Partida Rol por web

- Eh... - apoyé la mano con la que no sujetaba a Viktor sobre el hombro de la chica para tratar de que no pronunciara lo que terminó por decir. No soporto que me den las gracias, no sé cómo reaccionar a eso, me descoloca y me deja con la guardia baja, algo que no me puedo permitir.

- Joder... cállate pequeña - digo esto último mientras giro la cara, haciéndome el loco. Sé que le molesta y así quizá vuelva a cabrearse conmigo, sentimiento con el que me siento más cómodo y con el que estoy acostumbrado a lidiar en la vida - supongo que me lo preguntó porque de alguna forma quizá cree que mi molde encaja mejor en este estercolero - seguí sin mirar a Zoe, prefería no saber que opinaba sobre aquello.

Cuando Viktor empieza a hablar miro por un momento al rubio que camina frente a nosotros y luego de nuevo al chico al que sujeto.

- Eh cuáte, baja la voz wey - evito contestar la pregunta de Viktor. Es una de las razones por las que no quería contarles aquello - todo a su debido tiempo bróder, todo a su debido tiempo. Con este jinche no llegarás a ninguna parte - sigo caminando en silencio, recuperando mi compostura natural.

Raymond acuchilla al yonki varias veces, rematándolo. Su mano, empapada de sangre, tiembla por lo que ha hecho y por las palabras que le declara uno de los hombres del campamento, el cojo, que los apunta con una pistola. Todos parecen encontrarse en shock y ninguno de ellos reacciona ante su petición.

Kaleb, desde la celda, viendo que la oportunidad de escapar se escabulle entre sus dedos, decide intervenir -Si nos quedamos aquí nos matarán. Tus manos quedarán manchadas de nuestra sangre a los ojos del Altísimo -tras su petición acerca al niño que está apresado junto a él y se lo muestra a Rapaz, buscando algún tipo de muestra de solidaridad.

Rob, el joven rubio, desestima la orden de César y continúa su camino impulsado por el valor, el orgullo o la locura. Mientras habláis veis a un anciano que pasa corriendo a marchas forzadas a unos metros de vosotros. Parece bastante alarmado y rápidamente comienza a extenderse un frenético movimiento por el campamento.

Viktor ve a lo lejos a Nacer, que está de pie frente a un edificio de piedra, mirando al frente sin moverse. Justo en el otro extremo, el lugar en el que se encuentra el anciano, comienza a congregarse un grupo de habitantes del campamento. Todos están con las armas desenfundadas y El Jefazo se encuentra entre ellos, lanzando voces con evidente rabia.

Aaron te escucha atentamente y te da una respuesta para ambas proposiciones -Tienes toda la razón, estoy de acuerdo -dice fríamente, sin inmutarse lo más mínimo ante tus palabras.

Vamos, tengo a un par de hombres esperando para guiarte hasta una zona próxima al campamento enemigo -el líder comienza a andar hacia una de las salidas de la vieja estación. La boca del túnel está custodiada por un par de hombres y tiene un gran artefacto, tal vez un viejo coche o algunos trastos apilados, cubierto por una lona en medio de la entrada, impidiendo el paso a cualquier tipo de vehículo.

Una vez os alejáis del campamento os encontráis con tus guías, un hombre joven y delgado, de ojos hundidos y pelo rubio pajizo, con varios tatuajes en hombros, brazos y rostro. No tendrá más de dieciocho años pero es evidente que ha sufrido mucho y, probablemente, también ha sido consumidor habitual. A su lado está tu otro compañero de aventuras, un hombre adulto de unos cincuenta años, completamente calvo y con una gran papada que parece un recuerdo de tiempos mejores en los que el hombre, ahora delgado y con piel flácida y colgandera, disfrutó de innumerables placeres de la vida. Ambos están armados con ametralladoras ligeras y llevan varias linternas.

Mis hombres te acompañarán a una distancia prudencial del campamento y luego volverán. Te informarán de un lugar donde podrás ocultarte y esperar cuando cumplas tu misión. Allí te dejaremos víveres ya que enviaré a hombres cada dos días y no quiero que pases hambre después de tu gran servicio -concluye Aaron despidiéndoos.

Sin embargo antes de partir el hombre joven se acerca a Aaron y, tras hincar una rodilla en el suelo, le ruega una bendición -Padre-murmura simplemente con devoción mientras el hombre de color pone una mano en su cabeza y susurra algo. Acto seguido el joven se levanta y se une a vosotros, comenzando el viaje.

El hombre se encoge de hombros ante tus palabras. Parece que no sabe de que estás hablando.

Tus sentidos están tranquilos y apacibles pero algo comienza a surgir a tu alrededor, un ruido que quiebra parte de esa tranquilidad. Tu compañero se aleja corriendo hacia un lugar en el que se están congregando varios hombres del campamento. Parece que algo está ocurriendo. Sin guardias que te vigilen eres libre de actuar...

Nacer ya había conseguido la paz interior que sólo la droga le daba, era un puto yonki, y era consciente de ello, aunque nunca lo escucharía de su propia boca, siempre te diría que lo puede dejar cuando quiera... cosas típicas de yonkis, un jodido cliché.

Su cabeza empezaba a racionalizar mejor, aunque apenas sabía donde estaba y que coño pasaba allí. De repente se quedó sin vigilancia, aunque no sabía muy bien como actuar. Había mucha gente congregada cerca, pues algo estaba pasando, se acercó disimuladamente al grupo de gente, la curiosidad le podía, aunque intentó hacerlo sin integrarse demasiado.. y todo lo alejado posible del tal Carlos... que tenía una pinta de chulo putas que no podía con ella.

Mientras caminaba hacía la multitud... notó un leve peso en su pantalón.  Mierda puta!! - pensó en su interior - ¿ Qué coño haces Nacer? Con el puto mono se te ha olvidado que llevabas una navaja en el bolsillo... como se entere esta gente.. estas jodido.  Aunque se gritaba a si mismo... estaba acostumbrado a esconder y ocultar cosas, por lo que pronto se relajaría..

Viktor miró a César y a Zoe.-Que coño es eso?.-Señaló el lugar del cual el anciano salía corriendo, en el que Nácer estaba inmovilizado y del cual surgían muchos chalados armados y con pocos problemas para abrir fuego.-Vamos a por mi colega...-Le indicó a César, del cual se soltó mas por no implicarlo en lo que iba a hacer que por el echo de poder caminar solo, que no confiaba en ello.

EH! NÁCER, QUE HACES AHÍ, VEN JODER!.-Le gritó a su amigo para que se apartase de la posible debacle de polvora y gatillos fáciles que podría liberarse en cualquier momento.-Joder..-Tropezó y cojeó, se sentía inutil y débil.-Apartate de ahí, coño!.-Alzaba el brazo sano con evidente rabia. Habían sobrevivido a un bombardeo, a un derrumbamiento y a un canibal armado como para acabar muertos a manos de un grupo de vagabundos que los habían obligado a unirse a ellos por las malas.-Que coño está pasando, quien es ese viejo y por que huye?!.-Sentía confusión y un intenso calor en las sienes, la cabeza le iba a estallar si seguía gritando y apretando así la mandíbula, pero no sabía que hacer, estaba iracundo y frustrado, estaba herido e inutil para poder valerse por si mismo, estaba encerrado...

Asiento simplemente cuando esta de acuerdo con mi modo de ver las cosas. Luego lo sigo en silencio, pensando en lo que me espera y en como lograría mi cometido. Sentía mi corazón latiendo con fuerza, como solo pasaba en medio de una balacera o los escasos momentos con alguna mujer. Antes de darme cuenta, estaba frente a dos de los hombres de Aaron, con algunas escuetas palabras me informa que ellos me llevaran hasta mi objetivo.

-Bien - digo simplemente saludando con la cabeza y listo para partir, no tenia sentido alargar mas aquello. Pero la actitud del chico de los tatuajes me sorprendió bastante, traté de que no quedara demostrado en mis facciones, pero lo cierto es que eso me intrigo profundamente. Una vez que "el padre" se retiró, miré a mis nuevos compañeros de viaje diciendo-. Ya es hora, terminemos con esto.

Busco entre mis bolsillos, para verificar que conservaba conmigo, pues seguramente me habian registrado a conciencia.

Los hombres no reaccionan, los segundos caen a cuenta gotas y sin embargo corren como la luz. Nadie se mueve, nadie dice nada. Finalmente el hombre aun encerrado muestra al niño y habla. Su Altísimo no me puede importar menos, pero sus palabras encienden una luz de alarma en mi cabeza. ¿Hay algo que me estoy perdiendo? ¿Por qué lastimarían al niño? De hecho… ¿Por qué está encerrado?

- Van a matar a los giles que se hagan los rebeldes – Digo sin dejar de apuntarlos - ¿Por qué lastimarían al niño?

La situación era muy tensa en esos instantes. Raymond se encontraba en la puerta de la celda abierta, sobre el cadáver del yonki muerto y con el militar a sus espaldas. Frente a él, a unos seis metros, se encontraba Rapaz, sujetando una pistola con la mano y la muleta con la otra.

Desde las celdas, incapaces de ver lo que ocurría en las otras celdas y las zonas más cercanas a estas, esperaban Geneveive, Kaleb y el pequeño Michael. Ellos solo podían ver lo que tenían frente a las celdas, al hombre cojo que apuntaba a los que habían escapado con un arma. 

Detrás de El Rengo se hallaba el campamento, lugar al que había huido el anciano para pedir ayuda. Aunque la oscuridad impedía ver lo que ocurría en este todos sabíais que no tardaría mucho en darse la voz de alarma y pronto vendrían a solucionar lo ocurrido.

Nacer apenas se acercó a ver lo que estaba ocurriendo cuando apareció el que había sido, hasta ahora, su compañero de aventuras. El joven cojeaba y le costaba acercarse a él, así que Nacer dio unos pasos en su dirección y lo ayudo a mantenerse vertical y, a continuación, se alejaron de aquél alboroto lentamente.

Nacer se sentía bien, la droga le había dado la vida y casi se podía ver una sonrisita en su cara, aunque no olvidaba que estaban jodidamente enmarronados....

- No sé que esta pasando, acabo de llegar - lo miró - Me alegro que sigas con nosotros

Viktor, César y Zoe se acercan a Nacer, que parece estar bajo los efectos de algún tipo de droga. Frente a ellos, parcialmente ocultos por las tiendas que se apelotonan por el campamento, se están reuniendo un grupo de ocho hombres y mujeres armados, liderados por el que es el líder de este lugar, El Jefazo. Parece que no os han visto o, al menos, os ignoran, aunque todo puede cambiar con rapidez. La actitud de los hombres es claramente bélica, preparados para actuar. El jefe comienza a avanzar y otros cinco hombres hacia la norte del campamento mientras dos hombres se acercan a vosotros, siguiendo sus órdenes.

Uno de los hombres destaca sobre el resto y, desde tu posición detrás de una de las tiendas cercanas al lugar en el que se encontraba Nacer, observas al grupo y a su líder. Su rostro te suena mucho, demasiado, pero tu mente dolorida no consigue recordar donde lo has visto. Finalmente logras conectar la información y te percatas de que el líder de este lugar, por improbable que parezca, es el hombre que mató a tu padre...

- Maldito yonki weón... - maldigo mientras veo el barullo hacia el cuál nos ha atraído el amigo de Viktor.

El Jefazo está repartiendo indicaciones a diestro y siniestro y todo el mundo va armado. Yonkis y rateros sin nada que perder y cargados de munición. Hay que evitar ese marrón... pero puede que ya sea demasiado tarde, dos tipos caminan directamente hacia nosotros, *hijos de la chingada.

- Vamos, retroceded wey - digo tirando a Viktor del pecho tratando de apremiar su paso y disimulando cómo si aquél jaleo no fuera con nosotros y no hubiera visto aquellos dos tipos venir hacia nosotros - creo que vienen a darles duro y van a llevarnos a la primera línea. Mueran los pinches...

Miro a Zoe mientras con una mano tiro de Viktor con la otro pongo a la muchacha frente a mi, retrocediendo, empujándola levemente.

- Escúchame bien nena, pase lo que pase, que no te cojan - susurro a la chica mientras miro hacia atrás de refilón para ver si logramos distraer a aquellos dos tipos.

No sé bien qué es lo que acaba de ocurrir, pero aunque los ruidos de lucha han cesado ahora ese tipo feo nos amenaza con un arma. Creo reconocerlo, es el loco que nos salió al paso cuando Ka nos trajo aquí.

- ¡Te conozco! -le grito desde mi celda. Si mis palabras no funcionan, que al menos lo distraigan para que los demás puedan desarmarlo-. Eras el dueño de toda esa comida, ¿verdad? Déjanos marchar, esto no tiene nada que ver contigo. Los cabrones que nos encerraron son los mismos que te han robado la comida, ¿y encima les haces el trabajo? Si quieres quedarte en este lugar de mierda con estos animales, adelante, aléjate y finge no haber visto nada. Si no quieres quedarte, déjanos salir y ven con nosotros.

Al igual que el tipejo que habla como salido de un anuncio de fajitas, Nacer enseguida se percata de que algo malo esta a punto de ocurrir, así que acelera el paso todo lo que puede, intentando no llamar más la atención y llevando consigo a Viktor, que es el que más complicado lo tiene para avanzar. Con su mano derecha se palpa el bolsillo, comprobando que "aquello" sigue allí. Las drogas le han provocado una calma tranquila, una sensación de alivio total.. pero también estaba con la adrenalina a tope.

Dos hombres se separan del grupo del que parece ser el jefe y se acercan a ellos mientras intentan pasar desapercibidos.. es como tirar una moneda, pero la suerte ya está echada. Sólo les queda avanzar y que aquella mierda no les salpique.

- ¿ Dónde cojones hemos venido a parar ? - susurra más para si que otra cosa.

Viktor entrecerró los ojos y agudizó la vista cuando miró al grupo de aquel lugar armandose y al jefazo entre ellos, el tipo que cortaba el asunto ahí abajo le era conocido, llevaba años de su vida con un corcho en la pared de su cuarto dedicados a él, dormía con una pistola bajo la almohada por el, se entrenaba en un gimnasio por él y se había dedicado a matar a criminales de poca monta en las calles por su culpa...años de su vida tirados a la basura para matar al cabrón que mató a su padre y ahí estaba, debajo de la ciudad...

Espera César...-Se dejaba llevar con la mirada perdida y el corazón a mil por hora, sentía la mano de Nácer tirando también de él junto con César, estaba débil y apenas podía caminar así que tampoco tenía fuerzas para pelearse con ellos dos.-César, ese tipo es el Jefazo, no?.-Dijo mirando al grupo que había enviado a dos tipos en su búsqueda.-No me puedo ir aún de este sitio...no hasta que al menos haya matado a ese jefazo...-Susurró el final con la mirada perdida, tanto tiempo preparandose y ahora que estaba ahí, apenas podía sostenerse en pie...algo digno de renombre.-Ese cabrón mató a mi padre...-Su voz era de asombro y pesar, no podía creerse lo fácil que había resultado dar con el a lo largo de un tumultuoso y casi mortal dia para él en comparación con los años que había dedicado a encontrarle y matarle...

Nacer se paró al escuchar la última frase que Viktor pronunció y miró a su compañero. Lo conocía de hacía nada pero ya había pasado junto a él por mas cosas que con la mayoría de la gente en su vida. De hecho, si estaban ahí era porque habían ido a buscar a sus padres por lo que habían llegado hasta allí.  - Llevo una navaja - le dijo en un susurro, a modo de aprobación. Después, como un relampagazo ... le vino a la cabeza la imagen de alguien, alguien que había creído ver, también alli abajo..... ¿ Podía ser eso posible ?.