóme la nariz con una manga de ropa que procuro empapar et que bien atento a la más mínima señal o indicio de que algo está afectando la mía mente.

Nicómedes hace lo propio, más deja un bulto envuelto en un paño cerca de la cabecera de don Carlos, antes de coger el cuchillo, y reconfortarle. -Disculpad, señor Carlos. Ayna regresamos.- Y corre detrás de sus dos compañeros. 

¿Quién me llama? - gritó Gonzalo asustado - ¡Da la cara maldito! ¡Enfréntate a mi como un hombre y no con malas artes!

El escudero estaba aterrorizado. Además, no podía pensar con claridad. Sus nudillos se tornaron de color blanco pues sus manos aferraban con fuerza las armas prestas para el combate con un enemigo que todavía no había dado la cara.

¡Evaristo! ¿Dónde andas? Vámonos de aquesta casa endemoniada.

Gonzalo, confundido, siguió adentrándose en la villa...

Al llegar a la casa veo el umbral del que sale el extraño humo y como Jacob entra tapándose la boca. Me dispongo a hacer lo propio siguiendo las indicaciones del mozo que parece saber bien lo que dice. Justo en ese momento miro hacia la puerta de la casa de donde hemos salido y veo aparecer a Nicomedes que corre hacia nosotros.

A continuación entre en la casa tratando de respirar lo mínimo posible y a traves de la tela de las manga izquierda de mi camisa mientras porto el bracamante en la diestra

Evaristo!!! Manchao!!! Do estais!!???

Oyes la voz de Manchao que responde a tus gritos pero de un modo tal que parece no haberte reconocido.

¿Quién me llama? - grita Gonzalo al otro lado del muro. Y en verdad se nota el miedo en su voz - ¡Da la cara maldito! ¡Enfréntate a mi como un hombre y no con malas artes!

Oyes su voz muy cerca, al otro lado del muro en que te apoyas. Oyes como su voz se desplaza. Tratas de avanzar en paralelo al otro lado del muro et derrepente el suelo se mueve a tus pies y empieza a elevarse obligándote a proseguir trepando a cuatro patas para no darte de bruces. Mientras avanzas penosamente, vuelves a oír a Manchao al otro lado del muro, tan cerca, pero tan inalcanzable.

¡Evaristo! ¿Dónde andas? Vámonos de aquesta casa endemoniada.

Avanzas sumido en la confusión hasta la siguiente estancia. Al cruzar la puerta te ves obligado a girar hacia la derecha pues no hay otro camino, sin embargo tu sexto sentido te hace arrancar una cortina del lado izquierdo y al hacerlo descubres una ventana diminuta tras la que se haya una figura vagamente humanoide que hace gestos amenazadores esgrimiento ante tí un hacha de armas. 

Al entrar en la casa os encontráis con un zaguán de estilo judío con unos braseros cuyo contenido ha sido esparcido por el suelo. En los braseros se quemaban yerbas aromáticas de propiedades bastante sospechosas. El humo os dificulta grandemente la visión.

No habéis dado dos pasos en la casa cuando escucháis las voces de Gonzalo y Evaristo procedentes de lugares diferentes y cargadas de miedo.

¡Golzalo, Gonzalo, GOZALOOOOOOOO!!!!!

¿Quién me llama? ¡Da la cara maldito! ¡Enfréntate a mi como un hombre y no con malas artes!

¡Evaristo! ¿Dónde andas? Vámonos de aquesta casa endemoniada

Gonzalo sintió como le hormigueaba la nuca. Eso no presagiaba nada bueno. Impelido por el miedo y por las señales de alerta que su cuerpo le mandaba arrancó unos cortinajes que había en aquella siniestra habitación descubriendo una ventana. Con un sentimiento muy próximo al terror observó cómo desde el otro lado de la ventana le amenazaba un ser de apariencia inquietantemente humana.

¿Ramiro? - susurró - ... ¿Evaristo? - dijo con pavor al no obtener respuesta de aquel ser - ...

Hincho los pulmones con el aire fresco del exterior de la casa y entro hacia dentro guiado por las voces de Evaristo y Gonzalo. Intento llegar lo mas rápidamente posible hacia donde escucho la voz de Evaristo que parece llamar a Gonzalo. Quiza sea capaz de sacarlo de aqui y evitar que caiga presos de los influjos del humo destas yerbas

¡Gonzalo que soy yo Evaristo! -digo para que se calme el manchao, aunque si le está pasando lo mesmo que a mí ,difícil lo veo.-¡Larguémonos, jodía la hora que nos metimos aquí!-Et empiezo a escalar como buenamente puedo ayudándome del bracamante et del cuchillo. Poco más puedo fazer, avanzar medio a rastras et ver lo que me espera.