Partida Rol por web

Aquelarre et confidentis

* Uxía Pazo, cristiana del Reino de Castilla, Curandera, hija de Curandera

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28/04/2014, 02:12
Aquelarre

Introducción

Principios de Siglo XV. Ciertos asuntos te han llevado a viajar cerca de la frontera con el reino de Granada; tierra peligrosa donde las haya, pues en ella moros y cristianos luchan continuamente por adelantar sus fronteras y hacerse con las fortalezas que custodian los siervos del rey nazarí y del monarca castellano. Además, te han contado que este lugar es especialmente propicio para el pillaje, por lo que te alegras cuando, al caer la noche, divisas a lo lejos un caserío dominado por una imponente forteleza que se erige en la ladera de la sierra.

Al llegar al pueblo compruebas que sus gentes, a pesar de vivir casi en constante peligro, son amigables y hospitalarias con los forasteros que comparten su fe; no te cuesta demasiado convencer a una familia de campesinos para que te alojen en su establo junto a los bueyes y te ofrezcan algo de comida (aunque en realidad quien les convence es tu tintineante bolsa, pues vive Dios que no hay mejor argumento ni más universal que el del vil metal).

La familia se compone de un matrimonio y cuatro críos pequeños. El padre, de nombre Tobías, se acerca al establo y te avisa de que su mujer pronto servirá la comida. Entras en la humilde casita hecha de adobe, que solamente cuenta con una habitación. En un rincón hay un gran jergón de paja donde presumiblemente duerme toda la familia, y apoyada en la pared hay una plancha de madera, la cual, llegado el momento, es transportada por la mujer y dispuesta sobre unos caballetes, haciendo las veces de mesa. Es entonces cuando notas en sus rostros una sombra de miedo y preocupación.

Durante la cena, que consiste en unas insípidas gachas, Tobías te informa de que te encuentras en el señorío de Zuheros. Su Señor es el conde Don Pedro, de la casa de Aguilar, que obtuvo hace poco la fortaleza gracias a una merced del rey. Según te cuenta el campesino, los vecinos no vieron con buenos ojos la llegada de don Pedro, pues nadie desea convertirse en vasallo de ningún señor cuando antes ha tenido gozo de no sufrir ese tipo de ataduras.

Y no es que antes estuvieran mucho mejor, pues el concejo de Córdoba, propietario de la villa, les agobiaba con sus cuantiosas rentas, destinadas a costear una guerra interminable contra Granada que ya duraba más de un siglo, sin que ello sirviera para asegurar su bienestar, pues no pocas veces habían sido víctimas los zuherenses de las terribles cabalgadas de los nazaríes. Pero basta con que la figura de autoridad se concrete en una persona palpable para que todas las quejas afluyan en un mismo cauce y puedan concentrarse al unísono en un único culpable.

Notas de juego

Durante este post podrás incluir la historia de tu personaje, indicar cómo y por qué has llegado hasta allí y narrar tus impresiones.

¡Has sido el sexto en terminar la ficha! ¡Enhorabuena y espero que te guste el sistema!

Como ya dije soy novato, así que espero que sepas comprender mis dudas y mis desconocimientos.

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04/05/2014, 20:33
Uxía Pazo

MIentras se encaminaba hacia el caserío junto a la fortaleza, Uxía iba pensando en cómo y por qué había llegado hasta allí. Fue un grupo de miembros de la orden de Alcántara, bastante popular en el oeste de Extremadura, los que se acercaron hasta el valle de Jálama, donde Uxía vivía.  Anunciaron la necesidad de reclutar nuevos cristianos para la repoblación cerca de las fronteras del Reino de Granada. Anunciaron buenas prevendas a aquellos que aceptaran la misión y ciertas libertades.

Martinho, el marido de Uxía, vio esto como una oportunidad de servir a Dios. Muy religioso el hombre, podría aportar su granito de arena contra el infiel. Además, les comentó a los monjes-soldado que Uxía, su mujer, era famosa por conseguir que las mujeres fueran extremadamente fértiles. Los enviados de la orden de Alcántara pidieron ver a Uxía y le aseguraron que ella y su marido podrían tener una buena vida si cumplían bien con su trabajo. Los brotes de peste de las últimas décadas en la Península habían diezmado la población y qué mejor que Uxía para ayudar a aumentar la población de buenos cristianos.

La verdad es que no les iba mal en donde vivían, pero en los últimos años algunos enfrentamientos con los portugueses por este terreno fronterizo había arruinado parte de las tierras y a muchas familias del Valle de Jálama que no habían jurado fidelidad al rey acertado. Era una oportunidad para buscar vida en un territorio que, aunque se presentaba peligroso con la amenaza nazarí presente, en los últimos años había prosperado con los impuestos que los infieles pagaban a los servidores de Dios. El único problema era dejar a los cuatro pequeños hijos atrás, si bien la madre de Uxía, así como otros familiares, se ofrecieron a cuidarlos.

Y allí estaba Uxía, camino a ese pueblecito. Su marido se había enrolado como soldado y servidor de Dios y se habían asentado ella y él con los soldados que guardaban la frontera en torno a Priego. Uxía había tenido que dejar este pueblecito porque habían pedido su ayuda en Zuheros, un poco más al norte. Uxía se había hecho ya famosa en algunos kilómetros a la redonda por haber ayudado a quedarse embarazadas a varias mujeres que se creían infértiles, además de haber ayudado a dar a luz a otras cuantas. La habían acompañado durante algunas leguas de camino a Zuheros, pero el último tramo lo había hecho sola, porque la noche caía y sus acompañantes tenían que volver a Priego.

Cuando llegó, cansada y un poco cohibida, buscó un alojamiento y encontró que unos campesinos le hicieron un hueco en el establo. Tras pactar el pago, le dieron alojamiento con los bueyes. Era un gusto el calor que desprendían, ya que las tardes en el terreno escarpado de la zona podían ser frías. Cuando anunciaron la cena, se sentó con la familia campesina. Le contaron sus penurias por las cabalgadas nazaríes y su odio al reciente señor de Zuheros, Don Pedro. Esto le hizo tragar saliva a Uxía antes de empezar a hablar, pues era el propio Don Pedro el motivo que la había llevado hasta allí.

- Me han dicho que Don Pedro se encuentra actualmente en Zuheros y que se ha instalado temporalmente con su familia y su pequeña corte. Parece ser que él y su mujer no consiguen tener un descendiente que en el futuro se haga cargo del señorío y un mensajero suyo me hizo llamar en Priego requiriendo mis servicios. Mañana por la mañana tengo que presentarme en la fortaleza. ¿Alguno de ustedes podría acompañarme? Seguro que conocen mejor a la gente que lo rodea. Sé que no es de su agrado, pero podría compensarlo bien con mis servicios si los necesitan o pagando alguna moneda extra. Seguro que si me ven a mí, una mujer, los soldados que custodien la fortaleza ni siquiera me dejan enseñar el mensaje con el que me convocaron.

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05/05/2014, 03:33
Aquelarre

El odio entre señor y los vasallos fue creciendo; don Pedro castigaba a los campesinos con el pago de fuertes impuestos y la imposición de nuevas responsabilidades, y muchas veces éstos se resistían a cumplir sus obligaciones. Pero fue hace un par de semanas cuando la cosa se complicó. El hijo de don Pedro fue asesinado misteriosamente, y desde entonces cualquiera queja por parte de sus vasallos se castigaba con torturas y encierros en las mazmorras de su castillo. Algunas familias incluso han optado por huir debido al temor, a la vista de lo que está sucediendo.

Terminada la cena, te marchas al establo y reflexionas sobre lo que te ha contado Tobías. Tal vez sea una buena oportunidad para ganarte el favor de una persona poderosa e influyente como don Pedro, o de probar suerte e intentar encontrar trabajo ahora que se acercan tiempos difíciles y empiezan a faltar manos.

Decidas lo que decidas al día siguiente decidirás presentarte ante el castillo de don Pedro y presentarte a él.

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14/05/2014, 20:54
Uxía Pazo

El desasosiego se apoderó de ella durante unos instantes. La verdad es que las historias que contaban de Don Pedro no eran muy alagadoras y más bien parecía ser un tirano. Pensó en su casa, en su madre, en sus hijos, cómo estarían; también en sus animales, esos peludos que se le acercaban cuando estaba en casa o por el pueblo; en su trabajo y en las tareas del hogar.

Bien pensado es eso lo que necesito, volver a centrarme en mi trabajo, en conseguir que los demás tengan hijos sanos y fuertes. Realmente, si este hombre ha perdido a su hijo, querrá otro. Además, fueron ellos los que me fueron a buscar a Priego, a casa de mi marido. Si así ha sido, por algo será. El problema era que no tenía ningún documento que demostrara la petición de ayuda y tal y como pintaban al tal Don Pedro, esto podía ser un problema.

Pese a todo, se fue a dormir intentando pensar cómo poder acceder hasta el señor y cogiendo fuerzas físicas y mentales para enfrentarse a lo que le esperaba el día siguiente. Se acurrucó junto a los animales, que no se movieron al notar que ella se acercaba y, poco a poco, se sumió en un duermevela y luego en un sueño más profundo facilitado por el cansancio.

Cuando se despertó, el sol no había ascendido mucho en la bóveda celeste. Se colocó un poco la ropa y el pelo, se echó un poco de agua del abrevadero en la cara y se encaminó hacia la salida de la casa. Se despidió de la familia y les dio varias monedas por el cobijo. Cogió la subida hacia el castillo y llegó hasta la puerta, donde había un par de guardias. No era la única que se arremolinaba a las puertas del castillo. Había caras de ira, caras de tristeza o desesperación, caras serias… Poca felicidad a su alrededor. Venga, o lo digo de carrerilla o me voy a echar atrás. Venga, una, dos y…

- Hola. Mi nombre es Uxía Pazó. Don Pedro me hizo llamar a través de unos mensajeros en Priego requiriendo mis servicios. Soy curandera y me dedico sobre todo a conseguir que las mujeres se queden embarazadas y a que tengan hijos sanos y fuertes. ¿Dónde me tengo que dirigir?

Notas de juego

Edita máster: No corras tanto, aún hay cosas que pueden suceder por el camino ^^

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19/05/2014, 03:42
Aquelarre

(1) - Capítulo I

Te despiertas temprano a la mañana siguiente, desalojando el establo antes de que comience la jornada laboral. Asciendes por la pendiente que conduce a la fortaleza mientras la contemplas extasiada. Excavada en la roca, dispone de varias torres rectangulares y una central aún más grande que las otras.

El portón de entrada se mantiene abierto, puesto que los campesinos acuden temprano al castillo para cocer el pan en los hornos del señor. Un escalofrío te recorre el cuerpo al ver varias horcas cerca de la puerta, una de ellas ocupada por un cuerpo en descomposición que oscila levemente mecido por el viento.

Un soldado, armado con una lanza y protegido con un peto de cuero, se mantiene erguido a duras penas a un lado de la puerta. No obstante, su cara de aburrimiento se despabila al ver en ti un rostro desconocido. Se yergue cuando le preguntas por su señor.

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19/05/2014, 03:42
Francisco, el Soldado

- Estará en la torre del homenaje, como siempre. Te contesta. ¿Para qué quieres verle?

Le dices que deseas ponerte a su servicio. El soldado frunce el ceño y te examina de arriba abajo, pero tras un instante de profundo escrutinio, te franquea el paso.

- Ve a la torre del homenaje y avisa al capitán. Añade.

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26/05/2014, 01:35
Uxía Pazo

Uxía se adentró en lo que le parecía una fortaleza no pequeña (tampoco había visto muchas). Franqueó la puerta de forma dubitativa y cruzó el muro bajo la atenta mirada de soldados y civiles que, normalmente, no solían ver una mujer "intra muros" del castillo. Había más gente que parecía que se dirigía en la misma dirección que ella. Se puso en una cola que esperaba para acercarse a la torre del homenaje y, tras media hora más o menos, llegó a la altura de la puerta. 

Un soldado me ha mandado venir a ver al capitán. Me he acercado al castillo porque me hicieron llamar en Priego para ponerme a las órdenes del señor como partera y curandera.

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02/06/2014, 03:13
Aquelarre

Estás frente a una gran torre rectangular de tres plantas, cuya puerta es custodiada por un soldado con indumentaria idéntica a la del de la puerta de entrada al castillo. Le pides que avise a su capitán. Éste llama a voces a un soldado que se encuentra en el interior de la torre y le transmite tu petición.

Al poco, aparece en el umbral un hombre alto y fuerte, moreno, calvo y de barba rala, que viste gambesón reforzado y capa de color rojo oscuro. A diferencia de los demás soldados, no lleva casco, pero sí una espada al cinto.

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02/06/2014, 03:13
Capitán

- ¿Quién eres y qué deseas? Te pregunta con una voz grave y potente, típica de un militar.

Te presentas y le informas de tu intención de ponerte al servicio del señor del castillo.

Notas de juego

En este post aclara si eres noble o no o si eres alguna de estas cosas: alguacil, amogávar, bandido, pardo o pirata.

Evidentemente nadie dice que sea obligatorio que digas la verdad...

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25/06/2014, 19:32
Uxía Pazo

Saludos, vuestra merced. Hizo una pequeña reverencia. Mi nombre es  Uxía Pazo, de familia de colonos, curandera extremeña que sirve junto a su marido en Priego a los ejércitos de nuestro Señor contra el infiel. El señor de Zuheros me hizo llamar allí mediante un mensaje por algún motivo que desconozco. Aunque se imaginaba que tenía algo que ver con la fertilidad, o eso creía. Le entregó el mensaje al capitán. Aquí me encuentro para servirle al ilustre señor y a Dios. Nunca se había caracterizado por mostrar una religiosidad desmedida, pero pensaba que en esos territorios de frontera cerca de los musulmanes una dosis de catolicismo no estaría mal para congraciarse con la gente que allí servía.
 

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07/07/2014, 04:13
Capitán

Bien - Exclama el capitán - Esto es cosa de Gonzalo. Acompáñame.

Sigues al capitán hacia el interior de la torre. El lugar está oscuro debido a que carece de ventantas, aunque tus ojos se acostumbran fácilmente a la falta de iluminación. Te encuentras en un salón rectangular cuyas paredes están cubiertas de bonitos tapices.

Al fondo hay una gran silla ricamente ornamentada que hace las veces de trono, donde se sienta un hombre de pelo entrecano pero de regio porte y vestido con ropas de calidad, que apoya su codo en el brazo de la silla y te observa como si fueras un insecto insignificante. A su lado, de pie, se encuenetra un individuo de edad similar, de escasa barba y largo bigote, también ricamente ataviado, pero no tanto como el otro. A ambos lados de la sala hay sendas mesas de madera con un candelabro como único adorno.

- Esta mujer solicita ponerse a vuestro servicio, señor - dice el capitán, cuyo tono enérgico ha pasado de ser de sumo respeto y deferencia, y te deja sola ante ellos.

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07/07/2014, 04:13
Gonzalo

- Acércate - Dice el hombre del bigote. Éste debe de ser el hombre al que el capitán se refirió como Gonzalo. Seguramente se trata del mayordomo del castillo.

Obedeces al instante y te acercas a una distancia prudencial. El conde se limita a escuchar, apoyado en su silla, como si no tuviera el más mínimo interés en ti.

- Dinos - Inquiere Gonzalo - ¿Qué sabes hacer?

Notas de juego

a) Artesano (16)
b) Bufón, cómico o juglar (122)
c) Cazador y llevas arco (65)
d) Barbero-cirujano, curandero o médico. (129)
e) Distinta de las anteriores. (92)

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18/07/2014, 00:10
Uxía Pazo

Uxía intentó acercarse lo más relajada que pudo ante un imponente Gonzalo que, pese a su dejadez, tenía un aspecto solemne. Estaba muy nerviosa.

- Pu... Pu... Pues la verdad es que yo, o sea, vuestra excelencia, mi madre y yo, somos curanderas de toda la vida ahí allende Portugal, cerca de la Sierra de Francia. Mi marido fue llamado a filas a Priego y me mandaron llamar, vuestra excelencia, para ayudar al señor. Y... Eso.

Intentó parar el tembleque que tenía y pensó que por qué se habría metido en semejante lío, cuando ella habría vivido tan tranquila con las cabras.

Notas de juego

d) Barbero-cirujano, curandero o médico. (129)
 

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25/07/2014, 05:33
Gonzalo

Así que dominas el arte de la curación. Dice Gonzalo. Pues nos vienes como caída del cielo. En la última cacería, uno de los caballos preferidos de mi señor don Pedro se hirió una pata y nos hemos estado preguntando si tendríamos que sacrificarlo. Podrías echarle un vistazo. Francisco te acompañará a los establos. Dice en voz alta, para que le oiga el soldado de la puerta.

Al instante, eres conducido por el soldado a los establos. Una vez allí, un mozo que cuida de los caballos te indica cuál es el herido. Es un magnífico corcel de color marrón y crines negras. Se pone nervioso cuando te acercas y comienza a piafar, pero observas que evita mover una de sus patas traseras.

Notas de juego

Narra impresiones y lanza una tirada de Conocimiento Animal y otra de Medicina.

Éxito en ambas (31)
Fracaso en alguna (60)

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27/07/2014, 11:34
Uxía Pazo

Uxía se puso muy nerviosa cuando escuchó que tenía que sanar un animal, porque ella siempre se había dedicado a los humanos. Maldita sea, a ver qué hago. Cuando se acercó al caballo, este estaba muy nervioso. Reconoció la raza y edad al instante. Es más, se acercó poco a poco y hasta parecía que había conseguido calmar al pobre animal. Entonces, se acercó a la pata herida. A ella le parecía que era una herida sin más:

- Agua limpia, por favor.

Lavó la pata al caballo y vio que había algo raro en él, pero no tenía ni la más remota idea de qué. Palpó un poco otras partes de las patas y no notó absolutamente nada. No sabía que le pasaba a aquel caballo que tenía lo que parecía una herida normal, pero que no podía ni mover un poco las patas traseras. Entonces se puso nerviosa al no saber qué hacer. Su especialidad era sacar niños mozotes y sanos, no sanar patas de caballos. Eso lo hacía el Perico, el hijo de la Juana, que era el sanador de animales del pueblo, aunque ahora se estaba quedando un poco ciego. Cuando estaba un poco más tranquila, decidió hacer como que sabía:

La herida es bastante profunda y parece que el hueso está astillado. Dijo mientras pasaba la mano por la pata, aunque no notaba nada en particular. Creo que este caballo no se va a poder recuperar.

Intentó tranquilizar al bicho. Otra cosa no, pero empatía con los animales tenía un rato y parecía que cuando acercaba su cara a la del animal, este se olvidaba momentáneamente del dolor. Shhhhhh... Tranquilo bonito.

- No puedo hacer nada, lo siento señor.

 

- Tiradas (2)

Motivo: Conocimiento Animal

Tirada: 1d100

Dificultad: 40-

Resultado: 3 (Exito)

Motivo: Medicina

Tirada: 1d100

Dificultad: 15-

Resultado: 87 (Fracaso)

Notas de juego

Fracaso en alguna (60)

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28/07/2014, 04:53
Francisco, el Soldado

Al tocar la pata del caballo, no tienes suficiente cuidado y le provocas tal dolor que el animal relincha y cocea con su pata sana como si fuera un corcel salvaje. Al hacerlo, se causa aún más daño en la pata herida y queda tendido en el suelo. El soldado avisa inmediatamente a Gonzalo.

- Pero, ¿qué has hecho, desgraciada? Te grita, sin darte tiempo a explicarte. ¡Pagarás cara tu torpeza! ¡Azotadla y echadla de aquí! - Ordena el soldado.

Francisco te apunta con su lanza y pronto acuden más soldados para reducirte. Tendrás que resignarte a recibir los azotes, pues sería un suicidio intentar resistirse en un castillo plagado de soldados.

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28/07/2014, 05:04
Aquelarre

Los soldados te llevan a una zona del castillo, apartada de los edificios, te atan las manos a un poste de madera y te rasgan la camisa, dejando al descubierto tu espalda. Al poco acude el capitán que te recibió antes, que designa a uno de los soldados para que te azote.

El soldado se coloca a tus espaldas, preparado para golpearte con una vara, pero no lo hace inmediatamente. Transcurre un buen rato durante el cual se corre la voz y acude mucha gente a presenciar el castigo, tanto criados del castillo como campesinos. Y parece que, por desgracia, te han elegido a ti, un desconocido forastero, para descargar las tensiones acumuladas.

Todos te insultan y te hacen burlas, y para tu horror ves que han venido preparados para bombardearte con nabos y huevos podridos. Una vez que hay suficiente público, el capitán da la orden para que comience el castigo. El primer golpe es el más doloroso; sientes como la vara rasga tu carne y la abre dejando brotar la sangre.

Como ese siguen otros veinte, acompañados de gritos y las chanzas de los espectadores, y entonces el capitán alza la mano indicando al soldado que se detenga. Ambos se retiran para dejar paso a la lluvia de nabos, huevos, piedras y demás objetos que castigan tu espalda con crueldad. Una vez terminada la provisión de proyectiles, la gente se cansa de gritarte y se va retirando.

Pasa un buen rato antes de que uno de los soldados te desata, te lleva a rastras fuera del castillo y te arroja al camino, sucio, ensangrentado y dolorido.

- Tiradas (1)

Motivo: Daño

Tirada: 2d6

Resultado: 5

Notas de juego

Te he apllicado 5 puntos de daño al torso.

Te dejo para que narres, pero no te muevas del sitio. Luego pasaremos a (7)

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08/09/2014, 20:49
Uxía Pazo

Uxia estaba tremendamente asustada. Su especialidad no eran los animales. Ella siempre se había presentado como una partera, experta en fertilidad. ¿Por qué? ¿Por qué me tienen que hacer esto? Jamás había pensado que esto podía acabar así, pese a la conocida crueldad del señor de este castillo y de sus secuaces. Miró a uno de los soldados... Por favor..., pero ese ya ni siquiera le hacía caso.

Dio igual. La llevaron para ser azotada ante una turba que probablemente no tenía nada contra ella, salvo buscar un poco de diversión. Algo de eso había visto en Priego con el ejército, cuando a veces se castigaba a alguien y casi nadie sabía por qué pero disfrutaba del espectáculo.

Una vez que empezaron a azotarla, el dolor al principio fue muy intenso, después entró en una especie de mareo con la situación. Todo era una especie de nebulosa: golpes de vara, proyectiles de cualquier tipo y... después de un rato, notaba como se movía y acababa en el suelo, un suelo fresco y hasta casi agradable.

El dolor de su espalda era insoportable. Olía mal. Junto al camino había un pequeño reguero de agua corriendo junto a la tierra. Se arrastró poco a poco hacia él y empezó a meter las manos en el agua y a limpiarse apenas la cara como podía. También intentó colocarse la ropa como buenamente pudo. No sabía si llorar, si quedarse en silencio. No le salía nada, pero a la vez quería explotar ahí mismo.

En el camino parecía que a nadie le importaba su presencia. Ella podía ser cualquier mendigo o paria social, personas por las que nadie sentía la mayor compasión. Me voy. Tengo que llegar a Priego. Bebió un trago de esa agua, intentando coger la más limpia posible. Pensó en intentar limpiarse un poco las heridas con sus habilidades sanadoras. Echó un ojo a las hierbas que tenía alrededor para ver si alguna podría calmar su dolor sentada a las orillas del camino.

Notas de juego

¿Tiro de conocimiento vegetal o algo?

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15/09/2014, 04:22
Aquelarre

Cuando a duras penas consigues levantarte del suelo y ponerte en pie, descubres que tu bolsa de dinero ha desaparecido. Ta le deben de haber robado los soldados mientras forcejeabas con ellos. Dándola por perdida, pues ni siquiera te atreves a mirar atrás, te encaminas hacia el pueblo.

Allí te encuentras con Tobías, que al enterarse de lo sucedido te ayuda a caminar hasta su casa y le ordena a su mujer que te cure las heridas.

- Tiradas (3)

Motivo: Curación natural (1d4)

Tirada: 1d4

Resultado: 3

Motivo: Medicina

Tirada: 1d100

Dificultad: 25-

Resultado: 2 (Exito)

Motivo: Curación de la mujer de Tobías

Tirada: 1d4

Resultado: 4

Notas de juego

Procedo a hacer una tirada de Curación natural.

Como tienes una resistencia de 12, la tirada de curación natural es de 1d4:

Tenías 5 puntos de daño. Ahora te sumas 3 .

Ahora hago una tirada de Medicina por la mujer de Tobías, que tiene sólo un 25%.

Como ha tenido éxito se tira 1d4  y se suma los puntos de vida. Así que te curas a la perfección, sin necesidad de que tú intervengas ^^

 

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15/09/2014, 04:33
Aquelarre

Capítulo II

Agradecido, una mañana le dices a Tobías que cuando regrese de trabajar las tierras del conde le acompañarás a su pequeña parcela para echarle una mano con las labores del campo.

Llegando el mediodía, mientras aguardas a la familia en el establo, oyes unos gritos que se acercan. Sales para ver qué ocurre y, para tu sorpresa, a sólo unos metros, ves que Tobías, su mujer y sus hijos forcejean con tres soldados, mientras un cuarto sale de la casa con una daga. Éstos resuelven el conflicto rápidamente con tremendos golpes que hacen doblarse a los campesinos, sin importarles que se trate de una mujer y unos niños. Acto seguido propinan un doloroso puntapié en el estómago a Tobías y se lo llevan arrastrando.

Te acercas para socorrer a la familia.