Partida Rol por web

Finalmente te cercioraste que no subías, sino que bajabas. A cada paso que escalabras estabas descendiendo de cabeza, como si de un hecho imposible se tratara. Aquel mal sueño estaba siendo muy real, y no entendías muy bien qué pasaba. Una vez arriba (o tal vez abajo), fuiste engullido por una espesa y repentina niebla, entre la cual distinguías un profundo hoyo. En su fondo brillaba algo dorado, y tú lo veías desde arriba, como quien mira el interior de un pozo.
Entonces, en ese preciso momento, se te heló el cuerpo. Y se te heló porque alguien puso su mano sobre tu hombro. Hasta ahora creías que habías estado sólo, pero ese momento te cercioraste de lo contrario. Cuando te giraste lleno de temor y susto, viste su rostro: era Mateo, el caballero de Santiago y vuestro enlace con el insquisidor Alonso de Salazar y Frías. Estaba allí, contigo, con esa cara inexpresiva. En ese momento hasta llegaste a apreciar su compañía en aquel ¿lugar?

¿A qué sitio me has traído, joven? -te dijo, reconociéndote enseguida-. Ambos mirásteis hacia arriba, y comprendísteis que habíais caído desde la cima del monte Muru hacia abajo, pues un gran agujero hacía ver el cielo y algunas nubes allá arriba.

Ha Faustino le estuvo a punto de salir el corazón por la boca cuando noto la fría mano. Después del extraño viaje por la pared del acantilado, el susto de Mateo  pudo haber desquiciado a cualquiera. ¿Qué? Pregunto sorprendido sin saber que decir.

¿¡Cómo que qué!? ¡¡ZASSSS!! -un soberano guantazo te propinó aquel tipo, el caballero santiaguista Mateo. ¡Despierta, chico! Te he seguido hasta aquí, por órden de don Alonso. He visto a tus dos compañeros perecer en este monte, en la sima que hay allí, más abajo... o más arriba, ¡ya no lo sé! ¡Y parece brujería!

Tú no sabís muy bien qué decir, pues realmente no sabías si habías escalado la montaña o bajado al os mismísimos infiernos. Y el caballero estaba molesto por haberte seguido en este surrealista empresa.

¡Eh mira! -entonces señaló ahí abajo, en el hoyo sumido en la niebla-. Son... son ... ¿¡¡qué diantre es eso que sube!!?

Entonces los viste. Tus rostro palideció.

Entonces, cuando miraste hacia abajo, viste a seis hombres alrededor de aquel brillo dorado, que ahora veías que era una especie de viga, de metal, como bañado en oro (y por eso relucía). Aquellos hombres (o al menos, algo que en el pasado fueron hombres, pues su forma era indeterminada ya), no eran sino más que unos repugnantes seres gibosos,
con las manos convertidas en garras y la mandíbula abierta de par en par... Levantaron sus ojos y lanzando rugidos de furia empezaron a trepar por el hoyo de una manera inverosímil y rápida, gritando con sus roncas gargantas algo así como "muerte a los ladrones".

Sin dudarlo que el caballero de santiago sacó su espada, que a buen seguir le había costado transportar en su espalda, dispuesto a defenderse de aquellas bestias.

Desesperado, sin saber muy bien que hacer, el pícaro siguió el ejemplo de su compañero y se lanzó sobre una de esas criaturas chuchillo en mano. Clavo con fuerza el cuchillo en el pecho del ser y rezo que eso fuera suficiente para mandarlo al otro barrio.

Resumen turno 1:

Siendo tú el primero en reaccionar, que el primero de aquellos tres seres infernales recibio dos palmos de acero de tu cuchillo. Y tu arma quedó hundida en el pecho, y tal fue el embiste que le diste que la criatura cayó hacia atrás y hacia abajo, hacia el agujero.

Daño 11 (sin armadura): 11 puntos de daño.

Los otros dos, una vez subieron y estuvieron delante de tí, te golpearon cada uno con sus garras. Sólo uno de ellos logró azotarte con ellas, causándote un gran corte en el pecho.

Daño 2 (sin armadura en pecho): 2 puntos de daño.

A tu lado Mateo zarandeaba su espada contra los que iban contra él.

Con el cuchillo resbaladizo por la sangre de la criatura, el pícaro no pudo ejecutar un golpe limpio y fallo.  Maldijo en su interior su poca destreza.

Resumen turno 2:

Aunque tú atacaste primero, nada pudiste hacer contra el ser que ahora estaba frente a tí. El caso es que lanzaste cuchillada en vano, mientras que uno de ellos logró arañarte en el vientre...

Daño: 2 (sin protección): 2 puntos de daño.

¡Mateo, hay que seguir luchando! Grito desesperado el pícaro mientras lazaba otra cuchillada. Esta vez la sangre que había empapado el chuchillo se había secado parcialmente volviéndose pegajosa. Permitiendo que Fermín agarrara con firmeza el arma y pudiera clavarla con firmeza en la cabeza del ser.

Sin pensar en esquivar, Fermín lanzo un segundo ataque igual de fuerte que el primero. Este segundo ataque dio en el brazo derecho de la criatura.

Resumen turno 3:

Aunque intentaste apuñalar por dos veces a uno de los seres, éste tuvo la suficiente suerte como para esquivar el ataque*. Entonces, ambos aprovecharon para atacarte. Eso sí, sólo uno de ellos logró darte un zarpazo básico y torpe en tu pierna izquierda:

Daño 2 (-2 por grebas de cuero) (/2 por pierna): Sin daño.

Menos mal que tus protecciones hicieron valerse y no sufriste daño alguno.

El cuchillo del pícaro volvió a surcar el aire. Buscando otra vez la cabeza del espectro, pero otra vez el cuchillo fue desviado y fue a impactar contra la pierna izquierda.  

¿Contra qué ser has atacado?

El que hace dos ataques y no esquiva

Resumen turno 4:

Una vez más, intentaste hundire el cuchillo en otro de aquellos tipos, pudiéndolo hacer en la pierna de uno de ellos:

Daño 7 (/2 por pierna): 4 puntos de daño.

El tipo rugió, pero se hizo acopio de pericia para endosarte dos zarpazos, de los cuáles sólo uno impactó en tu brazo, y arañó tu armadura (pero sin apenas herirte):

Daño 6 (-2 por brazales) (/2 por ataque preciso) (/2 por brazo): 1 punto de daño.

El otro sujeto hizo lo propio con sus garras, intentando golpearte en el mismo lugar que el otro engendro. Y así lo hizo: si el primero apenas te había rozado este hubo de atravesar tu armadura y clavarte aquellas uñas infectas en tu carne. Gritaste de dolor y resonó en toda aquella caverna:

Daño: crítico (máximo e ignora armadura) (/2 por brazo): 3 puntos de daño.

Con rapidez vuelve a lanzar otra cuchillada, esta vez el agotamiento comienza a pasar factura al pícaro y el golpe es menos fuerte.  

Resumen turno 5:

Mientras que tú lograste acuchillar a uno de ellos,

Daño: 2 (sin protección): 2 puntos de daño

, tus rivales se abalanzaron sobre tí. Sólo uno logró invitarte a un zarpazo desmesurado (y el otro por poco no te azota también):

Daño1: 4 (x2 en cabeza) (ESQUIVADO)
Daño2: 4 (sin protección): 4 puntos de daño.

Tu compañero el caballero de Santiago Mateo acababa con uno de ellos a golpe de espada, y aún seguía luchando con otros dos.

El combate se prolongaba y el cansancio hacia mella en Fermin, sus golpes, aunque certeros, eran poco más que arañazos.

Resumen turno 6:

Una vez más, lograste hundir tu cuchillo en el pecho de uno de ellos

Daño: 3 (sin protección): 3 puntos de daño

Por tu parte, lograste librarte de un zarpazo imprevisible del otro tipo, que también estaba malherido. Viste entonces cómo los dos tipos que ahora se enzarzaban con el caballero Mateo lo agarraban del cuello, y comenzaban a reducirle...

El cuchillo de Fermín se incrusto con fuerza en el brazo izquierdo del ser. El pícaro había sacado fuerzas de flaqueza, peleando desesperadamente por su vida.